efdeportes.com
La educación física y el deporte como
base de una sociedad saludable del futuro

   
*Doctor en Educación Física. Departamento de Expresión Musical,
Plástica, Corporal y sus Didácticas. Universidad de Huelva.
**Licenciado en Educación Física. Doctorando Universidad
de Huelva. IES "Clara Campoamor", Huelva.
***Licenciada en Psicopedagogía. Universidad de Huelva.
(España)
 
 
Javier Antonio Tamayo Fajardo*  
José Pérez Picazo**  
Isabel Copado Muñoz***
tamayo@uhu.es
 

 

 

 

 
Resumen
     Hoy en día, en nuestra sociedad nos encontramos ante una realidad preocupante en relación con la salud, no solo por los problemas que acechan a la población en general sino porque los niños y niñas en edad escolar están cambiando sus hábitos, encaminándose hacia prácticas poco saludables; las cuales, en un futuro muy cercano pueden hacer aumentar de forma alarmante las enfermedades provocadas por estos nuevos hábitos.
     Por eso, desde el ámbito de la Educación Física y el Deporte, podemos afirmar sin lugar a dudas que nuestra labor durante las etapas educativas obligatorias (Primaria y Secundaria) es ahora más que nunca fundamental, al objeto de desarrollar en nuestro alumnado unos hábitos que contribuyan a acercarnos lo más posible a un estilo de vida saludable, como forma de que la sociedad del futuro reduzca los problemas de salud a los que apunta en la actualidad.
     La gravedad de la situación actual y la tendencia negativa existente, nos impulsa a pensar que la actuación debe ser determinante, si queremos aspirar a una sociedad saludable en el futuro. Reconocemos la existencia de importantes iniciativas en este sentido, en los últimos años; pero, en virtud de sus resultados, podemos darnos cuenta de que tan solo una actuación conjunta de toda la sociedad podría ser efectiva para conseguir un cambio drástico de la tendencia actual.
    Palabras clave: Educación Física. Deporte. Sociedad saludable.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - N° 119 - Abril de 2008

1 / 1


Introducción

    Como definió la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1946, cuando nos referimos a la salud no podemos hablar solamente de ausencia de enfermedad sino de un estado completo de bienestar físico, mental y social.

    Hoy en día, en nuestra sociedad nos encontramos ante una realidad preocupante, no solo por los problemas de salud que acechan a la población en general sino porque los niños y niñas en edad escolar están cambiando sus hábitos, encaminándose hacia prácticas poco saludables; las cuales, en un futuro muy cercano pueden hacer aumentar de forma alarmante las enfermedades provocadas por estos nuevos hábitos.

    Los hábitos alimentarios y comportamientos sedentarios se desarrollan en la infancia y se consolidan durante la adolescencia, siendo luego muy difíciles de modificar (Ros, 2007). Por eso, la mejor edad para intervenir sobre ambos es durante la enseñanza Primaria. La escuela ofrece innumerables oportunidades para formarse sobre hábitos alimentarios saludables y fomentar la práctica regular de actividad física y deporte, constituyendo, por eso, uno de los lugares más eficaces para modificar los estilos de vida de los niños y adolescentes. Sin embargo, la experiencia demuestra que los resultados son escasos cuando se actúa únicamente sobre los escolares, sin implicar a sus familias y sin actuar simultáneamente sobre el entorno en el que viven.

    Con este artículo pretendemos sumarnos a esta importante llamada de atención, a la que en la actualidad están contribuyendo diferentes colectivos entre los que podemos destacar los profesionales de la medicina, los medios de comunicación, los profesionales de la educación física y el deporte; e incluso, los políticos, como muestra el reciente informe aprobado por el Parlamento Europeo (2007), en el que los europarlamentarios reclaman la obligatoriedad de la educación física en las etapas de educación primaria y secundaria, ante la preocupante realidad con la que nos encontramos en la actualidad debido al importante incremento de la obesidad infantil en Europa, en general, y en España, en particular.

