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La percepción y las habilidades visuales en el boxeo:
selección de las invariantes de contenido a entrenar

   
*Universidad del Deporte Cubano.
**Consultantes.
(Cuba)
 
 
Prof. Auxiliar: Misael Salvador González Rodríguez* | Dr. Alcides Sagarra Carón**  
Dr. Pedro Luís Días Benítez** | MSC. Leonel Russell González**
misaelsgr@uci.cu
 

 

 

 

 
Resumen
     Algunos autores definen el entrenamiento psicológico como el conjunto de técnicas de intervención que ayudarán al deportista a aumentar sus conocimientos y recursos técnicos para una mejor adaptación y rendimiento deportivo en el momento de la competición. (Palmi, 1991). En la actualidad la Universidad del Deporte en Cuba, recurre al entrenamiento psicopedagógico en la etapa de formación inicial de deportista con el objetivo de incrementar la superación deportiva de estos grupos humanos que nos interesan.
    Palabras clave: Entrenamiento perceptivo visual. Boxeadores.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 116 - Enero de 2008

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Introducción

    Numerosos autores, coinciden en considerar el proceso de la percepción visual como un reflejo cognoscitivo que nos permite ejercer en un mundo de objetos, fenómenos, permitiendo recoger el mayor número de información de lo que es perceptible a nuestro alrededor (Devore y Devore, 1981; Kerr, 1982; Gregg, 1987; MacLeod, 1991; Magill, 1980; Mayoral, 1982; Revien y Gabor, 1981; Schmidt, 1988). MacLeod (1991), y concluyen plantando que es el sentido psicológico más exacto por el cual recibimos la información del movimiento, de los objetos y de las características espacio-temporales del entorno.

    Por otra parte, Kerr (1982), afirma que es la mejor forma de conocer la realidad. A su vez, Roncagli (1992), asegura que a través de la percepción visual, el hombre recibe mas de dos tercios de la información sensorial que le llega al cerebro y que esta experiencia puede ser analizada, entrenada, mejorada, orientada y educada para mejorar su rendimiento.

    Medvedev (1969), precisa que muchos de los errores que se cometen en los deportes no se deben exclusivamente a cuestiones de tipo técnico o táctico, sino a defectos en la recepción de la información acerca del entorno donde se desarrolla la actividad.

    Solé (1992), considera que si el deportista manifiesta deficiencia en su analizador visual, la información que recibirá será insuficiente y, por tanto, retrasará su proceso de aprendizaje.


Desarrollo

    De acuerdo con estos planteamientos, se presenta a través de este trabajo la selección del contenido perceptivo, con el cual se estimulan las habilidades visuales que se convierten en premisas del rendimiento para el boxeo según la autora, Plou (1994).

    Plou (1994), identifica a la: agudeza visual dinámica, motilidad ocular, coordinación óculo - manual y tiempo de reacción visual como premisas del rendimiento psicológico del boxeador. Abriéndose nuevas invariantes de contenido acerca de las capacidades perceptivo visual a tratar dentro del entrenamiento deportivo.


    En este sentido al organizar estos resultados científicos, lo hemos analizado teóricamente con las actitudes del boxeador durante las acciones defensivas, en la que se destaca como la percepción de las trayectorias de los golpes: rectos, ganchos y cruzados se ve dificultada cuando el boxeador está en movimiento, ya que el sujeto tiene que dividir su atención entre dos acciones distintas, por lo que disminuye la eficiencia en la tarea.

    Preexisten dos aproximaciones para entender el binomio percepción-acción en las actividades deportivas en general, y en la percepción de las trayectorias en particular. Una es la ecologista, cuyo máximo exponente es Gibson (Gibson, 1979) y otra es la cognitivista o constructivista. Ambas teorías han estado tradicionalmente enfrentadas.

