Las escuelas deportivas como agentes promotores de salud | |||
Facultad de Ciencias de la Educación (España) |
Angela
Sierra Robles |
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Resumen La promoción de la salud es un medio encaminado a capacitar a la población para controlar y mejorar ésta. El concepto de salud ha evolucionado en el tiempo. Desde la ausencia de enfermedad, ha ido avanzando e incluyendo no solo la dimensión física, también la psíquica y la social, todo ello ligado al bienestar. Aunque el término salud es mucho más amplio que lo expuesto, tiende a relacionarse con la aptitud física. En este artículo se pretenden potenciar los aspectos de la salud vinculados a la socialización. Partimos de la premisa, si los colegios son centros promotores de salud, al cumplir las directrices marcadas por la Red Europea de Escuelas Promotoras de Salud (REEPS) -donde la socialización de los niños es un aspecto clave- las escuelas deportivas pueden tomar como referencia las directrices marcadas por la propia REEPS y convertirse igualmente es escuelas deportivas promotoras de salud. La salud social nos enseña que cada persona está capacitada para reflexionar sobre sus actos, cuidar su funcionamiento físico, su función mental, sus metas, su trabajo y asumir la responsabilidad de los propios actos. Por lo que respecta al ejercicio, las escuelas deportivas son una de las instituciones fundamentales en la socialización de la práctica física. Son un lugar donde los monitores influyen en la aceptación o el rechazo de los niños y jóvenes hacia la práctica de actividad física. Tomando como base las metas que nos marcan la OMS y la Comisión de la Unión Europea para las escuelas promotoras de salud, catalogamos los objetivos a conseguir por las escuelas deportivas en dos grupos: los que van dirigidos a ser alcanzados por el deportista y los que son un reto para la propia escuela deportiva. Como conclusión, consideramos que si las escuelas deportivas quieren transformarse en agentes promotores de salud han de atender al máximo número de sectores poblacionales: niños, jóvenes, adultos (reforzando la practica femenina) y mayores. Han de potenciar las prácticas deportivas de tiempo libre ya que tienen un mayor potencial para ser desarrolladas en la edad adulta. Deben trabajar los objetivos y contenidos de la EpS y pueden seguir como guía las directrices marcadas para las escuelas promotoras de salud. Palabras clave: Salud. Actividad física. Escuelas deportivas. Monitor deportivo. |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 124 - Setiembre de 2008 |
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Introducción
Los hábitos de vida de la población, especialmente de las sociedades occidentales, están en constante evolución. Los cambios socioeconómicos y culturales, y los numerosos avances tecnológicos, han traído un nuevo estilo de vida para la población. Estos avances contribuyen de forma significativa al aumento de la esperanza de vida del hombre y de la mujer pero al mismo tiempo van trayendo consigo una serie de riesgos para la salud. La tecnología incorporó un nuevo concepto de confort, bienestar, cambiando el estilo de vida de las personas, pero no, necesariamente, les incrementó la calidad de vida a largo plazo.
La sociedad actual demanda ya no sólo el conocimiento en su más amplio sentido, sino que existen una serie de problemáticas de las que todas las instituciones han de tomar parte intentando dar respuesta al ciudadano. Son temáticas de interés social, de actualidad, a partir de las cuales o mediante las cuales se puede lograr ese conocimiento que siempre ansía el saber humano (Delgado y Tercedor, 2002). Así, si existe una demanda social de salud y de bienestar, las escuelas deportivas, como parte fundamental en la formación de los niños/as y jóvenes, han de abordar esta temática.
Todos estos cambios acaecidos hacen que las escuelas deportivas puedan y deban adquirir un nuevo significado, basándose en la idea de escuelas promotoras de salud, ya implantada por a través de la Red Europea de Escuelas Promotoras de Salud (REEPS), proyecto apoyado desde 1992 por la Comisión Europea (CE), el Consejo de Europa y la oficina regional para Europa de la OMS.
