¿Qué es el constructivismo? | |||
*Maestra de Educación Infantil Licenciada en Psicopedagogía y Habilitación PT **Maestra de Educación Física y Licenciada en Psicopedagogía Facultad de Formación del Profesorado. Las Palmas de Gran Canaria Colegio concertado María Auxiliadora. Las Palmas de Gran Canaria |
Vanessa Cidoncha Falcón* Erika Diaz Rivero** (España) |
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Resumen En las últimas décadas, el auge del constructivismo ha ido progresando de acuerdo al estudio en profundidad del psiquismo humano provocando el abandono de otras concepciones en lo que a las teorías del conocimiento y el aprendizaje se refiere. Cada una de dichas concepciones tienen diferentes puntos de vista acerca de cómo facilitamos mejor el proceso de construcción del conocimiento. A los docentes constantemente nos mencionan la importancia de establecer procesos constructivistas en nuestras aulas, con lo cual solemos estar de acuerdo; sin embargo, no nos explican qué es el constructivismo y, sobre todo, cómo implementarlo. Palabras clave: Conocimiento. Aprendizaje significativo. Instrucción. Autonomía |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 133 - Junio de 2009 |
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Algunos dicen que la pedagogía forma parte de una larga historia de fracasos provocados por los sistemas educativos abortados y de las ilusiones disipadas. Es evidente que el contenido y la metodología de las enseñanzas varían en función de las características y necesidades de la sociedad; incluso podemos llegar a decir que la pedagogía actual se esfuerza por involucrar al alumno en su formación como un agente activo. Pero realmente el secreto del éxito consiste, bajo mi punto de vista, no solo en educar e instruir al niño en esa edad, sino preparar al futuro adulto.
El primer obstáculo al que debemos enfrentarnos, es que la mayoría de nosotros aprendimos bajo lineamientos poco afines con esta propuesta educativa: nuestros maestros poco sabían del aprendizaje significativo y de la participación activa del educando, salvo alguna excepción que siempre ha habido.
Para comprenderlo mejor debemos plantear una pregunta que ha preocupado a los filósofos de todos los tiempos, ¿Cómo se adquiere el conocimiento?, a lo cual el constructivismo, como escuela del conocimiento, responde concibiendo el aprendizaje como un proceso único y personal que se da entre el sujeto y el objeto a conocer, y coloca al docente como facilitador de dicho proceso. Una de las cuestiones básicas es que cuanto sabemos y creemos es fruto del lenguaje con que comprendemos y transmitimos nuestras percepciones y que, sobre una misma realidad, pueden darse diferentes puntos de vista, todos ellos igualmente válidos.
El constructivismo posmoderno considera que el cerebro no es un mero recipiente donde se depositan las informaciones, sino una entidad que construye la experiencia y el conocimiento, los ordena y da forma. Es por tanto, que el aprendizaje es un largo recorrido que va desde la percepción sensorial y selectiva de los contenidos hasta el procesamiento de asimilación según los intereses individuales y la acomodación de las informaciones en concordancia con lo que ya se sabía. Es el proceso de incorporación con el que vamos formando (construyendo) nuestro conocimiento.
Pero realmente el enfoque constructivista no es nuevo, ya que es una tendencia que proviene del planteamiento filosófico Kantiano.
Dentro del constructivismo existen muchos puntos de especial relevancia, por lo que decantarse por unos u otros a la hora de hacer una valoración resulta complicado. Lo que si destacaría es la dificultad, en algunos casos, de llevar a la práctica las aportaciones de Piaget, Vigotski, Ausubel, etc. No obstante, sin darnos cuenta en la realidad educativa aplicamos estos enfoques.
Si comenzamos por las aportaciones hechas por Piaget no podemos dejar de lado la visión del desarrollo cognitivo mediante estadios evolutivos. Aunque sujetos a crítica por la muestra poco representativa en la que se basó Piaget, los estadios han servido de ejemplo a muchos maestros y profesionales de la educación. El gran problema que presenta esta visión por estadios es la excesiva inflexibilidad que tienen muchos profesionales de la educación al ver el orden de sucesión de las etapas de una manera rígida. De acuerdo con ello, en el proceso de E-A hay que tener en cuenta lo que el alumno es capaz de hacer y aprender en un momento dado dependiendo del estadio de desarrollo operatorio en que se encuentre. Es decir, que en nuestro quehacer diario tenemos que tener en cuenta las etapas del desarrollo y como maduran cognitivamente los alumnos para poder diseñar de la forma más idónea las actividades y su metodología (motivadora e innovadora), adaptando los objetivos y los contenidos de acuerdo a sus características individuales (es el momento idóneo de preguntar por sus intereses, gustos, etc. y trabajar a partir de esta información).
