efdeportes.com
Contra el campeonismo: la concepción de
ganar en el atletismo de iniciación

 

Comisión Técnica Federación Cubana de Atletismo
Director Técnico del Centro de Entrenamiento de la IAAF en La Habana

Director de Desarrollo de Entrenamiento de la Academia Mundial de la IAAF

Dr. C. Ariel Muñiz Sanabria

doctorsanabria001@yahoo.es

(Cuba)

 

 

 

 

Resumen

          Algunos entrenadores de iniciación atlética no responden con la necesaria responsabilidad, a su función formativa del talento en el niño y el adolescente, para una fructífera carrera deportiva en las edades de la etapa del alto rendimiento. A esos entrenadores se les denomina campeonistas; los cuales son contrarios a los entrenadores de pensamiento formativo, quienes si responden a los verdaderos objetivos de preparación a largo plazo del talento atlético. Los campeonistas son, falsos ganadores, pues creen que obtener primeros lugares en las competencias sacrificando el futuro atlético del talento es correcto, siendo responsables de la frustración de muchos atletas. Verdaderos ganadores son los entrenadores de pensamiento formativo, pues ganan talentos para el atletismo de hoy y de los años venideros. Esa es la esencia de este artículo, reconocer y esclarecer que es un Verdadero Entrenador, Ganador en el Atletismo de Iniciación.

          Palabras clave: Atletismo. Iniciación. Atletismo infantil. Competición atlética.

 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 118 - Marzo de 2008

1 / 1

Profesionales forjadores del talento

    Quisiera poseer las mejores frases para comenzar este artículo que tiene la finalidad de detallar la concepción lógica y justa que deriva de la semántica ganar, victoria, triunfo, en el atletismo de iniciación.

    Al no encontrarlas, me conformo con recurrir a mis memorias como entrenador de iniciación atlética, y traer en palabras lo que fue para mi el mayor disfrute durante los años que tuve la responsabilidad de enseñar atletismo a chicos y chicas con edades entre los 8 y 13 años.

    Disfruté de grandiosas cosas, entre ellas, como aprendían un nuevo movimiento, también verlos derrochando alegría en las clases, sentir que me consideraban su amigo. Disfrutaba como sentían el atletismo parte de su vida, y que el tiempo dedicado a las sesiones diarias de entrenamiento, con su contenido armónico, los estaba haciendo crecer. Fabuloso confirmar que el deporte contribuía a erguirlos como seres humanos responsables; gratificante todas aquellas vivencias diarias que entre un tanto de mi enojo, y mucho de alegría, los hacía volver muy estimulados al siguiente día. Que vivificante lo necesario a cumplimentar en creatividad de medios de enseñanza para poder desarrollarles habilidades.

    De especial se puede definir el compromiso de saber que la misión no era solo el rendimiento visto en tiempo y marca, sino un rendimiento integral que incluía estimularlos a ser buenos estudiantes. Lo cual potenciaba con aquella magnífica relación con los profesores de educación física, quienes apoyaban tan útilmente mi trabajo. Extraordinario ver a esos chicos y chicas competir y también llegar de primeros en competencias municipales, provinciales y nacionales; ese disfrute era doble, pues me acompañaba el convencimiento de que estaba ganando futuro.

    ¿Ganar futuro? Si, siempre he estado convencido que para un entrenador de iniciación atlética, ganar no puede interpretarse como el simple resultado de superioridad competitiva de unos atletas sobre sus adversarios; es muy desatinado el proceso de entrenamiento que se desarrolla con los atletas infantiles, aceptando que el objetivo exclusivo de exigencia es alcanzar el podio de premiaciones.

    Ganar, son muchas cosas estupendas, superiores, más inmensas y aportadoras de satisfacciones que la suerte de rendimientos ventajosos de los atletas en las competiciones, más si esos tiempos y marcas dependieron de un entrenamiento triste y carente de valor pedagógico.

    En el atletismo de iniciación, reducir la esencia de ganar a obtener un lugar privilegiado en las competencias es un absurdo que enajena el valor espiritual y contextual, dentro del proceso atlético a largo plazo, de los objetivos que son prioridad en el entrenamiento con niños y adolescentes. Si ganar se identifica solo como el ventajoso resultado competitivo, estaríamos aceptando llamar entrenadores ganadores a los que resultan triunfadores en las competencias, producto de un proceso de entrenamiento con cargas lacerantes a la psiquis y órganos de los atletas; lo cual es inadmisible.

    A esos sentenciados en el tribunal de la pedagogía infantil, el atletismo, y la propia vida les corresponde el nombre de falsos ganadores.

Falso Ganador

    ¡Yo gané 10 medallas!

    Dice un entrenador

    ¿Y cómo entrenabas?

    Lo pensó y se calló.

    ¡Usted elige, si será un falso ganador o un verdadero ganador!

    La respuesta la encontrará en su estructura pedagógica del pensamiento, según las características que definen a los entrenadores de pensamiento formativo y a los campeonistas.

