Es posible, ¡actúa contra el bullying! | |||
*Maestra de Educación Infantil y Licenciada en Psicopedagogía **Maestra de Educación Física. Facultad de Formación del Profesorado, Las Palmas de Gran Canaria Colegio concertado María Auxiliadora. Las Palmas de Gran Canaria (España) |
Vanessa Cidoncha Falcón* Erika Diaz Rivero** |
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Resumen
Para todos es evidente que los derechos humanos constituyen un referente
para la convivencia pacífica. Dichos derechos nos ayudan a “humanizar
a la humanidad”. Es en la vida diaria en que los alumnos deben aprender
a pensar con independencia, deben asumir sus propias responsabilidades y
deben ensayar nuevas formas de coexistencia, donde deben aprender a
convivir con respeto y tolerancia.
La
educación por la ciudadanía debe ayudar a los niños y jóvenes a
saberse enfrentar a situaciones de dificultad y de conflicto.
Palabras clave: Acoso escolar.
Bullying. Tolerancia. Respeto. Violencia. |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 121 - Junio de 2008 |
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El maltrato entre los alumnos/as también se llama acoso escolar o bullying. La violencia no es una realidad nueva, no es una conducta automática, es profundamente cultural y está ligada al proceso de socialización. La mayoría de las veces la violencia es el resultado de poner la agresividad bajo la orientación de determinadas ideas o creencias.
Es importante diferenciar entre las peleas de los patios o las bromas sin mala intención entre los escolares y el acoso. Por ejemplo, un niño/a puede volver a casa y decir que le han pegado o insultado; estos incidentes a menudo son esporádicos, carecen de impacto traumático y desaparecen tan rápido como aparecieron. Es imprescindible efectuar una evaluación ajustada de la situación porque podría magnificase el hecho y producir una escalada en el conflicto.
Objetivos
Asesorar al profesorado
Orientar a la comunidad educativa (padres, profesores y alumnos).
Orientar en la resolución de conflictos en la escuela.
Definición
El Bullying es un término que hace referencia a un grupo grande y anónimo de personas que se dedican al asedio de una persona que atormenta, hostiga o molesta a otra, lo que llevado al ámbito escolar supondría que un alumno, profesor, etc. es agredido o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetitiva y durante un tiempo notable, a acciones negativas que llevan a cabo otro alumno, profesor o varios de ellos.
Entendemos por intimidación (bullying):
Ser aislado y separado de los colegas, excluido de lo que ocurre, marginado, pasado por alto, ignorado y puesto al margen.
Ser empequeñecido, tratado con aire protector, humillado, amenazado y tratado a gritos, a menudo delante de otros; así como encontrarse con que todo lo que uno dice se tergiversa, distorsiona y representa de forma falsa.
Tipos
Intimidación física
Intimidación verbal
Intimidación social
Golpear, patear o empujar a alguien… o aun amenazar con hacerlo
Robar, esconder o estropear las cosas de alguien
- Obligar a alguien a hacer algo que no quiere hacer
Poner apodos
Burlarse
Insultar
Negarse a hablar con alguien
Difundir mentiras o rumores acerca de alguien
- Obligar a alguien a hacer algo que no quiere hacer
Escolares
¿Quién es un intimidador?
La razón por la cual un joven quiere intimidar a otro es obtener poder sobre otra persona y eso los hace sentirse muy bien consigo mismos. El poder nos permite destacarnos de la multitud. Es una manera de lograr que otros jóvenes, e incluso los adultos, nos presten atención. Pero miremos su mente por dentro y encontraremos algo que todos tienen en común: algo o alguien los hace sentir inseguros, de modo que ellos intimidan para sentirse mejor ellos mismos.
Recuerda, sin embargo, que cada uno es diferente y vive diferentes experiencias.
Si mirásemos más en detalle la mente de alguien por dentro, probablemente hallaríamos algunas razones adicionales de por qué actúa como un intimidador:
Tiene problemas en otros aspectos de su vida, como algo que sucede en la familia o dificultades en la escuela.
Puede sentir que sus padres o los maestros no le prestan suficiente atención.
