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    Todo empezó cuando decidí estudiar magisterio allá por el año 2000.Esos tres años fueron como la seda, sin problemas. Fueron tres años de estudio, los cuales me enseñaron poco sobre la realidad en los centros.

    Luego decidí estudiar las oposiciones, con lo cual tuve que trabajar y ahorrar para apuntarme a una academia y así lo hice, en el 2004 empecé a estudiar para las “opos” (o pringas o suspendes). Aquí empezó mi calvario, un año enterito de nervios y tratarnos, enclaustrada, teniendo como compañía un montón de papeles, supuestos y leyes.

    Los días pasaban unos tras de otro, pero yo solo sabía llevar la cuenta atrás. Eran segundos, minutos, horas y días de estudios, los cuales pasaban y mi vida solo vivía para las “opos” (o pringas o suspendes). No existía la calle, ni los amigos, solo tus familiares y novio que eran los que te escuchaban tus exposiciones orales y los que te animaban a salir de la habitación para comer o descansar.

    En fin el gran día llegó, y con ello el calvario terminó. Sí, aprobé y conseguí mi plaza y con ello mi felicidad, también queda en mí restos de ese año, como un callo en el dedo, una pequeña calva y un aumento de dioptría, pero bueno ¿será por eso que veo la vida desde otra perspectiva?

    Todo siguió con la realización de las prácticas, pero ya era culminar lo que había empezado, con lo cual me lo tome con más calma.

    Ahora que me empiezo a relajar un poco se me plantean dudas. ¿dónde están los niños/as de cuando yo estudiaba?, ¿me habré equivocado de profesión?, ¿Seré capaz de hacerlo?, etc. Y yo solita me voy respondiendo poco a poco y día a día.

    Los niños no son los mismos y nunca lo serán, “evolucionan” junto a la sociedad y ésta está en continuo cambio. Los niños/as con los que yo estudiaba algunos son ya padres/madres de mis alumnos.

    Se que no me he equivocado de profesión, porque disfruto cuando mis alumnos/as disfrutan de mis clases, cuando mis alumnos/as progresan poco a poco, cuando te cuentan cosas de sus vidas y cuando te piden que no te vayas el año que viene. Esta es otra brecha que tiene la educación. Cuando te has hecho al colegio y a los alumnos/as es cuando te tienes que despedir de ellos. En el primer trimestre te lo llevas enterito para que cojan el ritmo y se amolden a ti y tú a ellos. El segundo trimestre, es el mejor, porque ya empiezas a disfrutar y divertirte en tus clases y ellos lo notan y cuando llega el tercer trimestre toca la despedida. Y otra vez los nervios por saber dónde vas a poner el huevo. Otro sitio, otros compis, otro cole, otros alumnos/as y yo otra desplazada.

    Pero aún así SOY CAPAZ DE HACERLO, porque después de haber pasado por todo, no te queda otra que, o hacerte fuerte y seguir luchando por lo que tanto luchaste, innovar y estar en continuo reciclado, o caducar y quedarte siempre en el mismo estante sin que nadie pueda ver nunca todo lo que hay dentro de ti.

    Todo Termina aquí por el año 2008. Después de un largo pero breve recorrido por una etapa de mi vida, que he querido plasmar ya que creo que es compartida por gran parte del profesorado y que espero que sirva de reflexión y de recordatorio por todos aquellos momentos vividos.

    Creo que es bueno siempre mirar hacia atrás para recordar por qué queremos seguir hacia delante.

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revista digital · Año 13 · N° 120 | Buenos Aires, Mayo 2008   © 1997-2008 Derechos reservados