Lecturas: Educación Física y Deportes. Revista Digital |
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EL PANORAMA ACTUAL DE LOS GRUPOS DE LA EDUCACION FISICA
Hugo Lovisolo
La tendencia del grupo del mantenimiento parece ser progresivamente confirmada por los temas en los periódicos y en la televisión cuyos contenidos pueden ser así resumidos: para mantener la salud y tener calidad de vida es suficiente caminar algunas veces por semana, ser una persona que se mueve en actividades cotidianas, practicar jardinería o deporte como aficionado y con intensidad moderada. Nos dicen que no necesitamos ser ni imitar a los atletas, apenas tendríamos que contrapesar los efectos negativos del confort moderno, del sedentarismo. Observo que, sin investigaciones, allá por el 1550, Ignacio de Loyola decía cosas semejantes cuando el mundo moderno estaba dando señales casi imperceptibles de existencia.Lo importante para destacar es que la fisiología del deporte y la fisiología de la normalidad están en veredas opuestas y que la primera no sirve de parámetro para la segunda, aunque sigue habiendo especialistas que continúan tocando la tecla de la igualdad, hegemónica den los textos desde hace mucho tiempo. El grupo del mantenimiento parece que se vuelve cada día más moderado y que sus conocimientos sirven para impugnar o relativizar el conocimiento especializado. De hecho, sus consejos prácticos, son muy parecidos a los que fueron formulados en las épocas en que la fisiología que hoy utilizamos no había nacido o cuando todavía no se habían difundido todas las inferencias de las teorías de Harvey. En segundo lugar, sus consejos tienen hoy un cierto aire de hágalo usted mismo y si es posible, con amigos, sin mucho esfuerzo y a la vez sin cansarse y, sobre todo, con placer.
Permítanme que yo haga un breve paréntesis observando hacia adentro. Considero que deberíamos reconocer que el problema de qué hacer para mantener la salud pasa por las condiciones particulares en países, como el nuestro, en el cual la subalimentación y la desnutrición son consideradas todavía como significativas y cuando la mayoría de la población no tiene posibilidades de acompañamiento médico regular. Personas desnutridas pueden alcanzar espontáneamente equilibrios normativos que, tal vez, se transformen en desequilibrios cuando incorporen la actividad física si ésta se desarrolla dentro de niveles superiores a los culturalmente establecidos por la comunidad. Entonces, tendríamos necesidad de pensar sobre la especificidad de las recomendaciones que se realizan en nuestras condiciones locales. Sabemos que, a pesar de marcadas diferencias, los objetivos y los caminos llevados a cabo por el movimiento local para la salud son los mismos o muy semejantes a los propuestos en los países desarrollados. Podemos, por ejemplo, desarrollar programas parecidos a los de Canadá, contra los efectos negativos del sedentarismo. Sin embargo, lo hacemos sin considerar nuestro propio perfil de sedentarismo en interacción con las diferencias climáticas, los hábitos alimenticios y la atención médica, el perfil del trabajo que, en nuestro caso, demanda, para la mayoría, un considerable esfuerzo físico si lo comparamos con el realizado en los países que avanzaron en la sustitución del esfuerzo humano por el mecánico. En realidad, si podemos desconocer cada día más la realidad local es porque las palabras usuales son moderación, hacer lo posible, hacer por sí mismo y siguiendo las indicaciones del cuerpo, aunque siempre se afirme la conveniencia del control del especialista. La tribu del mantenimiento se aleja, objetivamente, del grupo del rendimiento. Más todavía el grupo del mantenimiento serrucha el piso sobre el cual está parado pues hace desaparecer la figura del especialista.