    Por eso, desde el ámbito de la Educación Física y el Deporte, podemos afirmar sin lugar a dudas que nuestra labor durante las etapas educativas obligatorias (Primaria y Secundaria) es ahora más que nunca fundamental, con el objetivo de desarrollar en nuestro alumnado unos hábitos que contribuyan a acercarnos lo más posible a un estilo de vida saludable, como forma de que la sociedad del futuro reduzca los problemas de salud a los que apunta en la actualidad.

    El profesional de la educación física y el deporte es uno más de los que puede colaborar en este ámbito, junto con el resto de profesionales del ámbito educativo, la familia, los profesionales de la medicina, etc.; pero, por los aspectos que vamos a plantear con posterioridad, consideramos que su contribución puede y debe ser de una gran relevancia. Para ello, aprovechamos para reivindicar la importancia que en este sentido tendría que la Educación Física tuviese un mínimo de una hora diaria en el horario lectivo del alumnado de Primaria y Secundaria, si queremos fomentar el desarrollo armónico e integral del individuo, conseguir desarrollar hábitos positivos para su salud y contribuir de manera decisiva a ese bienestar físico, mental y social que determinó la OMS hace ya más de 60 años.


La obesidad en la infancia como una realidad social

    Siguiendo a Pérez y Tamayo (2008), podemos afirmar que los niveles de grasa en niños y adolescentes están aumentando alarmantemente en los últimos años. Estudios realizados, en los años 90, en diferentes poblaciones españolas (Maroto y De Pablo, 1995) ya indicaban esta tendencia, al obtener resultados en los que el porcentaje de niños que presentaba niveles de colesterol superiores a los 200 mg/dl era del 11 %, 14%, 17 %, e incluso del 29 % en Tojo (Galicia). Por otra parte, Janssen (2005, citado por Borrás y otros, 2007), más recientemente, sitúa a los escolares españoles en una tasa de sobrepeso de un 25 % y en un 14 % de obesidad. Y, lo que es más preocupante, existen estimaciones bien fundamentadas sobre la relación directa entre los niños y jóvenes que tienen sobrepeso, y la posibilidad de que un alto porcentaje de estos tengan problemas de obesidad en la vida adulta. Así, según Borrás y otros (2007), el riesgo de desarrollar obesidad en la edad adulta para los niños mayores de nueve años con obesidad es de hasta el 80 % a los 35 años.

    Sin embargo, a pesar de la importancia de estos datos, nos encontramos que en la actualidad esta problemática continúa incrementándose. Siendo el único aspecto positivo que hemos detectado, el hecho de que existe una mayor concienciación en la sociedad; la cual, tiene su reflejo en las numerosas noticias relativas a este tema que podemos encontrar hoy en día en los medios de comunicación, e incluso su tratamiento en el ámbito político, con el informe aprobado recientemente por el Parlamento Europeo y que hemos citado con anterioridad. En cualquier caso, creemos que estamos solo ante el comienzo de lo que debe ser una verdadera concienciación y actuación relativa a este tema.

    Reforzando nuestras palabras, queremos hacer referencia a un artículo publicado el pasado 11 de noviembre en la prensa local de Huelva, cuyo título ya es de por sí bastante impactante: "Los niños obesos tienen una esperanza de vida siete años menor"; y, más aún, lo es su primera frase: "La obesidad mata". Simplemente con este comienzo podemos imaginarnos la importante preocupación que puede despertar esta noticia en cualquier persona con hijos o en la población en general.

    Adentrándonos en este artículo podemos analizar una serie de datos, basados en estudios científicos, que nos pueden hacer reflexionar. Partiendo de la constatación de que "un niño con más peso del que le corresponde puede fallecer entre seis y siete años antes que otra persona saludable", nos encontramos con estadísticas que indican que "la mitad de los infartos o ictus cerebrales y tres de cada cuatro casos de diabetes graves tienen su razón de ser en una mala alimentación". Otros datos preocupantes son la situación actual de la sociedad española en relación al número de personas obesas; puesto que, en la población adulta la obesidad o el sobrepeso afecta ya a la mitad de la población, mientras que en los niños son ya uno de cada cuatro. En este caso, la mayor preocupación está en la tendencia de los últimos años; puesto que, en los niños se ha pasado en muy pocos años de un 5 % de obesos a más del 20 %.

