efdeportes.com
El béisbol cubano vive en el pasado

 

Estadístico de Atletismo

(Cuba)

Lic. Eddy Luis Nápoles Cardoso

eddy06018@hlg.jovenclub.cu

 

 

 

Resumen

          Este trabajo recoge en apretada síntesis las carencias por las que atraviesa el béisbol cubano en la actualidad, agravadas sobre todo por la entrada lógica de los jugadores profesionales. A modo de ejemplificar se habla de los principales triunfos cubanos en eventos internacionales, así como de las debilidades ofensivas de los jugadores y del pobre repertorio de los pitchers cubanos.

          Palabras clave: Béisbol. Cuba. Profesionalismo.

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 132 - Mayo de 2009

1 / 1

    Yo he seguido el béisbol cubano desde que tenía unos diez años aproximadamente y ya sobrepaso los cuarenta. Por lo tanto, guardo muchos recuerdos sobre el desempeño de nuestras selecciones nacionales, desde principio de los años 70. Me vienen a la mente hazañas impresionantes, desde aquel mundial de Nicaragua 1972, con el jonrón de Marquetti, hasta otras más recientes, como el otro bambinazo de Gourriel en Parma, Italia, en 1988.

    En una época que va desde el mundial de Dominicana en 1969 hasta la entrada de los profesionales treinta años más tarde, el béisbol cubano dominó a sus anchas en la arena internacional, ganando cuanto evento se celebrara. Así podemos enumerar triunfos en Juegos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos, Copas Intercontinentales, Campeonatos Mundiales y Juegos Olímpicos, venciendo siempre de forma arrolladora en la gran mayoría de los casos.

    Fue tal la superioridad cubana, que una derrota por esos años constituía noticia, como lo fueron la sufrida frente a Nicaragua en 1972 y 1976, con pitcheo de Julio Juárez y Porfirio Altamirano o la encajada ante Estados Unidos en Edmonton 1981, frente al zurdo Ed Bosbeer. Resulta que en esa época nuestros peloteros eran muy superiores al resto de los contendientes y sus triunfos caían a granel. Pero esas victorias holgadas ya son parte de la historia y desde los Juegos Panamericanos de Winnipeg en 1999, ha comenzado otra etapa para nuestro béisbol, completamente diferente a la anterior.

Luis Giraldo Casanova, en la época de
oro del béisbol cubano (1969-1999)

    Antes de Winnipeg '99, todos los jugadores que militaban en los eventos convocados por la Federación Internacional de Béisbol, eran amateurs, pero sucede que -salvo muy pocas excepciones- la gran mayoría de ellos, luego del paso por la pelota aficionada, saltaban al profesionalismo, mientras que los cubanos permanecían varios años dentro de la selección nacional, trayendo consigo, que estos últimos adquirieran prácticamente una maestría deportiva a la hora de jugar béisbol y sus triunfos eran abrumadores sobre el adversario. El resto de los países veían desmembrarse sus selecciones de un año a otro, siéndoles imposible por tanto enfrentar con equidad al equipo cubano.

    Con la entrada de los profesionales, todos se han colocado en igualdad de condiciones y eso debía de haber cambiado nuestro sistema de preparación, pues ya aquellos juegos de 25 x 0, los nocaut, los pichers de nueve entradas y de cuatro juegos ganados por eventos, han pasado a una mejor vida y como bien dice el colega Sigfredo Barros en su artículo Para volver a ganar el bueno, hoy los rivales son otros, pero yo le agregaría algo, resulta que nosotros seguimos siendo los mismos.

    Ahora cabe preguntarse ¿están realmente preparados los jugadores cubanos para enfrentar este nivel de béisbol?

    Mi respuesta es no y me explico; yo he transitado por toda la pirámide de nuestro deporte, es decir desde el municipio a la nación, con esto les digo que conozco muchos detalles del proceso de preparación del deporte cubano en general. De hecho según mis modestas apreciaciones, el jugador de béisbol cubano no está lo suficientemente preparado, tanto en el aspecto técnico, como táctico para enfrentar las exigencias del béisbol actual. La parte física es lo mejor que tenemos.

    Más los problemas de la preparación técnica y táctica, no deben ser vistos cuando los atletas llegan al equipo nacional, hay que buscarlos y atacarlos desde la base para cuando esos jugadores transiten por las diferentes categorías, vayan limando las deficiencias y estas sean menos apreciables.

    ¿De qué adolece el jugador cubano? Siempre se ha comentado que los profesionales gozan de una excelente preparación técnica y que la misma es motivada sobre todas las cosas por las altas exigencias y el nivel de la competencia. Es verdad que en el deporte profesional, los atletas constituyen la principal mercancía, pero también es muy cierto que aquí predomina el interés personal, lo cual hace que el propio atleta se preocupe por dominar determinados elementos, que bien pudieran girar en torno a la ofensiva, como a la defensiva, -si se tratase de un jugador de cuadro o jardinero- o sobre el pitcheo, si fuese un lanzador.

