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Integración de alumnos con parálisis cerebral 

en la Educación Física escolar

 

Maestra de Educación Física, CEIP Bergantiños

Licenciada en Ciencias de la Educación

(España)

Pilar Barreiro Senra

pilar.barreiro@edu.xunta.es

 

 

 

Resumen

          Este artículo pretende aportar información sobre la parálisis cerebral, que es un tipo de discapacidad motora. Se centra en aspectos como una delimitación conceptual, las causas que la producen, las clasificaciones más conocidas, los trastornos asociados a ella y las pautas de actuación en caso de que, como docentes, tengamos algún alumno/a con estas características dentro de la Educación Física escolar.

          Palabras clave: Lesión cerebral. Espástica, Adaptaciones. Integración.

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 125 - Octubre de 2008

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Concepto

    La parálisis cerebral es un trastorno del control motor, del tono, del movimiento y de la postura causado por una lesión cerebral producida en el/la niño/a antes, durante o después del nacimiento, en la primera infancia. Esto da lugar a distintas lesiones, que tienen en común su aparición congénita o dentro de los primeros meses tras el parto, su carácter crónico y su poca tendencia a una mejoría progresiva. La parálisis cerebral se asocia directamente a una disminución, perturbación o abolición de la motricidad.

    Se podría definir como un “desorden permanente y no inmutable de la postura y del movimiento, debido a una disfunción del cerebro antes de completarse su crecimiento y su desarrollo”.

    Si un niño/a tiene parálisis cerebral, esto significa que parte de su cerebro no funciona correctamente, o bien no se ha desarrollado con normalidad. La zona afectada suele ser una de las que controlan los músculos y ciertos movimientos del cuerpo. En algunas personas, la parálisis cerebral es apenas perceptible, mientras que otras pueden estar muy afectadas.

    La incidencia normal de la parálisis cerebral se sitúa alrededor de un 2% de los niños/as nacidos vivos. En España, alrededor de 1.500 bebés nacen o desarrollan una parálisis cerebral cada año. Puede afectar a niños y a niñas de cualquier raza y condición social.

Causas

    Algunas de las causas que pueden producir una parálisis cerebral son las siguientes:

  • Los bebés prematuros o que tienen un peso bajo al nacer. El riesgo es más alto entre los que nacieron con menos de 2500 gramos o menos de 37 semanas de gestación.

  • Los bebés de madres que sufrieron hemorragia vaginal durante el embarazo y presencia de excesivas proteínas en la orina.

  • Los bebés de madres que tuvieron un parto muy difícil, sobre todo en casos de presentación de nalgas. Los problemas respiratorios o vasculares en el bebé durante el parto pueden causar daño permanente en el cerebro.

  • Malformaciones congénitas en lugares diferentes del sistema nervioso.

  • Baja puntuación Apgar. La puntuación Apgar es una evaluación numérica que refleja la condición del recién nacido. Para ello, los médicos periódicamente verifican la frecuencia cardiaca del niño/a, la respiración, el tono muscular, los reflejos y el color de la piel durante los primeros minutos después del parto. Los médicos asignan puntos y cuanto más alta sea la puntuación, más normal es el estado del bebé. Una baja puntuación después de 20 minutos tras el parto es una importante señal de posibles problemas.

  • Partos múltiples. Gemelos, trillizos u otros partos múltiples se asocian a un riesgo más alto de parálisis cerebral.

  • Hipertiroidismo maternal o retraso mental. Es un poco más probable que las madres con alguna de estas características tengan niños/as con parálisis cerebral.

Clasificaciones

    Generalmente se clasifican las causas de la parálisis cerebral en función de la etapa en la que ha tenido lugar la agresión:

  • Período prenatal: Durante el período intrauterino se pueden encontrar causas genéticas, cromosómicas, infecciones intrauterinas, el efecto de algunas drogas o tóxicos (como el alcohol), la diabetes materna, traumatismos, etc.