    Esto hechos son bastante alarmantes, porque el propio Ministerio de Sanidad, según los datos publicados en el artículo anterior, determina que "de los diez factores de riesgo identificados por la OMS como claves para el desarrollo de enfermedades crónicas, cinco están relacionados con la alimentación y el ejercicio físico: la obesidad, el sedentarismo, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y el consumo insuficiente de frutas y verduras". Y, ante esta situación afirma que "la obesidad puede reducir la esperanza de vida de un persona hasta en diez años", aumentando aún más si cabe la preocupación que expresamos al comienzo.


La educación física y el deporte como base de una sociedad saludable del futuro

    Un gran número de expertos e investigadores en la materia coinciden en afirmar que el problema de la obesidad tiene su origen en la mala alimentación y en la reducción en el tiempo de actividad física y deporte que realizan nuestros escolares.

    Diferentes circunstancias de la sociedad actual han impulsado hacia un mayor sedentarismo de los jóvenes españoles. Por un lado, consideramos de gran importancia el papel de la familia que, en general, está incidiendo negativamente en la práctica físico-deportiva de sus hijos, debido a aspectos como la sobreprotección, la falta de tiempo para dedicarles a sus hijos, los castigos basados en la eliminación de la posibilidad de practicar deporte, etc. Por otra parte, y es aquí donde hacemos una llamada de atención desde este artículo, queremos destacar la importancia del papel de la escuela. Considerada como una preparación para la futura integración en la sociedad de los niños y niñas, nos encontramos con las cada vez más reducidas posibilidades de hacer actividad física y deporte que existen en los centros educativos españoles.

    En este sentido, tenemos los estudios realizados por Martínez y otros (2007), con los que estamos de acuerdo en que "debido a la gran oferta de actividades socio-culturales, así como del aumento del poder adquisitivo de las familias, así como la falta de seguridad en los espacios urbanos compartidos, y las tendencias a las clases particulares de refuerzo, debido al bajo rendimiento al que se está tendiendo en los últimos años, la población está sufriendo un abandono de la práctica de actividad física, y sustitución de esta por otros tipos de usos del tiempo libre, donde los hijos están más controlados, como es con aparatos electrónicos, en su propio hogar. Estas tendencias sociales, están llevando al sedentarismo de nuestras sociedades".

    La asignatura y el profesorado de Educación Física pueden ser los motores del cambio de tendencia; pero, para ello sería necesario un aumento del número de horas de esta asignatura en el programa escolar y el impulso de las actividades extraescolares que impliquen movimiento. Las cuales, hoy día, encuentran además una importante competencia con otras actividades no menos importantes y, en ocasiones, más valoradas por los padres.

    En relación a esto, por su gran relevancia, queremos destacar el informe aprobado el 13 de noviembre de 2007 por el Parlamento Europeo (por 590 votos a favor, 56 en contra y 21 abstenciones), solicitando a los colegios e institutos de toda la Unión Europea que impartan "obligatoriamente" tres horas de gimnasia (educación física) a la semana, al objeto de paliar los graves problemas de sobrepeso y obesidad infantil que hemos referido con anterioridad. Esta solicitud surgió al comprobarse que en los últimos años se había reducido de forma significativa el tiempo dedicado a la actividad física y el deporte; así como, centrándonos en nuestro país, que más del 30 % de los niños de entre 7 y 11 años padece problemas de peso. En el conjunto de la Unión Europea, uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso y cada año la cifra total de afectados aumenta en 400.000 casos. Además, como no, existe una preocupación de carácter económico, puesto que la obesidad supone ya el 7 por ciento del gasto sanitario en toda la Unión Europea. Debemos tener en cuenta que son catorce millones de ciudadanos los que padecen el problema del sobrepeso en la Unión Europea, de los que tres millones son niños; por lo que, según lo que expusimos con anterioridad el futuro no es nada prometedor

    En el citado informe se afirma que "los niños no comen más, sino que se mueven menos", a lo que podríamos añadir que comen peor. Eso sí, estamos muy de acuerdo con este informe en el sentido de que "los niños deportistas son la mejor inversión para tener adultos sanos"; aunque, diferimos un poco en la afirmación de que "la educación física es la única asignatura escolar dirigida a inculcar en los niños un estilo de vida saludable", puesto que a pesar de su importancia, la labor debe ser conjunta por parte de todos los maestros y familias, si queremos alcanzar resultados positivos.

