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Cómo promocionar la práctica de

actividad física en el entorno escolar

 

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Universidad de Granada)

Diplomado en Magisterio; especialidad de Educación Física

Entrenador Nacional de Atletismo

Profesor interino de enseñanza secundaria (Educación Física) de la Junta de Andalucía.

Pablo Pozo Rosado

pablopzo@hotmail.com

(España)

 

 

 

Resumen

          Desde nuestra perspectiva, una de las formas más fáciles para que los alumnos/as sean más activos y abandonen las conductas sedentarias es ir incrementando la actividad física ligada a las tareas cotidianas como caminar, subir y bajar escaleras o realizar las tareas en el hogar. Todas estas actividades que eran frecuentes en el pasado, sin embargo, en la actualidad han tendido a desaparecer porque la difusión de medios de transporte y avances tecnológicos como el coche, los ascensores o los electrodomésticos ofrecen la oportunidad de mecanizarlas. En nuestra mano está proporcionar alternativas motivantes que transformen el centro educativo en una “escuela activa”.

          Palabras clave: Actividad física. Escuela. Entorno escolar.

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 131 - Abril de 2009

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1.     La actividad física en la vida diaria de la escuela

    Es frecuente pensar que al referirnos a la actividad física en el entorno familiar o escolar, se hable de acudir al gimnasio, a la piscina o practicar algún deporte. La realidad es que existe la visión extendida y errónea de pensar que sólo se hace actividad física cuando se desarrollan esfuerzos considerables, como en el caso mencionado de practicar algún deporte.

    A pesar de estos pensamientos iniciales, hoy en día se sabe que la actividad física de intensidad moderada produce estímulos fisiológicos que tienen efectos importantes sobre la salud, como así se publicó en 1996 dentro del informe “Actividad física y salud. Un informe del Cirujano General” del Departamento de Salud de los Estados Unidos.

    Consecuentemente a esta reflexión, encontramos que una de las formas más fáciles de ser más activo es ir incrementando la actividad física ligada a las tareas cotidianas. Caminar, subir y bajar escaleras o realizar las tareas en el hogar o en el jardín son también formas evidentes de realizar actividad física, y por tanto debemos hacérselo llegar a nuestros alumnos/as. Todas estas actividades que eran frecuentes en el pasado, sin embargo, en la actualidad han tendido a desaparecer porque la difusión de medios de transporte y avances tecnológicos como el coche, los ascensores o los electrodomésticos ofrecen la oportunidad de mecanizarlas.

    En mi opinión existe, sin embargo, la posibilidad de volver a renovar algunos de estos hábitos simplemente recuperando la intención de realizarlas. Por poner breves ejemplos, a menudo el uso del coche se hace innecesario para trayectos cortos o se toma el ascensor cuando perfectamente se podrían usar las escaleras.

    Los centros escolares en esta línea, deberían promover la recuperación de algunos de estos hábitos en niños y niñas, educándoles acerca de la importancia de esos pequeños periodos de actividad física.

    Según un informe preparado para la Comisión Europea, se señaló que posiblemente la forma más eficaz de incrementar la actividad física entre la población sería recuperando y fomentando el transporte activo, es decir, recuperando el hábito de desplazarse caminando cuando las distancias a recorrer lo permiten. La frecuencia con la que habitualmente se camina parece haberse reducido en las últimas décadas por el uso cada vez más intensivo del coche, incluso en el caso de niños y niñas que no son los usuarios principales del mismo. Así, a menudo los escolares son “transportados” por sus padres en coche, lo que les priva de la actividad física que a diario podrían realizar desplazándose al colegio.

    En España, algunos datos disponibles indican que sólo un 25 % de los niños y niñas de 4º curso se desplazan al colegio caminado. Ese porcentaje se incrementa hasta el 40% al finalizar la primaria.

A partir de Hernández, J.L. y Velázquez, R. (Coord.) (2007)

La educación física, los estilos de vida y los adolescentes, cómo se ven, qué saben y que opinan.

