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Educamos deportivamente, somos deportivos

 

Licenciado en CC. de la Actividad Física y el Deporte

Diplomado en Educación Física

(España)

José Miguel Fernández Porras

pepicuenk@hotmail.com

 

 

 

Resumen

          Quizás una de las cuestiones más discutidas a lo largo de la historia sea el carácter educativo del deporte. Y es que debemos ser conscientes de que éste no nace en la escuela sino en la sociedad, es por ello que debemos alejarnos de los planteamientos selectivos y competitivos que imperan en esta y adoptar un enfoque abierto, flexible, sin discriminaciones… en el proceso de enseñanza- aprendizaje deportivo.

          En definitiva el deporte afecta a todos los sectores de la sociedad, en este sentido habrá gente que viva para, por, con y del deporte, así pues nuestra labor como docentes será plantear su enseñanza como un amplio mosaico de ofertas de dónde el alumno/a pueda elegir según sus intereses, motivaciones y estilo de vida.

          Palabras clave: Deporte. Educación. Enseñanza.

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 122 - Julio de 2008

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    Estimados compañeros, es de suponer que todos ustedes conocen la mítica frase “pienso, luego existo”. Descartes pretendía con ella dar importancia al pensamiento, pero en nuestro campo el pensamiento inevitablemente se transforma en movimiento, es decir, la expresión motriz de las decisiones que tomamos.

    En la educación primaria, atrás han quedado las escuelas nórdicas y los estilos rígidos en la enseñanza de la actividad física. De todas formas, quisiéramos reseñar que, actualmente, los y las docentes (de forma consciente o inconsciente) están retornando a los sistemas naturales del estilo del método de George Hebert o, sin ir más lejos, a las doctrinas de la Institución Libre de Enseñanza. Los maestros nos hemos dado cuenta que el cosmopolitalismo ha secuestrado el cuerpo en el autobús, en el metro, en el coche o en el taxi y también nos hemos dado cuenta que la play station ha sustituido los partidos de fútbol en la acera del barrio. Los niños/as ya no llevan un bocadillo de jamón, ni una manzana ni un plátano para merendar en el recreo. Los escolares de hoy llevan todos esos alimentos con envoltorios atractivos y, a pesar de sus grasas saturadas ya saben, “tienen vitaminas para parar un tren” o “tantas proteínas como un bistec…”

    Estamos en una época que vendemos salud y deporte, sobre todo a las personas mayores, pero ¿qué vendemos a los niños/as? Sí, no se sorprendan al decir “¿qué vendemos?”; porque, a fin de cuentas, a los chavales se les compra una camiseta de algún equipo de primera división que, en vez de poner su nombre (Alvarito, Manolito) como ponían nuestras viejas camisetas de algodón en tiempos no tan pretéritos, (y eso que ahora el uniforme no es obligatorio en los colegios públicos) nos llegan los alumnos/as con su fantástico merchandising de los equipos de moda y en las camisetas tres, cuatro o cinco nombres (Raúl, Zidane, Figo, Ronaldo, Beckham y Ronaldinho).

    Parece que hasta ahora esta disertación tiene un tono de tragicomedia ¿verdad?, pero… ¿saben lo que me parece fascinante?, pues que hay una cosa que no ha cambiado (y espero que jamás cambie). Cuando suena el timbre del recreo, los niños/as enfilan la puerta con la ansiedad de quien escapa para no perder la vida, corren y corren para llegar de primeros al centro del patio y organizar su partido de fútbol, su particular mundial, en definitiva, crear una buena parte de sus mejores momentos escolares y no sólo escolares, sino vitales, biográficos.

    También otra cosa ha cambiado (para mejor). Atrás han quedado esos partidos de niños y las niñas mirando o jugando a la comba en la parte periférica del patio, hoy los partidos son mixtos y me atrevería a decir que de un alto nivel.