Esta nueva realidad hace que la escuela deportiva, como agente responsable en la promoción de la salud, asuma el compromiso y trabaje por una mejora de la calidad de vida de la población.
Para poder comprender el papel de la escuela deportiva en la promoción de la salud, se debe entender, en primer lugar, que significado tiene en la actualidad el concepto de promoción de la salud. El glosario de promoción de la salud siguiendo los criterios establecidos en la Carta de Ottawa (1986), define la misma como el proceso que permite a las personas incrementar el control sobre su salud para mejorarla.
Como se puede observar, la formación de la persona y del conjunto de la misma entendida como comunidad, son los elementos claves en la promoción de la salud y, para ello, está disponible una herramienta muy importante: la educación para la salud (EpS).
Integrar la EpS en el medio deportivo significa favorecer un crecimiento armónico de la personalidad de los deportistas, poniendo en marcha un proceso formativo, sociocultural y de promoción de la salud.
Para contribuir a formar futuros ciudadanos responsables y capacitados para participar en la mejora de su propia salud y la de los que le rodean, es necesario que la escuela deportiva promueva un trabajo cooperativo y transversal que ayude al deportista a elevar su capacidad de autoestima, a respetar las diferencias individuales y a ser más solidario.
Educación para la salud
La educación para la salud se puede definir como un proceso de formación permanente que se inicia en los primeros años de la infancia, orientado hacia el conocimiento de sí mismo en todas sus dimensiones, tanto individuales como sociales y del ambiente, con objeto de poder tener una vida sana y poder participar en la salud colectiva (Perea, 1992).
Considerando este marco de la EpS en la promoción de la salud, se hace patente que las escuelas deportivas pueden convertirse en aliadas debido a diferentes razones:
Porque es algo que afecta a nuestra calidad de vida.
Porque es un ámbito complejo que afecta a muchos factores: sociales, ambientales, biológicos, económicos,… y por ello no es exclusivamente sanitario.
Porque su preservación precisa nuestro compromiso y esto se aprende: no es espontáneo, ni fortuito. Necesita un proceso continuado y reflexivo.
Porque la escuela deportiva sola no lo consigue pero su apoyo la propicia y facilita.
Para la correcta planificación de la EpS en la práctica de actividades físicas, es necesario tener presente aspectos como los que señalan Delgado y Tercedor (2002):
La creación de hábitos saludables.
El desarrollo de la condición biológica.
La correcta utilización de espacios y materiales.
Entre los hábitos se consideran más importantes para trabajar la EpS se encuentran: los hábitos de trabajo durante una sesión, los de higiene corporal, la higiene y actitud postural, los hábitos alimenticios, el conocimiento-aplicación de primeros auxilios y el desarrollo de la condición biológica.
La consolidación de los hábitos evolucionará por tres fases (Cecchini, 2003):
Concienciación y puesta en práctica del hábito.
Conocimiento de la relación entre el hábito y sus efectos beneficiosos.
Valoración y desarrollo del gusto hacia dicho hábito.
En general, la actividad física en relación con la educación para la salud, debe contribuir a la salud del deportista dirigiendo los esfuerzos al carácter preventivo y de bienestar global asociado a la actividad física, así como a la promoción de la salud mediante la practica de ejercicio y las actitudes, el conocimiento y la conciencia critica que envuelve a la mencionada práctica.
Los monitores deportivos deben ayudar a las personas a conocer más a cerca de su propia práctica y permitirles un amplio margen de opción para tomar sus decisiones personales.
La educación para la salud comprende las oportunidades de aprendizaje creadas conscientemente que suponen una forma de comunicación destinada a mejorar la alfabetización sanitaria, incluida la mejora del conocimiento de la población en relación con la salud y el desarrollo de habilidades personales que conduzcan a la salud individual y de la comunidad.
