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Programas de intervención motriz adaptada 

y consideraciones en Educación Física

 

 Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte

por la Universidad de Granada

Profesor de Educación Secundaria. Educación Física

Roberto López-Cózar Ayala

roberto_lca@hotmail.com

(España)

 

 

 

Resumen

          La heterogeneidad existente en la sociedad actual queda reflejada en los centros educativos y el profesorado debe estar preparado para acometer la educación y enseñanza de cada uno de sus alumnos y alumnas, cada uno de ellos con sus limitaciones, posibilidades y dificultades.

          En este artículo pretendemos recoger aquellos aspectos destacados en la elaboración y puesta en práctica de un Programa de Intervención Motriz Adaptada desde el ámbito de la Educación Física para aquel alumnado que lo requiera por presentar necesidades educativas específicas.

          Palabras clave: Educación Física. Intervención motriz adaptada. Necesidades educativas específicas.

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 126 - Noviembre de 2008

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I.     Introducción

    En general, la “Actividad Motriz Adaptada” podrá ser cualquier aspecto que aborde la Motricidad Humana, entendiéndose desde formas tan diversas, y a la vez tan complementarias, como: la expresión corporal, la psicomotricidad, la educación física de base, los juegos, las actividades en el medio natural, el deporte de base o de competición; e, inclusive, en otras maneras de expresarse a través del movimiento, como son: la danza, el mimo, el yoga, etc. Teniendo todas ellas un denominador común, que es el de ser susceptibles de adaptación a las necesidades específicas de la persona. Nos estamos refiriendo por tanto a un proceso de actuación docente, en el que éste ha de planificar y actuar de tal modo que consiga dar respuesta a esas necesidades de aprendizaje que puede requerir el alumnado.

    Será en función de dichas necesidades que el profesor deberá llevar a cabo una programación de trabajo en la que se contemple el tipo de adaptación requerida.

    Para la práctica motriz, se suele considerar “deficiente”, en opinión de Potter y DePauw (en Linares, 1994), a toda persona que sufre de un hándicap o una malformación de carácter definitivo o de larga duración, atacando a sus facultades mentales y/o físicas, e impidiéndole una práctica normalizada de dichas actividades.

    La actividad motriz adaptada no ha de imitar o sustituir la terapia física, sino que ha de ser, a lo sumo, un complemento de esta. El profesional que la realice deberá diferenciar entre “tratamiento” y “actividad” motriz; y, se limitará, entre otras, a aquellas actividades que se utilizan durante el tiempo educativo y de ocio, como también a la promoción de la buena condición física; pero no debe ocuparse, específicamente, del tratamiento ni de la corrección terapéutica del déficit.

    Las metas que se persiguen con la actividad motriz adaptada son las mismas que las de la educación física en general, apareciendo a continuación los objetivos a conseguir en las distintas etapas, pudiendo ser transferibles a otras personas fuera del ámbito educativo.

II.     Programas de intervención motriz adaptada

    Se pueden llevar a cabo multitud de programas adaptados en función de la realidad que nos encontremos en cada caso. Debemos partir de la consideración de que gran parte de las necesidades educativas de nuestros alumnos y alumnas pueden ser compensadas con una intervención ajustada y adaptada a sus niveles de partida. Ello implica romper con la concepción tradicional de aprendizaje, en la cual el educador ofrece a sus discípulos unos contenidos que estos han de incorporar, encontrándose en el propio alumnado las dificultades o no para su asimilación.

    Si bien es cierto que determinados déficits (físicos, psíquicos o sensoriales) llevan a determinadas dificultades de aprendizaje, ello no implica que ajustando las respuestas educativas sucesivas a las necesidades del alumnado, éstas no puedan ser superadas. Se trata, por tanto, de conocer y planificar estrategias con el fin de adecuar la respuesta educativa a las necesidades educativas de nuestro alumnado.

    Aquí, vamos a ejemplificar uno de ellos, basando nuestra programación en los juegos motores; para lo cual denominaremos las actividades como “motricidad lúdica”, haciendo referencia al aspecto jugado de la actividad motriz que tiene como objetivo esencial el que la persona se divierta mientras aprende.