Tándem, Madrid

    Según esos datos, se destaca que la mayoría del alumnado se desplaza al centro escolar en coche o transporte público. Algo que nos resulta incongruente dado que sabemos que uno de los principales criterios de selección o asignación de los centros educativos es la proximidad al hogar, por lo que no parece que la distancia al centro escolar sea la causa de este alto porcentaje de desplazamientos en coche.

    Un punto y aparte merece la cuestión del uso de la bicicleta como medio de transporte. Lo cierto es que, a pesar de las iniciativas por implantar el uso habitual de este medio de transporte de ayuntamientos como el Barcelona o Sevilla, nuestro país no tiene una cultura asentada en el uso de la bicicleta como medio habitual, a diferencia de muchos países del norte y centro de Europa. En ellos la bicicleta es un elemento común en los hogares y miles de ciudadanos se desplazan de forma habitual en bicicleta, haga el día que haga.

    Coincidimos en que el uso de la bicicleta tiene que ver con la geografía, la climatología y el desarrollo urbano de cada país, pero aún más con el desarrollo de una cultura al respecto. De esta forma, el desarrollo de carriles bici es un elemento importante para fomentar el uso de la bicicleta, pero lo será más para el desarrollo de una “cultura de la bicicleta”.

    En algunos países escandinavos, Alemania o Suiza es posible ver convivir a la bicicleta con los vehículos a motor en el tráfico rodado de las ciudades, pese a no existir carriles específicos para ellas. Esto es posible gracias a que las bicicletas son consideradas un elemento más del tráfico y los conductores son respetuosos con los ciclistas, a la vez que existen limitaciones de velocidad rigurosas para los vehículos a motor en muchas partes de los núcleos urbanos. Así mismo, los aparcamientos para bicicletas forman parte de las infraestructuras urbanas que se encuentran en cualquier lugar.

¿Cómo fomentar esta “cultura de la bicicleta” desde la escuela?

    A pesar de ser conscientes de que no se puede esperar que la cultura de la bicicleta se pueda implantar y extender en nuestro país a corto plazo, especialmente si no existen actuaciones urbanísticas a la vez, debemos creer que sí es posible que la escuela realice su labor en propiciar esa cultura de la bicicleta y fomentar también su uso en función de las circunstancias particulares de cada centro. Algunas actuaciones que podrían llevarse a cabo desde la escuela son:

  1. Comprometer e informar a las familias con objeto de estimular su uso como medio de transporte al centro escolar en los niños y niñas más mayores.

  2. Negociar la creación de aparcamientos para bicicletas en el centro escolar, así como realizar aquellas adaptaciones de las instalaciones que faciliten su uso.

  3. Eliminar o modificar normas que dificulten su utilización, así como implantar nuevas que lo fomenten.

  4. Realizar actividades específicas para fomentar su uso (día de la bicicleta, club del ciclista durante los fines de semana, etc.).

  5. Incluir la bicicleta en el currículum escolar, favoreciendo la transversalidad e interdisciplinariedad (área de tecnología, educación vial, ecología…)

  6. Organizar rutas seguras a la escuela (safe routes to school) o caminos escolares donde se contemple la recogida de los escolares en forma de “Bici-Bus”.

  7. Solicitar a los responsables municipales de urbanismo que realicen actuaciones en el entorno del centro para facilitar su uso (mejora de la seguridad de los accesos, carriles bici, incremento de vigilancia policial a las horas de entrada y salida del centro, mejora de la regulación del tráfico en el acceso al centro, etc.).

  8. Comprometerse a través de programas pilotos avalados por el Ministerio de Medio Ambiente de promoción de la bicicleta como son “Andando y con bici al cole” o “La ESO va que vuela”.

    Además del incremento de nuevas iniciativas en beneficio de la actividad física de nuestros alumnos/as, es necesario realizar un análisis en profundidad acerca de conductas instaladas en ellos, que atentan directamente frente a nuestros principios.

2.     Estimular la actividad física mediante la reducción de conductas sedentarias

    No es ningún secreto decir que el tiempo que los niños y niñas pasan desarrollando actividades de ocio sedentario puede tener efectos directos en su salud ya que, durante ese tiempo, dejarán de recibir los estímulos fisiológicos que son necesarios para un adecuado desarrollo orgánico.