En el medio del río podemos distinguir, además, un tercer grupo navegando. Es el que se ocupa de las escuelas e instituciones de enseñanza. Aquí se mezclan los elementos más diversos: iniciación al deporte competitivo, desarrollo físico y psicomotor, salud, recreación, formación moral disciplinadora o crítica, formación del ciudadano y hasta formación cognitiva, identidades y reconocimiento institucional. Entre tanto, este grupo circula por el río mirando con recelos e ilusiones hacia las dos grupos más fuertes que ocupan las orillas. Para mal o para bien, el grupo del rendimiento y el grupo del mantenimiento forman parte de los límites de actuación del grupo de la educación, ya que cuanto más se aproxima a éstas, más se distancia por medio de la crítica.
Además de esos tres grupos, que cuentan con programas de formación e investigación, con revistas y círculos científicos, existe un movimiento, por debajo del río, no estructurado y todavía no reconocido, aunque cuantitativamente poderoso, que tiene como objetivo fundamental desarrollar y mantener la belleza de los cuerpos: disminuyendo panzas, contorneando piernas, endureciendo y elevando los dones de la naturaleza. Este es el grupo modelaje corporal. En el caso de Brasil, los gimnasios se constituirían en los lugares en donde ese movimiento estético de modelaje corporal encuentra, en forma predominante, los medios para su realización en la aeróbica, en la gimnasia localizada y en la musculación, entre otras propuestas. Algunas veces, un cierto pudor encubre el enunciado de los motivos de este grupo que, entonces, habla el lenguaje del grupo del mantenimiento. No es extraño, que les sea difícil explicar que la belleza, la estética, la satisfacción de mirarse en el espejo y el deseo de obtener reconocimiento real o imaginado de los otros, son buenos motivos y que podrían ser justificados por la moral de la sociedad. En definitiva, si consideramos positivo elevar la estética de nuestras ciudades, de nuestros jardines y hogares, por qué no deberíamos considerar también como positivo construir la estética de nuestros cuerpos?9 Consideramos positiva la actitud del cultivo espiritual y entonces, por qué deberíamos criticar la actitud de la cultura corporal en un mundo de relativismos epistemológicos, estéticos y morales?
Es difícil, por ejemplo, distinguir en la crítica realizada a la obesidad cuanto hay de preocupación estética y cuanto hay de preocupación en la salud, por lo tanto, cuanto de gusto y cuanto de necesidad.10 Con todo, y tal vez por haber sido muy criticados, los modeladores del propio cuerpo tienen temor de ser calificados como ególatras, narcisos o egocéntricos y, entonces, utilizan el lenguaje de la salud o de la recreación e incluso valores cuasi espirituales, como el del equilibrio, cuando son interrogados en la investigaciones de motivación o de representación social. La industria de la moda y de la belleza son sus aliados naturales. Mientras tanto, una parcela significativa de los medios de desarrollo que utilizan y de los modelos que pretenden alcanzar, son los generados en el campo del grupo del rendimiento. De esta manera, el grupo del modelaje corporal pareciera contar con puentes más o menos naturales de vinculación con el grupo de rendimiento y con la posibilidad de apelar a los argumentos del grupo de la conservación cuando es necesario disimular procurando alcanzar fines estéticos.
Es evidente que el grupo del rendimiento se lleva muy bien con discursos y sentimientos predominantemente estéticos, aunque con poder universalizante. Así, los deportes llamados modernos y occidentales, basados en sólidas estructuras organizacionales, desarticulan las prácticas reconocidas como tradicionales, occidentales o no. Parecen contar con una exigencia que promueve, por otra parte, emoción, excitación y descarga.11 Toma el cuerpo del deportista como un modelo a ser seguido. Vuelve al deportista un artista de la velocidad, de gracia, de fuerza, del dribble, de búsqueda del pináculo, del ocaso. En alguien que firma autógrafos, hace publicidad, es convocado para actuar en cine, concede entrevistas y se considera una obra de arte que él mismo ayudó a producir invirtiendo en su autodesarrollo, aunque con ayuda de expertos. El discurso estético atraviesa el cuerpo y el acto que realiza el rendimiento; atraviesa al realizador y al gesto deportivo. Así, el gesto deportivo es relatado con el discurso de la creatividad, de la originalidad, de lo bello y de lo sublime, del gusto y del placer. El gesto deportivo puede elevarnos a las cumbres de la emoción exaltada o enviarnos a la profundidad de la depresión. Impulsa a enfrentar lo nuevo, abandonando la seguridad del gesto conocido; impulsa a crear y explorar las posibilidades ignoradas incluso en el campo de las reacciones fisiológicas, psicológicas y psicofisiológicas. Los miembros del grupo parecieran no tener miedo a morir, quizás porque no tienen miedo a vivir.
