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Racismo y deporte, una aproximación sociológica

 

Profesor de Educación Física

Jefe del Departamento de Educación Física del I.E.S. Arzobispo Lozano

Jumilla, Murcia

Héctor Alonso Ruiz

hector.alonso.ruiz@gmail.com

(España)

 

 

 

Resumen:

          Tradicionalmente el deporte se ha considerado fuente de toda clase de bondades y promotor de valores éticos y personales. Sin embargo existen también otra serie de aspectos menos positivos alrededor de se práctica como es el racismo. Este ha sido un reflejo del racismo latente en la sociedad y ha ido variando en su intensidad a lo largo del tiempo

          Palabras clave: Racismo. Deporte. Xenofobia

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 132 - Mayo de 2009

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Introducción

    El deporte es considerado como uno de los mayores promotores de valores éticos de nuestra sociedad. Esto podría perfectamente ser así, pues el deporte tiene cualidades suficientes para ello, pero no es objeto de este artículo desarrollar sus virtudes, sino incidir en lo que no dejan de ser una serie sorprendente de paradojas que su práctica acarrea. Violencia en los espectáculos deportivos, situaciones de racismo, sexismo y abusos varios, doping, intereses políticos… son solo varios de los aspectos que podemos encontrar si profundizamos un poco bajo la superficie aparentemente llena de valores del deporte. Cabría pensar que este contraste entre las utopías del deporte y sus realidades queda circunscrito al ámbito del deporte profesional y deporte espectáculo, pero se comprueba que esto no sucede. Así, estas alteraciones han invadido otros campos del deporte como son el deporte lúdico, de salud, escolar.

    Es el objetivo de este texto tratar el tema de del racismo en el deporte, viendo como ha evolucionado y las motivaciones históricas que ha habido para ello.

Racismo y deporte a lo largo de la historia

    Si bien el deporte aparece ante el gran público como elemento de integración de todas las razas y como punto de encuentro donde no existe la discriminación (y efectivamente, cumple ese papel), esto no es del todo cierto, como veremos a continuación.

    Estamos sin duda ante uno de los fenómenos más execrables dentro del mundo del deporte ha sido (y es) sin duda el racismo. Se trata éste de un elemento que no se ha limitado a un solo país, si bien es cierto que en algunos ha tenido mucha más repercusión (caso de Sudáfrica y el “apartheid”), y que ha constituido una importante piedra de toque para el mundo del deporte.

    Esta situación aunque siempre ha existido, no siempre se ha sabido o querido ver. Así por ejemplo, están los mitos que el deporte ha creado sobre las relaciones interraciales dentro del mismo y que nos muestra Koppett:

  • El deporte es un ejemplo de la victoria sobre los prejuicios raciales. Tanto los espectadores como los jugadores solo se fijan y toman en cuenta la habilidad del jugador.

  • Este sentimiento ha empujado a la sociedad a esforzarse en la lucha contra la discriminación.

  • La aparición de estrellas de color es una inequívoca muestra de los progresos realizados por la comunidad negra en su conjunto.

    Sin embargo, frente a esto, las organizaciones deportivas (obviamente blancas) han sabido guardar ciertas cosas bajo su control, explotando y pagando bajos salarios a los atletas negros, que se veían sometidos a limitaciones en su salario y alejados de los puestos clave y de importancia dentro de la organización social del club.

    Como todos los mitos, éstos también tienen una parte de verdad, necesaria para convertirse en tales, pero ofrecen una imagen del deporte que no se asemeja a la de la realidad. Lo cierto es que el racismo existente en el mundo del deporte no es sino reflejo del racismo que destila la sociedad y la cultura de cada época. De forma resumida, durante los últimos 60 años hablaríamos de:

  • desde 1945 hasta mediados de los años 50: en esta época se rompen las tradicionales barreras raciales existentes en la sociedad.

  • de mediados de los años 50 hasta los 70: en esta etapa, hay cada vez un mayor y consciente uso de las limitaciones en el salario a los deportistas de color en muchas circunstancias

  • a partir de los 70: se toma como uso habitual y corriente el prejuicio “subconsciente”. También en esta época hay ciertos movimientos contra la cada vez mayor militancia negra

  • ya en los 80, la discriminación durante el juego es prácticamente inexistente. Sin embargo, fuera de lo que es el terreno de juego, la hostilidad entre blancos y negros y la separación étnica dependerá mucho del lugar, el transcurrir de los eventos y de la mezcla de distintas personalidades.

    En 1945, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, aparecen algunos dirigentes de clubes de béisbol que se percataron del potencial existente en la liga de negros (Negro League) y comenzaron a traer jugadores de color a la Major League. Este gran paso se debió en parte sin duda, a que las condiciones sociales del momento lo permitían. La movilización masiva de todos los estadounidenses debido a la guerra contra el nazismo, la propia lucha contra quienes defendían una raza superior, la pasada Gran Depresión y nuevas leyes que propugnaban igualdad fueron factores determinantes. Puede incluso decirse que al igual que los negros participaron en la guerra por ser necesarios, también entraron en la liga cuando fueron necesitados.