    El jugador cubano recibe solo los elementos básicos de la técnica de bateo, pero carece de otros detalles que en su conjunto redondean el arte de batear. Hay habilidades que no se desarrollan, al jugador se le debe enseñar como batear en cada situación propia del juego, que puede ser desde un toque de bola, batear por detrás del corredor, dar un fly a los jardines, hasta tratar de dirigir la pelota hacia un determinado sector del terreno. Se debe al menos proveer de esos conocimientos y habilidades a todos los jugadores; ahora que unos los desarrollen más que otros, eso es normal.

    A veces usted oye decir “fulano no sabe tocar la bola”. Eso en nuestro béisbol actual no cabe, que no sea buen tocador de bola, está bien, pero el toque de bola se le debe enseñar a todos los jugadores y siempre tratar de ir perfeccionándolo. Los bateadores deben estar preparados para en determinada situación del juego, realizar cualquier acción en función de la ofensiva. Hay ocasiones que se necesita avanzar a un corredor o romper un posible double play y está en turno el cuarto bate ¿qué hace usted, lo deja batear o intenta el toque de bola?

    Con los lanzadores sucede algo muy parecido, generalmente el pitcher cubano se caracteriza por tirar una buena recta, una aceptable curva y una que otra slider. Ahora, fuera de ese anímico repertorio, no encontramos en los lanzadores que llegan a la selección nacional una variabilidad de lanzamientos para usarlos en determinados momentos del juego.

    ¿Cuántos lanzadores cubanos conocen el split-finger, la cutter, la knuckleball o bola de nudillos, la sinker?

    Es verdad que en las edades tempranas el jugador solo debe lanzar rectas, pero a partir del paso por la categoría juvenil, ya se puede iniciar la enseñanza de otros lanzamientos, los que se irán perfeccionando en adelante.

    Los adversarios también buscan información sobre los jugadores cubanos, por lo tanto el bateador rival cuando viene al home play, ya sabe que el pitcher que tiene enfrente solo tira rectas y curvas, se prepara para esos envíos y las posibilidades de lograr éxitos son grandes. Pero si por el contrario, el lanzador tiene un amplio repertorio, sus posibilidades ofensivas disminuyen.

Frederich Cepeda, miembro de la

actual generación de jugadores

    El pitcheo cubano carece de una especialización, anteriormente expresé que ya no son comunes los lanzadores de nueve innings. Por lo tanto se necesitan relevistas, cortos, largos y cerradores y cada una de estas categorías tiene sus propias características; el ejemplo claro es Pedro Luis Lazo, quien en el equipo Pinar del Río es abridor y se prepara como tal, pero cuando llega al equipo nacional, entonces asume el rol de relevista.

    Otro aspecto a valorar es que por ser el béisbol nuestro deporte nacional, su práctica es mucho más generalizada que el resto de las disciplinas deportivas, por lo que se da mucho, que determinados atletas con rendimientos destacados en los campeonatos nacionales, son incluidos en las selecciones cubanas, sin haber transitado estos por la escalera del alto rendimiento, lo que trae consigo un déficit de requerimientos técnicos-tácticos, imposibles de limar en uno o dos meses de entrenamiento.

    Valorando otros elementos, hay que evolucionar en los métodos, medios y concepción del proceso de entrenamiento, es cierto que tenemos calificados entrenadores, pero se necesita un mayor grado de actualización de estos, así como elevar el nivel cualitativo de los técnicos de la base, ya sean de áreas deportivas o centros de alto rendimiento.

    Estos son algunos de los aspectos que a mi modo de ver inciden en que actualmente el béisbol cubano no sea capaz de revivir los éxitos del pasado, con todo y que estén presentes los profesionales. Estamos seguros que el pelotero cubano bien preparado, nada tiene que envidiarle al más pinto de los jugadores rentados.

    El béisbol cubano hoy no posee los principales títulos. Perdió el oro olímpico en Beijing, el mundial en Taipei el pasado año, ahora no llegamos a las semifinales del II Clásico, evento donde Japón nos venció por partida doble. Para empezar a vivir una nueva etapa, nuestro pasatiempo nacional necesita revolucionarse así mismo y esa revolución debe comenzar desde adentro, es decir desde la base.

    Hoy las derrotas del II Clásico, nos deben llevar a la reflexión provechosa, pues el prestigio de nuestro deporte lo exige, como también lo reclama la afición cubana, siempre acostumbrada a los triunfos. Esperemos que el béisbol deje de vivir en el pasado y se adapte a la realidad del momento actual.

Otros artículos sobre Entrenamiento deportivo

  www.efdeportes.com/

revista digital · Año 14 · N° 132 | Buenos Aires, Mayo de 2009  
© 1997-2009 Derechos reservados