Estilo de vida activo y escuelas promotoras de salud
Para conocer las direcciones que debe tomar una adecuada EpS y con ello una escuela promotora de salud es necesario conocer los estilos de vida y hábitos de la sociedad que están íntimamente relacionados con las actitudes que muestran hacia la actividad físico deportiva y la salud.
La actividad física, junto a los hábitos alimenticios, higiénicos y sociales entre otros, son los que van a determinar que la persona adquiera o no un estado saludable. Estas conductas, cuando tienden a ser habituales en la vida de una persona, no están aisladas unas de otras, sino que se entrelazan configurando un determinado estilo de vida. El estilo de vida lo define Mendoza y cols. (1994:17) como el conjunto de patrones de conducta que caracterizan la manera general de vivir de un individuo o grupo. En una misma sociedad hay diferentes estilos de vida saludables en función de la concepción de salud que exista, por esta razón la definición de un estilo de vida saludable es relativa. Estos mismos autores afirman que un estilo de vida es saludable si, en su conjunto, ayuda a añadir años a la vida y vida a los años, y hace menos probable la aparición de enfermedades e incapacidades. No obstante, resulta más fácil valorar si una conducta es o no saludable, que el tratar un estilo de vida, el cual se conforma por diversas conductas. Además, el estilo de vida sea saludable desde el punto de vista global, no significa que pueda contener aspectos poco saludables.
Aparece así la idea de actividad física como elemento definitorio de un estilo de vida saludable junto al convencimiento de que entre los muchos factores que contribuyen a determinar los estilos de vida de un sujeto se encuentra la educación. Los factores que determinan los estilos de vida son (Mendoza y cols., 1994):
Las características individuales, genéticas o adquiridas (personalidad, intereses, educación recibida, etc.).
Las características del entorno microsocial en que se desenvuelve el individuo: vivienda, familia, amigos, vecinos, ambiente laboral o estudiantil, grupos de adscripción voluntaria, etc.
Los factores macrosociales, que a su vez moldean decisivamente los anteriores: el sistema social, la cultura imperante en la sociedad, la influencia de los grupos económicos y otros grupos de presión, los medios de comunicación, las instituciones oficiales, etc.
El medio físico geográfico, que influye en las condiciones de vida imperantes en la sociedad y, a su vez, sufre modificaciones por la acción humana.
Los estilos de vida pueden tener una influencia decisiva en el desarrollo personal de los sujetos de una forma más o menos directa. Van a determinar el tipo de relaciones y habilidades sociales que se desarrollen, o las capacidades físicas o intelectuales que se fomenten en ellos, así como el grado de integración escolar y las posibilidades laborales que se les presenten..., en definitiva, influirán en el bienestar físico y psicológico y en definitiva, en la calidad y duración de la vida misma.
Actualmente, el estilo de vida tiene a ser más sedentario, en casa, en el colegio, y en el trabajo; hecho que contribuye al dramático aumento de obesidad en niños, adolescentes y adultos en los últimos 20 años. Durante este tiempo, comentan Lowry y cols. (2001) que en Estados Unidos, ante la poca efectividad de los recursos educativos, la primera respuesta ha sido eliminar la EF escolar. Sin embargo, es la comunidad educativa al completo la que debe fomentar y facilitar los hábitos de vida saludables, entre ellos la práctica físico-deportiva de estudiantes, padres, profesores y familiares, por ejemplo, abriendo las instalaciones deportivas en horario extraescolar y fomentando la participación de los niños en las escuelas deportivas.
Los estudios que analizan la adopción y mantenimiento de estilos de vida centrados en la actividad física han conceptualizado el estilo de vida de diversas formas y atendiendo a diferentes criterios. Duna, Andersen y Jakicic (1998) realizan una revisión de varios trabajos y destacan como estilo de vida activo al que acumula diariamente, al menos 30 minutos de actividades autoelegidas, que incluyen actividades de ocio, laborales y domésticas con una intensidad de moderada a vigorosa y que pueden ser actividades planificadas o no que suponen un quehacer diario en la vida. Esta síntesis alude a actividades elegidas por el sujeto y no prescritas y además, pueden ser planificadas concienzudamente por el sujeto o simplemente ser consecuencia del medio, como el hecho de subir las escaleras en vez de utilizar el ascensor. Las actividades físicas del estilo de vida pueden acumularse en diferentes momentos durante el día o en un momento más largo de actividad continúa, siendo preferible el primer caso.
