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Introducción

    No es exagerado decir que los innumerables éxitos alcanzados por los atletas cubanos de los deportes de combate, son los máximos responsables del desempeño histórico de Cuba a nivel internacional, en eventos tan relevantes como los Juegos Panamericanos y Olímpicos. Esta investigación los toma como referencia, centrándose en el nivel de la alta competencia; es decir, en aquel contexto donde el objetivo supremo se orienta hacia la especialización, donde la consideración de las características individuales adquiere una dimensión superior.

    En estos deportes, el volumen técnico competitivo es muy reducido en relación al volumen técnico de la preparación y en la selección de esos elementos técnicos competitivos juega un importante papel las características personales de cada deportista. Este aspecto es quizás el primer punto que justifica la consideración de las particularidades individuales para seleccionar los medios del entrenamiento. Sin embargo, no pude asegurarse que esta es una nueva inquietud, ya que independientemente de los avances científicos y tecnológicos, la evolución de los distintos sistemas de participación y del propio ejercicio competitivo, ya Matveev desde el propio surgimiento de su teoría había dado a conocer esta condición como un principio del entrenamiento.

    En otras concepciones más recientes Grosser, Stasiscka y Zimerman (1989), exponen sus consideraciones acerca del principio de individualización, asegurando que se pone de manifiesto con mayor énfasis en la orientación de la especialización hacia las características específicas del propio deporte y su ejercicio competitivo, presumiendo que ya los contenidos más generales han sido asimilados por los practicantes y de lo que se trata es de adecuar las exigencias más específicas, a las particularidades de cada individuo.

    En el proceso de preparación de los deportes de combate este aspecto no se desestima; los entrenadores se esfuerzan estableciendo sobre todo, diferentes criterios de dosificación de las cargas en correspondencia con determinadas particularidades individuales, ya sea el peso corporal, quizás algunas lesiones o posibles contrarios.

    Pero considerando a la individualización como uno de los fundamentos para guiar la orientación de la adaptación en una dirección específica, los métodos, procedimientos y tareas que se llevan a cabo, resultan insuficientes y muy tradicionales, pues el desarrollo de las bases teóricas de la metodología del entrenamiento ha puesto en evidencia, que la especialización de la individualidad más que una necesidad en la actualidad para situaciones específicas, es una clara tendencia del carácter del entrenamiento.

    Cabe concluir entonces que en la preparación de los atletas de deportes de combate, el principio de individualización no se manifiesta con la suficiente fuerza que exigen las tendencias contemporáneas, por lo que el presente trabajo se orienta de diseñar un procedimiento metodológico que permita perfeccionar el proceso de entrenamiento de los atletas de deporte de combate, sobre la base de los criterios que emanan del principio de individualización

Metodología

    Primeramente se aplicó la observación, para obtener información directa sobre los modos de organización y las tareas que se llevan a cabo durante el entrenamiento Además, para atenuar la subjetividad de los investigadores, fue preciso aplicar una entrevista dirigida a obtener información sobre el modo en que los especialistas creen que se produce la individualización.

    Una vez obtenida la información necesaria, se realiza una exhaustiva revisión bibliográfica, paso que permitirá utilizar las fuentes teóricas existentes para una mayor objetividad del análisis.

    Finalmente, se diseñará un procedimiento metodológico con vistas a optimizar los criterios de individualización, sobre la base del método de la modelación.

Análisis de los resultados

Síntesis de la caracterización del proceso de entrenamiento

    Al valorar los resultados de la entrevista, se aprecia que los entrenadores reconocen la importancia de seleccionar un contenido adecuado para la preparación de los atletas; pero aunque parezca extraño, no se refieren a la competencia como la referencia que proporcionaría esa selección, pues se trata del escenario que exige a cada competidor una demostración máxima e integral de sus potencialidades.

    Desde este enfoque, ese resultado es un desacierto que afecta el proceso de entrenamiento en general, y en particular los criterios de individualización, pues es en la competencia donde se observa con toda objetividad la función que cada competidor desarrolla y por tanto, es la referencia para determinar el contenido de las tareas individuales.