  • Período perinatal: Es decir, en el momento del parto. Clásicamente la causa más conocida es el sufrimiento fetal durante el parto, que produce una anoxia o falta de irrigación sanguínea en el cerebro del bebé, ocasionando una parálisis cerebral. Afortunadamente esta causa está en descenso.

  • Período postnatal: Las infecciones, sobre todo la meningitis, las intoxicaciones y los traumatismos craneoencefálicos, son las causas más importantes de secuelas.

    Las variedades clasificadas clínicamente se han hecho en base al signo clínico más evidente (espasticidad, atetosis, ataxia...), a su distribución topográfica (paraplejia, hemiple­jia...) o a su intensidad (leve, moderada o grave).

Clasificación según los signos clínicos

    Parálisis cerebral espástica. Las principales características motoras de las personas que sufren este tipo de parálisis cerebral son:

  • Hipertonía: Si se estiran los músculos espásticos a una velocidad determinada, éstos responden exageradamente; cuando se contraen, bloquean el movimiento.

  • Posturas anormales: por lo general se asocian a los extensores de los miembros inferiores y a los flexores de los miembros superiores.

  • Movimientos voluntarios: el movimiento voluntario está presente y puede elaborarse.

    De manera general, los paralíticos cerebrales espásticos pueden presentar:

  • Problemas de percepción, principalmente en las relaciones espaciales.

  • Pérdida sensorial, presente ocasionalmente en paralíticos cerebrales hemipléjicos, pudiendo existir una pérdida del campo visual.

  • Alteraciones en la caja torácica, con respiración pobre.

  • Epilepsias, mucho más comunes que en otros tipos de parálisis cerebral.

  • Variación de la inteligencia, con una marca tendencia a ser menor en este tipo de parálisis cerebral.

    Parálisis cerebral atetoide (también llamada “disquinética” o de tipo “tensión-no tensión”). Las principales características motoras de la parálisis cerebral atetoide son:

  • Movimientos involuntarios, que se ven incrementados con la excitación, la inseguridad, el esfuerzo de realizar un movimiento voluntario o incluso al abordar un problema mental, y disminuyen con la fatiga, la somnolencia, la fiebre, la posición decúbito prono o el mantenimiento de la atención de manera prolongada.

  • Hipertonía e hipotonía. Pueden presentarse fluctuaciones en el tono, acompañadas a veces de variaciones en el estado de ánimo o en las emociones. Pueden ocasionarse espasmos repentinos en flexión y en extensión y sacudidas de la cabeza, del tronco o de las extremidades.

  • Parálisis de los movimientos de la mirada. Se tienen dificultades para mirar hacia arriba y a veces para cerrar los ojos voluntariamente.

    De manera general, los paralíticos cerebrales atetoides pueden presentar:

  • Pérdida auditiva, especialmente con determinados estímulos específicos de frecuencia alta.

  • Personalidad extrovertida, con más posibilidades de labilidad emocional que en otros casos de parálisis cerebral.

  • Dificultades en el habla y problemas respiratorios.

  • Inteligencia buena e incluso en algunos casos excelente, aunque también puede presentarse retraso mental.

    Parálisis cerebral atáxica. Las principales características motoras de la parálisis cerebral atáxica son:

  • Alteraciones del equilibrio. Existe pobre fijación de la cabeza, el tronco, los hombros y la cintura pélvica, por lo que algunos atáxicos/as compensan la inestabilidad mediante reacciones excesivas con los miembros superiores, para mantener el equilibrio.

  • Movimientos voluntarios. Están presentes, aunque carecen de coordinación. Además, los movimientos finos de la mano son pobres.

  • Hipotonía, muy frecuente en este tipo de parálisis cerebral.

    Parálisis cerebral mixta: Se caracteriza por la coincidencia de algunas de las descritas, y afecta aproximada­mente a un 10% de los casos.

