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Políticas deportivas con perspectiva de género: Entre 

lo políticamente correcto y el patriarcado explícito

 

Ex atleta. Profesora de Educación Física. Entrenadora.

Presidenta del Consejo Nacional del Deporte y las Mujeres

(Argentina)

Marta Susana Antúnez

antunez.ms@gmail.com

 

 

 

Resumen

          Las políticas deportivas han sido hasta el momento el ámbito que menor permeabilidad ha tenido a la perspectiva de género. Las pautas culturales impiden la llegada de mujeres con esa mirada a los lugares de poder y mantienen en la invisibilidad a quienes no se encuadran en los mismos.

          Las deportistas que llegan a niveles de máximo rendimiento lo hacen con esos patrones patriarcales, por lo que a ellas también les resulta invisible y hasta natural la problemática, o la esquivan para poder sostenerse ese mismo patrón.

          Las planificaciones y presupuestos sin perspectiva de género son una expresión tan feroz como el control de los cuerpos y la sexualidad femenina. La falta de índices reales y de compromiso para con la incorporación de mujeres en todos los ámbitos, impiden que se involucre tanto a “lo deportivo” como a las propias mujeres de todos los ámbitos políticos, sociales y culturales, a fin de generar una verdadera cultura deportiva, más solidaria, verdaderamente inclusiva.

          Palabras clave: Políticas deportivas. Perspectiva de género. Pautas culturales patriarcales

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 133 - Junio de 2009

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Introducción

    Varios autores coinciden en que el deporte es uno de los últimos ámbitos donde las discriminaciones y segregaciones por sexo están aceptadas, avaladas y respetadas, esto fundado especialmente en las ciencias biológicas, anclaje concreto para las ciencias aplicadas a las actividades deportivas.1

    Estas arcaicas creencias que sostuvieron diferencias y pautaron los ingresos o exclusiones de las mujeres a aquellos sectores sociales considerados aptos para ellas, fueron perdiendo poder en casi todos los campos culturales, sociales, económicos, laborales y políticos, aunque muchos de ellos persisten en algunos ámbitos, es en el deporte donde han sobrevivido con mayor anquilosamiento, en especial en aquellos deportes que se consideran francamente masculinos o en los sectores de poder o de toma de decisiones o elaboración de políticas deportivas.2

    Las mismas segregaciones por categorías por sexo en las competencias deportivas de máximo nivel que se permean hacia los deportes recreativos y hasta la enseñanza de los mismos y la educación física sostienen y justifican en un apretado círculo estas diferenciaciones de sexo en todos los ámbitos. Esta misma situación conlleva a la falta de políticas deportivas con perspectiva de género y omitir estas cuestiones a la hora de gestionar deporte, tanto en lo público como en lo privado de las organizaciones deportivas específicas, lo que a la vez, al afirmar estas diferencias de trato, produce una invisibilidad de mujeres, tanto en los campos deportivos como en los espacios del deporte en general, incluidos los de enseñanza, arbitraje, cuerpo médico, dirigencial, etc. Las mujeres que logran romper estos patrones y destacan en los lugares de competencia, se adentran en los papeles de rendimiento y cosechan éxitos. Así, cuando se menciona a las mujeres en el deporte, se limita sólo a las destacadas, entonces el liderazgo femenino queda anclado en el papel de las mujeres en la dirigencia federativa del deporte organizado, que por otra parte vale mencionar el pequeño número de mujeres en estos papeles.

    Partiendo de este supuesto, donde las mujeres líderes en deporte son sólo aquellas que descollan en el referido a una elite, es que se hace necesario el desarrollo del empoderamiento de niñas y mujeres en el aspecto deportivo, ya que ello podría favorecer además, el empoderamiento como ciudadanas con goce de sus derechos en una comunidad que le es propia y como propietaria de la cultura que de ella emana.3

    Con esto, las dificultades de la elaboración de políticas adecuadas para lograr la participación, el fomento, y el desarrollo de acciones positivas que redunden en una verdadera inclusión de mujeres en ámbitos deportivos son de un peso tal, que imposibilita la transversalidad de tareas y generan conflictos entre políticas deportivas y políticas de género.