Ha visto a sus padres o a sus hermanos mayores obtener lo que querían poniéndose bravos o mangoneando a otras personas.
Ellos mismos sufren la intimidación de otro chico o de uno de sus hermanos… o aun de sus propios padres.
Sus padres la han malcriado o no le han enseñado a no lastimar a los demás.
Está expuesto a mucha violencia en el cine, la televisión o en los videojuegos.
¿Y qué tal la persona que siempre es buena persona contigo cuando están solos, pero se une a sus amigos cuando empiezan a burlarse de ti? Bien, como debes saber, la presión de grupo es algo poderoso. A la gente le gusta hacer lo que sus amigos hacen. Pueden pensar que se están divirtiendo y ni siquiera se dan cuenta de que están intimidando a alguien.
Algunas personas actúan como intimidadores durante uno o dos años y luego dejan de hacerlo. Puede suceder también lo contrario: algunas personas son víctimas de los intimidadores cuando son jóvenes y cuando crecen y adquieren más confianza en sí mismos, se convierten en intimidadores. Ciertos chicos actúan como intimidadores con una sola persona, como si tuvieran su propio saco de arena para golpear.
Determinados intimidadores se proponen lastimar a alguien con el fin de hacerlo llorar. Otros ni siquiera saben que su comportamiento hace tanto daño. En efecto, ¡tú mismo puedes ser un intimidador y no saberlo!
Posibles víctimas de bullying
Estas pueden ser algunas razones:
Es de tamaño diferente -más pequeño o más grande- que la mayoría de los otros chicos de su edad.
Pertenece a alguna «minoría»: chicos afroamericanos en una escuela con mayoría de estudiantes blancos, unas niñas en un taller lleno de niños, etc.
Hay algo que lo destaca, como un problema que lo hace caminar o hablar de manera diferente, o sencillamente su nombre.
Casi no tiene amigos y generalmente está solo.
Tiene muy poca confianza en sí misma y no parece poder defenderse sola.
Algunos chicos son víctimas de intimidaciones resultantes de un hecho aislado, como una situación embarazosa frente a otras personas.
¡Te puedes convertir en víctima de un intimidador sin ningún motivo! Quizá el intimidador no tiene más gente para escoger o tú estabas en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Prevención escolar
Como manejar a los intimidadores
Las intimidaciones son un problema serio. Hacen que la gente se sienta sola, infeliz y atemorizada. Hacen que sientan que hay algo malo en ellos. Aun hace que algunos chicos no quieran ir a la escuela o salir a jugar. Si las intimidaciones son extremas y duraderas, pueden llevar a casos de violencia por venganza como los que has visto en las noticias. Muchas personas que cuando chicos han sido víctimas de intimidaciones frecuentes, crecen con una autoestima baja y muchos otros problemas.
Algunas de las recomendaciones que se deben hacer ante un intimidador:
Ignorar al intimidador, hacer que no lo oíste, no lo mires. Aléjate de la situación
No llores, ni te enojes, ni muestres que te afecta. Eso es lo que el intimidador pretende.
Recuerda que no eres el del problema. Es el intimidador el que tiene el problema.
Si eres una víctima permanente de los intimidadores, «lo más importante» que tienes que hacer es: hablar con un adulto.
Programas de intervención contra los intimidadores
Empieza desde pequeño
Lleva el asunto de la bravuconería al consejo estudiantil y trata de establecer un grupo de «prevención de bravuconerías» o de «respeto por los estudiantes». También puedes reunir algunos amigos e ir juntos a hablar con un consejero para organizar estos grupos.
Trabaja bajo la guía de un consejero para desarrollar un taller antibravuconerías que puede realizarse a nivel de tu clase, tu grado o de toda la escuela.
Empieza más grande
Habla con tus padres para ver si la asociación de padres de familia y maestros de la escuela puede tratar el asunto en las reuniones.
Sostén una reunión con el director, junto con tus amigos, padres y maestros que te apoyen, para acordar cómo empezar un programa de prevención de bravuconería en la escuela.
Cómo actuar al presenciar un acto de intimidación
La intimidación generalmente ocurre con otros chicos alrededor, ¿cierto? Tener «público» es muy importante para un intimidador. El intimidador quiere que la gente vea lo que está haciendo y que tiene poder sobre su víctima, con el objetivo de ser popular.
