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Niveles de dolor y sus relaciones con el sexo,
área de formación y nivel de práctica de la
actividad física en estudiantes universitarios

   
*Doctorando en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad
de Córdoba, España. Profesor del Curso de Educación Física de ULBRA, Brasil.
**Profesor/orientador del Doctorado en Ciencias de la Actividad
Física y el Deporte, Universidad de Córdoba, España.
(España)
 
 
Eduardo Merino*  
Benno Becker Junior**  
José Luis Lancho**
bennojr.voy@terra.com.br
 

 

 

 

 
Resumen
     La presente investigación tiene como objetivo describir y analizar la intensidad y frecuencia del dolor, sus relaciones con el área de formación, el sexo y la practica de ejercicios físicos en estudiantes universitarios. Se caracteriza como un estudio descriptivo de tipo transversal, con una muestra de 371 alumnos universitarios de diversas áreas de formación. Los resultados muestran que: a) hombres practican más ejercicio físico que las mujeres; b) las mujeres presentan mayor frecuencia de dolor que los hombres; c) mujeres presentan mayor intensidad de dolor que los hombres; d) alumnos que hacen ejercicio presentan menor frecuencia de dolor que los sedentarios; e) alumnos que hacen ejercicio presentan menor intensidad de dolor que los sedentarios; e) estudiantes que tienen más frecuencia de dolor presentan más frecuencia de insomnio; f) estudiantes que tienen más frecuencia de dolor presentan mayores niveles de estrés.
    Palabras clave: Práctica de actividad física. Dolor. Estudiantes universitarios.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 117 - Febrero de 2008

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Introducción

    Adaptarse a la vida dentro de la universidad puede ser una prueba muy difícil para muchos adolescentes y adultos jóvenes. El reto académico exigente, la necesidad de hacer nuevos amigos, los ajustes impuestos por vivir lejos de sus hogares es algo más a ser superado además de las tareas normales necesarias de los jóvenes. Los estudiantes universitarios difieren significativamente entre sí, cuanto a sus capacidades de adaptación a estos factores de estrés. Algunos se ajustan activamente a las presiones pero otros desarrollan problemas físicos, emocionales y, en algunos casos, ingresan en el abuso de drogas o abandonan los estudios en la universidad. La diferencia presentada en el ajuste de cada joven al estrés está relacionada al adecuado uso de sus recursos de superación (MATHENY ET AL. 2002).

    Los que poseen un amplio repertorio de recursos de superación emocionales, físicos y financieros parecen tener más éxito en la lucha contra los factores estresantes impuestos en el contexto académico y su manera de enfrentamiento de estos obstáculos parecen evidenciados en sus altos niveles de satisfacción con la vida. La sensación de satisfacción frente a la vida está considerada como un componente significativo para el bienestar, y la insatisfacción con ella puede ser un síntoma indicativo del estrés (DIENER, 2000).

    Uno de los síntomas más comunes provocados por el estrés, además del insomnio es el dolor, que puede ser una manifestación somática de trastornos en la adaptación del sujeto. Este síntoma se encuentra presente en una parte significativa de estudiantes universitarios. (BECKER JÚNIOR, 2003).

    Las preocupaciones con el dolor están presentes hace mucho tiempo en las culturas humanas que buscan formas de manejarlo a fin de mantener patrones de vida saludables. Desde la antigüedad oriental, en China, Japón e India ha miles de años los pueblos han desarrollado formas de tratar el dolor mismo antes de la ciencia actuar en este campo. (HUARD y WONG, 1990).

    En el siglo XV los conocimientos de la medicina avanzaron siendo que la primera gran contribución fue de Decartes en 1664 que ha descrito el dolor como una sensación percibida en el cerebro, resultante de estimulación de los nervios sensoriales. Estudios realizados en la segunda guerra mundial señalan que además de las causas orgánicas los componentes emocionales están asociados al dolor, pues los soldados mismo heridos no demostraban su dolor siguiendo activos en la batalla. De esta forma el dolor se puede caracterizar por un mal estar de origen orgánico e psicológico, compuesto por estímulos sensoriales y componentes emocionales (CARVALHO, 1999; HALL, 2001). Puede manifestarse como una enfermedad o afección orgánica, pero también constituir un cuadro clínico más complejo.

    Considerando la duración de su manifestación, el dolor puede presentarse de tres maneras distintas. El dolor agudo se manifiesta transitoriamente desde un período relativamente breve de minutos hasta algunas semanas, asociado a lesiones en tejidos e órganos ocasionados por inflamación, infección, traumatismos u otras causas. El dolor crónico tiene duración prolongada, que puede ser desde seis meses hasta varios años y está casi siempre asociado a un proceso de enfermedad crónico, aunque puede, también, ser consecuencia de una lesión previa. El dolor recurrente presenta períodos de corta duración que se repite con frecuencia, y puede ocurrir durante toda la vida de la persona, mismo sin estar asociado a un proceso especifico como la migraña. (SBED, 2007).