    En la literatura se pueden encontrar numerosos estudios en el área perceptiva utilizando diferentes dispositivos o procedimientos investigativos, en tal sentido Plou (1994) identifica 10 habilidades visuales por la importancia en la práctica deportiva. Serán precisamente para el caso que nos ocupa la: agudeza visual dinámica, motilidad ocular, coordinación óculo - manual y tiempo de reacción visual las que trataremos con una mayor concreción, teniendo en cuenta que la autora las distingue entre las habilidades visuales que se convierten en premisas de rendimiento para el boxeo, las que desarrollamos a continuación:


    1. Habilidad perceptiva agudeza visual dinámica

    Esta habilidad perceptiva, posee dos variantes. Por un lado la agudeza visual estática (AVE), definida como la capacidad de reconocer el máximo detalle de los objetos cuya imagen se forma en la retina (Quevedo y Solé, 1990), cuando tanto el observador como el objeto observado se encuentran en situación estática (Plou, 1995). Y por otro lado la agudeza visual dinámica (AVD), definida como la capacidad de detección y reconocimiento de las imágenes en detalle, cuando hay movimiento relativo entre el observador y el objeto a examen (Plou, 1994). La agudeza visual dinámica, como indican Quevedo y Solé (1990) evalúa y controla los elementos "desplazamiento" y "velocidad". De ahí la importancia de la AVD dentro de los deportes de combate, por ello nos dimos a la tarea de establecer su planificación ante situaciones del observador - objeto dinámico. La eficacia de la agudeza visual va a depender según los autores (Quevedo y Solé, 1990):

  • De la calidad del foco retiniano.

  • De la sensibilidad de los elementos nerviosos y de las facultades interpretativas del cerebro, variando según la parte de la retina estimulada, el estado de adaptación del ojo a la luz.

  • La iluminación general del entorno.

  • El contraste de fondo, el color y tamaño del objeto.

  • El efecto de refracción ocular.

  • El tamaño y carácter de la imagen retiniana.

  • El tiempo de exposición.

    Por ello la agudeza visual dinámica AVD, requiere para su buen funcionamiento, de la vigilancia periférica y una buena oculomotricidad, pues la AVD necesita de la capacidad de llevar la fijación de un objeto a otro, un seguimiento determinado por los movimientos sacádicos y los movimientos lentos de rastreo de los ojos, condicionados por los ajustes del movimiento corporal (Conde, 1996).

    Así, el entrenamiento y la evaluación de la AVD. Es fundamental en aquellos deportes en los que exista movimiento o un móvil con velocidad considerable, pues como señalan Revien y Gabor (1981) cuando se entrenan los ojos del deportista, se mejorara a su vez la concentración y por lo tanto el éxito en las tareas técnica - tácticas o estrategias.


    2. Habilidad perceptiva visual motilidad ocular

    Es una habilidad visual que permite la exploración del espacio en todas las direcciones, asociándose o no con movimientos de la cabeza (Cheveleurid, 1986, citado por Moreno, Ávila y Damas, 2001). Según Cline, Hofstetter y Griffin (1980), se puede definir como la capacidad o manifestación de movimientos espontáneos o inducidos del ojo o de sus partes, teniendo gran importancia la participación de los seis músculos extraoculares y de los intraoculares, ya que dirigen los movimientos voluntarios e involuntarios respectivamente.

    La unión de ambos ojos permite, como indican Quevedo y Solé (1990), explorar el medio que nos rodea. Así, el objetivo de los movimientos oculares será situar la imagen del objeto visualizado en la posición idónea para conseguir una mayor significación informativa, la fóvea, zona de máxima agudeza visual de la retina (Conde, 1996; Torre y Arteaga, 2000).

    Esta forma de reflejo cognoscitivo, se desarrolla a través de tres movimientos importantes que influyen en el comportamiento visual dentro del deporte. Según Iglesias y Rodríguez Folgado (1995) y Moreno y Cols. (2001) estos son:

  • Movimientos sacádicos.

  • Fijaciones.

  • Movimientos de seguimientos.

    Haciendo una descripción de los mismos, debemos señalar como los movimientos sacádicos son los que realizan ambos ojos en la misma dirección, son los encargados de los cambios necesarios para captar grandes fuentes de información separadas entre sí (Rosenbaum, 1991, citado por Moreno y Cols, 2001). Uno de los planteamientos que llamaron nuestra atención, lo encontramos en los estudios de Iglesias y Rodríguez Folgado (1995) quienes definieron como este movimiento constituyen la capacidad de localizar e inspeccionar rápida y eficazmente con ambos ojos, una serie de objetos, uno tras otro.

    Según Ure y D´Onofrio (1999), dentro de las fijaciones, retenciones y reproducciones encontrar desviaciones lentas, temblores de fijación (a razón de cinco por seg. Para estos autores, la fijación puede comenzar de forma voluntaria y luego seguir con movimientos automáticos del ojo.

    La duración de la fijación es interpretada como una medida de procesamiento cognoscitivo encubierto Carpenter, (1976), citados por Moreno et al. , 2001), Por ello, va a depender en cierta medida de la naturaleza y dificultad de la tarea y del tipo de imagen que ve el observador.

