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Aportes para un análisis histórico, sobre la 

gestión pública del deporte en Argentina

 

Docente del Instituto Superior José Hernández

(Argentina)

Lic. Mariano Hernán Fernández

marherfer@yahoo.com.ar

 

 

 

Resumen

          Desde comienzos del siglo XX con las primeras expresiones de la dirigencia deportiva, con la creación de los primeros circuitos deportivos, clubes, e instituciones deportivas y también las primeras manifestaciones del rol del Estado como promotor del deporte;  se instaura en nuestro país una matriz de desarrollo deportivo, que salvo en las etapas de esplendor del deporte,  se reproducirá a lo largo de las siguientes décadas.

          La fluctuación de modelos de país, que entra en tensión con cada cambio de  gobierno y las rupturas que las dictaduras militares instauraron, han sido determinantes en la definición del rol que el estado ha tenido, en términos de gestión de políticas deportivas. 

          Palabras clave: Política deportiva. Historia. Gestión deportiva. Rol del Estado

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 134 - Julio de 2009

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    Desde los inicios de la historia antigua en Grecia, el Deporte, la Actividad Física y al Recreación se han constituido como expresión de las ciudades y han sido promovidos por los gobiernos, con diversas intencionalidades.

    Es innegable la pertinencia humanista y a la vez bélica, que los griegos le imprimen y que hasta nuestro días se reproduce; en la que desde el paradigma de la competencia y la supervivencia, se reconoce a al que gana, al que sobrevive.

    Este modelo que en sus comienzos entrena para la guerra de modo lúdico, místico y trascendente, en el que a los dioses se les ofrenda las victorias, es retomado y potenciado en términos de entretenimiento por los romanos. Desde el Circo del Deporte se alimenta con pan, como moneda de cambio y motivación de las multitudes, recreación y entreteniendo, a un hombre masificado, deshumanizado, el espectador.

    Posteriormente en la Edad Media se instala, un espíritu altruista que reflejaba la posibilidad del ascenso social, a través de la victoria en la Justa o Torneos. El éxito deportivo que convierte en Caballero, a quien reconocido por las clases sociales dominantes es aceptado en ellas.

    El esplendor alcanzado por el deporte en la historia antigua y media, perdura con un alto grado de significatividad en la actualidad. También es necesario decir, que esta parte de la historia, la que vino en barcos desde el viejo continente, reprodujo un modelo de intervención deportiva y recreativa, que además de arrasar, aniquilar la cultura propia de los pobladores indoamericanos, impuso sus lógicas, sus tradiciones y modalidades deportivo-recreativas a lo largo de varios siglos.

    Nuestra historia, la de nuestro país, no es ajena a la influencia de estas corrientes que la colonización introdujo.

    Por un lado se desarrollaron naturalmente los deportes, juegos y disciplinas Europeas y por otro, como lo fue a lo largo de la historia universal el acceso a las prácticas no fue masivo.

    Si bien una de las primeras practicas deportivas en estas tierras, datan del 1610, con hombres que juegan al Pato como expresión autóctona, es innegable que la influencia de la inmigración británica que se desarrolla desde 1780 a 1930 introduce disciplinas en los clubes y colegios, que serán durante las décadas posteriores reproducidas y multiplicadas considerablemente.

    Los comienzos del siglo XX, son los inicios también de las primeras expresiones de la dirigencia deportiva. Se crean los primeros circuitos deportivos, clubes, e instituciones deportivas y también las primeras manifestaciones del rol del Estado como promotor del deporte.

    Posteriormente se atravesarían diferentes etapas de la vida deportiva local que fluctuará, tras la creación del COI Argentino (1923), en apoyos más o menos significativos del estado a los deportistas en sus participaciones en los Juegos Olímpicos u Olimpiadas Sudamericanas.

    Paralelamente tanto el sector de los pedagogos del deporte (posteriormente el de la Educación Física formal) y el de los dirigentes del deporte (provenientes de las escuelas del ejercito) pugnan por la conducción de los Consejos del Deporte. (Estamento estatal del deporte)

    Un común denominador se visualiza en el desarrollo del deporte argentino. Un progresivo incremento de instalaciones deportivas, solo algunas públicas y a la vez una cuasi exclusividad de acceso a la practica deportiva de los sectores mas favorecidos por las políticas conservadoras, la clases sociales altas.

    A partir del año 1932 durante la Presidencia de Agustín Pedro Justo, va a darse en nuestro país, la primera manifestación de la utilización del deporte como medio para influir política y socialmente sobre ciudadanía. Promueve con el apoyo de los medios de comunicación, la información del desarrollo deportivo argentino, siendo este un fenómeno periodístico grafico sin precedentes.

    En 1934 al quedar institucionalizado el fútbol, comenzará a desarrollarse el fenómeno masivo deportivo nacional, que se constituirá en el eje de muchas decisiones de la vida política de nuestro país.