    Para respaldar aún más los efectos beneficiosos de la educación física y el deporte, podemos afirmar que la práctica regular de actividad física también tiene efectos positivos sobre el bienestar psicológico de los niños, ya que aumenta su autoestima y desarrolla su capacidad de integración a la vez que fomenta valores como la solidaridad o el espíritu de equipo. El deporte es asimismo una vía eficaz de lucha contra el tabaquismo, el sedentarismo y, como venimos comentando, la obesidad.


Reflexiones finales

    Nos gustaría, para finalizar, expresar una serie de reflexiones finales que recojan las ideas más representativas de lo que queremos transmitir; aunque, consideramos que todo el artículo en su conjunto aporta bastante luz sobre el tema que hemos tratado y esperamos contribuir con ello a lograr un futuro más saludable.

    Por la gravedad de la situación actual y la tendencia negativa existente, pensamos que la actuación debe ser determinante, si queremos aspirar a tener una sociedad saludable en el futuro; siendo conscientes que los resultados pueden ser conseguidos a medio plazo, puesto que a corto plazo las perspectivas no son nada buenas.

    Hay que reconocer la existencia de iniciativas en este sentido, en los últimos años; pero, en virtud de los resultados, podemos determinar de que tan solo una actuación conjunta de toda la sociedad podría ser efectiva para conseguir un cambio drástico de la tendencia actual.

    Entre las iniciativas puestas en marcha en los últimos años, tenemos la "estrategia NAOS", impulsada en el año 2005 por el Ministerio de Sanidad y Consumo en España; la cual, pretendía invertir los preocupantes datos de sobrepeso existentes. El objetivo principal de este programa era mejorar los hábitos alimenticios, promover una nutrición saludable e impulsar la práctica regular de actividad física entre todos los ciudadanos, con especial interés en la población infantil y juvenil. Un proyecto coordinado por Juan Manuel Ballesteros; el cual, afirmó recientemente en unas declaraciones publicadas en la prensa local de Huelva (2007), que la "culpa" de estos trastornos metabólicos están en la falta de actividad física y en una mala alimentación, lo que calificó como una "epidemia". Los productos precocinados, los azúcares, la bollería industrial, la comida rápida, las bebidas carbonatadas y el sedentarismo son los principales factores de riesgo. En este sentido, hay estudios recientes que nos indican que un niño de cinco años pasa más de tres horas diarias viendo la televisión y jugando a la videoconsola, hábitos que se van adquiriendo desde la infancia y que contribuyen a aumentar la cantidad de personas obesas y con sobrepeso.

    Otra iniciativa en este sentido es la del Programa PERSEO: "Programa Piloto Escolar de Referencia para la Salud y el Ejercicio contra la obesidad", puesto en marcha en nuestro país en el marco de un convenio de colaboración suscrito entre los Ministerios de Educación y Ciencia y Sanidad y Consumo, en julio de 2005 (Ros, 2007). Esta iniciativa tiene como objetivo lograr un cambio social y personal tanto en los hábitos alimentarios como en la actividad física de la comunidad escolar. Para conseguirlo, un equipo integrado por expertos en pedagogía y salud pública (nutrición comunitaria) diseñó en detalle el programa de prevención de carácter experimental, dirigido a la población escolarizada en Primaria. Este programa busca incidir sobre el alumnado, el profesorado y las familias, a través de las fuerzas sociales de la comunidad relacionadas con el tema (municipios, asociaciones, centros de asistencia primaria, etc.). El programa comenzó, en el curso 2006/07, por una experiencia piloto que incluyó intervenciones sencillas que podían ser fácilmente realizadas en los distintos centros y en el futuro servir como modelo para actuaciones de mayor envergadura.