    Otra cosa sorprendente es que son los propios alumnos/as los que traen el balón, por supuesto el último que ha salido en el mercado, ése que utiliza Roberto Carlos, pero como escribió Calderón de la Barca “Y los sueños, sueños son”, pues yo les diría “Y los niños, niños son” y como tal, les dura un balón bien poco; entonces aparecen las estrategias de afrontamiento, es decir, jugar con el pie golpeando cualquier cosa que se pueda golpear, siendo las latas y botellas de plástico su material alternativo favorito.

    En base a lo que se ha dicho, ¿cuáles son las implicaciones educativas del deporte?, ¿deporte sí o deporte no en la educación primaria? Si atendemos a la legislación educativa, a día de hoy (quién sabe si el nuevo gobierno socialista reformará las leyes educativas antes de que ustedes lean esta reflexión), no existe ningún bloque de contenido que hable explícitamente de deporte. Se hace referencia a la iniciación deportiva en el tercer ciclo de la educación primaria, pero no se recomienda el deporte como tal.

    A pesar del currículo de la educación física en primaria, nosotros sabemos que el deporte (y el espectáculo que genera) es un hecho social, algo que la escuela no debe obviar. Desde nuestro punto de vista, y como docentes pensamos, que el deporte como tal sí debe estar en la escuela, quizá no con las reglas oficiales, pero sí es un acto de convivencia y de aprendizaje social.

    El proceso por el cual los niños/as se organizan libremente en el patio, seleccionan los equipos y se arbitran a sí mismos nos parece que tiene un valor incalculable y es una buena forma de desarrollar las habilidades sociales.

    ¿Cuál es el papel de los maestros dentro del deporte escolar?, pues en nuestra opinión es canalizar todas esas conductas y utilizarlas con fines educativos. Si bien (y como ya se ha dicho) el deporte no aparece explícitamente en los currículos de primaria, el deporte se debería trabajar interdisciplinarmente desarrollando los ejes transversales en las distintas áreas de conocimiento (matemáticas, historia, lengua española, lengua inglesa…) de una forma colateral (como dirían los bélicos).

    Piensen ustedes en un problema de física, que, si bien no es muy apropiado para la educación primaria, ilustrará el ejemplo que queremos presentar.

    “Un móvil que parte del reposo, comienza a desplazarse con una aceleración de 2 metros por segundo siguiendo una trayectoria rectilínea, recorriendo una distancia de 5 metros. ¿Cuánto tardará en recorrer esa distancia?”

    Nosotros ahora les proponemos otra forma de redactarlo…

    “Roberto Carlos, que estaba parado, recibe el balón en la banda, comienza una de sus espectaculares carreras en paralelo a la línea de banda, acelerando 2 metros por segundo, recorriendo una distancia de 10 metros donde pasa el balón a Raúl. ¿Cuánto tardará en recorrer esos 10 metros para poder pasarle el balón a Raúl?

    A simple vista… ¿cuál de estas redacciones piensan ustedes que es más significativa y atractiva para un niño/a?, yo no lo dudaría, a mi me sugiere mucho más la segunda forma. Parece que las metáforas deportivas son cuando menos motivantes ¿no creen? El deporte y los deportistas son modelos y modas para nuestros alumnos/as. Recuerdan el horroroso corte de pelo de Ronaldo en el mundial de Corea o la cresta de Beckham cuando jugaba en el Manchester United. Pues aún siendo de un dudoso gusto estético, los chavales los imitaban en forma y modos. Los niños/as copian lo que ven y se identifican con lo que sus ídolos hacen, imágenes como las celebraciones de Ronaldo se ven cada día en los patios escolares. La violencia o deportividad también genera conductas y los maestros debemos “estar vigilantes” (como diría Rajoy) para educar discriminando las conductas positivas de las violentas o poco deportivas.

    Llegados a este punto, nos debemos plantear si en la educación física debemos incluir los deportes. Por un lado, la mayor parte de los docentes creemos que es un contenido útil (en el tercer ciclo de primaria), y por otro lado está la legislación educativa que retrasa los deportes hasta secundaria (aunque permite la iniciación deportiva en primaria). Ante esta posición tan ambigua o contradictoria ¿qué argumentos tenemos para incluir el deporte en la escuela? Esto del deporte escolar lo inventaron los ingleses en las Public Schools y desde entonces, se ha utilizado para fines muy diversos (tanto lúdicos como educativos), y a día de hoy se nos ocurren varios argumentos a favor del deporte escolar.