    A pesar de esto, somos conscientes de que el estilo de vida actual impone inevitablemente a nuestro alumnado largos periodos de inactividad, vinculados en gran parte a las actividades académicas de su jornada escolar. Por este motivo es necesario poner un límite al tiempo dedicado a otras actividades igualmente sedentarias durante su tiempo libre, a fin de no sobrepasar un cierto umbral que podría resultar verdaderamente perjudicial.

    Así, algunas formas de entretenimiento sedentarias como la televisión, los videojuegos y el ordenador e Internet que tienen la capacidad de absorber la atención de niños y niñas durante mucho tiempo, pudiendo constituir un problema si se utilizan de forma abusiva.

    Estas formas de entretenimiento no tienen porque ser malas de por sí, pero según los estudios no deberían emplear más de dos horas al día en ellas. Siguiendo la Encuesta Nacional de Salud del año 2003, uno de cada tres niños entre 5-15 años presenta un consumo excesivo de TV mayor a dos horas diarias. Esto se confirmó en los Estudios de Audiencias de la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación (AIMC, 2004), en la que se asegura que los niños españoles pasan una media de 2 horas y 30 minutos al día viendo la TV, y una media hora más jugando a videojuegos o conectados a Internet.

    Esta problemática agrava la situación aún más ya que este tipo de entretenimientos impide que niños y niñas empleen su tiempo de forma más activa. De hecho, las investigaciones han comprobado que reducir las actividades sedentarias es una forma eficaz de que niños y niñas incrementen de forma espontánea su nivel de actividad física.

    Por último, se ha comprobado que el hecho de ver la televisión se asocia al consumo de alimentos de bajo valor nutritivo (“snacks”) y al consumo de bebidas refrescantes, lo que puede incrementar aún más el riesgo de desarrollar sobrepeso. Además no debemos olvidar el reciente aumento de fenómenos de “adicción” con respecto al uso de videojuegos, Internet o telefonía móvil.

    Ante este panorama, proponemos en el siguiente epígrafe una serie de ideas prácticas para el fomento de la actividad física continuada.

3.     ¿Qué podemos hacer desde nuestros centros?

    Algunas iniciativas que nos pueden ayudar en el fomento de la actividad física diaria y la reducción de las conductas sedentarias son:

El Pedi-Bus o Walking-Bus

¿Qué es?

    El Pedi-Bus es una forma segura, divertida y saludable para ir y volver de la escuela. Un Pedi-Bus tiene un conductor adulto al frente y un revisor al final. En él los niños y niñas caminan a la escuela en grupo a lo largo de una ruta recogiendo pasajeros adicionales en paradas específicas que el Pedi-Bus tiene a lo largo de su camino.

    Este autobús especial funciona haga buen o mal tiempo, y todos sus pasajeros visten chalecos reflectantes para ser bien vistos por los conductores. Así, niños y niñas pueden hablar con sus amigos mientras van a la escuela, y a la vez que los adultos que conducen el bus les enseñan las reglas básicas de la seguridad vial cuando uno se desplaza como peatón, aprendiendo a ser más autónomos para el futuro.

    Cada Pedi-Bus puede ser diferente, dependiendo de las necesidades de los padres y los niños. Cada escuela puede tener un solo Pedi-Bus o varios que transitan por diferentes rutas. Algunos pueden funcionar a diario y otros solo ciertos días de la semana, unos pueden funcionar sólo por la mañana o sólo por la tarde.

Ventajas del PEDI-BUS

  • Que un buen número de niños y niñas puedan ir y volver caminando a la escuela cada día.

  • Favorece que los niños y niñas realicen las cantidades de actividad física recomendadas.

  • Puede facilitar la labor de padres y madres para llevar y recoger a sus hijos del colegio.

  • Permite a niños y niñas poder estar y hablar con sus compañeros y fomentar las relaciones sociales entre ellos.

  • Sirve de oportunidad para que niños y niñas aprendan las reglas básicas de educación vial.

  • Además, contribuye a la conservación medio ambiental al evitar muchos pequeños desplazamientos en coche que por la distancia a recorrer no resultan necesarios.