Además de su estadio de desarrollo habrá que tener en cuenta el conjunto de conocimientos previos que se han ido construyendo a partir de las experiencias educativas anteriores o en aprendizajes espontáneos. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando recibimos información nueva y la mezclamos con la que ya conocemos? Pues que existe una modificación en los esquemas del alumno, lo que provoca la ruptura de un equilibrio inicial de sus esquemas respeto al nuevo contenido de aprendizaje (conflicto cognitivo). Pero el objetivo de la educación es volver a obtener el equilibrio, y para compensar los conflictos exteriores con la organización interna del sujeto es necesario llevar a cabo un proceso de regulación a través de los mecanismos de asimilación y acomodación (surge la necesidad de resolver el conflicto). Es como un proceso de osmosis entre el medio y el sujeto a fin de eliminar el conflicto cognitivo y reestructurar la información nueva.
Los docentes – que defienden la propuesta constructivista – dan un margen de “libertad” a los alumnos para que interactúen con los objetos y los conceptos según sus necesidades. En este sentido, el constructivismo impulsa a retomar aquello que ya sabe un niño para ayudarlo a aprender más. Insta a utilizar lo que le interesa y le es mas cercano, para que el nuevo aprendizaje se acomode y enriquezca lo que ya comprende, formando un nuevo saber.
Se trata, en suma, de que los alumnos “aprendan a aprender”. Crear un conflicto ayuda a conocer la capacidad de asimilación y de reflexión del propio alumno y es una práctica muy divertida que se presta a la participación individual y grupal, aunque requiere entrenamiento por parte del docente para obtener el resultado deseado. Así, para que este aprendizaje sea efectivo, es obvio que los conocimientos, tanto conceptuales como procedimentales y actitudinales sean funcionales, es decir, que se puedan utilizar cuando las circunstancias lo exijan.
Así, bajo esta concepción, todo docente debe tener en cuenta muchos factores: los objetivos deben estar centrados en el niño y partir de sus actividades, los contenidos no deben ser fines, sino instrumentos al servicio del desarrollo, primar el método por descubrimiento a nivel interno, partir del nivel de desarrollo del alumno (teniendo en cuenta que en este desarrollo son de vital importancia los conflictos cognitivos, favorecidos por la interacción social), etc.
Otro de los aspectos a subrayar para aplicar en el aula, es la teoría de la construcción social de Vygotski, que establece la diferencia entre lo que el alumno es capaz de hacer y aprender sólo de lo que puede aprender dirigido por otras personas. Esta diferencia recibe el nombre de “zona de desarrollo próximo” (ZDP) y está situada entre el nivel de desarrollo real (NDR) y el nivel de desarrollo potencial (NDP).
El objetivo del docente es actuar de mediador entre el alumno y el contenido del aprendizaje (tratar de reducir esa distancia de ZDP), siendo el lenguaje una herramienta compartida por el adulto mediador del conocimiento y el niño de manera cooperativa, de esta forma no solo formará esquemas del mundo que le rodea, también aprenderá de sí mismo; ya que tiene que ser consciente de que lo aprendido por sí solo puede ser erróneo, por ello necesitaría de un mediador que le oriente en su aprendizaje. Pero en algunos casos es difícil aplicar dicha teoría a la realidad, puesto que el docente sin darse cuenta, puede “contaminar” los conocimientos que van fluyendo en el transcurso del aprendizaje.
Hay que destacar la importancia de la teoría porque es una forma que tienen los alumnos de aprender no sólo del docente sino de sus propios compañeros; dándole énfasis no solo al individuo sino también al entorno para la construcción del conocimiento humano.
Otro de los aspectos importantes dentro del constructivismo, son los elementos que destaca Ausubel como el aprendizaje significativo, la diferenciación progresiva y la reconciliación integradora.
Es de gran importancia el aprendizaje significativo de Ausubel ya que está muy relacionado con el concepto de conflicto cognitivo de Piaget puesto que los contenidos que están conectados de modo arbitrario, difícilmente van a lograr un conflicto cognitivo y, por tanto, un aprendizaje.
Lo importante es que el aprendizaje escolar sea significativo; que los nuevos contenidos de aprendizaje se relacionen de manera sustantiva con lo que el alumno ya sabe. Pero también es evidente que el alumno ha de tener una actitud favorable para aprender significativamente, es decir, ha de estar motivado por relacionar lo que aprende con lo que sabe, no sólo basta con utilizar el método por descubrimiento por ejemplo.
Ausubel distingue tres tipos de aprendizaje significativo: aprendizaje de representaciones, de conceptos y de proposiciones. A veces el aprendizaje se produce por descubrimiento y otras por recepción, o sea, cuando el contenido se presenta al alumno en su forma final y sólo se le exige que incorpore lo que se le enseña para poder reproducirlo posteriormente. Aquí radica, uno de los pilares básicos o principal hándicap a superar para los docentes, ya que este aprendizaje por descubrimiento, pese a ser más “trabajoso”, puede hacer que un aprendizaje aumente en gran medida su grado de significatividad de cara al futuro. En el aprendizaje por descubrimiento, la materia que se debe asimilar va siendo reconstruida por el propio alumno, siendo este método apropiado para la adquisición de procedimientos científicos y para de terminadas asignaturas en particular.