    A continuación, y debido a la necesidad de abolir los prejuicios y las discriminaciones raciales (que pese a todo, obviamente no desaparecieron), surgieron nuevas formas de discriminación. Así, aparecieron y se asentaron definitivamente las limitaciones salariales. Igualmente, un jugador de color que podía hacer que tu equipo ganase era lógicamente aceptado y mostrado como una irrefutable prueba de la honradez y tolerancia del directivo. Sin embargo, el jugador negro cuyo talento era equiparable al de otro jugador blanco que competía con él por el mismo puesto, era considerado como una amenaza para el “balance racial”. Era esta una forma de discriminación fácil de vender de cara al gran público.

    A finales de los años 60 apareció una nueva fase en las relaciones interraciales. La creciente militancia negra, con actividades políticas e incluso con fines revolucionarios despertó el recelo de mucha gente que aprovecho la ocasión para condenar a atletas de color por su comportamiento. La reacción ante estas condenas se vio en el “black power”, en los Juegos Olímpicos de México en 1968, el estilo afro y la toma de cultura negra.

Smith y Carlos, en el podio de los 200 metros llanos, JJ.OO. México ‘68

    Ya en los 80, en Estados Unidos, se camina ya hacia la auténtica integración. Así por ejemplo, se observa que la ausencia de entrenadores y directivos negros en equipos de fútbol, baloncesto y béisbol que era habitual en los 70, se va disipando poco a poco, e incluso la diferencia de salarios entre blancos y negros se va atenuando. Donde en esa época hay una mayor explotación al deportista negro es en el ámbito escolar y universitario. En este nivel, son reclutados intensivamente y pasados a través del sistema, para finalmente ser dejados o expulsados, en mucha mayor medida que a los deportistas blancos.

    “Estas figuras del deporte (…) son con frecuencia negros con escasa formación académica, que reciben un estipendio por su actuación deportiva, pero a los que mediante notas regaladas se mantiene apartados de todo aprendizaje y del famoso control escolar en el que tanto insisten los medios oficiales; y cuando dejan de sobresalir en el deporte son despedidos sin más contemplaciones, sin estipendio, sin ciencia, sin examen” (Weis, 1976).

    Otros autores, sin embargo, ven que en los 80 la cultura deportiva, especialmente el mundo del fútbol, ha adquirido una nueva dimensión racista. De esta forma, el considerado aficionado “normal” desprecia a las mujeres, los rasgos femeninos en los hombres y frecuentemente pelea contra las autoridades y contra otros jóvenes para de esta forma mostrar su “hombría”. Los sentimientos de superioridad nacional y el recelo hacia todo lo extranjero que muestran estos aficionados tienen como consecuencia lógica la aparición de la xenofobia (Hargreaves, 1986). Para este autor, el aumento de competiciones internacionales ofrece nuevas ocasiones para la expresión de distintos grados de nacionalismo y xenofobia en los aficionados al fútbol. Así por ejemplo, los asiáticos son despreciados por ser considerados pasivos, los negros son vistos como inmigrantes que están tomando su país, en incluso “su juego”. Sin embargo, esta última consideración es errónea, pues los jugadores negros llevan jugando al fútbol desde su aparición, como ha demostrado una investigación realizada por el historiador Phil Vasilli. Éste ha visto que al igual que las comunidades negras se asentaron en Bretaña hace cientos de años, así los futbolistas de color han jugado allí desde 1888.

    A partir de los 90, el fútbol, especialmente el europeo se está volviendo más multiétnico, debido en parte a la aplicación de la Ley Bosman, con la que cada vez hay más foráneos en el fútbol. Esto puede ser usado como gran ayuda contra el racismo en el deporte, pues las hinchadas ven el trabajo y la cooperación entre jugadores de distintas nacionalidades, lo cual da un fuerte y positivo mensaje sobre la igualdad de razas. Sin embargo, no hay que olvidar que el abuso racista en los partidos de fútbol existe, si bien no es tan abundante como hace unos años. Todavía es frecuente observar en el campo de juego actitudes como lanzar plátanos a futbolistas negros, gritos despectivos (“nigger”), gritos de monos y abucheos burlones y demás gestos. Los clubes ponen carteles y mensajes que advierten de que las actitudes racistas no serán toleradas, sin embargo, el peligro de tener un puñado de hinchas amargando el partido una y otra vez aún no ha terminado. Esto se puede deber en parte al cierto egoísmo e indiferencia con que muchos de los estamentos y dirigentes deportivos implicados en este problema se conducen, con dejación de lo que son sus responsabilidades, con la exigua justificación de que no es cosa suya (Durán, 1996).

