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La utilización de técnicas no convencionales para 

el estudio de representaciones del cuerpo: 

el caso de las estrategias proyectivas

 

Prof. y Lic. en Educación Física (UNRC)

Maestranda en Educación Corporal (UNLP)

Profesora Adscripta del Departamento de Educación Física

Universidad Nacional de Río Cuarto.

Valeria Varea

valeria_varea@yahoo.com.ar

(Argentina)

 

 

 

Resumen

          En este artículo se intenta reflexionar acerca del posible uso de otras técnicas metodológicas, poco convencionales, para el estudio de las representaciones del cuerpo. Se utilizaron láminas como especie de estrategias proyectivas y luego se triangularon los datos con las narraciones verbales de los entrevistados. Se espera con esto poder incentivar a investigadores de prácticas corporales a la confección de su propio instrumento de recolección de datos.

          Palabras clave: Cuerpo. Representaciones sociales. Estrategias proyectivas.

          

Consideraciones tomadas del trabajo final para optar al grado de Licenciada en Educación Física

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - Nº 128 - Enero de 2009

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1.     Introducción

    Considerando al cuerpo como un cuerpo vivido y no meramente como un conjunto de órganos, siguiendo de esta manera la misma línea de pensamiento de Merleau-Ponty, y creyendo que más allá de poseer un cuerpo somos un cuerpo, quiero abandonar la idea de la antigua dicotomía cuerpo – mente para abrir camino a abordajes más complejos que permitan pensar en “una mente corporalizada y un cuerpo cognitivo emocional” (Fassina y otros, 2002: 40).

    Según Sartre (1986), el conocimiento esencial que una persona posee de su cuerpo proviene en gran medida del modo en que los demás ven ese cuerpo, es por ello que me resultó interesante llevar a cabo un estudio acerca de las representaciones que posee la gente de sus cuerpos; teniendo en cuenta que una de las perspectivas desde la que se lo puede abordar es considerándolo como una construcción simbólica y no una realidad en sí mismo (Le Breton, 2002). Es un cuerpo que se desenvuelve en un contexto y una realidad social determinada.

    Lo que se procuró en este trabajo es ver como estas representaciones pueden ser develadas a través de distintos abordajes metodológicos, un tanto no tradicionales por decirlo de alguna manera, y que incluyeron la construcción de distintas láminas desde las cuales los sujetos puedan identificar modelos de cuerpos1. El objetivo desde el cuál se partió era poder comprobar si este instrumento es factible para estudiar problemáticas concernientes a representaciones de cuerpo.

2.     Aproximaciones al concepto de cuerpo

    El cuerpo es lo primeramente conocido por todos, es el ejecutor de la voluntad (San Martín, 1997). El cuerpo es el primer y más natural instrumento del hombre. El cuerpo, y más específicamente la piel, es el límite entre lo interno y lo externo, con el mundo que me rodea. Yo tengo un cuerpo, vivo en mi cuerpo, percibo a través de mi cuerpo…yo soy cuerpo.

    A decir de Le Breton (1995: 9), “el cuerpo es el signo del individuo, el lugar de su diferencia, de su distinción”. Yo estoy presente en este mundo gracias a mi cuerpo. Él es el que me hace tangible y visible ante los individuos; nuestra existencia corporal se configura gracias a la existencia de las personas

2.1     Cuerpo deseado, cuerpo erótico

    Hoy en día, es llamativo ver la cantidad de publicidades en los medios de comunicación en donde se ensalza la eroticidad como forma y contenido. El cuerpo es objeto de numerosas inversiones narcisistas, físicas y eróticas. Los medios de masas, reproducen modelos de cuerpo “atractivos” haciendo que la globalidad de la sociedad se lance hacia la (nunca alcanzada) búsqueda de este cuerpo idealizado, hacia la búsqueda de una “anatomía ideal” (Becker, 1999).