He aquí algo que puedes hacer si ves a alguien sufriendo las intimidaciones de otro:
Decirle al intimidador que pare. Por ejemplo: «¡Ya no más!», «¡Eso no es gracioso!», «¿Le gustaría que alguien le hiciera lo mismo?» Haz que el intimidador sepa que lo que está haciendo es estúpido y malo.
Si sientes que no puedes decir nada, vete del sitio y dile al adulto más cercano. Haz que vaya a ayudar. ¡Eso no es acusar!
Si ves a alguien que sufre una y otra vez las intimidaciones de otros, sea esa persona tu amigo, hermano o compañera de clase, puedes hacer mucho para terminar esa situación:
Si la escuela tiene un programa de informe de intimidaciones, como una línea de teléfono especial o un «buzón de intimidaciones», úsalo.
Haz que la víctima le cuente a sus padres o a un maestro. Ofrécele que vas con ella si eso le ayuda.
Si ella no quiere hablar con nadie, ofrécele hablar con alguien en su nombre.
Involucra tanta gente como puedas, incluso a otros amigos o compañeros de clase, a padres, maestros, consejeros de la escuela y aun al director.
NO uses violencia contra los intimidadores ni trates de vengarte por tu cuenta. Es posible que por hablar o ayudar a alguien, hayas hecho que el intimidador quiera irse contra ti. Prepárate para ello y mantente firme. Ya tienes de tu lado el apoyo de un adulto.
Hay que tratar de recordar la regla de oro:
“Trata a los demás como quieras que te traten a ti. Ayuda al que lo necesite, y cuando tú necesites ayuda, alguien te ayudará”
Familia
No siempre las familias sabemos valorar la importancia de las relaciones entre los compañeros/ as de nuestro hijo/ a, a pesar de que para los chicos/as es uno de los aspectos más relevantes de su vida escolar. Los escolares necesitan ser aceptados y respetados por sus iguales.
Los padres y madres podemos llegar a saber cuándo estas cosas están ocurriendo a nuestro hijo/a, si nos interesamos por su vida escolar.
El mundo social y afectivo de nuestro hijo/a debe interesarnos tanto como su progreso académico. A veces, los chicos/as tienen problemas para integrarse adecuadamente. Como padres y madres debemos estar atentos a estos asuntos de la vida escolar de nuestro/a hijo/a.
La familia es el núcleo social más importante desde el punto de vista afectivo. Cuando tenemos problemas necesitamos la ayuda de nuestros familiares para salir de ellos. La primera ayuda que la familia debe brindar es la del diálogo y la conversación franca y frecuente. Hablar sin prejuicios con nuestros hijos/as sobre la vida en el colegio, les dará confianza para contarnos lo que sucede, si fuera objeto de abusos o intimidaciones por parte de otros. También el diálogo permanentemente abierto nos permitirá enterarnos si es nuestro propio hijo/a quien tiene comportamientos de abuso hacia otros. Descubrir estos problemas es importante para que no vayan a más.
Este es un problema que cada vez preocupa más a los padres. El colegio de su hijo/a debería tener una normativa que establezca las medidas que existen para prevenir la intimidación en la escuela (bullying); al igual que, si están intimidando a su hijo debería informar al colegio.
Profesores
El hecho de que las escuelas estén apareciendo más a menudo en las páginas de sucesos de los periódicos que en la sección de educación y cultura está preocupando seriamente a todos los miembros de la comunidad educativa. En efecto, los episodios de violencia en los centros educativos parecen tener una gran capacidad de atraer a la atención pública, causando lo que hoy día se ha dado en denominar una alta «alarma social», con lo que la aparentemente nueva lacra de la violencia escolar se añade a las ya innumerables fuentes de demanda y presión social con que nuestros centros educativos y nuestro profesorado deben enfrentarse.