    La estructura pedagógica del pensamiento del entrenador, en campeonista o formativa, responde a la interpretación que ellos dan a la significación de ganar y perder, desde el enfoque que sostiene el atletismo de iniciación como peldaño básico del proceso de preparación a largo plazo de un atleta de alto rendimiento.

    Los entrenadores que condicionan su pensar con la orientación campeonista de la preparación, son de conocimientos para hoy, lo que quiere decir que son reducidos en el dominio de su función formativa integral de los atletas; estos entrenadores piensan en las competencias como el fin del proceso de preparación, y no las ven como un medio recreativo, de desarrollo de habilidades y motivante para los atletas; ven la competencia como el momento de la cosecha de su trabajo, esa es la gran barbarie del pensamiento que los caracteriza.

    Los entrenadores campeonistas carecen del conocimiento de que el resultado competitivo no es la principal cosecha del proceso atlético de iniciación; que de los niños y adolescentes, más que pensar en recoger, hay que pensar siempre en sembrar, y que ello hay que hacerlo a diario en el tratamiento de cada sesión de entrenamiento.

    Contrariamente los entrenadores que poseen una estructura de pensamiento formativo, se caracterizan por poseer una superior y clara distinción entre ganar competencias y ganar futuro con los atletas. Estos entrenadores son conscientes de su función en el proceso de preparación atlética a largo plazo. En términos de cosecha se centran más en el desarrollo adecuado del entrenamiento para un rendimiento óptimo integral, que en el resultado competitivo; ellos trabajan para ganar un mejor individuo y atleta, no para ganar medallas falseadas por las violaciones pedagógicas que se acometen desde la ansiedad de demostrar superioridad como entrenador.

    Cinco son las convicciones esenciales de la interrelación del entrenamiento y la competencia que presentan los entrenadores de pensamiento formativo en su concepción de ganar. Las mismas entrelazan el significado del resultado competitivo presente con el propósito deportivo futuro, poniendo por encima al atleta y no las ambiciones de reconocimiento personal del entrenador.

Convicciones de los entrenadores de pensamiento formativo respecto a la concepción de ganar

  1. Que en el atletismo de iniciación obtener primeros lugares en las competencias no es toda la esencia que identifica el término ganar.

  2. Que violentar la preparación de los atletas para que obtengan medallas desde sus primeros años en el atletismo, puede estar significando perder un talento para el futuro.

  3. Que los atletas niños y adolescentes pierdan en sus competiciones durante la etapa de iniciación, porque no fueron violentamente acelerados en su rendimiento, puede ayudar a ganar un campeón del atletismo en el mañana.

  4. Que puede ser beneficiosa o perjudicial, para los niños y adolescentes, la concepción de ganar que asuma el entrenador

  5. Que depende de la efectividad instructivo-educativa del entrenador, en correspondencia con las necesidades de desarrollo de los atletas, y la preparación para el futuro, poder considerarse un verdadero ganador.

    Los entrenadores campeonistas deben tener presente, que si los niños y adolescentes tuviesen que responder, respecto a su salud, psiquis, alegría, bienestar, y hasta a sus sueños y futuro, entre la alternativa de ganar competencias destruyendo su porvenir en las pistas, o un camino más largo por andar y disfrutar aún cuando no fuesen prematuros campeones, la respuesta sería: “Nosotros, los atletas infantiles, preferimos divertirnos más, y ganar competencias si es posible ganarlas; pero sin sacrificar lo más esencial: El Futuro”.

    Todas esas cosas (salud, psiquis, alegría, bienestar, sueños, futuro) son las que el entrenador tiene el deber de cuidar. No es entrenar para ganar, sin importar lo mucho que se pueda perder; es tener el sentido de responsabilidad y hasta el honor de prepararse constantemente para desarrollar un programa de entrenamiento cada vez más apropiado a las características biológicas, psicológicas, y las necesidades espirituales muy particulares que presenta cada niño, adolescente-atleta en estas tempranas edades de la vida.

    ¡A ustedes, entrenadores de iniciación, la más sincera exhortación!:

    No teman al valioso llamado de su corazón y la razón para comprometerse de manera diferente y superior con su función. ¡Sean Verdaderos Ganadores!

    PIENSEN: En la construcción del talento para un futuro atlético superior.

    NO OLVIDEN: Ganar competencias, si es posible ganarlas, pero sin sacrificar lo más esencial: El Futuro.

    TENGAN PRESENTE: En el atletismo de iniciación, educar y enseñar es también ganar.

    DESARROLLEN: El verdadero amor a la profesión.

    DÍGANSE: Yo si soy un verdadero ganador.

    Para ello consideren un axioma: Respeto a la pedagogía, conocimientos del atletismo, y amor a los niños.

Les reclama: la propia vida.

Otros artículos sobre Formación Docente 

  www.efdeportes.com/
Google
Web EFDeportes.com

revista digital · Año 12 · N° 118 | Buenos Aires, Marzo 2008  
© 1997-2008 Derechos reservados