    La percepción del dolor, cuando son comparados hombres con mujeres, parece ser diferentes. Las mujeres tienen un número mayor de episodios de dolor y en más áreas corporales que los hombres (BERKLEY et al. 1999).

    Una alternativa para la prevención y rehabilitación del dolor, independiente del sexo, es la práctica regular de la actividad física. Está cada vez más claro su efecto positivo en la promoción de la salud. Varios expertos han demostrado la relación del impacto del ejercicio y del deporte en seres humanos en los aspectos físicos, emocionales y sociales, en diferentes franjas de edad y condiciones sociales (BECKER JÚNIOR, 2001; HEYWARD, 2004; FRONTERA, 2001; NAHAS, 2003).

    Estudios médicos apuntan las propiedades terapéuticas del ejercicio físico en la rehabilitación cardiopulmonar y metabólica (SBC, 2006). Las evidencias científicas ponen el entrenamiento físico como principal intervención en el proceso de rehabilitación de personas con enfermedad arterial obstructiva periférica, obesidad, diabetes, síndrome metabólica y/o riesgo elevado para enfermedad cardiovascular, pulmonar y metabólica. (HIATT et all. 1990; ROSS et al., 2004, KATZMARZYK et al., 2004; HERMAN et al., 2005; JOLLIFFE et al. 2001).

    La relación del efecto de la actividad física sobre los aspectos psicobiológicos es evidente en diversos estudios que muestran influencia positiva en el sueño, trastornos de humor, memoria, drogadicción, ansiedad y depresión (MELLO et al. 2005). Los autores refieren alteraciones fisiológicas, bioquímicas y psicológicas provocadas por el ejercicio físico y el deporte, siendo considerados como intervención no medicamentosa para el tratamiento de disturbios relacionados a los aspectos psicobiológicos.


Material y método

    La investigación está caracterizada como estudio descriptivo de tipo transversal que busca analizar y correlacionar hechos o fenómenos buscando describirlos, calificarlos e interpretarlos para conocer su naturaleza.

    El estudio fue sometido al análisis del Comité de Ética en Investigación de la Universidad Luterana do Brasil - ULBRA donde fue analizado y aprobado en acuerdo con las normas vigentes que reglamentan los estudios que implican seres humanos.

    La población del estudio fue compuesta por alumnos de la Universidad Luterana do Brasil - ULBRA, Campus Canoas, con edades iguales o superiores a los 18 años.

    La muestra fue compuesta por uno 3% del total de alumnos matriculados en la ULBRA en el segundo semestre del año de 2006, con un total de diez cursos, de modo aleatorio, en las cinco áreas del conocimiento que componen el conjunto de cursos de la universidad, que se puede observar en la tabla 1 a continuación.

    Para la colecta de los datos fue aplicado como instrumento un Inventario de evaluación del dolor, validado por Becker Júnior (2003) por estudio de reproducibilidad y datos de identificación donde se declaraba si el sujeto practicaba actividad física (ejercicios o deporte) con regularidad. Para la evaluación de trastornos de sueño, fue utilizado el Inventario de Patrones de Sueño, validado por Becker Júnior (2003) por reproducibilidad. Para la evaluación del estrés, fue usado el Inventario de Síntomas de Stress de Lipp - ISSL (LIPP, 2000).

    El análisis de los datos fue realizado a través de la estadística descriptiva (media y desvío típico) y comparación entre los valores obtenidos por el test "t" de student. Las variables categóricas fueron examinadas a través del test del Chi-cuadrado y del Análisis de Varianza. Fue adoptado el nivel de significación de 5% (p<0,05).


Resultados y discusión

    Los resultados de la comparación de la práctica de ejercicios físicos, entre las distintas áreas, realizado a través del test Chi-cuadrado verifican que existe una asociación significativa entre las diferentes áreas. Se puede observar que las áreas de la Salud y de Formación de profesores presentan los mayores y menores niveles de práctica de ejercicios respectivamente (X2 = 53,46; p=0,000).

    La comparación entre hombres y mujeres sobre la frecuencia de dolor, a través del test Chi-cuadrado, muestra una diferencia significativa entre los mismos. El dolor es más frecuente entre las mujeres (X2=11,18; p=0,001). Esto está de acuerdo con el estudio de Unruth (1996) quién verificó que las mujeres son más vulnerables al dolor y presentan mayor frecuencia de dolor que los hombres.

    La comparación entre hombres y mujeres, sobre la intensidad del dolor, a través del test "t" de student verifica que existe una diferencia significativa. Se observa que la intensidad del dolor es mayor para las mujeres (t=-2,19; p=0,03).

