La fuerza explosiva en regatistas de la clase Tornado | |||
*Ldo. CC.A.F.D. Entrenador de la RFEV. **Ldo. CC.A.F.D. ***Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte. Universidad de Murcia. (España) |
Juan Manuel Barrionuevo Vallejo* Daniel Fructuoso Rosique** Ignacio Martínez González-Moro*** djfructuoso@hotmail.com |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 119 - Abril de 2008 |
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IntroducciónLa vela es una actividad consistente en desplazarse por la superficie del agua sobre un objeto flotante y por efecto del viento, valiéndose de unos instrumentos o controles cuyo manejo exige un esfuerzo físico y mental.
Este esfuerzo del regatista ha de encaminarse fundamentalmente a conseguir, con la única fuerza motriz del viento, una velocidad óptima y mantener en todo momento el equilibrio de las fuerzas en juego.
La clase Tornado pertenece a las embarcaciones de vela ligera. Es un catamarán de tres velas con una eslora de 6,06 metros, manga de 3,02 metros y un peso de unos 160 kg., gobernado por un patrón y un tripulante. Debido a su gran superficie vélica (48 m2) y a sus características, el Tornado es la más rápida y más espectacular de las clases olímpicas y una embarcación muy exigente físicamente.
Los regatistas deben aprovechar la fuerza del viento para conseguir el avance de la embarcación. Dicha fuerza incide en las velas y produce una escora de la embarcación que los tripulantes deben contrarrestar de diferentes formas. Hacer banda es la forma más común y la primera fórmula para evitar la escora; para ello, el Tornado dispone de unos aparejos colgados del mástil, trapecios, que se colocan en los arneses de los tripulantes y permiten proyectar su centro de gravedad fuera de la embarcación.
En función de la intensidad del viento los regatistas deben adaptar su postura en el trapecio con una flexo-extensión de los miembros inferiores. Cuando el viento aumenta, los regatistas extienden rápidamente las piernas para aumentar el par adrizante (momento de fuerza producido por el peso de los regatistas y su distancia al eje de giro, línea de crujía).
La flexión se realiza cuando el viento amaina, ya que disminuye la escora y la demanda de contrapeso es menor. Esta posición puede mantenerse cierto tiempo si la fuerza del viento no aumenta. En cambio, con un viento racheado, la flexo-extensión debe ser rápida y enérgica al aumentar y disminuir la intensidad del viento repentinamente.
La acción de piernas supone un movimiento de extensión, trabajo concéntrico, para salir al trapecio, que puede estar precedido de un trabajo excéntrico si anterior a la extensión se realiza una flexión de piernas5.
En el Tornado, es el tripulante el que más frecuentemente realiza esta acción de flexo-extensión, al permanecer en el trapecio mayor tiempo que el patrón, ya que con vientos flojos y en determinados rumbos únicamente él se cuelga del trapecio.
Con respecto al tren superior, muchos son los movimientos y manifestaciones de la fuerza que demanda la embarcación al maniobrar, al cazar y amollar constantemente las escotas u otro aparejo, al izar y arriar rápidamente el spi, etc. En estas situaciones es también el tripulante el que mayor trabajo muscular realiza navegando.
Las contracciones concéntricas explosivas son acciones muy comunes, decisivas para optimizar el rendimiento del barco en las maniobras y durante la navegación debido a la gran velocidad que alcanza el tornado en todos los rumbos.
Para valorar la fuerza explosiva del tren inferior existen distintos protocolos, como los saltos verticales máximos con piernas juntas, destacando la batería del test de Bosco, aunque ya anteriormente existían los test de Seargent y Abalakov5. Otras fórmulas para valorar la fuerza del tren inferior son la prensa de piernas17, el cicloergómetro1, el salto horizontal, los sprints,...
El test de Bosco consiste en seis pruebas estandarizadas; squat jump, squat jump con elevación de cargas, salto con contramovimiento, el drop jump o salto en profundidad con altura de la caída, saltos continuos y saltos continuos con rodilla rígida con o sin franqueo de obstáculos5.