    Una vez que se ha realizado la evaluación multiprofesional (psicológica-medica-motora), y hemos valorado, por tanto, la capacidad psico-física que tiene la persona, así como su déficit, se ha de pasar a la elaboración de un programa de intervención motriz (fundamentado, en este caso, en juegos motores adaptados a las características de dichas personas), el cual deberá comprender los siguientes elementos:

Objetivos

    En líneas generales, se pueden plantear objetivos que abarquen aspectos motores, cognitivos y socio-afectivos; como, entre otros, la adquisición de un desarrollo físico de manera armónica, la consecución de un equilibrio psicológico-motor, y el logro de una integración social plena. Éstos, podemos desglosarlos de una forma más específica concretándolos en los siguientes objetivos:

  • Desarrollar, controlar y aumentar la destreza en la motricidad de base (equilibrio, coordinación y disociación de movimientos,...), la organización perceptivo-motriz (orientación espacial, estructuración espacio-temporal,...), etc.

  • Lograr el grado máximo posible de una buena condición física (fuerza, resistencia, velocidad y amplitud de movimiento), y mejora de la imagen corporal.

  • Adquirir el dominio reflexivo y cognitivo de los movimientos corporales (conocimiento y autocontrol de los mismos).

  • Estimular el deseo de mejoría continua en la habilidad y destreza, valorando el ejercicio físico, y que adquieran hábito para la práctica de alguna actividad físico-deportiva.

  • Superar los factores negativos de la personalidad (haciéndoles comprender y aceptar su trastorno y las limitaciones que éste conlleva, a la vez que se subrayan sus posibilidades ayudándoles a sentirse útiles).

  • Fomentar el trabajo en equipo, respetando las normas asumidas por el grupo, así como a los compañeros y adversarios en toda actividad motriz grupal, que redunde en una mejor integración social.

    Según el profesor Hernández (1993), el deporte adaptado desarrolla:

  • Sensibilizar a la sociedad sobre los problemas de aquellas personas con limitaciones físicas, psíquicas o sensoriales.

  • Utilizar el deporte adaptado como un medio o proceso para llegar al deporte de integración.

  • Servirse del proceso para llegar a la normalización de las personas discapacitadas.

  • La supresión de las barreras arquitectónicas tanto deportivas como no deportivas.

  • Creación de programas específicos que posibilitan la práctica deportiva a estos colectivos.

    Respecto a los beneficios que produce la práctica deportiva este autor nos dice que:

  • Se consigue una mayor capacidad para tolerar fracasos.

  • La posibilidad de expresar, dominar y controlar la propia agresividad.

  • La adquisición de seguridad en sí mismo a través de la participación en grupos.

  • Se produce una mayor identificación y afirmación personal a través de la asunción (asumiendo actitudes determinadas)

  • Compensación de sentimientos de inferioridad.

  • La gratificación por la práctica deportiva.

    Respecto a los deportes, antes de realizarlos hay que tener en cuenta:

  • Adaptar, modificar y eliminar las reglas (a nivel reglamentario), que faciliten la participación de las personas con movilidad reducida o discapacidad cognitiva.

  • Como objetivo técnico: Adaptar y posibilitar la incorporación de nuevos deportes a personas con discapacidades.

  • Como objetivo tecnológico: Material cibernético, protésico, aerodinámico o biomecánico.

  • En competición: Analizando la incorporación del deportista a las clasificaciones funcionales.

Contenidos

    Es sabido que el alumno/a aprende mejor si lo que se le enseña se adapta a su nivel de desarrollo. Tan perjudicial es exigir al alumnado más de lo que puede de acuerdo con su madurez, como dejar de estimularlo para que rinda al máximo, prejuzgando los límites de su capacidad para aprender.

    En este sentido, muchas experiencias recientes van demostrando que algunas partes de gran número de materias se pueden enseñar en una edad más temprana del desarrollo infantil de lo que se había hecho hasta ahora, y a este respecto Piaget ha sostenido, según lo expresa Bruner, que cualquier materia puede ser enseñada con efectividad, en alguna forma intelectualmente honesta, a cualquier alumno/a (exceptuando los profundamente dañados en su cerebro), en cualquier estadio de su desarrollo.

    Todas estas consideraciones no deben olvidarse en la planificación de contenidos. Debe, además, existir un equilibrio entre las materias a enseñar, y todas las vivencias, experiencias y actividades del niño, tan importantes como aquellos, para lograr la madurez. Dicho equilibrio será una de las piezas claves para la efectividad real de lo que se programe.