    Clasificación según la distribución topográfica.

  • Monoplejia: Afecta a un único miembro, superior o inferior.

  • Hemiplejia: La afectación es de un hemicuerpo, con predominio del miembro superior.

  • Paraplejia: La afectación es de las extremidades inferiores.

  • Triplejia: Están afectadas tres extremidades.

  • Diplejia: La afectación es de los cuatro miembros, con predominio de los inferiores.

  • Tetraplejia: Están afectadas las cuatro extremidades.

    Clasificación según la intensidad de la lesión.

  • Leve: El individuo tiene suficiente autonomía, es capaz de andar por sí solo y habla.

  • Moderada: La afectación es mayor, impidiendo a la persona deambular de forma autónoma; es incapaz de comunicarse con soltura y necesita ayuda para atender sus necesidades.

  • Grave: La persona afectada necesita toda la ayuda de los demás para atender sus necesidades más vitales.

Trastornos asociados

    Generalmente, se pueden presentar una serie de trastornos asociados a la parálisis cerebral, tales como:

  • Trastornos de la fonación, articulación de palabras y estructura del lenguaje.

  • Trastornos visuales.

  • Trastornos osteo-articulares.

  • Alteraciones respiratorias.

  • Alteraciones psicoafectivas.

  • Alteraciones de las estructuras psico-motoras.

  • Rigidez.

  • Debilidad.

  • Flojedad.

  • Posible déficit intelectual, que no siempre se corresponde con grave afectación motora.

    Con gran frecuencia, la parálisis cerebral presenta alguno de los siguientes problemas:

  • Problemas visuales: El más común es el estrabismo, que puede necesitar ser corregido con gafas o, en los casos más graves, con una operación. Los problemas de ojos más serios son menos frecuentes. Algunos niños/as tienen un defecto cortical; esto quiere decir que la parte del cerebro que es responsable de la interpretación de las imágenes que el niño/a ve no funciona con normalidad. En ocasiones el afectado/a se puede quedar ciego, pero en la mayoría de los casos sólo se tiene dificultad para descifrar los mensajes.

  • Percepción espacial: Algunos niños/as con parálisis cerebral son incapaces de percibir el espacio para relacionarlo con sus propios cuerpos (no pueden, por ejemplo, calcular las distancias) o pensar espacialmente (como construir visualmente en tres dimensiones). Esto es debido a una anormalidad en una parte del cerebro, y no está relacionado con la inteligencia.

  • Oído: Los niños/as con parálisis cerebral atetoide son más propensos que otros/as a tener problemas auditivos graves, aunque no es el caso de los/as que padecen otro tipo de parálisis cerebral.

  • Habla: La capacidad de comunicarse de un niño/a afectado por parálisis cerebral va a depender en primer lugar de su desarrollo intelectual, que hay que estimular desde el principio. Su capacidad de hablar también dependerá de la habilidad para controlar los pequeños músculos de la boca, la lengua, el paladar y la cavidad bucal. Las dificultades para hablar que tienen los paralíticos cerebrales suelen ir unidas a las de tragar y masticar, aunque la intervención conjunta de diversos profesionales les ayudarán con estos problemas. La mayoría de los niños/as afectados podrán ejercitar en alguna medida la comunicación verbal, mientras que otros/as podrán beneficiarse de la utilización de sistemas aumentativos de la comunicación, como por ejemplo comunicadores tableros y otras ayudas tecnológicas.

  • Epilepsia: La epilepsia afecta a uno de cada tres niños/as con parálisis cerebral, pero es imposible predecir de qué manera o en qué momento se pueden desarrollar los ataques. Algunos/as empiezan a padecerlos de pequeños y otros/as en edad adulta, pero a menudo se pueden controlar con medicación.