En cualquier caso, los educadores somos cada vez más conscientes de la envergadura del tema que aquí vamos a tratar; sabemos que, para comenzar, debemos plantearlo en positivo, es decir, no se trata tanto de qué hacemos para enfrentarnos a los casos de violencia, como de qué hacemos para convertir nuestros centros en espacios adecuados para el aprendizaje de la convivencia en el marco de una democracia.
Qué podemos hacer desde la escuela
Los profesores/as, a veces, nos sentimos impotentes ante un alumnado que se comporta de una forma realmente difícil de comprender y tendemos a creer que la manera de ser y estar de los escolares en las aulas se escapa a nuestras posibilidades de poner el orden necesario para realizar nuestra labor educativa. Ante esta situación, no hay que desesperarse ni tratar de buscar causas muy lejanas, quizás verdaderas, pero que no nos arreglarán los problemas. Es más operativo poner manos a la obra y tratar de cambiar las cosas. Pero es importante no quedarse sólo/a. Para luchar contra la violencia hay que unir fuerzas: es mejor trabajar en equipo, planificar las tareas e ir poco a poco tratando de modificar hábitos y sistemas de comunicación.
La convivencia cotidiana de un grupo escolar y, en otra dimensión, de una escuela, es un proceso muy complejo que no debemos dejar a la improvisación. Se tratará de hacer un planteamiento colectivo sobre cómo queremos que sea la convivencia en nuestras aulas y en nuestro centro. Si los alumnos/as participan en este planteamiento y en la elaboración de las normas que se decidan, después se les puede exigir que las cumplan. Las reglas parten de una norma básica: el respeto a la dignidad y la integridad física y psicológica de todas las personas. En un centro en el que se respeta esa norma, la violencia encuentra más resistencia para crecer.
El trabajo escolar en grupo, haciendo que la tarea del alumnado consista en cooperar y nunca en competir, insistiendo en que lo importante no es el éxito final sino la aplicación colectiva a la tarea, valorando la solidaridad y la ayuda de unos a otros y no la rivalidad en el logro. El trabajo en grupo cooperativo recompensa la construcción conjunta y disuelve la rivalidad. Trabajar en grupos cooperativos es una medida que consigue ir articulando sistemas de relaciones interpersonales sustentados en la amistad y en la cooperación, lo que irá creando un clima en el que la violencia y el maltrato tienen poca cabida.
También es necesario abordar directamente temas que se refieren a las relaciones interpersonales, como los sentimientos, las emociones, la estima personal y de los otros, la felicidad, el amor, la amistad, los conflictos, etc., así como la cooperación internacional, las guerras y la necesidad de paz, la solidaridad entre los pueblos y la injusticia social, etc. Se trata de la educación en valores. Trabajar estos temas creará un clima de reflexión sobre cómo vivimos y cómo debemos tratarnos.
Como solucionar el efecto “bullying”
En cada centro hay que analizar cuáles son los espacios y los períodos de tiempo en los que la presencia de adultos es menor, pues es en ellos en los que se producen la mayor parte de las agresiones entre el alumnado. Consecuentemente con ese diagnóstico, habrá que incrementar el número de adultos en esos espacios y períodos de tiempo, contratando mayor cantidad de monitores para el tiempo de comedor y de recreo, e implantando acompañantes de autobús para velar por este fenómeno.
Los centros deben poder disponer de personal especializado para el tratamiento de las víctimas, de los agresores y de los testigos.
El reto educativo que debemos superar es romper la indiferencia de los testigos, hacer que esa gran mayoría del alumnado deje de mirar hacia otro lado y se ponga del lado del más débil. En juego está su educación moral.
Todo ello debe hacerse con gran rigor, evitando ver de repente bullying en todas partes, apoyándose en las experiencias que ya se han tenido y aprendiendo de los errores.
ACTIVIDADES
1. Un día sin normas
Sugerencias para el profesor
El objetivo básico de esta práctica es la toma de conciencia por los alumnos de la necesidad de la norma. Las normas no son imposiciones caprichosas, sino que cumplen una función social. Se intenta con ello que descubran su utilidad. En este sentido, el profesor puede dar comienzo a esta práctica haciendo alusión a bastantes actividades cotidianas que proceden de una normal, costumbre o tradición. Cualquier colectivo (equipo deportivo, asociación, grupo de clase, etc.) necesita de unas normas para organizar su convivencia. Algunas de ellas nos parecerán imprescindibles y otras con poco sentido. Para que los alumnos perciban la necesidad de las normas, el profesor propondrá que imaginen qué pasaría si no existieran esas normas.