    Se ha elaborado una cultura de consumo alrededor del cuerpo, para verse “más bello”. También se ha creado toda una industria paralela del “cuerpo sexual”, tal como lo afirma Jean-Marie Brohm (1993), toda una industria montada en una sociedad que hace que los con-tactos humanos sean cada vez menos frecuentes, en donde la tecnología los ha suplementado. Es también esta la razón por la que hoy en día el sentido corporal más importante y más utilizado por la sociedad, es el visual. Se ha dejado de lado la percepción de sensaciones táctiles, auditivas, gustativas y olfativas. Es algo corriente escuchar que “todo entra por los ojos”, y es, en cierta medida, algo muy cierto: estamos en la era de lo visual.

    Pareciera ser que la forma del cuerpo es la apariencia del cuerpo, dejando de lado cuestiones tan importantes como los gestos, la actitud, el porte, entre otros. La apariencia del cuerpo aparece hoy como “un valor altamente cotizado en el mercado”. La moda, los productos de belleza y hasta el deporte mismo, son probablemente los campos donde más se explota económicamente lo corporal (Furlán, 1995).

    Las dietas, las cirugías estéticas, los implantes, la vida light, están al orden del día. Las personas buscan tener un “cuerpo perfecto”, buscan asemejarse a estos cuerpos que se muestran en las revistas de moda, en la televisión, en Internet. Cuerpos que son, a su vez, “artificiales”; que han atravesado numerosas cantidades de cirugías, que poseen partes artificiales; también, en muchas revistas, los cuerpos que se publican son fotografías que han sido retocadas antes de ser impresas. Es por ello que podríamos afirmar que las personas están en la búsqueda de un cuerpo irreal, de un cuerpo que es poco probable que exista en su manera natural; agrandándose así cada vez más la brecha entre el cuerpo real y el cuerpo ideal. Surgen a consecuencia de esto, problemas de ánimo, tales como la depresión por la búsqueda de algo que nunca se alcanza, de algo que en realidad no existe o que nunca van a alcanzar; resultando de ello, que los sujetos nunca van a estar conformes con su propio cuerpo.

3.     Representaciones sociales y cuerpo

    Si, entonces, el cuerpo existe gracias a la percepción que los otros tienen del cuerpo de los demás, y es debido a ellos que las personas configuran su propia imagen corporal; es por ello que este trabajo fue abordado desde las representaciones sociales que los sujetos tienen de su propio cuerpo y del de los demás.

    La representación social del propio cuerpo es el resultado de la aplicación de un sistema de clasificación social. El cuerpo es un producto social que posee sus propiedades distintivas “gracias” a las condiciones sociales de producción.

    Acordando con Sassano (2003), las representaciones sociales le asignan al cuerpo una determinada posición dentro del simbolismo general de la sociedad en que se halla, depositando en el interior en el interior del mismo, imágenes precisas que le otorgan una ubicación y sentido en el mundo; es el efecto de una construcción social y cultural.

4.     El estudio de estas representaciones de cuerpo

    La confección y utilización de las láminas que se utilizaron para la recolección de los datos tuvieron como propósito indagar sobre las representaciones que los sujetos tienen acerca de su propio cuerpo y de los demás. Como antecedente se puede citar al trabajo de Mariana Simarco (2006) para la individualización y el reconocimiento por parte de los policías de los criminales reincidentes2. Dicha autora adoptó la fotografía como una técnica, sabiendo que la observación visual actuaba por excelencia en el saber policial.

    Sabiendo que para que un instrumento sea fiable se necesita probarlo con una gran cantidad de casos y en distintas situaciones, lo que se pretendió en esta investigación es realizar el puntapié inicial a la utilización de estas técnicas de identificación corporal, que lejos estaría de ser un instrumento fuertemente probado y estandarizado. Debido a esto, y como especie de triangulación de datos, también se utilizaron relatos verbales de los entrevistados a la hora de realizar el análisis.

