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Los estados de ánimo en el deporte:
fundamentos para su evaluación (II)

   
Departamento de Psicología.
Instituto de Medicina del Deporte.
(Cuba)
 
 
René Barrios Duarte
duarterene@infomed.sld.cu
 

 

 

 

 
Resumen
     Existen numerosos instrumentos para evaluar la esfera emocional en el deporte. En el caso específico de los estados de ánimo, se cuenta con la observación, la entrevista, las escalas auto-valorativas y algunos test. El presente artículo continúa abordando la fundamentación de la evaluación de los estados de ánimo en el deporte. Se profundiza en los enfoques cuantitativo y cualitativo y especialmente en el empleo del POMS. Se abordan sus fundamentos constructivos, las versiones que se han realizado de esta prueba, sus ventajas y limitaciones. Se concluye afirmando que se necesita continuar una línea de perfeccionamiento y adecuación de este instrumento a las exigencias que impone el trabajo de evaluación psicológica en las condiciones del entrenamiento deportivo.
    Palabras clave: Emociones. Estados de ánimo. POMS.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 113 - Octubre de 2007

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Los estados de ánimo en el deporte: fundamentos para su evaluación (I)

Introducción

    La evaluación psicológica de las emociones y los estados de ánimo en el deporte se realiza a través de diversas vías: la observación, el análisis de los productos de la actividad, la entrevista, las escalas auto-valorativas y los test. Se emplean comúnmente: el Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado de Spielberger; el Test de Ansiedad Competitiva de Martens; el Test de Completamiento de Frases de Rotter; el Inventario de Estado-Rasgo de Expresión de la Ira (STAXI); el Autoanálisis de Cattell y el POMS.

    "Un test es una prueba estrictamente definida en sus condiciones de aplicación y su modo de calificación, que permite situar a un sujeto con referencia a una población bien definida ella misma -biológica y socialmente-" (Zazzó, 1970). También permite comparar al sujeto consigo mismo en diferentes circunstancias. Un test es un modelo que permite realizar una comprobación, pero no suficiente por sí mismo para llegar a una valoración diagnóstica. Los tests tipificados son útiles para evaluar los estados de ánimo, si éstos se interpretan con normas adecuadas, se ajustan a las características y condiciones donde son aplicados y se complementan con información individualizada.

    Las técnicas cualitativas permiten interpretar lo que sucede en una situación concreta, observar la interacción de los elementos en su contexto natural, captar la realidad como un todo, así como poner atención en el proceso que transcurre (Cuevas, 2002). En el deporte, las técnicas cualitativas tienen potencial para permitir a los atletas explicar el contexto y significado personal de los estados afectivos (Lane, 2005; Ruiz Cerezo, 2005).

    Se considera provechoso combinar el estudio cuantitativo y cualitativo (Martín, 2001; Victoria 2004). Se asume el criterio de que los resultados que se obtengan con la aplicación de un test para la evaluación del estado de ánimo, deben complementarse con recursos cualitativos provenientes de las observaciones recogidas en el proceso de preparación, informes de los entrenadores, el conocimiento integral del atleta, y la realización de una entrevista que forme parte orgánica del test.

    Se considera conveniente concebir la evaluación del aspecto emocional, como parte de una evaluación psicológica integral - de acuerdo a las características de cada deporte- donde no deben faltar elementos como el comportamiento de la motricidad, la atención y la autovaloración respecto a los principales factores intervinientes en la preparación.

    El psicólogo debe formarse su propio juicio acerca de la validez y el significado de los resultados en cada caso particular, mostrando su capacidad personal de hacer inferencias a partir de los datos del test (Bernstein, 1988) y de todas las informaciones disponibles. Además, esa consideración integral ha de tomar en cuenta, consultas interdisciplinarias imprescindibles ante problemas de fatiga, lesiones, dificultades técnico-tácticas y valoración de potencialidades deportivas específicas, que contribuyan a enriquecer y concretar la interpretación y la intervención.


Los fundamentos del POMS

    El Perfil de Estados de Ánimo (POMS) de McNair, Lorr y Droppleman (1971) es un test originalmente desarrollado para evaluar respuestas a drogas psicoactivas en pacientes con desórdenes clínicos del estado de ánimo. Su manual de instrucciones declara como objetivo, "evaluar estados de ánimo o estados afectivos transitorios fluctuantes" (McNair, 1971).

    El POMS representa el refinamiento de un total de 100 adjetivos afectivos tomados del listado de palabras de Thorndike-Lorge, reducidos a través de sucesivos análisis factoriales hasta ser comprendidos por un individuo medio. Se identificaron seis factores: Tensión, Depresión, Hostilidad, Vigor, Fatiga y Confusión. El Vigor es un factor de factores positivos; Fatiga y Vigor son factores independientes - según el manual del test - y no polos opuestos de un factor bipolar. La versión original del test consta de 65 ítems de los cuales se evalúan 58, ya que inicialmente poseía un factor "amistad" que no probó ser separable de Vigor.