    Estos dos hechos son fundantes en nuestro país, de la dimensión social de deporte y van a posibilitar posteriormente que tanto el deporte, como la recreación sean considerados como políticas de estado, en el marco de las políticas sociales.

    En este sentido podemos decir que considerando las políticas sociales como aquellas que se implementan en campos tan diversos como Salud, educación, vivienda, seguridad social, empleo, deporte; son las que repercuten y tienen incidencia sobre las cuestiones de reproducción de las personas.

    En la argentina la expansión de las políticas sociales y consecuentemente los derechos sociales, se plasman a mediados de la década del ‘40, con la llegada del peronismo al gobierno. En ese punto es necesario señalar un verdadero punto de inflexión en la historia de la política social Argentina, ya que se produce un mejoramiento de las condiciones de vida de la población en general y muy en particular, de los sectores populares que hasta el momento habían soportado las políticas salvajes del conservadurismo, que como dijimos anteriormente se reflejaba en el deporte en esa cuasi exclusividad de acceso a la practica deportiva de los sectores mas favorecidos, la clases sociales altas. . El peronismo inaugura en Argentina lo que se conoce como Estado de Bienestar (que temporalmente ubicamos entre mediados de la década del 40 y mediados de la década del 70) y de el podemos decir que adoptó características muy particulares y distintivas respecto del tipo de Estado de Bienestar que se construyo en otros países (por ejemplo en algunos países europeos).

    ¿Cuáles son esas particularidades? En Argentina adquirió una relevancia muy significativa la posibilidad de constituirse en trabajador asalariado, ya que la posibilidad de trabajar y acceder a todos los derechos que de él se derivaban, se constituyó en el mecanismo principal a partir del cual se habilitaba y accedía a la integración con el resto del sistema social. El trabajo asalariado no solo era garantía de socialización, sino también la posibilidad de alcanzar cierto ascenso social. Lo que primaba en el ejercicio de los derechos sociales estaba dado por las particularidades que asumía cada sector específico de política social, por la orientación normativa de cada uno de estos sectores, y por la vinculación al mercado de trabajo del jefe de hogar, ya que a través de su inserción el resto de la familia accedía a los distintos beneficios por efecto cascada.

    Durante esa etapa, el sistema de políticas sociales se caracterizó por alcanzar un grado creciente de universalidad en términos político-institucionales, ya que el Estado a través de sus políticas propició un proceso político que permitió a los trabajadores alcanzar una mayor independencia relativa en la disposición de su fuerza de trabajo y en su reproducción [...] y, además, una mayor participación en la riqueza. Por lo tanto, la universalización en las prestaciones de política social se derivó de la amplitud de la categoría de trabajador, casi superpuesta a la de ciudadano, más que de la ampliación de los derechos de ciudadanía.

    No obstante, lo que mencionábamos anteriormente, hay que decir que se logró alcanzar importantes grados de integración, fundamentalmente en los campos referidos a salud, la educación (en tanto su prestación no quedó atada a la relación salarial) y el deporte, que colocaron a Argentina por encima de las medias nacionales de otros países latinoamericanos.

    El Peronismo instala tras aforismos Griegos, conceptualizaciones deportivas tendientes a modernizar, masificar y gestionar las prácticas deportivas.

    Dentro de estos conceptos promueve una articulada y diversificada propuesta de desarrollo deportivo en todas sus dimensiones, entre las que se destacan las propuestas para los currículos en escuelas primarias y secundarias, la promoción de la UES, los Tornes de la Liga Estudiantil Argentina, la realización por parte de la Fundación Eva Perón de los Torneos Evita, la Confederación General del Deporte nucleando a las federaciones y el COI como entidad autárquica desarrollando su tarea y articulando sus políticas con el estado.

    El programa se propuso lograr 5 millones de deportista en 8 años, se construyeron instalaciones deportivas y recreativas como nunca antes se hizo en la historia de nuestro país. También se crean las organizaciones que darán un impulso al deporte, en términos legislativos, organizativos y tecnológicos.

    El nacimiento de miles de clubes de barrio y de clubes y/o predios deportivo-recreativos de sindicatos u organizaciones de trabajadores, se da en todo el territorio nacional, se genera una expansión en términos de participación, infraestructura deportiva y dirigencia.

    Esta integración resultó en fuente de legitimidad del Estado de Bienestar y marcó un umbral de mínimum esperable a alcanzar, ya que alimentó un promisorio de ascenso social y desarrollo deportivo.

    Este modelo, entra en crisis a mediados de los setenta con las políticas que se implementan durante la dictadura militar, y se consolida un nuevo esquema de funcionamiento en los años ‘90 a partir de las reformas estructurales que llevó a cabo la gestión del presidente Menem.