    La construcción de láminas está abundantemente documentada en las técnicas proyectivas del campo de la psicología clínica. Se espera que las personas “proyecten” aspectos de su personalidad o su vida en las respuestas dadas. El individuo utiliza su imaginación para organizar el material presentado, puesto que el mismo es ambiguo y no estandarizado, y posee un alto grado de libertad para responder a las preguntas planteadas. Se supone que en la manera que ellos van a responder, pueden revelar factores emocionales y motivacionales inconscientes (Greiffenstein y Yepes, 2004).

    Una de las características que presentan este tipo de técnicas es que toda respuesta que presenta el individuo ante el material proyectivo no es casual, sino que es significativa y conforma algún signo de su personalidad (Cardona Moltó y cols., 2006).

5.     Algunas cuestiones dignas de análisis

    Luego de haber analizado los datos cabe destacar una vez más, que todas estas nuevas formas de interpretar y concebir al cuerpo y a la corporeidad, que sobrepasan la tradicional mirada biológica del mismo, lejos están de ser lecturas simples y sencillas, y es por ello que se torna necesario abordarlas desde la complejidad.

    Durante el desarrollo del trabajo se pudo observar como había cuestiones tan fuertemente interiorizadas en los entrevistados, que aparecían en reiteradas oportunidades. Una de las más reincidentes fue el tópico gordura – delgadez, tanto a la hora de encontrar semejanzas de sus cuerpos con los mostrados; para la elección del cuerpo que ellos desearían tener y también para escoger el cuerpo que les parecía más atractivo del sexo opuesto. ¿Es que acaso lo que más importa hoy en día para determinar la belleza de la persona es si es “gorda” o “flaca”? ¿Por qué esta realidad tiene a los jóvenes de hoy en día tan preocupados?

    Términos tales cómo “cuerpo normal, “cuerpo balanceado”, “cuerpo equilibrado”, “cuerpo proporcionado”, “cuerpo armónico” estuvieron presentes en el gran porcentaje de los relatos, abriendo lugar esto a un debate acerca del significado de dichas palabras según el contexto en el que se las emplea. Lo que para el común de la gente de nuestra sociedad es un “cuerpo armónico o normal”, podría seguramente no serlo en otras sociedades. Además, dichos términos han sido culturalmente esbozados en el ideario de las personas. Estas definiciones han sido construidas en el habitus de las personas de nuestra sociedad, habitus que ha estructurado a los entrevistados como miembros de una sociedad influenciando la forma en que cada uno de ellos configura y representa su cuerpo según la clase social a la que pertenece, puesto que dependiendo de dicha clase social en la que se encuentre, el individuo hará un uso y vivencia particular de su cuerpo. Esto lleva como consecuencia que la representación social del propio cuerpo sea, entonces, el resultado de la aplicación de un sistema de clasificación social, un producto social.

    Es de notar que varias de las entrevistadas mujeres decían que un cuerpo “normal” femenino era el de la fotografía que se había colocado como referencia de modelo de cuerpo anoréxico, y como la mayoría de ellas deseaban tener un cuerpo como el de la fotografiada; esto, además, resultó coincidente con el gusto de la mayoría de los varones entrevistados que elegían dicho cuerpo como el más atractivo. ¿Puede ser que un cuerpo anoréxico le resulte a la mayoría un cuerpo “atractivo”? Parecería ser que nuestra sociedad ha legitimado un estereotipo de cuerpo anoréxico como ideario de belleza al cual muchas jóvenes se lanzan en búsqueda. Dicho ideario de belleza se centra principalmente en la forma del cuerpo, y dentro de esta, principalmente en su delgadez o robustez.

    El tipo de discapacidad que se eligió como menos deseable, fue la física, sobrevalorando la utilidad de las piernas en especial. La causa de dichas respuestas se la puede adjudicar en gran porcentaje a la relación de los entrevistados con la práctica motriz; y por ello, la relevancia que tiene para los mismos la movilidad física.