Las cifras

    Haciendo un simple recuento de las mujeres participantes en los ámbitos del deporte nacional en lo que compete al Estado se muestra que: Las deportistas becarias de la Secretaría de deporte son un 32.5%, que se reparten equitativamente entre sexos el monto total de becas, pero sólo el 3.5% mujeres cobran un monto similar al 4.8% de los varones. La Representación Olímpica estuvo integrada por el 41% de mujeres, que aportaron del 33 % de las Medallas.

    En los cuerpos técnicos, de los 161 entrenadores y entrenadoras con remuneración estatal el 8.7% son mujeres las que se agrupan en la federación de deportes ecuestre (1 de 2), Federación Argentina de Deportes Parálisis Cerebral 1 de 10), Federación Argentina de Deportes en Silla de Ruedas (4 de 8), Gimnasia (5 de 8), Patín (1 de 8) y Tenis (2 de 10)4, esta última Federación desarrolla una escuela de este deporte en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo. Con esto se pone en claro que las mujeres en papeles de entrenamiento siguen las líneas estereotípicas de los deportes femeninos o en los que se trabajan con discapacidad los que aún llevan la marca de las tareas de cuidado.

    Pero la diferenciación por sexo de apoyos estatales también se encuentra estereotipado de acuerdo a las pautas culturales de desarrollo deportivo por sexo, en Argentina los deportes considerados francamente masculinos son el fútbol y el básquet, ambos con un alto profesionalismo y el deporte considerado típicamente femenino es el hockey, con excelente desarrollo a nivel escolar federativo y apoyo estatal.5 Así, las cifras más altas se descargan en el hockey, en básquet sólo recibe apoyo el femenino y el fútbol femenino corre sin apoyo estatal.

    En el Deporte Social las pocas cifras existentes6 apenas crecen en cuanto a participación de niñas, censando los Juegos Nacionales Evita en los cuales participaron el 16% de la población entre 12 y 16 años en las instancias provinciales,7 las niñas son el 41%, porcentaje que aumenta en la instancia final a un 48%, Aunque es importante el número de entrenadoras (53%), de árbitros, jueces y oficiales (48%), de mujeres en la organización (40%) y en el apoyo Médico-científico (37%). Esta mayor participación femenina en el deporte social, podría indicar una optimista inclusión de las mujeres en especial en los papeles de tareas de mayor jerarquía pero lo que muestra una vez más, es la cara de la falta de inclusión de las mujeres en el deporte de elite, en el que el Estado aporta apoyos económicos, además de la visibilidad mediática y el reconocimiento social de la competencia, en contraste con las tareas en el deporte comunitario, las que generalmente son voluntarias y sin remuneraciones, lo cual responde a los mismos patrones culturales y de mercado, donde los dineros hacia el deporte se descargan en aquellos donde hay resultados mediáticos y las tareas sociales son realizadas por mujeres porque en estas no hay reconocimiento económico.

    Es así como la naturalización de las tareas de las mujeres que hasta hace algún tiempo estaba en el ámbito privado, en la actualidad, suele dársele el lugar de lo local, lo comunitario, lo que oculta a su vez la falta real de participación en el diseño de políticas y estrategias ignorando situaciones de opresión y discriminación tras esta participación a escalas menores de las verdaderas políticas transformadoras de la sociedad.