    La planificación de experiencias debe atender a los siguientes principios:

  1. Las experiencias deben ser satisfactorias para el alumnado.

  2. Deben mantenerse dentro de los límites de capacidad del educando.

  3. Se pueden usar diferentes experiencias para enseñar un mismo contenido y alcanzar un máximo objetivo.

  4. Los alumnos/as deben contar con oportunidades para practicar las experiencias propuestas.

    Por otra parte, la delimitación de contenidos, acordes con los objetivos propuestos, implican las funciones de: seleccionar, organizar, fragmentar, ordenar.

    Se deben seleccionar aquellos contenidos y experiencias que sean:

  • Los más significativos.

  • Los que más despierten el interés del alumnado.

  • Los más adecuados a su nivel de desarrollo.

  • Los más útiles para desenvolverse en su entorno.

  • Los que puedan ser aprendidos con los recursos disponibles.

    Una vez seleccionados aquellos contenidos más adecuados al alumno/a, éstos se deben organizar, fragmentar y ordenar de la mejor manera posible, estableciendo prioridades secuenciadas cuya adquisición sea fundamental para facilitar el proceso de aprendizaje del chico o chica.

    Finalmente, la consecución de objetivos a través del aprendizaje de los contenidos depende en gran manera de la utilización de recursos pedagógicos adecuados.

    En definitiva los contenidos son un medio para conseguir un fin, y han de ir en consonancia a las necesidades específicas de las personas con las que estemos interviniendo y a sus niveles de capacitación. Si deseamos un aprendizaje significativo, han de concretarse de tal forma que nuestros sujetos de intervención adquieran:

  • Conceptos (conocimiento sobre aquello que se está estudiando o practicando, es decir, la adquisición de conocimientos como por ejemplo, los diferentes aspectos de la motricidad lúdica).

  • Procedimientos (reflejan el potencial cognoscitivo en referencia a la acción y el efecto de conocer; o lo que es lo mismo, saber cómo adquirir y realizar la praxis de esos conocimientos). Serían las formas de realizar las actividades, por ejemplo, los juegos adaptados. Estos contenidos procedimentales suelen estar relacionados con la metodología.

  • Actitudes (la actitud personal previa, ante y como consecuencia de la actividad son contenidos que forjan la personalidad y el talante ético de la persona). Serían las maneras adoptadas ante la actividad y como consecuencia de la misma estando muy en relación con los aspectos socio-afectivos de la personalidad del sujeto.

    Para nuestros objetivos, vamos a tomar como referencia los contenidos pertenecientes al bloque de contenidos de “Juegos y Deportes”

    Los juegos son una forma organizada de actividad motriz y de aprendizaje social. Tienen una evolución a lo largo de la etapa que, en función de las características y necesidades de los sujetos, va desde la creación de marcos y formatos de interacción lúdica, hasta formas más regladas y especializadas, en las que cobra un mayor peso el concepto cultural de deporte y donde los juegos pasarían a ser deportes jugados.

    Contenidos referidos a conceptos

  • Rutinas de juego libre con los adultos.

  • Juegos populares y tradicionales.

  • El juego en interacción con otros.

  • Regulación del juego: normas y reglas básicas.

  • Aspectos preventivos.

  • Juegos adaptados en el entorno inmediato.

    Contenidos referidos a procedimientos

  • Propuestas de juegos y deportes.

  • Elección de juegos y deportes.

  • Estructuración de la actividad lúdica.

  • Aplicación de las habilidades adquiridas.

  • Ajuste progresivo de las respuestas motrices individuales a la estrategia del grupo.

  • Desarrollo y mantenimiento de las capacidades físicas básicas.

  • Adopción de habilidades.

    Contenidos referidos a actitudes, normas y valores

  • Participación paulatina y motivación e interés creciente en la práctica de juegos y deportes de diversa índole.

  • Cooperación y aceptación de las funciones atribuidas dentro de una labor de equipo.

  • Respeto a las normas de higiene, prevención y seguridad en la práctica deportiva.

  • Disposición positiva ante la práctica independientemente del nivel de destreza personal.

  • Disposición favorable a la autoexigencia y a la superación de los propios límites.