Es también evidente que el grupo de mantenimiento parece adoptar el discurso opuesto: el discurso de la necesidad, de la razón práctica, de la seguridad y de la prevención de los riesgos. Impulsa hacia la estandarización, hacia la universalización en la reproducción del modelo de peso y de porcentual de masa corporal, de alimentación, de sueño y de actividad corporal regulada y de prevención. Parte de una tradición, que no cuestiona, que impulsa en la dirección de que viviremos más, que seremos productivos y equilibrados, y que llegaremos a una vejez con autonomía, disposición y eficiencia para la vida cotidiana. Salud, bienestar, calidad de vida, son expresiones que traducen los mandatos culturales del discurso de la necesidad.
Si las descripciones realizadas son válidas, parece muy difícil que en un mismo Instituto o Facultad convivan el grupo del rendimiento, el grupo del mantenimiento y el grupo del modelaje. Los discursos mediante los cuales se expresan, los valores que los orientan, los objetivos que pretenden alcanzar y las recomendaciones de los expertos para alcanzarlos son muy diversos.
Tengo la impresión personal que, hasta hace poco, muchas propuestas de intervención que hoy consideramos tradicionales, sobre todo en el campo de la gimnasia, integraban valores y objetivos morales, de rendimiento, de mantenimiento y estéticos en un mismo movimiento. El discurso y las recomendaciones de los métodos clásicos autorizaban esas posturas en la combinación de objetivos diferenciados. Todavía en la época cercana y dorada del método de Cooper, los practicantes parecen integrar autodisciplina con autocompetencia, la búsqueda del rendimiento con el mantenimiento y la estética. Aunque Cooper enfatizaba los objetivos de mejora cardiovascular, el modelaje estético y el desarrollo del rendimiento podían ser pensados como productos también realizables mediante las características de las prácticas aeróbicas preconizadas por su método. No se comprendía que mantener la forma podía ser entendido como el modelaje de las formas corporales, como pérdida de adiposidad y de celulitis, como definición de los músculos corporales. Lo que estoy afirmando es que se consideraba que objetivos diferenciados podían ser atendidos por medio de propuestas gimnásticas tradicionales o con el método de Cooper, mediante una única propuesta de intervención.
El problema fue reconocido hace ya bastante tiempo y, a pesar de ser bien significativa la cantidad de personas que experimentaron esos métodos, no es menor el número de aquéllas que, más temprano o más tarde, los abandonan por diversas razones, que comprenden desde problemas físicos o psíquicos hasta dificultades circunstanciales. Se constató justamente que existe una enorme desproporción entre los esfuerzos que demanda el condicionamiento y la relativa facilidad del "des-condicionamiento". Por eso, el grupo del mantenimiento se orientó en la dirección de simplificar, popularizar e intentar hacer placenteras las actividades de condicionamiento y de su sostenimiento, aunque en niveles de exigencia mucho menores a los solicitados, por ejemplo, en la propuesta original de Cooper.
Antes de aproximarnos a la comprensión actualmente hegemónica en el grupo del mantenimiento, se producen cuestionamientos a los métodos clásicos a partir de tres puntos de vista o lógicas que pueden ser diferenciados.