    Por su parte, los movimientos de seguimiento, son los que permiten rastrear a través de la percepción visual objetos lentos por el espacio, de forma correcta y regulada. Además de mantener una imagen estable en la retina. Así, como indican Sekuler y Blake (1990), citados por Moreno et al. (2001), el éxito radicará en la velocidad del objeto a seguir. Al igual que los movimientos sacádicos, su entrenamiento se basará en ejercicios de móviles y cambios de dirección en las técnicas defensivas, aunque su evaluación se puede realizar de forma subjetiva Montés (2001). Ure y D´Onofrio (1999), los denominan movimientos de persecución, diciendo que son movimientos involuntarios desencadenados por estímulos visuales en movimiento que tienden a igualar la velocidad del blanco móvil hasta unos 30s por segundo.

    Podemos concluir diciendo, que una buena motilidad ocular estará basada en la coordinación neuromuscular de los músculos extrínsecos. Esto ayudará a disminuir el tiempo de reacción y a aumentar la eficacia del sistema visual. Así, su mejora se debe por un lado a una mejor utilización de la musculatura del ojo y por otro a la mejora de la estrategia perceptiva del novel boxeador, ambas entrañables. (Conde, 1996; Torre y Artega, 2000).


    3. Habilidad perceptiva visual coordinación óculo-manual

    En el boxeo, la coordinación óculo - manual es de vital importancia si se pretende conseguir una superación ascendente en los noveles boxeadores Sagarra (2004), pues al existir un número de acciones variables entre los golpes, desplazamiento, defensas, ataques y contraataques, pues los fallos de ejecución pueden conllevar a punto efectivo para el adversario.

    Según Plou (1994), la habilidad coordinativa óculo - manual es la capacidad que posibilita al sistema visual de guiar con fidelidad al movimiento del cuerpo. Para Quevedo y Solé (1990), sería la resultante de una localización espacial óptima, de forma que se relacionará la dominancia del ojo y el movimiento de una mano o pie de forma sincronizada. Dentro de la coordinación óculo - manual, puede encontrarse variantes como la coordinación óculo - mano derecha y mano izquierda. En nuestro estudio se le dará tratamiento a ambas, pues las acciones del boxeador.

    Así, al tener una buena coordinación entre el sistema visual y neuromuscular, se favorece la formación y desarrollo ascendente en el rendimiento psicológico del novel boxeador. Según Plou (1994), para que este sistema sea eficaz, es necesario que los factores que intervienen en esta habilidad, como son:

  • La búsqueda con el ojo.

  • Amplio campo periférico de reconocimiento.

  • Velocidad de reacción.

    A esto, a su vez, se le unen todos aquellos factores que hacen que un movimiento sea coordinado como son las: facultades de adaptación, de reacción, de control guía del movimiento, de control muscular, de orientación, de equilibrio, de ritmo, de agilidad y destreza (Weineck, 1988).

    Numerosos estudios ponen de manifiesto que con periodos de entrenamiento de unos 15 días, a razón de 10 minutos por sesión, se produce una mejora en la velocidad de respuesta ojo-mano, sin embargo, la mejora en la precisión en la respuesta que merece una mejor organización de entrenamiento. En nuestra experiencia, dimos un carácter cíclico al entrenamiento psicológico. Así, al planificar el mismo sobre la coordinación óculo-manual, habrá que tener en cuenta, la demanda visual, para determinar cuál de las características de precisión o velocidad de respuesta o ambas. En nuestro estudio, ambas intervienen de forma importante.


    4. Habilidad perceptiva tiempo de reacción visual

    Cuando un boxeador recibe la información sensorial del entorno, la identifica y la procesa para dar una respuesta, realizando una serie de procesos cognitivos que requieren un tiempo.

    Esto supone según Cárdenas (1995) que desde el momento en el que el deportista percibe la situación combativa, hasta que finalmente elabora su respuesta motriz, transcurre un tiempo que puede determinar el éxito de la acción. Toda respuesta de reacción engloba dos parámetros temporales de vital importancia para poder entender los procesos cognoscitivos implicados en el acto motor:

  • El tiempo de reacción.

  • El tiempo de movimiento (Cárdenas, 1995; Martínez, 1994; Moreno y Cols, 1998; Ona, 1994).