    El racismo latente en la sociedad está concentrándose entorno al fútbol, donde capta muchos adeptos y puede servir de vehículo para la exhibición de simbología y demás parafernalia. Los grupos xenófobos se infiltran dentro de las hinchadas ya de por sí violentas de los equipos de fútbol (u otros deportes), generando en éstos unos rasgos comunes, como son “intolerancia frente al otro, el diferente, el débil; atacar a un hincha por vestir el color equivocado está próximo a la agresión a un inmigrante por su color de piel; carencia de empatía, incapacidad de entender el sufrimiento ajeno” (Durán, 1996).

    Debido a esto, aparecen campañas antirracistas, como la que tuvo lugar en Inglaterra y Gales a finales de 1993 y en Escocia en 1994, llamada “Let´s kick racism out of football” (saquemos el racismo del fútbol a patadas). Este tipo de campañas son útiles para reconocer el racismo implícito en los diferentes contextos sociales.

    Anteriormente se tenía la convicción de que los blancos eras superiores a los negros. Sin embargo, en la actualidad se ha cambiado esta típica visión y ahora los negros son considerados mejores atletas que los blancos porque tienen “mejor genética” y una ventaja física, aunque quizá esta visión no sea tan real como parece:

    “Hace poco se juraba que la raza blanca era superior a las demás: casi nadie ha cambiado de opinión, pero sí de lenguaje” (Haro Tecglen, El Pais, 2/1/2000)

    Pese a todo, esta supuesta ventaja no resulta como tal, debido a que los atletas de color tienden a ser colocados en las posiciones que no se consideran “de liderazgo”. Éstas, siguen estando reservadas para los atletas blancos. Esta perpetuación de los estereotipos genéticos viene a transmitir el mensaje de que los blancos no pueden saltar, pero los negros no pueden pensar.

    Estos estereotipos impiden el desarrollo de una verdadera igualdad y ayudan a desarrollar el racismo. La sociedad no está libre de racismo, y el dominio de unos pocos deportes por deportistas de color no quiere decir que haya una auténtica igualdad.

    Así pues, se puede decir que afirmar que los deportistas negros poseen una mayor superioridad física puede resultar tan insultante como afirmar que son mentalmente inferiores (Koppett, 1981).

Reflexiones finales

    En la actualidad el racismo en el deporte sigue siendo un problema que no está atajado completamente. A pesar de las numerosas respuestas a nivel institucional que se han dado en los últimos años a nivel europeo, como pueden ser el apoyo de la Comisión Europea a proyectos para combatir en racismo (“FARE”, “Action Week”, “Fans United”) y desde organismos deportivos como la UEFA y la FIFA, que en 2001 organizó un congreso en Buenos Aires dando lugar a una “declaración contra el racismo”, sigue habiendo casos de esta práctica en los campos de juego de todo el mundo.

    Baste como ejemplo el estudio de Durán en 2008 sobre el racismo en la liga española de fútbol profesional donde recoge 47 incidentes de tipo racista durante 2 temporadas de liga.

    Quiere esto decir que hay que seguir trabajando desde todos los estamentos para lograr erradicar este tipo de conductas alrededor de los actos deportivos, comenzando con un trabajo de base en los centros educativos.

Referencias bibliográficas

  • AAVV (1975): “El racismo en el deporte”, en Deporte y sociedad, Estella, Biblioteca Salvat de grandes temas, pp 137-141

  • Duran, J.; Jiménez, P.J. (2006): “Fútbol y racismo: un problema científico y social”, en Revista Internacional de Ciencias del Deporte, 3(2), pp 68-94

  • Duran, J; Pardo, R (2008): “Racismo en el fútbol profesional español (1ª y 2ª división). Temporadas 2004-05 y 2005-06”, en Revista Internacional de Ciencias del Deporte, 12(4), pp 85-100

  • Gutierrez Sanmartín, Melchor (1995): “Contradicciones en la ética deportiva” en Valores sociales y deporte. La actividad física y el deporte como transmisores de valores sociales y personales, Madrid, Gymnos, pp 77-102.

  • Hargreaves, John (1986): “Localism, Chauvinism and racism”, en Sport, power and culture. A social and historical analysis of popular sports in Britain, Oxford, Polity Press, pp 106-109.

  • Horne, John (1996): “Kicking racism out of soccer in England and Scotland”, en Journal of sport & social issues, 20, nº1, pp 45-69.

  • Koppet, Leonard (1981): “Racism”, en Sports illusion, sports reality. A reporter’s view of sports journalism and society, Massachusetts, Houghton Miflin Company, pp 197-207.

  • Raxen, Informe (2008): El peligro de la xenofobia y la violencia ultra, Madrid, Movimiento Contra la Intolerancia

  • Roger Rees, C. (1996): “Race and sport in global perspectiva: lessons from post-apartheid South Africa”, en Journal of sports & social issues, 20, nº1, pp 22-33.

  • Vásquez Henríquez, Alexis (1991): “Fanatismo y conflictos étnicos”, en Política, deporte y comunicación, México, Editorial Trillas, pp 49-52.

  • Weis, Kart (1976): “Desvío y conformidad en la institución del deporte”, en Lüschen y Weis Sociología del deporte, Valladolid, Miñón, pp 252-269.

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