    A partir del 24 de Marzo de 1976 con la imposición de la Dictadura Militar, se interviene la Secretaría de Deporte, la Confederación Argentina del Deporte y varias organizaciones federativas de nuestro país. Llamativamente queda exenta de toda intervención el C.O.A., que tras unos meses de impuesto el proceso militar en elecciones nombra al coronel Antonio Rodríguez. Este militar proveniente de la Esgrima, permanecerá por muchos años dirigiendo los destinos Olímpicos del deporte argentino, con acabadas muestras de desprecio por los deportistas amateurs y vergonzosas gestiones administrativas y financieras en los desafíos Panamericanos u Olímpicos.

    Esta parte, la más oscura de nuestra historia, que persiguió y asesinó a 30.000 argentinos, se cobró las vidas de deportistas federados como Miguel Sánchez (atletismo) y Daniel Schapira (tenis). Fueron paradójicamente los Clubes (mas de 6.000 en todo el país) las instituciones que continuaron las prácticas democráticas, en la elección de autoridades. Otras instituciones deportivas gremiales no resistieron el implacable paso de las intervenciones y fueron debilitándose y perdiendo significatividad en la ciudadanía.

    El Mundial de Fútbol de 1978, fue el icono que demuestra el cambio de rumbo de las políticas sociales. Es el deporte esta vez el exponente que utiliza la dictadura, generando una pantalla festiva y futbolera encarnada en nuestra tradición deportiva, para esconder crímenes de lesa humanidad. Esta clara y perversa forma del estado, de promover el deporte espectáculo, escondía tras la vidriera hacia el mundo, la implementación de un modelo de intervención represivo, en el que los derechos, todos ellos, fueron cercenados y el estado dejara de ser garante y prestador de una red de seguridad social.

    Con el cambio de modelo, se produjo una mutación en el papel y en los lineamientos que definían la política social, observándose una separación taxativa entre ésta y la política económica. Se produjo el pasaje de un modelo que consideraba conjuntamente el rol y lugar de ambas políticas (la social y la económica), a otro modelo que prioriza, jerarquiza y concibe la política económica como respuesta a las necesidades del mercado y se la define estrictamente en función de los intereses de los sectores dominantes y las exigencias de los organismos internacionales.

    En cambio, la política social pasa a expresar la desatención de las necesidades sociales al tiempo que se redefine en base a una concepción puramente asistencialista dejando, de esta manera, de ser vista como una inversión a futuro y se la ve solo como un gasto del Estado.

    Por ello, lo que observamos a partir de los años noventa, es que los bienes y servicios en que se cristaliza principalmente la política social (educación, deporte, salud y seguridad social), abandonan los niveles crecientes de universalidad que habían alcanzado librándolos a una lógica mercantilista.

    La política social queda reducida a administrar puntualmente la situación de pobreza focalizando en los bolsones más pobres entre los pobres, y donde cualquier otro objetivo de política que implique más gasto que ése, no es atendible.

    El deporte acusa este cambio y observamos como los clubes privatizan y concesionan sus instalaciones, mutando su razón de ser. También la reforma educativa impulsa con propósitos reduccionistas y simplistas cambios curriculares en la Educación Física escolar en todos sus niveles de enseñanza. Por otro lado la en términos de gestión pública, se incorporan los famosos al mundo de la política y en el deporte en particular, lo hacen los deportistas exitosos. Es así como esta tendencia se ve reflejada en los estamentos nacionales, provinciales y municipales del deporte.

    La privatización de distintas áreas de política social: se privatiza la salud, la educación, la previsión social, con la consigna de que cada individuo es responsable de su propia situación y porvenir. Deja de ser un problema colectivo (como era durante la vigencia del Estado de Bienestar) para pasar a ser un problema de estricta incumbencia individual.

    Las provincias entonces promueven programas deportivos, con el objeto de incluir socialmente a las grandes masas de jóvenes que han perdido las garantías de seguridad social. Sin embargo van a repetirse por más de 15 años en la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, los Torneos Bonaerenses, destinando desde sus inicios casi la totalidad de los fondos presupuestarios del área de deporte a un programa al que finalmente acceden quienes ya forman parte del mundo del deporte Federado en su mayoría.

    Este cambio de rumbo del modelo de Estado encuentra gestores del deporte de competencia y elite, a cargo de los estamentos que deben dar respuesta a las problemáticas generadas tras la imposición de Políticas neoliberales y desacertadamente lo hacen con políticas, propias de paradigmas competitivos que profundizan la exclusión y la perdida de acceso por parte de los sectores mas vulnerados a los beneficios que el estado debe garantizar.

    Esta tendencia se replica en los municipios, tras la figura emblemática del un deportista famoso y exitoso, reproducen los programas provinciales en lo local solamente y en otros casos generan programas que son también devenidos del paradigma competitivo únicamente.

    Es el deporte una dimensión ineludible en cuanto responsabilidad del Estado. Que estas líneas contribuyan al análisis, el debate y la construcción de pensamiento crítico; y que sobre todo aporten a poner en agenda del sujeto deportivo (entrenadores, deportistas, dirigentes, profesores, etc.) el destino del desarrollo deportivo.

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