    En cuanto a los rostros, ningún entrevistado se identificó con fotografías que mostraban caras con rasgos de otras culturas, y basaron sus elecciones en parámetros tales como la longitud y color de cabello principalmente, centrándose en este ítem también a lo que hace la forma del rostro y sus cualidades exclusivamente físicas. Ninguno hizo mención alguna a los gestos de los mismos.

    Se hizo mención en reiteradas oportunidades al uso y a la utilidad del cuerpo, de manera especial en los entrevistados deportistas. Con ello se podría afirma la lógica del rendimiento que trae consigo la práctica deportiva y cómo se puede orientar toda una conducta corporal hacia dicho fin.

    La única consigna que mostró unanimidad total en sus respuestas, fue la que preguntaba acerca del cuerpo que consideraban como más erótico. Los modelos de cuerpos calificados como “más lindos”, “más bellos” o “más eróticos” fueron los más artificiales, puesto que eran los de personas que figuraban en revistas o en páginas de Internet, que se sabe que han pasado por operaciones estéticas, que han sido sometidos a rigurosas dietas y que las fotografías han sido retocadas digitalmente antes de ser publicadas. Esos mismos estereotipos de cuerpo fueron los escogidos como cuerpos deseados para tener o como cuerpos atractivos en el sexo opuesto. Es así como se estaría confirmando la premisa anticipada de la búsqueda (nunca alcanzada) de dicho ideal de belleza, la búsqueda de la “perfección”, de la “anatomía ideal”, agrandándose de esta manera la brecha de distancia entre cuerpo real y cuerpo ideal.

    Además, se pudo observar como los entrevistados hacían referencia al cuerpo de una manera totalmente separada de la persona, poniendo más énfasis a algunas partes del mismo, tales como el cabello, zona abdominal y rostro; es así como se podría afirmar la percepción de un cuerpo fragmentado. Esto podría atestiguar, además, el pensamiento de toda sociedad occidental que considera al cuerpo de manera independiente de la persona en sí misma; cuestión que difiere de manera radical en las sociedades orientales que definen al hombre como un nudo de relaciones, incluido en el mundo que lo rodea.

    En la elección de los prototipos de cuerpos asemejados y deseados, en ningún momento nadie hizo mención a cuestiones gestuales o posturales de los sujetos de las fotografías, salvo por la excepción de un sólo entrevistado que en su elección nombró un calificativo de “sencillez”. Las demás elecciones se basaron exclusivamente en parámetros de índole físicos, nadie hizo referencia acerca de la seriedad o alegría reflejada en los rostros, o cuestiones semejantes.

    La mayoría de las respuestas tuvieron reiteradas similitudes, esto estaría reflejando que el cuerpo, tal como se lo sospechaba, sí podría verse como una construcción social, debido a que los integrantes de la muestra entrevistada mostraron cierta semejanza en sus respuestas y todos ellos son integrantes de una misma sociedad con una determinada cultura y que viven en el mismo tiempo y contexto. Todos han coincidido en los ideales de belleza buscados, ideales impuestos por la sociedad en la que están insertos.

6.     A modo de cierre

    Si justamente en nuestra área, la Educación Física, lo que generalmente constituye nuestro “objeto de estudio” son las personas, sujetos cambiantes, cargados de emociones y ubicados en situaciones tempo-espaciales totalmente diferentes unas de otras, ¿por qué entonces investigarlos a todos de la misma manera? ¿Por qué no aventurarnos a pensar nosotros mismos como investigadores de qué otra manera podemos obtener los datos que necesitamos?

    Con estas preguntas se da por iniciado el camino del estudio de posibles representaciones del cuerpo a través de una metodología que se la podría denominar como “no tradicional”. Es así como se quiere incentivar a los lectores a la posible construcción de su propio instrumento a la hora de realizar estudios semejantes.

Notas

  1. Idea originada desde el Test de Rorschach

  2. Véase el capítulo de su tesis doctoral: Indicios. Semiología policial del cuerpo de los “otros” (Simarco, M, 2006)

Referencias bibliográficas

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