efdeportes.com

Educar en valores: el por qué y 

para qué de la construcción personal

 

Opositora de Maestra especialidad Educación Física

Licenciada en Psicopedagogía

(España)

Beatriz Hernández Nieto

beatrizhn2@hotmail.com

 

 

 

Resumen

          En un momento donde todo el mundo debate y opina sobre la nueva asignatura “Educación para la ciudadanía”, creo conveniente realizar una reflexión sobre lo que significa educar en valores. En cierta manera intento justificar la necesidad de trabajar en el campo de la formación personal; referida esta última a la construcción de personas capaces de reflexionar, de pensar en sí mismas, de poseer valores y creencias acorde con sus acciones, etc. Es imprescindible incidir en este aspecto en la educación de ciudadanos.

          Palabras clave: Educación en valores. Educación para la ciudadanía. Construcción personal. Enriquecimiento personal.

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - Nº 127 - Diciembre de 2008

1 / 1

El por qué y para qué de la construcción personal

    Actualmente parece que estamos viviendo una etapa histórica en la que no se le dan demasiada importancia a los valores humanos por excelencia; o dicho de otra forma, el sistema de valores sociales está cambiando, y con ellos –claro está- los valores individuales, volcando el objetivo social en la consecución de logros y metas que se alejan del enriquecimiento personal.

    Nuestra sociedad se ha convertido en un sistema productivo y económico que deja una grieta muy estrecha al tema de la moral. Es triste el proceso de deshumanización que en repetidas ocasiones y contextos puede apreciarse.

    O sólo debemos comparar el tiempo que dedicamos a la consecución de bienes sociales en relación con el tiempo dedicado a la reflexión para el desarrollo o bienestar personal.

    No obstante, diversos sectores de la sociedad se han percatado de ello. Y es por esta razón que en la Educación Obligatoria se intente trabajar en esta línea. Aunque esto posea algunas contradicciones como veremos más adelante.

    Alguien podría pensar que los trabajos y esfuerzos dedicados a la construcción personal son estériles, puesto que cada cual debe trabajarlo íntimamente. Sin embargo, si nos detenemos unos instantes seguro que recordamos una situación en la que nos hubiese gustado tener un poco de ayuda para tomar una determinada decisión, o para afrontar algún dilema de los que se nos presentan en la vida. Existen personas que jamás reflexionan sobre sí mismas, ni tampoco suelen hacerse preguntas sobre su yo, ni se dedican el más mínimo tiempo. Ahora bien, cabría preguntarse ¿es esto tan importante? ¿deben preocuparse de ello los educadores?

    De la Fuente (2003) trata de dar una respuesta afirmativa a estas preguntas, y para ello propone tres razones de vital importancia: la felicidad propia, la calidad humana de la persona y la capacidad de adaptación a la realidad.

    En mi opinión existe una premisa fundamental que no debemos pasar por alto: la construcción personal es un proceso imprescindible e ineludible en todo desarrollo humano. El ser humano necesita definirse como persona, adoptar unos valores determinados y actuar en consecuencia con los mismos, así como aprender a relacionarse con el mundo que le ha tocado vivir.

    Existe un dicho muy antiguo que es una especie de consejo muy eficaz: “lo mejor es estar bien con uno mismo”. Si el proceso de construcción personal es correcto y acertado, la persona tendrá claro quién es y adónde se dirige.

    Parece una cuestión de carácter filosófico existencial, pero tenemos que tenerla bastante clara porque si no es así, daremos lugar a conflictos internos a los que no sabremos hacer frente, viéndonos abocados al fracaso personal.

    Según De la Fuente, la construcción personal está constituida por tres niveles de comportamiento. Éstos son: nivel cognitivo (hace referencia a los pensamientos), nivel afectivo-emocional (hace referencia a los sentimientos) y nivel conductual (se refiere a las acciones del sujeto). Pero lo más importante en estos tres niveles, es la relación existente entre ellos. Dependiendo del tipo de relación que se establezca, el sujeto podrá solucionar sus problemas de la vida diaria de una u otra forma.