En el primero, mediante la creación de las actividades alternativas se cuestionó el esfuerzo de los niveles de exigencia solicitados por las intervenciones tradicionales. Se insistió en que esas intervenciones tenían como consecuencia tanto elevados niveles de abandono en la práctica como así también efectos negativos, articulares y posturales, por ejemplo, que producían dolor y ausencia de placer en los ejercicios, componentes ambos del abandono. En diversas propuestas alternativas el equilibrio entre lo psicológico y lo físico se volvió dominante y algunas de ellas intentan ser consideradas como respuestas globales u holísticas. De todas maneras las metodologías alternativas continuaban teniendo un cierto aire de universalidad, tanto en términos de objetivos como en el de los recursos utilizarlo para alcanzarlos y, entonces, pasaron a postular sus propios métodos de trabajo y, por lo general, su propia base científica alternativa.
El segundo cuestionamiento tuvo como base la pretensión de que habría medios específicos para alcanzar objetivos específicos. Se cuestionó la idea de un método o actividad única. Se intentó poner en marcha una combinación de actividades que permitieran aumentar el logro de los objetivos por parte de los grupos o de los individuos. Cada actividad tenía una universalidad, con lo cual el practicante podía articular su propio paquete combinando aeróbica, localizada, relajación y otras actividades.
Claramente se estaba orientando hacia un proceso creciente de individualización de la actividad en dos sentidos: por un lado, en la relación actividad/objetivo; por el otro, en la relación actividad/especificidad individual.
De hecho, estas ideas se practicaban y realizaban y todavía tienen sentido en el caso del entrenamiento del atleta de alto rendimiento. Ese atleta es valioso, justifica estudios intensivos y la formulación de propuestas o programas de intervención especiales para él, sobre todo porque es exigido, en términos de esfuerzo y desempeño, fuera de los patrones llamados normales. No tiene sentido, entretanto, defender una actitud semejante para conservar la salud de la población. Significaría una cuestión equivalente a hacer una vacuna específica para cada habitante. Con todo, desde el momento que aparece el personal trainning, que parecería volver real el sin sentido, cuando es relacionado con el mantenimiento de la salud. Cuando, entre tanto, situado en el horizonte del modelaje corporal desaparecen los sin sentidos. El modelaje corporal individualizado es presentado como que es más eficiente, eficaz, específico. Existe una base importante, aunque ambigua, para la realidad de la creciente individualización. La noción de que el producto individualizado, por y para el consumidor, superaría en calidad al producto standarizado, se volvió dominante y la mayoría de nosotros acepta esa versión de las cosas, aunque pueda ser supuesto, con razón, que luego de un período de experimentación activa, generadora de errores, la respuestas tienden a estandarizarse, a moldearse darwinianamente disminuyendo las diferencias.12
Con todo, lo que cuentan con recursos monetarios y falta de tiempo para actividades institucionales estandarizadas -motivo frecuentemente enunciado para elegir el personal trainning- pueden entrar en la supuesta relación individualizada, tanto en términos de interacción personal como en actividades, que la técnica debería ofrecer. También para los que se sienten inseguros para entrar en ambientes institucionales o grupales, el personal trainning puede significar un período de adaptación, en el cual se desarrolla mayor seguridad y también habilidades corporales que permiten enfrentar la actividad institucionalizada.
Todavía nos queda conversar sobre nuestra cuestión principal: cómo ubicar a la educación física escolar en relación con esos dos ó tres poderosos grupos? Es preciso navegar y, entonces, qué deberían hacer los que están en el medio del río? Deberían o podrían articular valores y prácticas de los grupos del rendimiento, del mantenimiento y de la estética corporal con las tradiciones pedagógicas que animan a la educación física escolar? O, por el contrario, tendrían que aceptar que los procesos conducen a una diferenciación que hace imposible los vínculos? Si los vínculos están quebrados, deberíamos enviar al grupo del mantenimiento a las facultades de medicina preventiva o social, al grupo del deporte y del modelaje a la facultad de los deportes y al grupo de educación física a las facultades de pedagogía o educación? Quizás los distanciamientos que se están produciendo lleven en la dirección de la especialización en términos de instituciones, de currículas y de diplomas con habilitaciones específicas.