Una vez que los alumnos descubran que es necesario establecer y ajustarse a ciertas normas, debe valorar algunas normas que son habituales en la vida cotidiana.
Hoja de trabajo (para el alumno)
Imagina que tu ciudad se ha vuelto loca. Los semáforos no funcionan; la gente está descontrolada; los coches van por las aceras y las personas por la carretera. Las tiendas parecen parques de ocio y los parques grandes almacenes. Es como si hoy te encontrases en un lugar desconocido para ti. No conoces a nadie ni tampoco sabes bien lo que hace cada uno. Es como si no existieses las normas ni códigos para nadie. Recrea esta situación y comenta qué ocurriría si en tu casa, en el colegio o en tu ciudad no hubiera normas que cumplir.
Valora todo lo ocurrido. ¿Qué consecuencias se han derivado a nivel personal y social? ¿Qué has dejado de hacer? ¿Qué dificultades has encontrado? ¿Qué les ha ocurrido a las personas de tu entorno?
Comenta en grupo la “experiencia” vivida.
Escribe dos normas que os parezcan más importantes o imprescindibles y oras dos que os parezcan inútiles o inservibles en vuestra casa, en vuestro colegio o instituto y en vuestra ciudad (según cuadro adjunto).
Norma importante
Norma inútil
En casa
1.
2.
1.
2.
En el colegio
1.
2.
1.
2.
En la ciudad
1.
2.
1.
2.
2. Violencia en las aulas
Sugerencias para el profesor
Las frecuentes manifestaciones de acoso y de malestar a las que están sometidos muchos docentes en su trabajo diario generan unas condiciones poco favorables para el normal desarrollo de las relaciones entre profesores y alumnos. Y resulta insoportable sentirse “despreciado” por los alumnos, especialmente cuando el profesor busca la mejor formación para ellos. Cuando esto ocurre está en peligro el bienestar de todos los que forman parte de la escuela o del instituto. Por ello es primordial impulsar cierta conciencia de lo que significa convivir en el ámbito escolar como una actividad preventiva o educadora más.
Los alumnos deben intentar ponerse en el lugar de una persona que es constantemente machacada por otro compañero y que no le deja en paz, que vive atormentado y no encuentra solución a ese problema.
Itinerario
Durante unos minutos, cada alumno comenta con su compañero de clase o en pequeño grupo lo que le ha sugerido esta situación y el intercambio de experiencias concretas sobre la convivencia entre personas cercanas a cada uno (compañeros del colegio, amigos, familia, etc.) Resulta bastante oportuno que comenten su estado afectivo cuando han sido rechazados, excluidos o marginados, como también cuando han sido aceptados y acogidos.
Los alumnos deben responder las siguientes cuestiones:
¿Cómo me gustaría que me tratasen los demás iguales a mí (compañeros y amigos)?
Cómo me gustaría que me tratasen los mayores (adultos y profesores)?
¿Qué quiero y espero de ellos?
¿Qué podemos hacer con los compañeros de clase que no se esfuerzan por estudiar, que molestan e insultan a los demás?
Entre todos redactan unas frases cortas, relacionadas con la convivencia concreta en las aulas, pasillos, patio, etc. que completan este texto “Convivir implica…”. Algunas de estas frases podrían servir para hacer un mural o carteles y colocarlos en distintos lugares del centro.
Bibliografía
PEDRO ORTEGA, RAMÓN MÍNGUEZ Y PILAR SAURA (2003). Conflicto en las aulas. Propuestas educativas. Ariel Educación.
ORTEGA RUIZ, ROSARIO (2000). Educar la convivencia para prevenir la violencia. Machado Libros, S. A. Madrid
ORTEGA R. Y DEL REY, R. (2003). Violencia escolar. Estrategias de Prevención. Graó. Barcelona.
revista
digital · Año 13
· N° 121 | Buenos Aires,
Junio 2008 |