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Influencia de factores socio-afectivos y cognitivos
en la práctica de actividad físico-deportiva en
escolares de la provincia de Ciego de Ávila, Cuba

   
*Departamento de EF y Superación de Atletas.
Universidad de Ciego de Ávila, Cuba.
**Departamento de Didáctica de la Expresión Musical,
Plástica y Corporal. Universidad de Granada, España.
***Ministerio de Salud Pública, Cuba.
 
 
Dr. Sergio Dule Rodríguez*  
Dr. Daniel Linares Gírela** | Dr. Luis Ruiz Rodríguez**  
Dr. Juan Torres Guerrero** | Lic. Marelys López Eduardo***
sdule@cfisica.unica.cu
 

 

 

 

 
Resumen
     El principal propósito de esta investigación es estudiar la posible relación existente entre los hábitos de realizar actividad físico- deportiva y los factores socio-afectivos y cognitivos en escolares entre 14-15 años, edad que coincide con la culminación de uno de los niveles educativos de la enseñanza obligatoria (Secundaria).
     Aquí pretendemos analizar algunos elementos que pueden condicional dichos hábitos y deben ser tenidos en cuenta, por lo que se aborda el estudio de algunos factores sociales (agentes socializadores) y personales (autoconcepto, actitudes, motivaciones, etc.)
     Estos estudios deben servir como punto de partida para futuras investigaciones longitudinales, donde se lleven a cabo programas escolares de actividad física y salud, con el fin de conseguir jóvenes que adopten comportamientos saludables en su estilo de vida.
     Para realizar dicho estudio se aplicó un cuestionario ya validado en poblaciones escolares y los resultados se exponen claramente en tablas y gráficos debidamente elaborados, fiel reflejo del fenómeno abordado en los sujetos investigados.
    Palabras clave: Actividad física. Salud. Hábitos saludables. Factores socializadores.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 120 - Mayo de 2008

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Introducción

    La socialización en sentido general, hay que entenderla como un proceso de influjo entre una persona y sus semejantes, un proceso que resulta de aceptar las pautas de comportamiento social y de adaptarse a ellas. Este desarrollo se observa no sólo en las distintas etapas evolutivas, sino también en personas que cambian de una cultura a otra, o de un grupo a otro.

    Ruiz (1994), enfatiza en el carácter procesual de la socialización y de la intervención de diferentes agentes y al respecto plantea:

"La socialización es un complejo proceso de aprendizaje que no se refiere estrictamente a adquirir la capacidad de relacionarse con los demás de manera efectiva, sino que concierne al medio social donde las formas de acción y la motricidad están implicadas, utilizadas y condicionadas".

    Según Usátegui Basozabal (2003), en su análisis "La educación en Durkheim: ¿socialización versus conflicto?" los hechos sociales son exteriores al individuo. El hecho social en definitiva, es el modo de actuar, pensar y sentir, exteriores al individuo, y que poseen un poder de coerción en virtud del cual se lo imponen. Por tanto, la educación cumple la función de integrar a los miembros de una sociedad por medio de pautas de comportamiento comunes, a las que no podría haber accedido de forma espontánea.

    Se puede describir la socialización desde dos puntos de vista: objetivamente; a partir del influjo que la sociedad ejerce en el individuo; en cuanto proceso que moldea al sujeto y lo adapta a las condiciones de una sociedad determinada, y subjetivamente; a partir de la respuesta o reacción del individuo a la sociedad.

    Torres (2005) considera que el principal objetivo de la socialización es inculcar las costumbres y creencias morales y desarrollar características de personalidad en el individuo, principalmente las consideradas deseables por una cultura en particular. Y aclara que:

La socialización opera a través de dos procesos interdependientes: refuerzo y modelado. Como ya sabemos por las teorías del aprendizaje, las conductas que son reforzadas se incrementan, mientras que aquellas que son desaprobadas, se castigan, tienden a desaparecer. Además, el modelado proporciona a los deportistas ejemplos concretos en favor de la socialización, mostrando conductas, actitudes y valores deseables en patrones de comportamiento. Por su grado de implicación y la influencia que generan, las actividades físicas en grupos y los deportes son consideradas excelentes agentes de socialización.