III.     Adaptaciones curriculares en Educación Física

    Parece poco discutible en los últimos años que una actividad física adecuada comporta grandes beneficios a los individuos sanos y que estos beneficios pueden ser incluso mayores, si cabe, en el caso de sujetos con ciertas limitaciones. La actividad física puede, por un lado, paliar las deficiencias físicas y fisiológicas y, por otro, hacer que estos sujetos se sientan personas más seguras de sí mismas y capaces de realizar las mismas cosas que los demás, aunque con ciertas precauciones (Arráez, 1997).

    Es por ello que, siempre que sea posible, los alumnos/as de un centro educativo con alguna alteración relacionada con su salud, deben intervenir en las clases de Educación Física con la mayor normalidad posible. Se tratará, en cada caso, de adaptar, limitar o eliminar las actividades que comporten un cierto riesgo y de aconsejar y potenciar aquellas más beneficiosas.

    Desde que comenzara a plantearse la cuestión de la integración en el ámbito educativo, han sido muchos y variados los intentos por adecuar los diferentes elementos curriculares a las posibilidades de aprendizaje del alumnado, tratando con ello de conseguir la mayor normalización posible. Sin embargo, y de manera especialmente intensa desde que la LOGSE entra en vigor, todos los esfuerzos y logros se han venido centrando en las adecuaciones curriculares de aquellas materias que tradicionalmente han gozado de mayor «prestigio» académico y social: lenguaje (especialmente la lecto-escritura), ciencias experimentales o sociales, etc., olvidando un aspecto del ser humano tan importante como es su desarrollo motor.

    Así llegamos a la situación actual en la que si bien parece que la Educación Física por fin ocupa el lugar que le corresponde, con entidad propia en los nuevos diseños curriculares y con profesorado especializado, no es menos cierto que apenas existen estudios, programas o investigaciones con respecto a las adaptaciones curriculares en esta materia.

    Ante esta situación, lo que suele ocurrir es que el alumnado con una determinada limitación, acuda al patio o al gimnasio con sus compañeros/as y se «integre» con su presencia física pero no participativa en las tareas o los juegos que allí se desarrollan. El profesor/a y sus compañeros/as aceptan de buen grado su presencia y así «se cumple» con el principio y el deber de llevar a efecto la integración. Nuestra propuesta camina por otros derroteros bien distintos, pues abogamos por una integración real, en la que la implicación de los elementos personales del hecho educativo se muestren participativos y activos en el proceso de integración.

    Es cierto que el alumnado con necesidades específicas va a presentar dificultades en el aprendizaje asociadas a sus limitaciones de tipo intelectual, sensorial o motor, pero éstas, por sí solas, no pueden ni deben justificar limitaciones en las posibilidades para aprender que posee el sujeto. El grado de ajuste del contenido, la secuencia y la forma de enseñar, serán los que determinen el progreso en el nivel de aprendizaje y, por ende, en el proceso de integración a nivel escolar y social.

    Lo que queremos significar es que la mayor parte de las dificultades se pueden compensar por medio de una intervención educativa modificada y/o adaptada al nivel de los alumnos o alumnas que presentan tales dificultades. El profesorado que intenta adaptar los medios a su alcance (objetivos, contenidos, métodos de enseñanza, organización del aula, evaluación,...), para ajustarse a las necesidades de aprendizaje de su alumnado, ya está en el camino. No se trata de una tarea sencilla, en absoluto, pues el equilibrio entre lo que debe ser igual para todos (en términos de las capacidades a las que se aspira, y a efectos de evitar discriminaciones de cualquier tipo), y lo que debe ser individual y distinto para cada cual (en términos de ajuste a las características de cada alumno/a), es siempre difícil de alcanzar (Arráez, 1997).

    Se podría decir, de alguna forma, que esa búsqueda de equilibrio es lo que se persigue con el proceso de adaptaciones curriculares y ése es el sentido y significado genérico que tiene éste termino en el contexto del currículo oficial.

    La estrategia de actuación que se presenta en la parte práctica de este trabajo está fundamentada en una serie de criterios de intervención para guiar la toma de decisiones con respecto a qué es lo que el niño/a puede hacer, y no pensando en qué es lo que no puede hacer. Así, no solo se enriquece el propio sujeto, objeto de la intervención, sino que también se enriquece el grupo, y todos salen beneficiados.