    Ningún programa deportivo debería ignorar el trabajo no remunerado de las mujeres, como tampoco dejar de contemplar el tiempo del que varones y mujeres disponen para destinarlo a tareas relacionadas al deporte, sea para sí mismas como para las labores de gestión o participación en direcciones relacionadas al deporte comunitario o competitivo. “El deporte asociativo y de ocio tiene un lugar menos importante para las chicas jóvenes que para los chicos y los hombres adultos. Esto se explica por dos problemas estructurales determinantes: el acceso al terreno deportivo y las ofertas de horarios son deliberadamente establecidos para privilegiar el deporte masculino (…) Las estructuras asociativas y las federaciones son copadas por los hombres, mientras que el deporte informal a menudo es más elegido por las mujeres; a partir de ahí se establece una importante disparidad de recursos. En cuanto al deporte de alto nivel, el reconocimiento simbólico de la participación de las mujeres en las competiciones no debería enmascarar el trato desigual de mujeres y hombres en cuanto al acceso a las disciplinas deportivas, en los derechos económicos y sociales y en el tratamiento mediático y de enmarque.” 8

    El factor tiempo y el factor económico, traducidos en recursos estatales o privados dan cuenta del interés de incorporación de mujeres en los diferentes estamentos del deporte, a la vez que sostienen el statu quo del deporte manejado por varones para varones y el ocultamiento de las participaciones femeninas tras unas pocas destacadas o asimiladas al sistema actual deportivo. A su vez, las mismas mujeres prefieren las actividades del deporte social o comunitario, e incluso, como en el caso del fútbol, la inclinación se da hacia aquellas actividades que logran ser menos estructuradas a “lo masculino”, donde escapan de la organización formal para poder interactuar entre quienes tengan los mismos intereses asociativos y no encuadrarse en entrenamientos, torneos y regulaciones que imitan y sostienen al mismo deporte de elite. El caso particular del fútbol es la actividad en la que por ser las mujeres ignoradas para el sistema deportivo, el que naturalmente las deja afuera, no les resulta una actividad propia, entonces, si ellas no son parte y son invisibles, al menos generan un espacio que momentáneamente y aunque marginadas les permite jugar bajo su propia y particular organización.9

    Este círculo termina donde comienza, en la invisibilidad de las mujeres en los deportes menos reconocidos por el sistema para poder mantener cerrado el círculo de varones, que serán quienes dicten las políticas y gestionen un deporte donde no se las ve.

    El deporte femenino, no sólo es considerado como una actividad de segunda, sino que es ignorado por la gestión deportiva que intenta cooptarlo dentro de las planificaciones “asexuadas” olvidando así la perspectiva de género y las acciones necesarias y diferenciadas para las mujeres para la concreta eliminación de factores que las expulsan o impiden su ingreso a las actividades.

Políticas deportivas frente a políticas de género

    La falta de legislación general aunque específica en materia de equidad, a diferencia del caso de España,10 y la invisibilidad de la temática de género en la legislación deportiva,11 sumado a la escasez de datos estadísticos, la fundamentación académica y la falta de formación en todos los niveles organizativos, dificultan una mirada totalizadora que incluya diferencias y similitudes por género hacia quienes se destina la aplicación de acciones y programas integradores en materia de actividad física y deportiva.

    La tensión que se genera entre las temáticas referidas al deporte y las que llevan adelante los temas de género hace que las tareas en común entre los máximos organismos gubernamentales no se canalicen de manera sistematizada y transversal como lo requieren las acciones tendientes a modificar patrones y estereotipos. Esto se ha ido dando paulatinamente en grupos deportivos de mujeres por fuera de toda organización, sea social, deportiva o estatal, generando así acciones invisibles por una parte, pero también con poca o escasa organización y cuidado.

    En 2003, la creación de Área Mujer en la Secretaría de Deporte generó en algún punto alguna mirada sobre el asunto. Puso luz en cuestiones inequitativas y con ello se logró una mayor conciencia de las mujeres acerca de la temática deporte. Se incorporó la temática en ámbitos de mujeres, tanto en el orden gubernamental como en la sociedad civil, así las alianzas resultaron productivas a la hora de insertar diferentes problemáticas en estos aspectos, como fue el caso de la incorporación de la figura de organización deportiva en el texto de la Ley de Violencia12 contra las mujeres sancionada en marzo de 2009.