Pautas de actuación en Educación Física

    La etapa educativa en el niño/a con parálisis cerebral es fundamental en su desarrollo personal, social y afectivo, y tan importante como la de cualquier otro/a. El alumno/a con esta deficiencia muestra la misma curiosidad, idénticos deseos y anhelos, variando tan sólo los apoyos que precisa para lograr sus objetivos. Aunque las clases de Educación Física son un buen escenario para favorecer la integración de estos alumnos/as en el grupo escolar, a menudo los recursos personales (docente de apoyo, disponibilidad de horario…) y los materiales de que se dispone, son insuficientes para llevarlos a cabo con ciertas garantías de éxito o eficacia; esta situación degenera en el abandono u olvido de unos por otros.

    La intervención educativa en el área de Educación Física ha de ir encaminada a estimular y potenciar la realización de movimientos y a mejorar aquellos aspectos más deficitarios. Se ha de realizar una adecuada programación de las actividades motrices, teniendo en consideración el tipo de patología funcional, y en base a ella las capacidades y potencialidades de cada niño/a. Además, para iniciar a estos alumnos/as en la práctica física es fundamental el juego sencillo que estimule el nivel de cada uno/a, con el fin de que vivencien las posibilidades de movimiento de su cuerpo. Lo que pueden necesitar en muchos casos es una adaptación de acceso; en otros, será necesario modificar las formas o la complejidad del juego y, en la mayoría de los casos, será fundamental la adaptación de objetivos, contenidos y reglas.

    Los contenidos básicos de la Educación Física que mayor aportación tienen en los paralíticos cerebrales son los siguientes:

  • Esquema corporal y lateralidad. Son elementos de máxima importancia en el campo de la motricidad de los discapacitados/as, puesto que sin su control serían incapaces de organizar y adecuar los esquemas motores de los que parten las acciones motrices habituales.

  • Control respiratorio. Un objetivo prioritario en la reeducación psicomotriz es la toma de conciencia de la respiración, de las partes del cuerpo que intervienen, del ritmo y de los cambios propios que se producen.

  • Relajación y control tónico. La relajación llevada a cabo mediante ejercicios de tensión-relajación, y a partir de una atención interiorizada de las sensaciones propioceptivas, es un buen medio para lograr la percepción y el dominio del cuerpo, del gesto y del tono muscular.

  • Equilibrio. Ya sea estático o dinámico, condiciona la actitud de la persona frente al mundo exterior.

  • Coordinación sensomotriz. Se propondrán actividades de coordinación óculo-manual, de apreciación de pesos y volúmenes, de coordinación auditivo-manual…

    Los objetivos generales planteados desde el ámbito motor para las personas con parálisis cerebral son:

  • Normalizar la actividad refleja postural y del tono postural, facilitando los reflejos de enderezamiento y las reacciones de equilibrio, que son la base de la actividad motora normal.

  • Mantener el recorrido articular.

  • Tonificar la musculatura implicada en el movimiento.

  • Adquirir un óptimo control postural para la prevención y corrección de las posibles deformidades, así como para facilitar la interacción con el entorno y favorecer los aprendizajes.

  • Potenciar la independencia motora, desarrollando en lo posible algunos medios de locomoción, favoreciendo la autonomía personal y mejorando la calidad de vida.

    Los criterios de adaptación a tener en cuenta con alumnos/as que sufran una parálisis cerebral no deben ser tomados como obligatorios, sino como aportaciones y guías de orientación flexibles según la realidad y el criterio de cada profesional:

  • Espacio. Es importante:

    • Delimitar el espacio para compensar las dificultades de movilidad.

    • Evitar superficies irregulares.

    • Emplear “casas” en los juegos de pilla, que permitan al niño/a con parálisis cerebral un tiempo de descanso y ventaja.

  • Material. Valorar la utilización de:

    • Materiales blandos para los alumnos/as con problemas de prensión.

    • Material alternativo o adaptado.

    • Sistemas facilitadotes de comunicación (tablero, fichas, plantillas con fotos…) para niños/as con grandes dificultades de habla.