Su funcionamiento

    Hacer funcionar un Pedi-Bus sólo es posible si existe una persona entusiasta que se encargue de coordinarlo y un grupo suficiente de voluntarios (padres, madres u otros adultos) que se turnen para conducirlo en sus diferentes viajes a lo largo de la semana. Cuantos más voluntarios existan más sencillo será que el bus pueda funcionar sin problemas y menos veces tendrá que responsabilizarse cada adulto de conducirlo.

    Por último, siempre que sea posible, se debe informar a las autoridades locales de la existencia de esa iniciativa de transporte escolar activo. Dichas autoridades pueden colaborar en la seguridad, vigilancia o la proporción de algún material (señalización, chalecos).

El Bici-Bus

    De igual modo que el Pedi-Bus, también un Bici-Bus es una alternativa para aquellos niños y niñas más mayores que dispongan de una bicicleta. Además, es una opción que puede resultar más conveniente en el caso de los escolares que viven a una distancia de la escuela algo mayor. En este caso y al realizarse la actividad igualmente fuera del recinto escolar, debemos tener en cuenta nuestra responsabilidad civil en caso de accidente y las siguientes medidas de seguridad:

  • Los recorridos deben estar aprobados por el Consejo Escolar del Centro.

  • Debe plantearse si la actividad debe figurar en el Plan Anual de Centro

  • Contar con la información y autorización paterna

  • Notificación a la dirección del centro y a las autoridades municipales del itinerario que va a realizarse por si se diera el caso de cualquier eventualidad que requiriese la ayuda de un vehículo para transportar un alumno o una bicicleta.

  • Utilización del casco y chaleco reflectante.

  • Los alumnos deben ir siempre en fila india individual o de dos en tramos urbanos y lo más pegados a la derecha que sea posible.

  • Profesor equipado con teléfono y kit mantenimiento

  • Revisión básica de las bicicletas antes de salir.

Las rutas seguras o caminos escolares

    Uno de los principales obstáculos para la promoción real del transporte activo es la falta de rutas seguras que enlacen los hogares con el centro educativo. Sería deseable que existiesen itinerarios totalmente seguros para acceder a los colegios e institutos como carriles para viandantes y bicicletas, pero su implantación no sólo depende de la buena voluntad de los organizadores sino principalmente de las autoridades con competencias en urbanismo en cada caso, algo que en muchos casos no resultará tan sencillo.

    Eso no significa que desde los centros escolares no se pueda reclamar a las autoridades locales ciertas iniciativas para hacer que las rutas por las que los escolares acceden al centro escolar sean más seguras.

    En este sentido, se proponen una serie de medidas, solicitando a las autoridades locales que:

  • Las rutas de acceso tengan una adecuada señalización a lo largo de todo su trayecto.

  • Estén liberadas de toda clase de barreras arquitectónicas temporales (obras) o permanentes.

  • Existan los pasos de peatones y semáforos necesarios para garantizar un tránsito seguro, así como que estos estén convenientemente mantenidos.

  • La velocidad para los vehículos en el entorno de colegio este limitada por debajo de los 30 Km. /h.

  • Existan los badenes en la calzada que garanticen que esta restricción de velocidad establecida se cumpla.

  • La policía municipal vigile las vías de acceso al centro escolar, regulando el tráfico si es preciso en los horarios de entrada y salida de los escolares.

“Stop Videojuegos” en la escuela

    Pensamos que la escuela puede servir de medio para reducir el tiempo que niños y niñas pasan al día utilizando formas de entretenimiento electrónico, de forma que se limite su uso durante el tiempo que permanecen en el colegio.

    Los videojuegos y los juegos que se pueden utilizar en los teléfonos móviles se están popularizando cada vez más entre niños y niñas. Su presencia en los hogares es mayoritaria y cada vez un número mayor de niños y niñas juega con ellos a diario. Su presencia en los centros escolares es cada vez más abundante y, al margen de otras consideraciones educativas, tienden a restringir el nivel de actividad física que niños y niñas realizan a través de la práctica de juegos o deportes durante los periodos de receso escolar como pueden ser los recreos. Iniciativas del tipo “Stop videojuegos en la escuela”, pueden experimentarse como una medida más para incentivar la actividad física en el entorno escolar.

Bibliografía

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