    Entendemos por tiempo de reacción, el que transcurre desde que aparece el estímulo, hasta que se produce el comienzo del movimiento. El tiempo de movimiento a su vez, es definido como el tiempo que transcurre desde el comienzo hasta la finalización de la respuesta motora. Ambos constituyen el tiempo total de reacción. Debido a las diferencias apreciables que podemos encontrar en las respuestas motrices de los deportistas, el tiempo de reacción puede ser dividido en:

  • Tiempo de reacción simple: cuando hay una sola respuesta ante un solo estímulo.

  • Tiempo de reacción de elección: cuando existen varios estímulos y una respuesta válida para cada uno de ellos.

  • Tiempo de reacción de selección: cuando existen varios estímulos y cada uno tiene asociado varias respuestas posibles.

    Siguiendo los trabajos de Weiss (1965), citado por Cárdenas (1995), Conde (1996) y Torre y Arteaga (2002), para concretar el tiempo de reacción visual se distinguen:

  • El tiempo de reacción promotor, es el que transcurre desde la aparición del estímulo hasta el comienzo del cambio en la línea base del registro electromiográfico (EMG), representando mecanismos centrales dentro de la teoría general del comportamiento.

  • El tiempo de reacción motor, es el que va desde el primer cambio en el EMG, hasta el comienzo del movimiento, representado mecanismos periféricos dentro de la teoría general del comportamiento.

    El tiempo de reacción puede venir dado por varios estímulos: visuales, táctiles o auditivos. En nuestro estudio nos centraremos en la percepción visual del novel boxeador y debido al carácter imprevisible de la situación del combate y al alto grado de variabilidad de la misma, las decisiones motrices y la ejecución técnica deben ser efectuadas en el menor tiempo posible.

    De la rapidez, tanto del nivel de procesamiento de la información, como de ejecución, dependerá el éxito de la acción defensiva, pudiendo conseguir en algunas ocasiones, respuestas de anticipación al contrario. Por todo lo antes señalado, el autor de esta tesis define el sentido del "tiempo de reacción visual" como el espacio de lapso transcurrido entre el momento en que el analizador visual es afectado por el estímulo visual y la respuesta motriz dada por el novel boxeador.

    En este sentido Según Plou (1994), lo define como la capacidad de reaccionar ante una percepción visual en el menor tiempo posible y con la mayor eficacia, de donde se desprenden un grupo de parámetros para tener un buen tiempo de reacción visual según (Conde, 1996; Torre y Arteaga, 2001) estos son:

  • Vía visual de integración motriz íntegra.

  • Oculomotricidad desarrollada.

  • Buena fusión.

  • Vigilancia periférica.

  • Sistema motor integro.

  • Buena concentración.

    Al referirnos al tema del entrenamiento de las habilidades visuales, se está considerando la posibilidad de mejorar los tiempos de actuación combativo óptimo del novel boxeador, de donde se desprende el mejoramiento en las reacciones, sobre todo cuando se aplican tratamientos con feedback sobre el tiempo motor (Martín, 1991; Ona, (1994). Del mismo modo, Arellano y Ona (1987), Inomata (1980) o Martín (1991), lo que incide en la disminución del tiempo de reacción y del tiempo motor, a partir de la estimulación de la capacidad selectiva y orientadora de la actividad psíquica del deportista. En este sentido Pila Plou (1987), considera que el rendimiento perceptivo visual es uno de los componentes que más influyen en el proceso del aprendizaje técnico, táctico y estratégico del deportista.


Conclusiones

    En este caso el autor piensa que el deportista será más competente, cuando consiga mayor calidad en su percepción visual, ya que el proceso de su aprendizaje (comprensión, conocimiento) y ejecución (visualización, retención), serán más eficientes. González (2006). Cuando se elabora un entrenamiento psicológico y pedagógico, este debe delimitar su destinatario, en el caso que nos ocupa el entrenamiento perceptivo visual está dirigido a los boxeadores de 13 a 14 años de edad. Exciten dos cuestiones fundamentales que justifican la selección de esta categoría deportiva para la investigación:

  1. El deporte escolar constituye el relevo de los equipos nacionales, por tanto, si logramos desarrollar una buena formación desde su iniciación, estaremos garantizando un buen relevo para el futuro, máxime en estos tiempos, en los que se necesitan de boxeadores que sean capaces de cubrir plazas en un futuro inmediato.

  2. Desde el punto de vista psicológico la edad escolar es una etapa propicia para el desarrollo del proceso perceptivo visual.


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