En el salto con contramovimiento descrito por Bosco, las rodillas deben flexionarse 90º tras la fase excéntrica5, sin embargo, otros muchos estudios dejan la angulación de rodilla a la elección del sujeto9,10,13,14.
Este test, además de la altura del salto, valora la fuerza explosiva, la capacidad de reclutamiento nervioso y la capacidad elástica5.
El lanzamiento de balón medicinal es utilizado para medir la fuerza del tren superior. Varias son las metodologías descritas para la prueba. Una de ellas es el lanzamiento de balón medicinal sentado en una silla1,4,11, que valora la fuerza explosiva, la capacidad de reclutamiento nervioso y la capacidad contráctil de pectorales y tríceps principalmente11.
Murphy y colaboradores realizaron tests isométricos en dos ángulos articulares y examinaron su relación con la ejecución dinámica. Como medida de ejecución dinámica del tren superior se realizó un lanzamiento de balón medicinal sentado11.
El lanzamiento de balón sentado es una prueba fiable para valorar la fuerza del tren superior4.
Al igual que el salto vertical es una de las pruebas más difundidas para cuantificar la fuerza del tren inferior, el lanzamiento de balón medicinal lo es para el tren superior1.
Material y métodoSe estudió a 28 sujetos masculinos de los que 13 eran regatistas (7 patrones y 6 tripulantes) de alto nivel de la clase Tornado y 15 no regatistas (grupo control) que realizaron dos pruebas máximas de fuerza: salto vertical con contramovimiento y lanzamiento de balón medicinal.
Se utilizó una plataforma de contacto Globos y Ergo Tester, además de un balón medicinal de 4 kg.
El salto vertical se realizó en una plataforma de contacto Globus con un Ergo Tester que mide el tiempo de vuelo desde el instante en que los pies del sujeto abandonan la plataforma hasta que contactan de nuevo con ella.
A partir de este tiempo de vuelo se calcula la altura del salto mediante las siguientes fórmulas:
v = 0.5 (tvuelo . g)
Donde v es la velocidad de despegue y g es la gravedad (9,81 m s-2).
Por tanto la altura del salto se deduce de la siguiente fórmula:
h = v2/2g
El Ergo Tester asume que la posición del saltador respecto de la plataforma es la misma en el momento del despegue y en el de caída.
Para ello los sujetos fueron instruidos para colocar sus manos en las caderas y mantener los brazos pasivamente durante el salto, para eliminar la influencia del balanceo de éstos; el cuerpo se mantiene erguido durante el salto.
En la caída, el contacto fue realizado con las puntas de los pies y con las rodillas totalmente extendidas para que las posiciones de despegue y caída fueran idénticas.
Los saltos fueron ejecutados con el fin de lograr la altura máxima.
Los sujetos comenzaron desde una posición erguida con las rodillas totalmente extendidas (rodilla 180º). A la señal de "ya", realizaron un contramovimiento donde el ángulo de flexión de rodilla fue elegido libremente por los sujetos y posteriormente saltaron verticalmente buscando la altura máxima en un movimiento continuo, evitando también un desplazamiento lateral u horizontal durante el salto.
El test constaba de tres saltos máximos con un descanso entre saltos de 30 segundos.
El mejor de los tres fue seleccionado para los posteriores análisis.
Con respecto al lanzamiento del balón medicinal; después de una explicación verbal sobre la técnica correcta del lanzamiento, los sujetos calentaron realizando varios lanzamientos submáximos con el fin de familiarizarse con el test.
Los sujetos se sentaron y fueron fijados a una silla con la espalda pegada al respaldo mediante una cincha con el fin de eliminar cualquier uso del tronco que pudiera intervenir en la inercia del lanzamiento. Se les colocó un balón medicinal de 4 kg de peso en sus manos y se les instruyó para que lanzaran el balón tan lejos como fuera posible.