    En definitiva el proceso de socialización es la manera con que los miembros de una colectividad aprenden los modelos culturales de su sociedad, los asimilan y los convierten en sus propias reglas personales de vida.


Desarrollo

    A continuación les ofreceremos los resultados de las variables escogidas para nuestra investigación


Factores cognitivos y socio-afectivos respecto a la actividad física y el deporte

    El 14,2% de los escolares indican que pertenecen algún equipo deportivo mientras que un 85,8% plantea que no, en función del sexo el comportamiento vuelve ser distinto (chi-cuadrado= 19,298; p<0,05) son los varones los que más participan en equipos con el 24,1%, mientras las mujeres lo hacen para el 3,7% (Tabla 3.16 y Gráfico 3.57)

    Se puede establecer una cierta asociación entre la pertenencia a un equipo deportivo y la práctica regular de actividad física, mientras los que no pertenecen a ningún equipo, tampoco realizan una práctica de actividad física por su cuenta.

    De acuerdo con el ítem 61, referido a si le gustaría hacer más activad física de la que haces, el 40% contestó afirmativamente, el 36% que no y al 24% le da igual. Esta idea en los varones (51,7%) es más sólida que en las mujeres (27,5%), confirmando porque es el grupo más sedentario (Gráficos 3.58, 3.58a)

    No se detecta una asociación significativa entre el deseo de hacer más actividad física y la consideración de que la asignatura de Educación Física deba tener un mayor número de horas, esta aparente contradicción se podría interpretar como un falta de coherencia en las respuestas o lo que es más probable que no identifican los dos conceptos como similares y por lo tanto volvemos a encontrar la necesidad de replantearnos si realmente desde las clases de educación física se está estimulando el hábito de práctica deportiva.

    García Ferrando (1986), tras su estudio de hábitos deportivos de los españoles con una muestra de 2000 personas de 15 a 60 años, argumenta que el grupo social que más practica es aquel donde se reúnen las siguientes cuatro condiciones:

  • Relación social con personas practicantes

  • Positivismo en la apreciación del deporte

  • Disponibilidad de una estructura adecuada en su entorno

  • Mayor nivel sociocultural y económico.

    Al preguntar si "Te gustaría practicar algún deporte cuando tenga más de 30 años", los escolares respondieron que Sí en un 39,6%, sin embargo es alarmante que el 43,6% indicara que No, relevando una expectativa deportiva muy desalentadora para el futuro de estos escolares al llegar a adulto y por consiguiente su repercusión en la salud . El comportamiento en función del sexo fue diferente, los varones presentaron un mayor porcentaje en la respuesta afirmativa que las mujeres. (Tabla 3.18 y Gráficos 3.59)

    Los estudiantes afirman en un 65,3% que pueden utilizar libremente las instalaciones deportivas de su centro fuera del horario de clases, sólo un 11,6% plantean que no hay instalaciones. (Gráfico 3.60)

    Si tenemos en cuenta la respuesta a si "Pueden utilizar libremente las instalaciones deportivas de tu Barrio", entonces un elevado por ciento (54,7%) manifiesta no tener instalaciones y el 33,8% que sí. (Gráfico 3.61)

    A nuestro juicio quisiéramos destacar que no tener una infraestructura adecuada pudiera ser un factor que limite la práctica de actividad físico-deportiva en la masa de escolares en estudio.

    El 64 % de la muestra plantea que su padre no hace actividad física habitual, evidentemente, si el padre (factor socializador primario) no es practicante, va a ser difícil que sirva de modelo para sus hijos. (Gráfico 3.62)

    Al referirse a la misma actitud que mantiene su madre respecto a la práctica de actividad física, la respuesta fue similar al del ítem anterior, el 60% de la muestra opina que no la hace habitualmente, sólo el 16,4% indican que sí (Gráfico 3.63)

    Es preocupante el escaso porcentaje de madres practicantes, sobre todo si tenemos en cuenta que los padres pasivos no van a favorecer e incitar las prácticas de sus descendientes (Rice, 1988, citado por Sánchez Bañuelos, 1996), según la teoría de la imitación (Torre, 1998).