Sugerencias para el profesor

    Los profesionales de la Educación Física han tenido escasa o nula preparación específica previa en este campo, y para poder afrontar la situación con un mínimo de garantías deben contar con apoyos externos que garanticen el éxito y pueda favorecerse así el desarrollo integral del educando. Es importante y, a veces imprescindible, contar con un informe médico que refleje el tipo y grado de anomalía así como las actividades que puedan resultar beneficiosas o contraproducentes en cada caso.

    Tomando como referente las directrices del profesor Garrido Landívar (1994) proponemos al profesorado, en especial al de Educación Física, que tenga en cuenta las siguientes sugerencias referidas a los grupos de población con discapacidades (cuya presencia se da con mayor frecuencia en los centros escolares y por tanto en las clases de Educación Física).

Sugerencias comunes a todos los grupos

  • Se debe crear cuanto antes un clima adecuado de aceptación normal, de agradable y amistosa convivencia.

  • Es fundamental hacerles adquirir una percepción lo más fiel posible de sí mismos. Partiendo de este conocimiento tendrán más fácil elaborar una correcta representación del mundo que les rodea.

  • Se tratará de lograr la aceptación de sí mismo como condición previa para adquirir un equilibrio emocional, afectivo y social adecuado.

  • Conviene desarrollar, actitudes positivas hacia la relajación ya que acumulan habitualmente, más tensión y conflicto que el resto de los alumnos.

    Es necesario insistir en que cada alumno o alumna, dentro de sus limitaciones, consiga el mayor grado de independencia y autonomía posible, por la transferencia que esto puede suponer para su vida diaria.

    Aunque existan grandes dificultades para la intervención plena en las tareas o juegos que se propongan, siempre se podrán conseguir actitudes positivas como la cooperación, la aceptación de normas, etc.

Orientaciones metodológicas

    El cómo enseñar es una de las interrogantes que presentan una respuesta de lo más embarazoso pues, como se señaló con anterioridad, no existe una metodología «ideal». Cada caso es diferente a otro y la individualidad se hace clara y manifiesta. Será preciso hacer ajustes que permitan un acercamiento a cada situación y a cada individuo y, en este sentido, nos parecen muy interesantes las aportaciones que, a modo de sugerencias hace el profesor Ruiz Pérez (1994) y por su indudable interés las reflejamos aquí:

  1. Plantear las sesiones de manera que se estimule el deseo de aprender y se valore el esfuerzo frente al resultado, sesiones en las que se consiga progresivamente que los sujetos disfruten practicando y aprendan a aceptar la inestabilidad de los resultados motores, es decir, no siempre se consigue el resultado esperado, pero no por eso debemos dejar de intentarlo. Sesiones en las que se acepte como habitual el error en el proceso de aprender, y en las que tengan reconocimiento los progresos, contribuirán a elevar el sentimiento de competencia y mejorarán el autoconcepto.

  2. Es adecuado promocionar la motivación intrínseca y utilizar con cautela la motivación extrínseca para evitar que el control de sus conductas esté fuera del propio sujeto. Dicho de otra manera, se les debe incitar a que despierte en ellos el deseo de dominar las tareas más que el deseo de competir directamente con sus compañeros.

  3. Otra forma de motivarlos para la práctica del aprendizaje motor y deportivo es estableciendo unos objetivos de aprendizajes adecuados y posibles de conseguir. En este sentido parece interesante facilitar su participación en el establecimiento de dichos objetivos.

  4. Es conveniente promover la cooperación antes que la competición, ya que tiene efectos muy interesantes sobre la elevación de la autoestima (Reid, 1990, citado por Ruiz, 1994). En este sentido cobra vigencia la propuesta que desde algún tiempo viene realizando Terry Orlick (1986), a través de sus Juegos y Deportes Cooperativos, como medio para promocionar el aprendizaje deportivo en estas poblaciones.

  5. e. Es importantísima la labor o el papel que el adulto, profesor/a o técnico, juega al tratar de favorecer el deseo de aprender. Tal vez deberíamos plantearnos hasta qué punto estamos convencidos y creemos en la capacidad de aprender de las personas con limitaciones y, lo que es más grave aún, hasta qué punto nos creemos competentes para enseñarles.