    Desde la observación del entrenamiento se pudo apreciar como en algunos de estos deportes, las tareas individuales se dejan para el final de la sesión, anteponiendo un descanso “prudencial”, notándose una sobreestimación de las tareas generales, porque se sabe que un descanso de esta naturaleza, no es suficiente para recuperar los índices iniciales del equilibrio biológico y por tanto los atletas no están en condiciones de producir nuevos cambios que les permitan alcanzar niveles de desarrollo físico o intelectual relacionados con las tareas individuales.

    Pudiera argumentarse contra este razonamiento que quizás las tareas que se hicieron en la parte principal de la unidad de entrenamiento, son de mayor importancia y eso es aceptable si ocurriera en algunas ocasiones, pero cuando es con la regularidad que se observa, es preciso recordar que para el nivel que se analiza, la especialización como objetivo supremo de la preparación de los atletas de estos deportes tiene que ser individualizada.

    Por otra parte, es evidente que las referencias para el entrenamiento de la condición física son las deficiencias que en este orden puedan presentar los atletas o las lesiones que hayan afectado su sistema locomotor, pero en la entrevistas son menos pragmáticos, al mencionar el resultado de los tests pedagógicos como otra referencia fundamental. Por supuesto que esas referencias tienen un valor importante en la individualización del entrenamiento, pero cabe recordar que las exigencias de la actividad competitiva, que no han sido reconocidas por los entrevistados, son diferentes para cada atleta en su división y es necesario tener en cuenta el modo en que se llevan a cabo.

    Esa observación unida a que la referencia para la selección de las tareas en la preparación técnica, se limitan al perfeccionamiento de las acciones con las que obtienen mayor puntuación o a evitar que el adversario las alcance sobre sí mismo, conduce a una interpretación del proceso que no es muy satisfactoria, ya que si con carácter de ley, las capacidades se expresan en la ejecución de las habilidades, entonces debiera existir una integración entre las tareas del componente físico y el técnico. Téngase en cuenta que la estructura de las acciones determina la selección de los ejercicios específicos y el carácter de los esfuerzos, el criterio de dosificación. Todo lo cual implica la necesidad de un criterio estructural y funcional de las tareas que se diseñan para llevar a cabo una verdadera individualización del proceso de entrenamiento.

Procedimientos metodológicos tendientes a perfeccionar el proceso de especialización de los atletas de deporte de combate a partir de la individualización

    No se necesita una gran experiencia para reconocer que en un grupo de atletas la asimilación de las habilidades y el desarrollo de las capacidades no se produce simultáneamente en todos los individuos, lo que obliga a establecer una diferenciación de los procedimientos por parte del profesor, pero ese proceder elemental, obedece más a un sentido de responsabilidad que al propio desarrollo del conocimiento, por que cuando es así las dudas son más diversas y profundas.

    Claro que la experiencia tiene un importante valor, muy útil para reconocer las diferencias individuales y al mismo tiempo apreciar la riqueza de la diversidad del colectivo, tanto en los modos de expresión de las relaciones interpersonales, como en las conductas y las respuestas orgánicas a la carga de entrenamiento. Si el entrenador es conciente de eso, entonces comprenderá el amplio universo que abarca su función.

    Como se ha dicho, se acepta que las debilidades detectadas en los tests pedagógicos son una referencia para establecer las diferencias individuales, pero lo más importante no es su reconocimiento, sino la selección del procedimiento para erradicarlas y la estimación de la dirección hacia donde deben orientarse las acciones metodológicas del profesor, y en ello es muy importante las características del ejercicio competitivo, porque es la fuente de la selección de los contenidos y la referencia para la especialización del atleta.

    Tan específico para la individualización como el resultado de los tests pedagógicos, son las posibles lesiones que hayan sufrido los atletas, porque naturalmente lo identifican solo a él.