El lanzamiento fue similar al pase de pecho utilizado en baloncesto, el balón lo sostuvieron con las dos manos y éste en contacto con el pecho. No estaba permitido un contramovimiento inicial. Las plantas de los pies debían estar apoyadas en el suelo durante todo el lanzamiento.
Los sujetos realizaron tres lanzamientos máximos con un descanso entre lanzamientos de 1 minuto. El mejor de los tres fue seleccionado para los posteriores análisis.
La medición de la distancia del lanzamiento se realizó por medio de una cinta métrica situada en el suelo que comenzaba desde la vertical del pecho. Este test fue controlado por dos observadores, uno de ellos controlaba el bote del balón y el otro la ejecución.
ResultadosEn la Tabla I mostramos la media, desviación típica (SD) y coeficiente de variación (CV) del grupo de regatistas, patrones y tripulantes, y grupo control. Al comparar a patrones y tripulantes se observa una media de edad superior en los primeros, 27 años, por los 24,33 años del colectivo de tripulantes. Además, se observa una talla y peso medios más elevados en los tripulantes (178,67 cm. y 75,58 kg.) que en los patrones (173,57 cm. y 73,57 kg.). En cuanto al índice de masa corporal (IMC), la media de los patrones, 24,42 kg/m2, es mayor que en los tripulantes, 23,69 kg/m2. Aunque se observan pequeñas diferencias con respecto a dichos parámetros, éstas no son estadísticamente significativas.
El análisis de los coeficientes de variación nos indica que ambos grupos son bastante homogéneos, siendo, no obstante, el colectivo de patrones algo más heterogéneo respecto a la variable edad.
Si consideramos a los grupos de patrones y tripulantes como un único colectivo, regatistas, y lo comparamos con el grupo control (tabla I) apreciamos que las medias de las variables edad y talla son prácticamente iguales (25,77 años y 175,92 cm. en regatistas y 25,8 años y 175,73 cm. en control). Respecto al peso y al IMC, la media del de los tornadistas es ligeramente inferior (74,5 kg. y 24,08 kg/m2) que el de los sujetos que no practican vela (76,5 kg. y 24.75 kg/m2); aunque debemos resaltar que ninguna de las diferencias entre estas variables son significativas.
De nuevo, el coeficiente de variación indica que se trata de grupos homogéneos. La mayor dispersión se establece en la edad de los regatistas, donde dicho coeficiente alcanza un valor del 20,6 %; siendo el menor el referido a la talla de los controles, 2,49 %.
En la tabla II aparecen los valores del test de salto vertical con contramovimiento, utilizado para la medición de la fuerza explosiva del tren inferior. Además de la altura máxima del salto, hemos calculado la altura en función del peso, la talla y el IMC.
Los datos de dicha tabla desprenden que los tripulantes logran mayor altura de salto (39,85 cm.) que los patrones (36,06 cm). Al corregir la altura máxima en función de las variables descritas (peso, talla e IMC) también observamos valores medios más elevados en los tripulantes, no obstante, no existen diferencias significativas entre ambos colectivos.
Los datos del test del lanzamiento de balón medicinal (tabla III), utilizado para cuantificar la fuerza explosiva del tren superior, desprenden una gran igualdad en las medias entre los dos grupos. La distancia media de los patrones es de 555,43 cm. por los 557,5 cm. de los tripulantes. Observando el coeficiente de variación se aprecia que los segundos son un colectivo más homogéneo en todos los parámetros medidos, correspondiendo los valores máximos y mínimos al grupo de patrones. Resaltar que no existen diferencias estadísticas entre los dos grupos.
Al no encontrar diferencias significativas en los dos tests entre patrones y tripulantes, los consideraremos como un único colectivo, regatistas, formado por 13 sujetos.