    Aunque los datos nos indican que tanto el padre como los hijos no realizan con regularidad actividades físico deportivas, no parece que exista una clara influencia entre el nivel de práctica deportiva entre ellos.

    Sin embargo, en el caso de la madre, a pesar de que siguen siendo muy pocas las que practican actividad físico deportivas regularmente, sí que se puede apreciar una significativa influencia sobre la práctica deportiva de los hijos, tal y como apunta García Montes (1997) cuando manifiesta citando a Salcedo, (1993), que la madre es el motor impulsor de la actividad deportiva de la familia, tanto en los niños como en las niñas.

    Esto viene a coincidir con lo expresado por García Ferrando (1993) cuando afirma que un 76% de los jóvenes cuya madre hace deporte, practican uno o varios. Por tanto podríamos decir que la actitud asumida por la madre respecto a la práctica de actividad físico deportiva resulta determinante.

    Otro criterio al respecto, lo tiene Snyder y Spreitzer (1973) indican que el interés de los niños hacia el deporte está más condicionado por el comportamiento de su padre, mientras las niñas lo están con el de su madre. Ahora bien, las niñas necesitan mayores niveles de ánimo y estimulación por parte de toda la familia (Lewko y Ewing, 1980, citados por Torre, 1998).

    Nuestros resultados coinciden con los de de Mendoza y col. (1994), donde según sus datos, un 65% de los escolares opinan que sus padres nunca han practicado actividades físico-deportivas, siendo en este aspecto, España el país más sedentario de los 11 en los que se hizo el estudio europeo.

    Por otra parte en la respuesta al ítem 57, referido a que si "Te gustaría que sus padres realizasen más actividad física", apreciamos que el 27,1% indican que sí, un importante porcentaje, el 38,7% que no y al 34,2 % le da igual. (Gráfico 3.53)

    En opinión de García Ferrando (1986), si los padres practicasen más deporte, los hijos tendrían más probabilidad de practicarlo, ya que ésta aumenta cuanta más proximidad y frecuencia de relación social se mantenga con personas practicantes.

    Tampoco debemos olvidar que las mismas condiciones del entorno y la accesibilidad a material deportivo (refiérase a infraestructura deportiva, vestimenta, calzados deportivos u otros) que en muchos de los casos condicionan la práctica de la actividad física en los adolescente, también podrían influir en la actitud de los padres hacia dicha práctica.

    Sólo el 15,1,% de los escolares reconoce a la actividad física moderada como lo mejor o más sano para su cuerpo y el 50,7% respondió que para ellos era el deporte de alto rendimiento, demostrando no tener una correcta apreciación de la más conveniente actividad física que implique salud. Teniendo en cuenta el sexo, las mujeres manifiestan tener una menor cultura deportiva en cuanto al conocimiento de la actividad más adecuada para el organismo (Gráficos 3.65 y 3.65a).


Conclusiones

  1. Una de las razones de la escasa práctica de actividad físico-deportiva pudiera ser la pobre participación en equipos deportivos de los sujetos investigados, sólo un 14,2 % de ellos manifiesta estar asociado a los mismos., siendo los varones los más activos dentro del grupo.

  2. Podemos destacar que un porcentaje interesante (54,7%) reconoce no contar con instalaciones deportivas cercanas a su residencia donde puedan realizar actividad físico-deportiva, repercutiendo negativamente en el gusto de hacerlas sistemáticamente.

  3. Esto se ve reflejado igualmente en el hecho de que más del 60% dicen que no consideran necesario hacer más actividad física de la que practican actualmente, ni tampoco cuando sean adultos. Por tanto no debe de extrañarnos que alrededor del 65 % de los padres no practiquen regularmente ningún tipo de actividad.

  4. Pese a todo, sí que parece existir una relación positiva entre el nivel de práctica deportiva de la madre (no así del padre) y la posibilidad de que los hijos también cuenten con un mayor o menor nivel de dicha práctica.

  5. Entendemos que el profesorado debe estimular, motivar y orientar mejor a los escolares desde las clases de educación física en cuanto a la importancia y ventajas que se pueden obtener a partir de una práctica sistemática de actividad física para la salud y el desarrollo integral como seres humanos.


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