La promoción de la Salud en el periodo escolar debe abarcar diversos frentes de acuerdo a las líneas de acción de la Conferencia de Otawa (OMS, 1986) y Recomendaciones de Adelaida (OMS, 1988):
EpS mediante el contacto del niño con un medio escolar sano, creando entornos saludables y prácticas sanas del alumno en la escuela.
EpS mediante la triangulación interrelacionada de escuela-familia-comunidad, donde se preconicen conductas saludables coherentes y no contradictorias. Para ello, se deberán establecer estrategias de intervención para fortalecer la acción comunitaria.
EpS mediante la enseñanza de la salud en la escuela, a través de conocimientos, procedimientos y actitudes; en definitiva, aprender a aprender.
EpS mediante una mejor relación de la escuela con los servicios sanitarios, por ejemplo a través de reconocimientos médicos periódicos que ayuden a detectar anomalías, o a través de una mayor conexión del ambulatorio del barrio donde esté inmerso el centro escolar con el profesorado de EF. Así, se deberían reorientar dichos servicios sanitarios, basados en la actualidad más en la curación que en la prevención, considerando que atención primaria y promoción de la salud son perfectamente complementarias.
Es evidente la gran dificultad que lleva consigo el que coincidan todas estas circunstancias en el mismo contexto escolar, lo que conlleva a un cambio en la filosofía comunitaria. Estos aspectos se irán consolidando conforme los municipios y las escuelas se transformen en centros promotores de salud.
Éstas, se definen como aquellas que refuerzan constantemente su capacidad como un lugar saludable para vivir, aprender y trabajar, -Glosario de Promoción de Salud-, Nutbeam (1999:23).
Tal y como queda reflejado en este glosario (op. cit., 23-4), con el fin de conseguir este objetivo, una escuela promotora de salud implica al personal de salud y de educación, a los profesores, estudiantes, padres y líderes de la comunidad, en la tarea de promover la salud. Fomenta la salud y el aprendizaje de todos los medios a su alcance, y hace todo lo que está en su mano para ofrecer ambientes favorables para la salud y una serie de programas y servicios claves de promoción y EpS. Una escuela promotora de salud aplica políticas, práctica y otras medidas que respeten la autoestima del individuo, ofrece oportunidades múltiples de desarrollo y reconoce sus esfuerzos e intenciones, al igual que los logros personales. Hace todo lo que está en su mano para mejorar la salud del personal del centro, las familias y los miembros de la comunidad, además de los estudiantes, y trabaja con los líderes de la comunidad para ayudarles a comprender cómo puede la comunidad contribuir a la salud y a la educación.
Por tanto, la promoción de la salud no sólo se ocupa de promover el desarrollo de las habilidades individuales y la capacidad de la persona para influir sobre los factores que determinan su salud, sino que también incluye la intervención sobre el entorno tanto para reforzar los factores que contribuyen al desarrollo de estilos de vida saludables, como para modificar aquellos que impiden ponerlos en práctica. Esta estrategia se ha resumido en la frase: Conseguir que las opciones mas saludables sean las más fáciles de elegir (Nutbeam, 1999).
Según Young y Williams (1989) un centro promotor de salud:
Considera todos los aspectos de la vida del centro educativo y sus relaciones con la comunidad.
Se basa en un modelo de salud que incluye la interacción de los aspectos físicos, mentales, sociales y ambientales
Se centra en la participación activa de los alumnos/alumnas con una serie de métodos variados para desarrollar destrezas.