    El ideal es que estas relaciones sean armónicas o ajustadas; es decir, que tanto los pensamientos, los sentimientos como las acciones vayan dirigidas hacia una misma dirección. También es cierto que todas las personas pasamos por momentos o situaciones en nuestra vida en las que dichas relaciones se encuentran desajustadas. Esto es coherente, ya que hablamos de momentos concretos y localizados, y debemos pensar que el proceso de construcción es un continuo que se produce a lo largo de toda la vida, pues siempre estamos formándonos personalmente.

    Es por esta razón que no es lógico abordar esta temática en un momento puntual y concreto de la formación y/o educación de los ciudadanos; por ejemplo en la etapa de la adolescencia, que es donde suelen trabajarse conceptos como la autoestima, el autoconcepto, el equilibrio personal, etc. Es necesario dedicarle un espacio mucho más amplio.

    Tal vez sea esta la razón de que las últimas leyes de Educación: Ley Orgánica General del Sistema Educativo (1/1990) y más actual la Ley de Ordenación de Educación (2/2006) recojan en sus Finalidades Educativas este tema.

    Pero aquí nos encontramos con una gran contradicción: la escuela es el reflejo de la sociedad. La sociedad se ha convertido en un sistema productivo donde se han desvirtuado mucho los valores más humanos primando otros que poco tienen que ver con la construcción personal. Entonces, ¿puede conseguir la escuela las Finalidades Educativas propuestas?

    Actualmente, queramos o no, la escuela sigue transmitiendo los valores prioritarios de la sociedad, y las grandes finalidades educativas se han quedado en el papel. La Educación en Valores ha quedado relegada a los Temas Transversales, de los que supuestamente todo profesor debería hablar, pero que en la práctica nadie trata. Así es que la Educación en Valores es casi inexistente como tal.

    Trabajar la construcción personal no debe ser una asignatura o un programa, debe estar en el aire que respiramos en la escuela, en el día a día, en el profesor como modelo, en los ejemplos y en las vivencias, etc. Debe ser una ayuda al ser humano que no esté alejada de la realidad en la que vive.

    Otra cuestión que hay que tener en cuenta y en la que hacer hincapié, sería la siguiente: la construcción personal no puede estar al margen del desarrollo social. O mejor, desarrollo personal y desarrollo social deben integrar el constructo de construcción personal.

    Puesto que vivimos en sociedad, debemos tener los valores sociales presentes. Además las personas mismas construimos nuestro repertorio personal en función, o mediatizados por las demandas sociales. Como indica De la Fuente “es un hecho incuestionable que tales procesos personales están marcadamente influidos por la mediación externa (la familia, la escuela y las vivencias sociales, en general)”.

    Parece lógico pues, que la escuela cuente con una educación para la construcción personal, que ayude a los individuos a desarrollarse como personas de forma integral, sin alejarse de la realidad pero formando a personas más humanas, reflexivas, críticas y comprometidas consigo mismas. Para ello, la escuela debe funcionar del mismo modo.

    Personalmente creo que todavía estamos bastante alejados de esta forma de actuación, y que deberían cambiar muchas cosas; pero nosotros, los educadores, poseemos la mejor herramienta de cambio: la educación de ciudadanos.

Bibliografía

  • Bosello, A. (2000). Escuela y valores. Madrid: Editorial CCS.

  • Buxarrais Estrada, M.R.(1997). La Formación Del Profesorado En Educación En Valores. Bilbao: Desclée de Brouwer.

  • De la Fuente Arias, J. (2003). Educación para la construcción personal. Bilbao: Desclée de Brouwer.

  • Hernando Sanz, M.A. (1997). Estrategias Para Educar En Valores. Madrid: Editorial CCS.

  • Ley 1/1990, de 3 de Octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo.

  • Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

  • Lipovetsky, G. (2001) Educar En La Ciudadanía. Valencia: Institución Alfonso el Magnánimo (Valencia).

  • Naranjo Cohen, C. (2004). Cambiar. La Educación Para Cambiar El Mundo Álava: Ediciones La Llave D.H.

Otros artículos sobre Educación Física

  www.efdeportes.com/

revista digital · Año 13 · N° 127 | Buenos  Aires, Diciembre de 2008  
© 1997-2008 Derechos reservados