La propuesta constructivista parte de la relación establecida por el sujeto y el objeto del conocimiento y la manera como éste desarrolla su actividad cognoscitiva. Cada uno de los maestros, padres y alumnos son responsables de aquello que quieren aprender o "intentan aprender". Lo hacemos a través de lo que percibimos con nuestros sentidos y nuestra mente registra e incorpora a otros conocimientos previos. Con lo anterior, el nuevo conocimiento queda asimilado y acomodado a lo que previamente ya sabíamos y que determinó nuestra forma de mirar. Por eso el concepto de aprendizaje significativo es tan importante dentro del constructivismo, pues todos hemos experimentado que al mirar vemos primero aquello que nos interesa o llama más nuestra atención y dejamos de ver lo que no es importante para nosotros.
Existe una pequeña historia conocida sobre un leñador, un comerciante y un pintor que contemplan un bosque. El primero piensa cuántos árboles podría cortar; el segundo, cuánto podría pedir por esa madera; en cambio el tercero, el pintor, se embelesa con la majestuosidad de los árboles y reflexiona desde qué ángulo los pintaría. Cada uno tiene diferentes puntos de vista y ubica lo mirado conforme a sus intereses. Realmente nos fijamos en aquello que nos importa. Por muy interesantes que sean los datos que se intente enseñarnos, si no están acordes con la edad y las circunstancias de nuestra vida, no penetran ni se convierten en experiencia de aprendizaje; por ello, para que nuestros alumnos no pasen de largo ante los conocimientos escolares, debemos considerar su etapa de desarrollo, sus circunstancias emocionales y el contexto sociocultural en que viven.
Sin embargo, debemos considerar que un aprendizaje por recepción, siempre y cuando este sea facilitado al alumno con las suficientes relaciones con sus conocimientos previos y con su aplicabilidad a la vida, puede ofrecer muchas ventajas para la práctica docente.
En cuanto a los conceptos de diferenciación progresiva y reconciliación integradora (un poco más complejo de entender y de aplicar) adquieren especial interés dentro del constructivismo ya que nos ofrece una forma de ver la relación jerárquica que puede establecer el alumno con los contenidos que ya posee y la conexión de esos contenidos entre si para dar lugar a una nueva jerarquía y generar un nuevo significado (con los contenidos que ya posee o con los que va a adquirir). Esta representación de la construcción del conocimiento facilita la comprensión del funcionamiento cognitivo del alumnado por parte de los profesionales de la educación y les abre las puertas para mediar entre el discente y los contenidos que les van a presentar.
Al tratar el tema de los esquemas debemos prestar atención a la visión de Rumelhart que los considera “unidades básicas de procesamiento que consisten en paquetes de información sobre conceptos genéricos; los esquemas son representaciones prototípicas de los conceptos”. Lo curioso es que dentro de los paquetes de conocimientos hay información sobre como usarse ese conocimiento. Lo que hay que valorar de esta teoría es la característica que señala que los esquemas se elaboran de manera individual pero que se comparten socialmente. Por lo tanto los sujetos además de fabricar sus esquemas de manera individual necesitan en la mayoría de los casos que esa elaboración tenga en cuenta a otros sujetos para poder darse la comunicación.
Es evidente que las características personales del sujeto influyen en el modo de aprendizaje; cada maestro sabe que sus alumnos tienen diferentes niveles de desarrollo intelectual, de pensamiento crítico o aceptación de lo que escuchan. Cada uno tiene una forma de estudio única y capacidad de reflexión sobre sí mismo y su medio, sus propias motivaciones y responsabilidad sobre el estudio, disposición para aprender y cooperar por el bien colectivo. Ahora bien, el arte de ser un facilitador radica en encontrar las fórmulas que ayuden, al grupo en general y a todos y cada uno en particular, a construir su aprendizaje. Es por tanto, que debemos tener presente que cada niño es diferente y cada grupo también lo es, y lo que funciona con unos puede que con otro no; el método más eficaz para enseñar es el que a uno mismo le sirve y a los propios alumnos.
“Educar a un niño es como sostener en la mano una pastilla de jabón. Si aprietas mucho sale disparada, si la sujetas con indecisión se te escurre entre los dedos; una presión suave pero firme la mantiene sujeta”
Bibliografía
BOGGINO, NORBERTO (2007). Didáctica constructivista para la enseñanza por áreas: Cómo abordar problemas actuales y enseñar de forma contextualizada. Santa Fe. Sevilla
CARRETERO, MARIO (1993). Construtivismo y Educación. Edelvives. Zaragoza.
revista
digital · Año 14 · N° 133 | Buenos Aires,
Junio de 2009 |