A 2009

    A modo de balance a la fecha y recorriendo acciones nacionales, la inflexibilidad de las políticas deportivas para incorporar acciones positivas en planes y programas y la inexistencia de programas específicos resultaron un lastre comparado con la evolución de la situación de las políticas de género en general.

    La situación de las mujeres en las actividades deportivas nacionales quedó muy atrás no sólo en los hechos concretos como buenas prácticas y acciones de equiparación sino en la letra escrita, esto es en reglamentaciones, fundamentaciones, capacitaciones y elaboración de presupuestos y proyectos a corto, mediano y largo plazo tanto en el ámbito gubernamental como en el referido a las organizaciones deportivas en sí con el necesario enfoque de género.

    La imposibilidad de transversalizar la temática género y deporte no es visible hasta el momento. Esta situación genera una tensión que separa a las deportistas de elite de las mujeres que acceden a otros ámbitos deportivos en calidad del deporte como derecho. Así, las deportistas mediáticas no se solidarizan con quienes no logran acceder a otras actividades deportivas menos formales, tal es el caso del fútbol, o quienes logran expresar algunas deficiencias en el sistema quedan aisladas en la queja personalizada.13

    En este aspecto, y tomando conceptos de Celia Amorós, cuando lo deportivo es tratado, ya sea como actividad, como espectáculo o como objeto de estudio, y se infiltra la temática mujeres- género, cualquier argumento feminista queda denostado por improcedente por que atentan contra “estabilidades esenciales”.14 El sostenimiento del patrón patriarcal es argumento directamente expuesto ante las situaciones de derecho acerca de la posición de las mujeres en los ámbitos deportivos y las mismas deportistas son solidarias con ese patrón, ya que suponen que una vez que ingresaron al mundo del deporte con ese modelo masculino si pretenden romperlo son expulsadas o criticadas por el soporte deportivo que las mantiene, pero es que además, al haber ingresado a los cotos de poder, ellas mismas se identifican como parte, y al ser parte, lo deben sostener como está si no desean dejar de serlo por solidaridad con las que reclaman derechos o hechos en favor suyo.

    Similar problemática puede analizarse en el terreno de las dirigencias o gestiones de poder del deporte, “si se analiza su presencia (de las mujeres) en cargos de responsabilidad encontramos que la situación no se corresponde con la población femenina practicante de deporte, y mucho menos con la población femenina en general”15 y si a esto le sumamos la complicidad con el mantenimiento del statu quo de las organizaciones deportivas, públicas o privadas con la que las mujeres acceden a los cargos de gestión deportiva, la perspectiva de género pasa a ser deuda constante con las políticas, no sólo deportivas sino sociales.

    La falta de mujeres preparadas en género en ámbitos ejecutivos y de toma de decisión en el deporte es un factor para el mantenimiento del poder patriarcal sobre deportistas de ambos sexos, se hace imprescindible la incorporación de una dirigencia con sensibilidad para generar nuevos horizontes más participativos e inclusivos. “El sector femenino tiene sus propios objetivos, sus necesidades, dificultades y motivaciones y no siempre son atendidas por los gestores y directivos deportivos, bien por desconocimiento o por las rutinas y hábitos que suelen instalarse en nuestro trabajo, rutinas que, reproducen el modelo masculino.”16

    Aún hoy, ante las propuestas de incentivar la participación de mujeres dirigentes, en especial ex deportistas a cargos técnicos y dirigenciales, la preocupación mayor pasa por no discriminar a los varones que actúan en deporte que por propender a una verdadera equidad en el deporte.

Acciones positivas… ¿que y como?

    El Comité para la Igualdad entre mujeres y hombres del Consejo de Europa define las acciones positivas como las "estrategias destinadas a establecer la igualdad de oportunidades por medio de medidas que permitan contrastar o corregir aquellas discriminaciones que son el resultado de prácticas o sistemas sociales".17

    Varios puntos podrían mencionarse respecto a la falta de aplicación de acciones que reviertan las discriminaciones en el deporte. Por una parte, algunas respuestas a esto es que el deporte es “unisex” por lo tanto no requiere este tipo de actuaciones ya que varones y mujeres compiten por separado, lo cual es cierto, pero también es cierto y desoído que las niñas y adolescentes en especial soportan una mayor carga cultural que les impide acercarse a las actividades competitivas, bibliografía al respecto hay demasiada y no es preciso extenderse en este tema.