Reconoce una amplia gama de influencias sobre la salud de los alumnos/as e intenta tomar en consideración sus actitudes, valores y creencias.
Reconoce que muchas destrezas y procesos básicos son comunes a todos los temas de salud y que estos deberían programarse como parte del currículum.
Considera que la autoestima y que la autonomía personal son fundamentales para la promoción de una buena salud.
Da gran importancia a la estética del entorno físico del centro, así como al afecto psicológico directo que tiene sobre profesores/as, personal no docente y alumnos/as.
Considera la promoción de la salud en la escuela como algo muy importante para todas las personas que conviven en ella.
Reconoce el papel ejemplarizante del personal docente.
Sabe que el apoyo y la cooperación de los padres/ madres es esencial para una escuela promotora de salud.
Por lo que respecta al movimiento, las escuelas deportivas son una de las instituciones fundamentales en la socialización de la práctica física. Es un lugar en el que a través de los programas de actividad física los monitores influyen en la aceptación o el rechazo de los niños y jóvenes hacia la práctica de actividad física.
Escuelas deportivas como agentes promotores
La meta que las escuelas deportivas pretenden alcanzar en cuanto a la promoción de la salud, es la implantación de la misma como eje fundamental de su enseñanza. Esta nueva visión de escuela deportiva se fija entre sus objetivos principales contribuir al desarrollo de la salud de los practicantes y al de la comunidad en la que se ubica. Esto es posible mediante la promoción de actitudes y conductas saludables y la colaboración en las medidas comunitarias que tiendan a conseguir una mejora en el ambiente y un cambio en la consideración social de ciertos comportamientos. (Gavidia, 2001).
La OMS y la Comisión de la Unión Europea convienen que una escuela promotora de salud es aquella cuya acción responde a unos determinados objetivos (Padilla, 2002). De entre ellos, extraemos los siguientes como metas a conseguir en las escuelas deportivas:
Favorecer modos de vida sanos ofreciendo al deportista y al monitor/a, en materia de salud, opciones a la vez realistas y atractivas.
Definir objetivos claros de promoción de la salud y de seguridad para el conjunto de la comunidad.
Ofrecer un marco de trabajo dirigido a la promoción de la salud, donde se tenga en cuenta; las condiciones de los espacios deportivos, los materiales, los aspectos de seguridad de los accesos, etc.
Desarrollar el sentido de la responsabilidad individual, familiar y social en relación con la salud, prestando especial atención al proceso de la toma de decisiones.
Favorecer buenas relaciones entre todos los miembros de la comunidad y de ésta con su entrono.
Utilizando metodologías que fomenten la participación del deportista en el proceso formativo.
Tomando como base las metas que nos marcan estas organizaciones, catalogamos los objetivos a conseguir en dos grupos: los que van dirigidos a ser alcanzados por el deportista y los que son un reto para la propia escuela deportiva.
Entre los objetivos destinados a los deportistas, destacamos:
Participar activa y responsablemente en la creación y la gestión de la salud.
Conexionar el propio cuerpo y su funcionamiento. Posibilidades y limitaciones: mediante retos progresivos donde el deportista ponga a prueba sus capacidades físicas y cognitivas.
Desarrollar la autonomía y autoestima en la construcción de un modelo de vida saludable, confiriéndole confianza en tareas de responsabilidad.
Reconocer situaciones y conductas que pueden implicar peligro, riesgo para la salud (lesiones, golpes de calor,…); poder enfrentarse a ellas y evitarlas con responsabilidad y con criterios propios.
Conocer y respetar normas básicas para la salud: higiene, alimentación, seguridad corporal, etc.
Fomentar el interés por el deporte y la actividad física como un modo de vida saludable.
Interiorizar hábitos y capacidades para el mantenimiento de un medio ambiente saludable, tales como el respeto al medio donde se realiza la actividad física, el uso responsable del agua de las duchas,…
Fomentar la sensibilización ante aquellas personas que padezcan cualquier tipo de enfermedad o discapacidad física o psíquica, tanto desde un punto de vista deportivo como personal, por medio del desarrollo de actividades propias de personas con discapacidad, muestra de logros deportivos en paraolimpiadas, etc.