    Debemos recordar aquí que cuando se trata de poblaciones especiales es fácil que surja una falsa lástima ante las dificultades y esto es lo que menos necesitan, lo que necesitan es que sus profesores/as crean que son capaces de aprender y además se lo demuestren.

IV.     Criterios de adaptabilidad en Educación Física

    En el área de Educación Física, como en cualquier otra, será preciso intervenir, como ha quedado reflejado anteriormente, tanto en los elementos de acceso como en los elementos básicos del currículo. Respecto a los elementos de acceso, sería interesante disponer de un profesor/a de apoyo, al igual que existe para otras materias curriculares, que colaborase con el profesor-especialista de Educación Física en la puesta en práctica de las ayudas o adaptaciones pertinentes. En su defecto, será el propio profesor/a de Educación Física el que asuma el rol e incluso puede ser muy válido que un alumno/a-compañero/a se preste a ello, lo que contribuirá, sin duda, a desarrollar actitudes solidarias.

    Las adaptaciones de los restantes elementos de acceso no difieren de las que se realizan para otras disciplinas, y será el profesorado especialista el responsable de la toma de decisiones que correspondan en cuanto a la organización, agrupamientos, estructuración y planificación de las tareas. En todo caso se contará con espacios adecuados y materiales específicos del área, adaptados a las características individuales que presente el alumnado con necesidades educativas específicas.

    Es preciso hacer notar que, debido a la especificidad del área de Educación Física es, en la mayor parte de los casos, la imaginación del profesor o profesora, conocedor de su realidad inmediata, el que intervendrá y dará respuesta a cada caso o situación concreta que se plantee, y con el feedback recibido enriquecerá su oferta ante nuevas y diversas situaciones que surgen en el día a día (Arráez, 1997).

    Apoyándonos en las aportaciones del profesor de De Potter (1990), exponemos a continuación unos criterios de adaptabilidad que podrán orientar al profesorado, en la planificación y desarrollo de sus clases, actuando como facilitadores del proceso de enseñanza-aprendizaje de las tareas propias de la Educación Física; estas aportaciones serán de gran utilidad al profesorado para intervenir adecuadamente en los elementos básicos del currículo.

  1. Adaptaciones / modificaciones en el medio de aprendizaje.

    • Variar y multiplicar el material: balones de diferentes tamaños, con colores vivos, balones y aros sonoros, etc. que en definitiva faciliten la percepción.

    • Reducir la altura de la red para los juegos: se facilita y simplifica el gesto.

    • Reducir distancias en desplazamientos o lanzamientos.

    • Eliminar fuentes de distracción.

    • Utilizar balones deshinchados, balones ligeros, de trapo, globos, etc.

    • Modificar el espacio normalizado. Pistas convencionales.

    • Modificar los elementos y su posición: porterías, canastas, etc.

  2. Adaptaciones / modificaciones en la metodología.

    • Utilizar apoyos verbales:

      • Palabras justas en número, adecuadas y destacando las importantes.

      • Explicaciones concretas y breves.

      • Explicaciones colocadas según la sucesión natural en el tiempo.

      • A mayor complejidad de la tarea menor cantidad de explicación previa.

      • Palabras de ánimo que refuercen el éxito.

    • Recurrir a los apoyos visuales:

      • Demostración del movimiento para su imitación: modelos.

      • Demostración del movimiento adaptado o alternativo para el deficiente.

    • Prestar apoyos físicos:

      • Situar al niño/a en la posición ideal de partida para realizar el movimiento.

      • Oponerle fuerza de resistencia para hacerle interiorizar el movimiento.

      • Conducirle de la mano por el espacio.

    • Progresión adaptada en los juegos con balón:

      • Rodar-botar-lanzar.

      • La altura en los pases (más fácil bajos que altos).

    • Estructuración adecuada de las fases de aprendizaje.

      • Andar o rodar antes que correr.

      • Descomponer en fases. Ejemplo: coger balón-pararse-ejecutar lanzamiento, etc.

      • Relación entre explicación y ejecución. Conceder tiempo de asimilación y comprensión.

    • Modificación del número de decisiones: Serán más reducidas sus posibilidades.

  3. Adaptaciones / Modificaciones en la tarea.

    • En relación con las reglas: Ejemplos:

      • Que el balón pueda rodar en lugar de ser lanzado, botar más veces antes de ser recogido o devuelto, etc.