    “algunas voces críticas con este planteamiento suelen decir que “el deporte es como es”, y lo tomas o lo dejas. Pues bien, a esto podríamos contestar que el deporte es así porque los que lo practicaban lo hicieron así, si los practicantes son otros ¿por qué no puede cambiar? El deporte en abstracto no existe, existe el deporte practicado por ciertas personas y éstas tienen sus características propias y sus formas de hacer diferentes Se habla ya de una cierta cultura deportiva femenina (…) es obvio que si el deporte en todas sus facetas es un bien cultural y social no se entiende por qué más de la mitad de la población, como somos las mujeres, no puede beneficiarse de él. Este argumento cobra, en este momento, una gran importancia tanto desde el punto de vista filosófico como desde el punto de vista normativo”18

    Hablar de lo filosófico llama a reflexionar sobre el tipo de sociedad que estamos viviendo y como se está modificando y dejar de lado este aspecto de inclusión y de equidad es detener un avance ya obvio en materia de deporte en todos los aspectos. Y de lo normativo, es ampliar la mirada hacia las leyes que atienden la temática de equidad y derechos en los que las mujeres van tornándose protagonistas, la legislación deportiva que lleva años de retraso en su actualización debiera dar cuenta de ello.

    Pero por otra parte y fundamentada en este mismo argumento, ha sido improductiva la acción, tanto del Estado como de las organizaciones, en la creación y aplicación de planes y programas específicos a incorporar mujeres, no sólo en el deporte de rendimiento sino en actividades físicas y deportivas que las incluya como sujetos de derecho, en este sentido la falta de datos fehacientes que puedan dar cuenta del evidente menor número de mujeres en los programas ya existentes es una situación cómplice de estas diferencias y acciones negativas hacia las mujeres.

    Retomando los conceptos de Amorós, es en el deporte donde las mujeres también son víctimas del pacto simbólico y de reconocimiento entre varones, naturalmente por orden biológico las mujeres quedan afuera de este proceso y lo que ella denomina “prácticas dispersas reguladas por esquemas simbólicos que brotan o son diseñados en el curso de las propias prácticas a las que a su vez orientan y modulan” son en el deporte una expresión tan feroz como el control de los cuerpos y la sexualidad femenina. De hecho la categoría de machona, de lesbianas con que se relaciona a las mujeres que ingresan a los deportes francamente masculinos es aceptada, abiertamente o no, incluso por las mujeres y hasta las mismas deportistas, fomentadas sin ningún tipo de censura social por entrenadores, dirigentes, periodismo y políticas públicas, a la vez que esto se mantiene con complicidades de los demás aspectos sociales como la educación, las ciencias, la cultura y hasta lo legal y jurídico.19

    “Hay que subrayar la importancia de la responsabilidad de las mujeres en el marco de la toma de decisiones de las organizaciones y los movimientos deportivos. En efecto, el acceso de las chicas y de las mujeres a todos los deportes debe llamar nuestra atención, pero este acceso no se realizará a menos que estas sean reconocidas y aceptadas en las estructuras deportivas y en todos sus niveles.”20

    La falta de políticas de acciones positivas hacia las mujeres para el deporte, fueron generando situaciones de juego y participaciones “anárquicas” 21 respecto a lo macro y en este caso es el fútbol la actividad que surge como la actividad preferida, ya que teniendo en cuenta su popularidad y la facilidad de aprendizaje desde la más temprana niñez puede ser practicado hasta la edad adolescente con ciertos permisos sociales hasta que los patrones culturales aprisionen a estas niñas.22