    Ante esto, el protagonismo de la asignatura de educación física en la etapa de Primaria y Secundaria, así como del profesorado responsable de esta materia debería ser máximo. Volviendo al informe aprobado recientemente por el Parlamento Europeo, los propios eurodiputados alertaban sobre "la marginación del deporte en las escuelas y la falta de coordinación entre lo que se hace en el colegio, la actividad extraescolar y la escasa financiación del equipamiento deportivo". Además, para incidir más en estos planteamientos, también afirman que "la educación física es la única asignatura que prepara a los niños para un estilo de vida saludable y se centra en su desarrollo físico y mental", "con frecuencia se sacrifica la educación física en beneficio de otras asignaturas"; si bien es cierto que, por otra parte, critican la existencia de contenidos en los programas de esta asignatura que resulta poco atractivos para los niños y en ocasiones es demasiado competitivo. Ante esta situación, el informe propone que los Estados miembros desarrollen campañas informativas para promover la actividad física infantil, y que el deporte sea obligatorio en las escuelas de primaria y secundaria. Las clases de educación física deberían tener lugar al menos tres veces por semana, aunque lo recomendable es que los niños hagan ejercicio a diario, participando tanto en actividades escolares como extraescolares, y los adultos lo hagan al menos tres veces a la semana. Los diputados recomiendan asimismo que los fondos estructurales de la UE se destinen a la creación de escuelas y otras facilidades deportivas en las zonas más desfavorecidas. "En la sociedad actual se siente, cada vez más, la necesidad de incorporar a la cultura y a la educación aquellos conocimientos que, relacionados con el cuerpo y la actividad motriz, contribuyen al desarrollo personal y una mejora en la calidad de vida".

    Ante esta situación, queremos destacar otra iniciativa que se está desarrollando en la Comunidad Autónoma de Andalucía desde el curso pasado, en el que participaron 750 centros docentes, y que en este curso cuenta ya con la adhesión de 975. Este programa se ha llamado "el Deporte en la Escuela".

    Esta iniciativa consiste en la organización de diversas actividades deportivas fuera del horario lectivo en el propio centro y tiene como objetivos destacados el fomento de la educación física y de valores como el esfuerzo y el compañerismo. Para el curso 2007/08 ha ofrecido las modalidades de: fútbol sala, baloncesto, balonmano, voleibol, atletismo y ajedrez. Este programa beneficiará, en el presente curso, a 261.343 estudiantes de 696 centros de Educación Primaria y 279 de Educación Secundaria. Las prácticas deportivas se están llevando a cabo en las categorías de prebenjamines, benjamines, alevines, infantiles y cadetes. En el caso de las modalidades colectivas se forman grupos mixtos de niños y niñas.

    El programa "El Deporte en la Escuela", que en el presente curso escolar cuenta con una dotación económica de 13,8 millones de euros, culminará a finales del curso con la fase regional, mediante los denominados Encuentros Deportivos Escolares de Andalucía (EDEA), que celebran su quinta edición. Previamente se llevarán a cabo competiciones de carácter local y provincial.

    Paralelamente, la Consejería de Educación ha editado este año varias publicaciones relacionadas con el deporte escolar y los hábitos de vida saludable, como el "Manual de las Buenas Prácticas Deportivas". Esta publicación, que se ha distribuido en los Colegios e Institutos que forman parte del Programa, incluye orientaciones y recomendaciones dirigidas no sólo a alumnos y profesores, sino también a los coordinadores y monitores de los centros y a los padres de los alumnos, con el objetivo de que motiven a sus hijos y los inicien desde la niñez en la práctica de la actividad física y el deporte.

    Siguiendo a Navarro (2007) y trasladando este planteamiento a los adultos, nos encontramos con la realidad de que cada vez más la actividad física se recomienda como tratamiento, como los medicamentos, para tratar enfermedades. Ejemplo de este planteamiento, lo tenemos en afirmaciones como las que realiza Pedro Cohnte, presidente de la Fundación Española de Medicina Interna, que nos indica lo siguiente: "los estudios más serios en este ámbito ya han demostrado que el 60 por ciento de los casos de diabetes se podrían prevenir con ejercicio físico". Además, el ejercicio físico ha demostrado beneficios para prevenir enfermedades cardiovasculares, osteomusculares e incluso neurológicas. Eso sí, el beneficio no es solo el que a nivel físico puede producir, puesto que la liberación de endorfinas tras el ejercicio redunda en cómo se siente el paciente con su enfermedad.