  • El deporte globaliza y mundializa ya que todos conocemos y admiramos deportistas sin pensar en su procedencia, raza o religión.¿Piensan ustedes que le importó a alguien el día que Deportivo ganó en Riazor 4-0 al Milan en Champions Leage, que jugara un católico (Fran), un evangelista (Valerón) o un musulmán (Naybet)? Les aseguro que a mis alumnos les dio absolutamente igual.

  • El deporte desarrolla las habilidades sociales porque permite la comunicación y la aceptación de una serie de reglas (reglamento) que a fin de cuentas es un código como otro cualquiera (vial, civil, etc…).

  • Actualmente integra y coeduca. Como ya se ha comentado, los partidos de patio son cada vez más coeducativos e integradores. Niñas y niños juegan al fútbol o al baloncesto en el patio. En cuanto a la integración ni que decir tiene que España ha pasado a recibir un gran flujo de inmigrantes de múltiples culturas. Pensamos que si algo une a todos (aunque hablen otras lenguas o tengan otras creencias) bien puede ser el deporte.

  • El deporte no es tan malo. Algunos argumentos pedagógicos que hablan de la negatividad y el trauma que puede suponer para los niños/as la competición. Se habla de que los niños/as menos hábiles sufren el rechazo de sus compañeros/as. Ante estos argumentos, hay que decir que la competición no tiene por que ser mala, si se enseña que la esencia es la participación (y que es lógico querer ganar y todos jugamos para ganar), pero, si no se consigue, por lo menos tener la satisfacción de haber pasado un buen rato. En lo relativo a la destreza, entendemos que la motricidad debe desarrollarse como un contenido más, y acaso ¿no sufren también rechazo los niños/as que leen mal? Aquí por un lado la educación debe servir para reconocer y respetar las capacidades y limitaciones de cada uno, entendiendo que cada persona es diferente (pero nunca peor), y, por el otro, decir que el deporte es una buena medida compensatoria para aquellos niños/as que por sus características necesitan del movimiento para mejorar su motricidad. ¿No es un poco absurdo pensar que el deporte no es bueno porque suscita la comparación entre los mejores y peores? Quizá a esos niños “peores” les venga muy bien para mejorar sus habilidades y destrezas motrices.

    Por último decir que en este año Europeo de Educación a través del Deporte, que el deporte no es fútbol, y aunque el fútbol es el Rey, ya saben, también existe la República (y por ende, otros deportes también).

    El filósofo chino fundador del taoísmo, Lao-Tse dijo: “Si das pescado a un hombre hambriento le nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda su vida”  Si reflexionamos sobre esta cita podemos deducir que en la escuela, la diferencia entre jugar a un deporte y enseñar con el deporte es la diferencia entre algo lúdico sin valor didáctico, y un hecho educativo que además es lúdico, que es una realidad social y que tiene más cosas buenas que malas.

Bibliografía

  • Arnold, P. (1991) Educación Física, Movimiento y Curriculum. Morata, Madrid.

  • Devís Devís, J. (1995): "Deporte, educación y sociedad: hacia un deporte escolar diferente", en Revista de Educación nº 306 (enero-abril), p. 455-472. Centro de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid.

  • Devís Devís, J. (1996): Educación física, deporte y curriculum. Investigación y desarrollo curricular. Visor. Madrid

  • Sánchez Bañuelos, Fernando (1997) Didáctica de la Educación Física y el Deporte, Madrid, Gymnos.

  • Sánchez Bañuelos, F. Contreras Jordán Onofre. (1998). Apuntes de Sociología del Deporte. Toledo.

  • Tinning, R. (1996) “Definiendo el área ¿cuál es nuestra área?” en Revista de Educación. Madrid Nº 113.

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