    Pero en este aspecto es necesario tomar como eje imprescindible de que manera los presupuestos económicos mantienen los estereotipos y patrones en los deportes, ya que por sí mismos los patrones culturales logran un importante sostén de estos, el dinero, en especial el proveniente de fondos estatales es aplicado en la gestión del deporte con una tendencia sesgada a mantener sin ruptura los mandatos deportivos hegemónicos. “Los presupuestos no son documentos financieros, sino documentos políticos que reflejan los valores y prioridades de una sociedad y las relaciones de poder que subyacen en ésta” 23

    Entonces, los presupuestos sensibles al género determinan si el gasto público obstruye o promueve el desarrollo de oportunidades equitativas para hombres y mujeres, como se distribuyen las partidas presupuestarias entre sexos y cuales son las reglamentaciones que deben cumplir las federaciones deportivas y demás organismos beneficiados con esos fondos para acceder a subsidios y cumplimentar planes, programas y objetivos propuestos. En este caso la relación entre los compromisos gubernamentales con la equidad se traducen en compromisos monetarios, pero además las asignaciones presupuestarias afectan las oportunidades sociales y económicas de mujeres y varones.

    Estas asignaciones y gestiones pueden favorecer nuevos roles de género o reproducir los dominantes y mantenerlos, en el caso de la Argentina, la clara diferenciación de apoyos a los deportes femeninos que mantienen los estereotipos de género y que a su vez se sostiene por los rendimientos en competencias por una parte y por otra, el débil apoyo a los pautadamente masculinos realizados por mujeres que, por ese mismo factor sumado a otros ya analizados, es la resultante del mantenimiento de ellas dentro de esos patrones culturales.24

    Pero también habla de gestión deportiva la inexistencia de gastos exclusivos hacia mujeres, la falta de discriminación en datos y presupuestos destinados desagregados por sexo y la falta de apoyo para mantener a mujeres adolescentes en las actividades deportivas. Se suma a estos, la carencia de gastos para que mujeres accedan a lugares de dirección en los deportes, la falta de capacitación en temas de género a la vez de la inexistencia de capacitación a mujeres como técnicas y entrenadoras, lo que no permite la carrera profesional y promoción femenina en el ámbito deportivo, a la vez, se crea la imposibilidad de generar referencias femeninas en el espacio de representación y toma de decisiones.

    “Los gastos generales o principales disponibles tanto para mujeres como para hombres deben ser analizados en su impacto diferencial” 25, el control de la gestión con la perspectiva de género colabora en la aplicación real de de acciones positivas capaces de modificar caminos que han sido trazados de antemano a la incorporación real de mujeres en los deportes, los cambios en las expresiones deportivas no son acompañadas de cambios en gestión y planificación de diseños políticos inclusivos con democracia.

Conclusiones

    Hasta el momento las mujeres en la Argentina no se han incorporado plenamente en los órganos de representación del deporte ni participan en la elaboración de las políticas públicas del sector. Pocas ingresan al mundo deportivo, y las que lo hacen, logran como señala Amorós,26 ese “poder paralelo” solo si se pliegan a estas reglas del juego de los roles y sólo en algunos círculos que los varones pueden ceder, que el poder relega mínimamente y siempre ante su vigilancia. Este espejismo de poder se les presenta en menor medida en los deportes menos favorecidos por lo público y un poco mas en los que se denominan “femeninos”, entonces mantienen la complicidad que sostiene al patriarcado, aunque ninguna se beneficia de esto en medida equitativa con los deportistas varones, participen estos del mismo deporte que ellas o ellas se desenvuelvan en deportes femeninos, con esto se quiere significar que, incluso en los deportes netamente femeninos no tienen la relevancia social que los varones actuando en cualquier tipo de deporte.

    Entonces y a pesar de los avances que las mujeres fueron logrando en su incorporación en el deporte las resistencias siguen estando presentes,27 de manera visible en la falta concreta de acciones positivas, o solapadas, esto es, ocultas tras la incorporación de algunas deportistas exitosas en deportes que se consideran femeninos y por los medios de comunicación y la propias políticas que bajo el discurso de la “igualdad” niega la “equidad”, mujeres y varones, en el mundo del deporte no somos iguales, entonces es imposible que puedan aplicarse las mismas acciones que generen los mismos resultados. Pero peor aún, las diferencias no pueden ser causales de la falta de incorporación de mujeres en diferentes estamentos del quehacer deportivo.