Considero que sea lo que fuera la educación física escolar, la cultura deportiva y la cultura del modelaje corporal no podrán quedar fuera de sus objetivos. Los objetivos del mantenimiento parecieran quedar fuera de su realidad cuando, en realidad, se trata de facilitar el desarrollo de capacidades corporales, intelectuales, morales y estéticas. Y cuando, sobre todo, se trata de contribuir activamente para que la institución escolar sea vista y considerada como un lugar donde lo emocional, lo corporal y lo intelectual, todavía puede tener lugar. En este sentido, la educación física escolar debería pensarse más teniendo como horizonte la totalidad de la estética de la dinámica escolar que el horizonte del desarrollo individual, porque éste, cuenta cada día con mayores espacios especializados para esa finalidad.13
Notas
1. Este trabajo, con algunas modificaciones, reproduce el curso dictado por mí en el Congreso de AIESEP, Río de Janeiro, 1997.
2. Sobre la posición de valores y objetivos en el campo de intervención escribí en Educação Física: arte da Mediação, Cap. 1, ed. Sprint, 1995.
3. Ver especialmente el tema Motus Corporis, Vol 3, 1996. En él, Go Tani, Mauro Betti y yo expusimos nuestras convergencias y divergencias sobre el tema.
4. La coherencia, que se estaría perdiendo, puede ser producto involuntario de que la educación física, en cuanto área disciplinar, avanzó en términos de refinamiento epistemológico y de reflexión teórica. De esta manera, hoy, no se aceptan argumentos que circulaban con bastante facilidad en un pasado próximo. O sea, la pérdida puede provocar un efecto inesperado en la mejoría del área.
5. Ver Gadamer, H., El estado oculto de la salud, Gedisa Editorial, Barcelona, 1996.
6. Utilizo normatividad en el sentido propuesto por Canguilhem, G., O normal e o patológico, 4ta edición, Forense Universitária, Rio de Janeiro, 1995.
7. Ya Canguilhem señalaba que la fisiología del deporte quizás sea una fisiología especial, de una normatividad especial, y que por el camino de reconocer sólo fisiologías especiales podría ser cuestionada la idea de una fisiología general.
8. La visión de la salud como equilibrio tiene un expresivo desarrollo filosófico en H. Gadamer.
9. Cuando maximizamos un objetivo -formación corporal o formación intelectual o acumulación de poder o capital-, eliminando otros igualmente valiosos, estaríamos creando una "tiranía". Ella surge del desequilibrio entre los valores y objetivos de realización personal y social. El discurso de San Agustín sobre las pasiones tiene la misma matriz, las pasiones, que son naturales, se vuelven tiránicas y más aún cuando un de ellas es el mecanismo obsesivo de la conducta. El desequilibrio resultaría del contrapeso de las pasiones. Cf. Hirschman, A., As paixões e os interesses, Editorial Paz e Terra, Río de Janeiro, 1979.
10. Ver Lovisolo, H., Estética, esporte e educação física, capítulo 1, Ed. Sprint, Río de Janeiro, 1997.
11. La sociología de N. Elias se transformó en un marco clásico para entender a este grupo, bajo el punto de vista de los deportistas y de los espectadores.
12. Recomiendo la lectura de S. Gould, en especial el artículo "Mantendo a forma", pertenciente al libro O Sorriso do Flamingo.
13. Un mayor desarrollo de la propuesta para la educación física escolar se puede encontrar en Lovisolo, H., en Estética, esporte e educação física, Río de Janeiro, Ed. Sprint, 1997, capítulos 2 y 3.
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