    • Un andador para mejorar sus desplazamientos en los alumnos/as con grandes problemas de equilibrio.

  • Normas. Es importante que vayamos recordando, de vez en cuando, las normas al grupo. Sirvan algunos ejemplos:

    • Modificar los reglamentos de los juegos, con la inclusión de nuevas normas o prohibiciones específicas.

    • Variar los sistemas de puntuación y sus requisitos.

    • Cuando el alumno/a con parálisis cerebral asuma el rol de perseguidor, los compañeros/as pasan a ser tocados en el momento que el perseguidor/a se cruce a un metro de distancia.

    • Añadir el rito de contar en voz alta para dar más tiempo al niño/a con parálisis cerebral.

  • Juego. En el juego, al igual que en la clase de Educación Física, se necesitan en primer lugar las adaptaciones de acceso y después y si es necesario se variarán y adaptarán las formas, la complejidad, las normas o los objetivos del juego para trabajar en la mejora y control de los problemas motores del niño/a, problemas vistos anteriormente y que se relacionaban sobre todo con el control tónico, postural, coordinación y equilibrio.

    De esta manera se hará necesario revisar todos los juegos y establecer las adaptaciones necesarias; incluso se podría presentar la posibilidad de equiparar la problemática del alumno/a al resto (por ejemplo, si usa una silla de ruedas, tener varias, también para los demás) o limitando normas y posibilidades a los alumnos/as sin deficiencias.

    Por otra parte, el papel del profesorado consiste en estimular, enriquecer y multiplicar las experiencias del alumnado, variando o diversificando las situaciones.

     Es importante evaluar las posibilidades de éxito de estos alumnos/as al diseñar las actividades, así como crear las condiciones adecuadas para que intervengan con confianza y seguridad en las propias capacidades. Se valorarán sus ejecuciones y se les permitirá visualizar el éxito de las mismas con vistas a suscitar y estimular la motivación.

    Será necesario mantener una comunicación constante con el alumno/a, plantear metas y objetivos comunes, motivarle y reforzarle especialmente, dejarle que exprese sus miedos y sus expectativas acerca de la Educación Física.

    Habrá que darle en todo momento algo para que haga, aunque sea simplemente la responsabilidad de arbitrar u observar fallos en el resto cuando él no pueda realizar una determinada actividad, de forma que no se sienta abandonado/a. Con imaginación y esfuerzo se puede conseguir que el alumno/a esté siempre integrado/a.

    Ante cualquier duda que aparezca por parte de los demás compañeros/as con respecto a la discapacidad habrá que contestarla con naturalidad y de forma que comprendan la realidad pero destacando los aspectos positivos.

     Una premisa fundamental es la de mostrar seguridad ante los discentes y en especial ante la persona discapacitada, que no sienta que “nos da más trabajo” y que no vea nuestras dudas, miedos o inseguridades.

Conclusiones

    A continuación y para concluir este artículo se dan unas pautas para guiar la actuación docente cuando se tengan en clase alumnos/as con este tipo de discapacidad:

  • Aprender más sobre la parálisis cerebral.

  • Centrarnos en ese niño/a en individual y saber de primera mano cuáles son sus necesidades y capacidades.

  • Conocer las estrategias de aprendizaje que usan otros docentes de alumnos/as con parálisis cerebral. Informarnos sobre diferentes estilos de enseñanza y aprendizaje. De esta manera, podremos usar el mejor enfoque para un alumno/a en particular, basándonos en la propia persona.

  • Buscar expertos dentro y fuera de la escuela que nos pueden ayudar. La tecnología asistencial a veces significa la diferencia entre la independencia o no para nuestro alumno/a.

  • Recordar que los padres también son “expertos” en la enfermedad de su hijo/a; hablar sinceramente con ellos, ya que nos pueden decir mucho sobre sus necesidades especiales y habilidades.

Bibliografía

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