    Para lograr un verdadero cruce temático entre la perspectiva de género y desarrollo del deporte, tanto social o de rendimiento, es necesario no establecer una relación subsidiaria entre estos conceptos, ya que se corre peligro de tratar la temática de género como un apéndice externo. Pero también es preciso que la relación entre género y deporte, se establezca dentro de una versión actualizada de este binomio y no oponiendo una visión obsoleta y estática de género a una visión del deporte en cambio constante. Las políticas de género relativas a cuestiones culturales o, en este caso, deportivas y sociales, se convierten entonces, en compromisos de Gobierno, cuya ejecución está en manos las instituciones públicas. Al introducir la perspectiva de género en un determinado análisis, proyecto o proceso, se está reconociendo la presencia de atribuciones socioculturales diferenciadas e históricamente jerarquizadas relativas a las mujeres y a los varones para, a partir de ahí, proponer acciones tendientes a disminuir o a eliminar la discriminación histórica sufrida por la mujer. La inclusión del género en un proyecto de desarrollo redunda en un aumento tanto en eficacia como en eficiencia.

    La falta de incorporación de mujeres que entiendan de las problemáticas y que tengan formación tanto en la perspectiva de género como en las políticas deportivas y sociales en el campo específico de la gestión deportiva, impedirá la visibilidad de inequidades. Irónicamente, estas inequidades son tan obvias y están tan arraigadas y naturalizadas que son invisibles y como tales se toman como parte misma del deporte, por ende es imposible que por propia evolución logren modificarse sin un fuerte accionar para revertirlas, accionar que involucre tanto a “lo deportivo” como a las propias mujeres de todos los ámbitos políticos, sociales y culturales, a fin de generar una verdadera cultura deportiva, más solidaria, verdaderamente inclusiva.

Notas

  1. Tamburrini, Claudio El retorno de las Amazonas: el deporte de élite y la igualdad genérica.
    http://www.efdeportes.com/efd17/amaz.htm
    Moreno Murcia Juan Antonio, Martínez Galindo Celestina, Alonso Villodre Néstor. Actitudes hacia la práctica físico-deportiva según el sexo del practicante. (Gender and attitudes toward the practice of physical activity and sport.) RICYDE, Vol 2, No 3 (2006)
    Machismo futbolero.(discriminación sexual el los deportes; México) Columna en Semana Journal. Julio, 1999. Spanish Publications, Inc. Volumen 6 Pag. 2

  2. Antúnez, Marta. Participación de la mujer en la elaboración y concreción de políticas deportivas. http://www.efdeportes.com/efd26/mujer.htm Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 26 - Octubre de 2000. Trabajo presentado en el IIIº Encuentro Deporte y Ciencias Sociales y 1as Jornadas Interdisciplinarias sobre Deporte. UBA - 13 al 15 de Octubre 2000.

  3. Antúnez, Marta. Mujeres en deporte. Mas allá de la elite, un motor para el empoderamiento. Seminario Internacional IX Juegos Suramericanos Medellín 2010 “Equidad de género y actividad física” Medellín, Colombia. Marzo 2009. Fuente Secretaría de Deporte. Ministerio de Desarrollo Social.

  4. Antúnez M., Miranda N., Santino M. “De la sala rosa al potrero: los estereotipos de género en las prácticas deportivas” III Jornadas Académicas “Los nuevos desafíos de la Educación Física y el Deporte” INEF “Gral. Manuel Belgrano” Buenos Aires 2007

  5. No existen cifras desagregadas por sexo hasta diciembre de 2008 en ninguno de los programas de la Secretaría de Deporte. El programa “Promotores Deportivos” sugiere la tarea a cargo de una pareja pedagógica, aunque no tiene capacitación en género ni tareas específicas en ese sentido.