    Ahora bien, cuando en los deportes de combate se observa que todos los atletas cuentan con determinados recursos técnicos que determinan su conducta competitiva; que lo utilizan con mayor frecuencia y con los cuales son más efectivos, el criterio de individualización se hace más complejo, porque obliga a la selección de un contenido diferente para cada deportista.

    Debe entenderse que un judoka que depende en la competencia de una acción que implica un agrupamiento de los segmentos corporales, realiza operaciones muy diferentes a la de aquel que depende de un desagrupamiento de sus extremidades. Este hecho no es propio solo de las disciplinas de interacción directa, pues tanto en el boxeo, en la esgrima como en taekwondo y otros, las estructuras de las acciones son muy diversas.

    Por otra parte, la disposición psicológica para determinada forma de ataque lo mismo en el entrenamiento que en la competencia, está condicionada por las particularidades de la estructura de la acción y esos datos no son despreciables al concebir el entrenamiento individual.

    Y si las capacidades se expresan en la ejecución de las habilidades, es fácil inferir que las técnicas fundamentales en el repertorio de un competidor no solo determinan el contenido y la modelación de su preparación técnica, sino también el de su preparación física; otro razonamiento no menos relevante es que lo único tangible en el entrenamiento, son las capacidades y las habilidades, pero los conocimientos y valores que se adquieren son resultado de la relación con las tareas que se desarrollan, por lo tanto tienen también un carácter específico, individual e irrepetible.

    Esas mismas consideraciones sobre las acciones ofensivas son igualmente válidas para las acciones defensivas, solo que estas últimas están condicionadas por el accionar de los adversarios más reconocidos o las propiedades más representativas de la competencia en la división de cada competidor.

    Otro aspecto muy propio de los deportes de combate es la consideración de las divisiones de peso, pero nótese que la tendencia en este sentido, es que las marcadas diferencias que distinguían a los pesados de los ligeros son ahora y cada vez más, menos legibles; de manera que lo más importante en ese sentido, no es el peso o el volumen del individuo, sino las características cambiantes y dinámicas del ejercicio competitivo.

    Está claro que el objetivo de la preparación es único, pero luego de haber hecho las aclaraciones anteriores, no podrá negarse que los métodos y a veces hasta el contenido son diferentes. Siendo así, resulta inaceptable asumir como complementaria la preparación individual, al ubicarla después de todo el trabajo “fundamental”, al final de la sesión de entrenamiento. Ese proceder evidencia una desestimación de las tareas personalizadas e ignora que en los deportes de combate, la individualidad es también muy relevante, que el rendimiento deportivo depende más del trabajo de cada individuo, que del resultado de la cooperación entre los miembros del equipo como ocurre en otros deportes.

    Esa actitud puede ser evidente no solo en la forma de organización de la actividad, sino además, en la forma de dirección, se estila un modo de dirección directa durante la preparación del equipo e indirecta en el cumplimiento de las tareas individuales apelando al sentido de la responsabilidad del atleta, pero en realidad ese procedimiento se orienta a facilitar el trabajo del entrenador, el cual tiene sobradas razones para presentar el mismo celo en la ejecución medios específicos que orientan la especialización individual de los atletas.

    Por último, si bien es cierto que al hablar de la dirección del entrenamiento, se piensa en un equipo, no es menos cierto que en los equipos hay que atender necesariamente a las individualidades, entendidas como aquellas cualidades que son propias de cada individuo. Sin embargo, este especto no es muy apreciado tanto en el accionar de los profesores, como en la literatura especializada, a pesar de su importancia para los deportes de combate que, naturalmente clasifican como individuales.

    En los deportistas elites como en los que se desarrolla esta investigación, la desestimación de este aspecto es un lamentable error. Debe tenerse en cuenta, que la forma de aplicar las habilidades y las capacidades, así como en el modo de apreciar el entrenamiento y el propio combate, son diferentes en cada individuo.

Bibliografía

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revista digital · Año 13 · N° 127 | Buenos Aires, Diciembre de 2008   © 1997-2008 Derechos reservados