    Como dato a tener en cuenta, para erradicar algunas ideas arraigadas en la sociedad actual, nos encontramos con informaciones como las que publica el periódico "La opinión de Huelva", en su edición de la primera semana de diciembre de 2007, basándose en estudios recientes los cuales demuestran que, entre las personas que han logrado perder peso con éxito y mantenerlo, más del 90 % hace ejercicio. Del mismo modo, más del 90 % que no hacen ejercicio vuelven a recuperar el peso perdido. Para evitar trastornos, tanto funcionales como estéticos, es muy recomendable que cualquier dieta de adelgazamiento se complemente con ejercicios destinados a fortalecer y tonificar, en particular, los músculos de las zonas del cuerpo donde es más habitual que se depositen las materias grasas que hemos ingerido. En cuanto a la cantidad de actividad física a realizar, debemos tener en cuenta que con 20 minutos, 3 días por semana, ya estamos beneficiando la salud, pero no es suficiente para lograr un cambio significativo de peso. Para perder grasa, hay que hacer 45 minutos de ejercicio aeróbico moderado, 5 días por semana.

    En cualquier caso, en la edad adulta podemos actuar para paliar los problemas existentes, fomentando un estilo de vida saludable y la práctica de una actividad físico-deportiva continuada y adaptada a la persona. Pero, no será sino actuando desde el ámbito de la educación física y el deporte escolar, y con el apoyo decidido del conjunto de la sociedad, como conseguiremos modificar esos hábitos nocivos para la salud existentes hoy en día, contribuyendo de forma decisiva hacia el logro de una sociedad saludable del futuro.


Bibliografía

  • Borrás, P. A., Palou, P., Ponseti, X. y Vidal, J. (2007). Intervenciones para prevenir la obesidad infantil: revisión de estudios. Actas del VII Congreso Internacional sobre la Educación Física y el Deporte Escolar. Badajoz: Universidad de Extremadura.

  • Huelva Información. (2007). La Unión Europea pide a los colegios tres horas de gimnasia para paliar el problema del sobrepeso. Huelva Información, 14 noviembre, 1-2.

  • La Opinión de Huelva. (2007). Dieta y Ejercicio. La Opinión de Huelva, 30 noviembre al 6 de diciembre, 23.

  • Lopera, R. (2007). Los niños obesos tienen una esperanza de vida siete años menor. Huelva Información, 11 noviembre, 1-2.

  • Junta de Andalucía (2007). El deporte en la escuela. http://www.juntadeandalucia.es/educacion.

  • Maroto, J. M. y De Pablo, C. (1995). Ejercicio físico y corazón. Barcelona: Fundación Española del Corazón.

  • Martínez, N. M., Ferrer, Mª. C., Lara, A. J. y Ruíz-Risueño, J. (2007). Programa de concienciación de la utilización de la actividad física y la alimentación como medios de mejora del estado de salud para padres de alumnos. VII Congreso Internacional sobre la Educación Física y el Deporte Escolar. Badajoz: Universidad de Extremadura.

  • Navarro, R. (2007). Recetar ejercicio físico para tratar enfermedades, cada vez más cerca. Huelva Información, 24 noviembre, 54.

  • Organización Mundial de la Salud. (1946). Constitución de la Organización Mundial de la Salud. Nueva York: Organización de Naciones Unidas.

  • Pérez Picazo, J. y Tamayo Fajardo, J. A. (2008). Mejora porcentual en la masa grasa de los adolescentes que realizan 4 horas semanales de actividades físico-deportivas en el ámbito escolar. Alto Rendimiento. En prensa.

  • Ros, C. (2007). PERSEO: Programa sobre la Salud y el Ejercicio contra la Obesidad. VII Congreso Internacional sobre la Educación Física y el Deporte Escolar. Badajoz: Universidad de Extremadura.

  • Unión Europea. (2007). Más deporte en los colegios contra la obesidad infantil. http://www.europarl.europa.eu

Otros artículos sobre Educación Física

  www.efdeportes.com/
Google
Web EFDeportes.com

revista digital · Año 13 · N° 119 | Buenos Aires, Abril 2008  
© 1997-2008 Derechos reservados