  6. Datos 2007 Secretaría de Deporte. Ministerio de Desarrollo Social. Informe enviado al Consejo Americano de Deportes en marzo 2008.

  7. Ceciarini, Sandra “La Carta Europea para la igualdad en la vida local: compromisos en el ámbito del deporte” en Seminario Europeo La incorporación de la perspectiva de género a la gestión de la actividad deportiva. Madrid, 3 y 4 Febrero de 2009

  8. “Muchas mujeres juegan al fútbol por su cuenta, autoorganizadas, por lo que su actividad queda invisibilizada y eliminada de cualquier estadística y política de apoyo a la actividad.” Fuertes G. Hay equipo. Consultado en http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-3483-2007-07-20.html diciembre 2008.

  9. ORDEN PRE/525/2005, de 7 de marzo, por la que se da publicidad al Acuerdo de Consejo de Ministros por el que se adoptan medidas para favorecer la igualdad entre mujeres y hombres
    Ley Orgánica para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres

  10. Ley Nacional del Deporte. 20.655 y sus reglamentaciones.

  11. Ley 26485/09 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que se desarrollen sus relaciones interpersonales. art 6 se incluyen a las organizaciones deportivas en la forma de violencia institucional.

  12. http://depormujer.org/index.php/siempre-son-mujeres-las-que-se-quejan%E2%80%A6/ y

  13. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1024431&high=georgina

  14. Amorós, Celia. “A vueltas con el problema de los universales, Guillerminas, Roselinas y Aberladas” en Femenías comp. “Perfiles del feminismo iberoamericano” 2002 Catálogos. Buenos Aires. 2002

  15. Vázquez, Benilde. Jornada Mujeres gestionando el Deporte. Comisión Mujer y Deporte . Comité Olímpico Español. Noviembre 2006 En http://www.mujerydeporte.org/documentos/JORNADA_06/JUSTIFICACION_MGD.pdf Consultada enero 2009

  16. Vázquez 2006. Op. cit

  17. http://www.coe.int/t/e/Human _Rights/Equality

  18. Vazquez 2006. Op. Cit.

  19. Antúnez, M. Miranda, N. Mujer y deporte: Poner la pelota en juego. ¿Qué juego? I Encuentro Latinoamericano de Metodología de las Ciencias Sociales. UNLP. Diciembre 2008

  20. Ceciarini, Sandra 2009. Op. Cit.

  21. tal el caso de los programas encarados en el Municipio de Vicente López con la Casa de la Mujer, o en la Villa 31 a nivel ONG.

  22. Antúnez, Marta. El deporte como derecho. El fútbol, entre la resistencia y la convivencia http://www.efdeportes.com/efd132/el-futbol-entre-la-resistencia-y-la-convivencia.htm

  23. Cagatay, 2000 en Ascanio Sánchez, Carmen y otras. La gestión presupuestaria local en materia deportiva desde la perspectiva de género. Proyecto investigación ULL-Consejería de Educación y Deportes .Gobierno de Canarias 2009

  24. Se analizaron anteriormente los tres deportes con mayor carga cultural en cuanto a género en la Argentina. El fútbol como masculino y profesional en los varones y sin apoyos para mujeres,, el básquet profesional en varones y con apoyo estatal para mujeres y el hockey como femenino con apoyo estatal, privado y escolar. Antúnez M. “Políticas públicas en el deporte. Creencias y estereotipos” en Seminário Internacional Fazendo Gênero 7: Gênero e Preconceitos,   Universidade Federal de Santa Catarina Agosto de 2006

  25. Ascanio Sánchez, Carmen y otras 2009. Op. Cit.

  26. Amorós, Celia. Op. Cit

  27. La Asignatura Pendiente De La Igualdad. El Largo Camino Para Conquistar Un Derecho De Dos, Mujeres Y Hombres. 2008. Colección Universidad En Español. Ed. Cep. Cap 5 Mujer y deporte.

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