Analizando de nuevo los registros presentados en la tabla II con el objetivo de comparar a regatistas y sujetos que no practican vela, se observan unos mejores resultados tanto en los valores medios como en los registros máximos de los test de altura, altura en función del peso, de la talla y del IMC en los regatistas, siendo la altura media alcanzada por los regatistas de 37,81 cm. y la del grupo de referencia de 35,13 cm., diferencia no significativa estadísticamente.
Estudiando de nuevo la tabla III, se puede afirmar que los regatistas logran valores mayores en los cuatro parámetros objeto de estudio en el test de valoración de la fuerza del tren superior. La distancia media de lanzamiento en los regatistas fue de 556,4 cm., mientras el grupo control conseguía 549,53 cm. Ambos son grupos homogéneos respecto a dichos parámetros, aunque cabe destacar la mayor dispersión de los datos obtenidos en el grupo control para las variables que relacionan la altura con el peso y con el IMC, como se desprende de los datos del coeficiente de variación (12,1 % y 12,47 % en el grupo de referencia y ambos test respectivamente, por 6,81 % y 8,16% en los regatistas).
En este test no se observan diferencias significativas entre los dos grupos, pero al igual que en el test de salto, existe cierta tendencia a que el grupo de los regatistas presente valores más altos.
Con respecto a la correlación entre los dos tests y todos los datos antropométricos, se observa que existe una relación entre el test de salto y el del lanzamiento con una r = 0,405 y p < 0.05; por otro lado, se aprecia una correlación de r = 0.451 y p<0.05 entre la talla de los sujetos y el test de lanzamiento.
DiscusiónPara valorar la fuerza explosiva en los regatistas, hemos utilizado dos tests máximos: un test de salto vertical con contramovimiento y un test de lanzamiento de balón medicinal sentado.
Siguiendo diferentes estudios, el ángulo de flexión de las rodillas al finalizar el contramovimiento descendente fue elegido libremente por los sujetos con el fin de optimizar su propia técnica de salto9,10,13,14.
Al realizar los regatistas la extensión de las extremidades inferiores en el trapecio, los brazos no intervienen en el movimiento, por lo cual, el test se realizó sin balanceo de brazos. Las manos las colocaron en las caderas y mantuvieron los brazos pasivamente durante el salto con el fin de eliminar la influencia de su balanceo, la cual mejora la ejecución del salto7,9. Según Harman, la contribución del balanceo de los brazos en el salto puede ser de un 10%9.
En el test de salto, los sujetos realizaron tres saltos máximos y se utilizó el mejor de ellos para el posterior análisis siguiendo los protocolos de varios estudios2,9,12,15-17.
En comparación con otras poblaciones, los regatistas de Tornado presentan valores más bajos que una población de jugadores de voleibol y de baloncesto (n=15), los cuales obtuvieron una media y desviación típica de 43,4 ± 6,2 cm9 por los 37,81 ± 6,04 de los regatistas. Street y colaboradores, realizaron el test a una población de 22 sujetos masculinos, los cuales obtuvieron una media mayor que los regatistas, 42,2 ± 7,2 cm.16. Bosco5, en 1985, estudió a atletas de nivel internacional de diferentes disciplinas que realizaron saltos con contramovimiento; los lanzadores de peso obtuvieron una altura media de 63 cm., los de triple salto de 52 cm. y los de 400 metros vallas 46 cm., todos ellos por encima de la altura media de los regatistas; en cambio, los corredores de fondo consiguieron 34 cm y los de maratón 27 cm5.
Para valorar el test de lanzamiento de balón medicinal se siguió un protocolo ya utilizado en otros estudios1,4,11. Se realizaron tres lanzamientos máximos, seleccionando el mejor de ellos para el análisis posterior1.
Murphy y colaboradores mensuraron a 24 varones que no entrenaban su tren superior de forma específica y obtuvieron unos valores de medios de 472 ± 53 cm11, registros inferiores a los de nuestro colectivo de regatistas (556,4 ± 35,01 cm.)