    Estos resultados están de acuerdo con los estudios desarrollados por Berkley y Holdcroft, 1999 y por Fillingim, 2000, que han verificado que las mujeres presentan una intensidad mayor de dolor cuando comparadas a los hombres.

    La comparación entre hombres y mujeres sobre la práctica de ejercicios, a través del test Chi-cuadrado verifica que existe asociación significativa entre el hacer ejercicios y los sexos. Se puede observar que los hombres hacen más ejercicios que las mujeres (X2= 32,95; p=0,00). Este resultado va de acuerdo con estudio anterior sobre la relación entre sexo y la práctica de ejercicios físicos (PIOVESAN et al., 2002) que verificó que universitarios hombres eran más activos que sus colegas mujeres.

    El análisis sobre la relación entre el dolor y la práctica de ejercicio, a través del test Chi-cuadrado, verifica que existe asociación significativa entre estos dos factores. Se puede observar que la presencia del dolor es más frecuente para aquellos sujetos que no hacen ejercicios (X2=4,09; p=0,05).

    El análisis sobre la relación de la intensidad del dolor y la práctica de ejercicios, a través del test "t" student verifica que existe una diferencia significativa entre los dos factores. Se puede verificar que la intensidad media del dolor es mayor para los sujetos que no hacen ejercicios. (t=-2,06; p=0,04).

    Estos resultados están en acuerdo con algunos estudios (VALIM, 2006; PATRICK Y DEON, 1996; PETROIANU et al. 2000) que muestran fuertes evidencias del efecto del ejercicio sobre la disminución del dolor. La falta de actividad física del ser humano ha sido apuntada como factor importante para la cronicidad en los modelos teóricos de investigación del dolor (HASENBRING et al., 1994; VLAEYEN et al., 1995). Según estos autores, la reducción del nivel de actividad física podría llevar a un grado muy bajo de forma física, lo que favorece el dolor. El reacondicionamiento físico, en estas últimas décadas, ha sido propuesto en la práctica clínica para el tratamiento de pacientes con dolor crónico (VERBUNT et al., 2003).

    La presencia de dolor puede determinar otros trastornos que perjudican la calidad de vida del ser humano. Dos de estos disturbios son el estrés y el insomnio. La tabla 8 compara la presencia de trastornos del sueño con los universitarios que presentaban dolor y los que no tenían dolor.

    El análisis de los resultados a través del test Chi-cuadrado verifica que hay una asociación significativa entre el insomnio y la percepción del dolor. Se puede verificar que el insomnio es más frecuente para las personas que presentan dolor. (X2=9,30; p=0,002). Esto está de acuerdo con la investigación de Sayar, Arikan e Yontem (2002) que muestra que las personas con dolor presentan una calidad de sueño muy pobre, comparadas con las que no tienen dolor.

    La comparación entre los alumnos que presentaban y los que no presentaban dolor, frente a los síntomas de estrés, pueden ser observados en la tabla 9.

    El ISSL evalúa el estrés desde la ausencia y la presencia, esta con los niveles de reacción de ser humano (alerta, resistencia, casi exhausto y exhausto) Como se puede verificar, los resultados, a través del test Mann-Whitney presentan una asociación significativa entre el estrés con personas que presentan dolor. Se puede observar niveles más elevados de estrés para los sujetos que presentan dolor. (Z= -3,54; p=0,000).

    Los trastornos de sueño y el estrés, asociados al dolor, pueden, en realidad, causar un impacto negativo importante en la calidad de vida de los adolescentes y adultos jóvenes universitarios.


Conclusiones

    A partir del análisis de los datos obtenidos en el presente estudio se puede concluir que:

  1. alumnos universitarios hombres practican más actividad física que las mujeres;

  2. mujeres presentan mayor frecuencia de dolor que los hombres;

  3. mujeres presentan mayor intensidad de dolor que los hombres;

  4. alumnos que hacen actividad física presentan menor frecuencia de dolor que los que no practican;

  5. alumnos que hacen actividad física presentan menor intensidad de dolor que los que no practican;

  6. estudiantes que tienen más frecuencia de dolor presentan mayor frecuencia de insomnio;

  7. estudiantes que tienen más frecuencia de dolor presentan mayores niveles de estrés.

    Frente a los resultados queda la sugerencia de investigaciones con intervenciones de técnicas cognitivas comportamentales y somáticas - TCCS, y otras estrategias en el área de la salud que puedan, con abordaje interdisciplinar, apoyar a los alumnos universitarios a afrontar el dolor y otros factores que perjudican su calidad de vida.


Bibliografía

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revista digital · Año 12 · N° 117 | Buenos Aires, Febrero 2008  
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