      • Que se pueda coger con una o las dos manos, en lugar de ser devuelto con golpeo.

      • Reducción del número de puntos o de tantos para ganar.

      • Reducir el tiempo de juego.

      • Prohibir devolver el balón al que ha pasado, para fomentar el número de participantes en el juego.

      • Aumentar o disminuir el número de jugadores en función del espacio.

    • Modificar la posición de los jugadores para mejorar el equilibrio (de rodillas, sentados, luego de pie).

    • Atribuir o colocar a jugadores en puestos específicos en función de sus aptitudes:

      • Guardameta el menos móvil.

      • Puesto fijo de atacante.

      • Hacer de árbitros, jueces de línea, etc.

    • Permitir ayudas externas:

      • Ayudar al que está en silla de ruedas.

      • Permitir más tiempo de retención.

V.     Conclusión

    Las características del aprendizaje de las personas con necesidades educativas específicas siempre debemos tenerlas en cuenta.

    Para los padres y madres que llevarán a cabo una ayuda educativa con sus hijos e hijas en el hogar, es muy importante conocer cómo aprenden y bajo qué circunstancias, para facilitar dicho aprendizaje. 

    Esta información les permitirá guiar su acción educativa en forma más ajustada a las posibilidades del sujeto y a la vez, comprender en ocasiones qué pasa y por qué se presenta la respuesta esperada.

Qué debemos saber acerca de las personas con

Necesidades Educativas Específicas

1. Su aprendizaje se realiza a ritmo  lento.

1. Debemos brindarle mayor número de experiencias y muy variadas, para que aprenda lo que le enseñamos.

2. Se fatiga rápidamente, su atención no se mantiene por un tiempo muy prolongado.  

 2.  Debemos inicialmente trabajar con él durante  períodos cortos y luego prolongarlos poco a  poco.

 3. Su interés por la actividad a veces está ausente o se sostiene por poco tiempo. 

3. Debemos motivarlo con alegría y con objetos llamativos y variados para que se interese en la actividad. 

4. Muchas veces no puede realizar solo la actividad.

4.   Debemos ayudarlo y guiarlo permanentemente a realizar la actividad, hasta que la pueda hacer solo. 

 5.  La curiosidad por conocer y  explorar lo que lo rodea está disminuida.

5. Debemos despertar en él interés por los objetos y personas que lo rodean, acercándonos y mostrándole las cosas agradables y llamativas.

6.  Le cuesta trabajo recordar lo que ha hecho y conocido. 

6.  Debemos repetir muchas veces las tareas ya realizadas, para que recuerde cómo se hacen y para qué sirven.

7.  No aprovecha para aprender los conocimientos de la vida diaria.

7.  Debemos ayudarle siempre aprovechar todos los hechos que ocurren a su alrededor y su utilidad.

8.  Es lento en responder a las consignas que le damos.

8. Debemos esperar con paciencia y ayudarle a dar una respuesta rápida.

9.   No se le ocurre inventar o buscar situaciones nuevas.

9. Debemos conducirlo a explorar situaciones nuevas mostrándole cómo encontrarlas.

10. Tiene dificultad en solucionar problemas nuevos, aunque éstos sean parecidos a otros vividos anteriormente

10.   Debemos trabajar permanentemente señalándole cómo resolver situaciones de la vida diaria, utilizando la experiencia lograda en otras situaciones similares

11. Puede aprender mejor cuando ha obtenido éxito en las actividades anteriores. 

11. Debemos conocer en qué orden se le debe enseñar y ofrecerle muchas oportunidades de éxito y no de fracaso.

12. Cuando conoce de inmediato los resultados positivos de su actividad, se interesa más en seguir colaborando.

12.   Debemos decirle siempre lo bien que lo ha hecho y animarlo por el éxito que ha logrado. Así se obtiene mayor interés y tolera más tiempo de trabajo.

13. Cuando participa activamente en la actividad la aprende mejor y lo olvida menos.

13.   Debemos planear actividades en las cuales él sea quien intervenga o actúe como persona principal.

14. Cuando se le pide que realice muchas tareas en corto tiempo, se angustia, se confunde y rechaza la situación. 

14.  Debemos seleccionar las tareas y repartirlas en el tiempo, de forma tal que no fatigue ni lo canse.

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