Cooperar con organizaciones gubernamentales o no que trabajen contra la marginación de todo tipo o en la promoción de la salud y desenvolvimiento de la población, por medio de actividades en centros de acogida, en asilos, etc.
Siguiendo el nuevo paradigma de educación para la salud (Sierra y Zuriarrain, 1998), recogemos algunos de los objetivos que se plantean adaptándolos a las escuelas deportivas:
Promover la autoestima de cada deportista, por medio de la facilitación de logros personales.
Favorecer las buenas relaciones en la vida cotidiana con el resto de la comunidad. Por ejemplo cooperando las escuelas deportivas (municipales, clubes privados o empresas) entre sí y con el colegio o comunidad en la que se integran.
Facilitar la información y los cambios de participación dentro de la escuela deportiva, entre diferentes categorías de un mismo deporte, de deportes diferentes e incluso de actividades paralelas que se lleven a cabo en las instalaciones: gestión, seguridad, limpieza, etc.
Proponer retos estimulantes para todos los deportistas.
Mejorar el entorno físico de las instalaciones deportivas, manteniendo en perfecto estado las presentes y aportando ideas para la optimización de las mismas por medios de subvenciones o iniciativas propias.
Fomentar lazos sólidos entre la escuela deportiva, el medio familiar y la comunidad, haciendo a los padres, madres, amigos, responsables de organizaciones y asociaciones, etc., partícipes de las mismas.
Por ejemplo, los padres pueden recibir información mensual sobre la evolución de sus hijos, las competiciones y forma de abordarlas, la importancia de reducir el número de horas que el niño pasa frente a la televisión y el ordenador, la importancia de una vestimenta adecuada, una alimentación e hidratación correcta, la prevención solar, etc.
Establecer relaciones entre las escuelas deportivas de un mismo municipio, un mismo colegio o un mismo club para impulsar programas de educación para la salud.
Promover la salud y el bienestar de los deportistas y de todo el personal de la comunidad.
Conferir al monitor/a un papel de referencia en la educación para la salud. Por ejemplo, que no fume (o al menos lo haga delante de los niños), correcta equipación, estilo de vida activo, respetuoso con los jugadores, los adversarios y los árbitros, etc.
Resaltar el papel de la alimentación dentro de la educación para la salud, desde el ámbito deportivo: insistir en la importancia de la hidratación, el desayuno, la merienda y fomentar una actitud crítica ante el consumo de bollería, de chucherías y fast food o comida rápida.
Aprovechar los servicios de la comunidad como apoyos a los programas de actividad física promovidos por las escuelas deportivas, valiéndose de diferentes instalaciones (parques, recintos del ayuntamiento, pistas comunitarias,…), charlas sobre temas de interés (seguridad, higiene corporal, higiene postural,…), jornadas organizadas por otras instituciones, etc.
Como conclusión, consideramos que si las escuelas deportivas quieren transformarse en agentes promotores de salud han de atender al máximo número de sectores poblacionales: niños, jóvenes, adultos (reforzando la practica femenina) y mayores. Han de potenciar las prácticas deportivas de tiempo libre ya que tienen un mayor potencial para ser desarrolladas en la edad adulta al necesitar para su organización una o dos personas. Deben trabajar los objetivos y contenidos de la EpS y pueden seguir como guía las directrices marcadas para las escuelas promotoras de salud. Finalmente, en muchas ocasiones tienen el privilegio de contar con monitores licenciados en educación física o maestros especialistas en EF lo cual les confiere a los monitores deportivos una formación integral que debe verse reflejada en la calidad de la escuela deportiva y en la promoción de la salud.
Bibliografía
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revista
digital · Año 13 · N° 124 | Buenos Aires,
Setiembre de 2008 |