Como muestran los resultados del estudio, no existen diferencias significativas en la realización de ambos tests entre los diferentes colectivos (patrones-tripulantes y regatistas-control).
La altura del salto vertical depende tanto de procesos fisiológicos que tienen lugar en los sistemas muscular y nervioso como también de factores biomecánicos12. Aunque el test es el que más se asemeja al movimiento de flexo-extensión en la embarcación, se puede considerar que los factores biomecánicos requeridos para realizar un salto con contramovimiento no son los mismos que para realizar este movimiento de las extremidades inferiores en el trapecio del Tornado. Este puede ser un factor que explique la inexistencia de diferencias significativas en la realización del test de salto con contramovimiento entre los regatistas y el grupo control.
Otra explicación podría ser que el salto vertical es un movimiento multiarticular que requiere de coordinación intra e intermuscular junto con la cooperación de los músculos agonistas y antagonistas para la ejecución del salto12; el movimiento de flexo-extensión en el Tornado no es un salto en sí, por lo cual este movimiento demandará otra coordinación intermuscular diferente a la requerida en el salto testado.
Harre establece la necesidad de mantener un ejercicio de elevada similitud con el gesto de competición, tanto en el aspecto coordinativo como mecánico8. Por ello elegimos el test de salto vertical con contramovimiento, ya que figurativamente es el que más se asemeja al movimiento realizado en la embarcación, y poder conseguir una transferencia en cuanto a la técnica a realizar.
Un estudio de Bosco, establece que un entrenamiento de saltos con contramovimiento además de un programa de musculación tradicional, consigue mejorar los resultados del salto vertical con contramovimiento respecto de un entrenamiento de musculación tradicional6. En la misma línea, Hunter y colaboradores, consiguen con un entrenamiento de fuerza de 10 semanas y 2 sesiones por semana consistente en una combinación de ejercicios de fuerza resistencia y pliométricos (saltos verticales con contramovimiento y drop jump), un aumento de la altura de salto con contramovimiento10. Si a dicho entrenamiento se añade un trabajo específico de flexibilidad, el aumento de la altura es mayor10.
La actividad realizada por el regatista cuando se encuentra navegando colgado en el trapecio no sigue las pautas de estas actividades o movimientos, ya que no se realizan los saltos o botes anteriormente descritos. Este aspecto podría ser el causante de la inexistencia de diferencias significativas entre los regatistas y los controles.
Como ya mencionamos en la introducción, los regatistas de la clase olímpica Tornado flexionan las piernas cuando la intensidad del viento disminuye para mantener la embarcación adrizada, sin escora. Esta posición de flexión de piernas se puede prolongar en función de la intensidad del viento. Por esto, los regatistas mantienen un tiempo considerable una contracción isométrica de las extremidades inferiores.
La fuerza máxima isométrica está poco relacionada con la ejecución dinámica11. No hay correlación entre la fuerza máxima isométrica de la musculatura extensora de rodilla y la altura del salto vertical12. Desconocemos la fuerza isométrica del tren inferior en los tornadistas aunque deducimos que podría ser más elevada al predominar dicho régimen de contracción durante la navegación, y por consiguiente, la ejecución dinámica del salto vertical se vea afectada desfavorablemente, circunstancia a investigar en próximos estudios.
La no existencia de diferencias en el test de lanzamiento puede achacarse a la poca transferencia entre los movimientos de competición (cazar, amollar, izar, arriar,...), en los que mayoritariamente interviene la musculatura dorsal y los bíceps, y el test realizado, donde la musculatura implicada serían los pectorales y tríceps; aunque sea considerada una prueba fiable para valorar la fuerza del tren superior4.
Los resultados del estudio nos muestran que no existen diferencias significativas entre los diferentes colectivos. No obstante, debemos resaltar que el grupo de regatistas tiende a alcanzar valores más elevados que el grupo control en ambos tests, siendo los tripulantes el colectivo con mejores registros.
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