    En los fundamentos teóricos de este test no es difícil advertir la influencia de la concepción del campo psicológico individual de Lewin, donde la situación de una persona es dinámica, y depende de la actividad y factores con que se relaciona en un momento dado. Se enfatiza por tanto el carácter descriptivo, ignorándose la personalidad y la historia personal como condicionantes del fenómeno medido. Por otro lado, el POMS se fundamenta en un enfoque empírico, psicométrico, factorial, heredero de los aportes de Spearman (Bernstein, 1964) y de la tradición "objetiva" en Psicología. La postura estado-rasgo es asumida en el deporte por Morgan (Andrade, 2000) como alternativa a las pruebas tradicionales de personalidad -a raíz de la llegada de posiciones interaccionistas- y como vía para estudiar la relación entre variables psicológicas y de ejecución deportiva.

    La traducción española del POMS que se utiliza normalmente en Cuba y que ha sido utilizada en nuestras investigaciones, procede de Pérez y Marí (1991). En el cotejo realizado con la más reciente traducción (Arce, 2000) -probada por dicho autor en una muestra compuesta principalmente de mujeres estudiantes de Psicología- no encontramos diferencias sustanciales desde el punto de vista semántico.

    El POMS se considera una medición bien establecida, para la cual se han documentado altos niveles de confiabilidad y validez (Bardwell, 2003 Gibson, 1997). En el deporte, ha demostrado poseer utilidad (Rietjens, 2005; Beedie, 2005; Terry, 2005; Barrios, 2004; Schwartz, 2002; Bolmont, 2000; Mondin, 1996; Hoffman, 1999; Hernández-Mendo, 1995; Berglund, 1994; Liederbach, 1992; Hassment, 1991). En un riguroso estudio bibliográfico del período 1975-1998, realizado por Burger y LeUnes y publicado por la Universidad de Connecticut, (LeUNES, 1998) se encontraron 257 publicaciones en 32 áreas, que incluían: fisiculturismo, discapacitados, ejercicios aeróbios, lesiones, sobreentrenamiento, uso de esteroides, psicométricos y trabajos en numerosos deportes. En revisión bibliográfica posterior a esa fecha, sólo en la base de datos MEDLINE se encontraron más de 200 trabajos que empleaban el POMS en el tema de la salud y el ejercicio.


Las versiones del POMS

    El POMS es un test versátil, y ha sido objeto de diferentes versiones que han tenido como fin simplificar su contenido, ya sea midiendo todos los factores con un número menor de ítems, o utilizando un número menor de factores. En el primer caso se encuentran una versión de 37 ítems (Baker, 2002), la versión alemana de 35 ítems (Albani, 2005) y una versión de 24 ítems para atletas (Terry, Lane y Fogarty, 2003). Utilizando un menor número de factores se encuentran la versión corta Vigor-Fatiga, conocida como POMS-C, y la propuesta que elimina las escalas de Depresión y Confusión (Arruza, 1998). Se trabaja también con las escalas de forma independiente, y se ha realizado su validez concurrente con otros instrumentos de probada eficacia, tal es el caso de las escalas de fatiga y depresión (Dimsdale, 2003; Bardwell, 2003).

    Se ha validado, mediante el POMS, una prueba de carácter visual para evaluar estados de ánimo en pacientes neurológicamente deteriorados (VAMS: Visual Analog Mood Scales, de Stern), que requiere que el paciente ubique una simple marca a lo largo de una línea continua vertical para indicar cuánto siente en el momento (Arruda; 1999), y se ha comparado su escala de fatiga con una escala visual de un ítem (Brunier, 1996).


Valoración crítica del POMS

    Numerosas investigaciones en el mundo han probado que el perfil iceberg es la configuración típica reportada por los atletas a través de un amplio rango de deportes y situaciones cuando se utiliza el POMS y se interpreta con las normas de estudiantes (Terry, 2005; Beedie, 2005; Biddle, 1991; Morgan, 1980). Pero esta norma ha quedado atrás en el tiempo y en la adecuación a la población deportiva (Terry, 2005a). Cuando las normas reflejan el comportamiento propio de esta población, lógicamente el perfil iceberg deja de constituir el paradigma buscado.

    Las críticas al POMS se centran principalmente en las bases teóricas subyacentes o los métodos de medición utilizados (Terry, 2005a; Beedie, 2005). Entre las principales se encuentran:

    1. La orientación negativa predominante en los factores del POMS (Beedie, 2005). Para resolver esta problemática se han construido otros inventarios, generados sobre la base de un amplio espectro de reportes subjetivos que describen sensaciones experimentadas en la actividad física, con escalas de compromiso positivo, revitalización, agotamiento físico, tranquilidad, bienestar y distress psicológico. Entre ellos se encuentran el Inventario de Sentimientos Inducidos por el Ejercicio (EFI) de Gauvin y Rejeski, y la Escala de Experiencias Subjetivas de Ejercicio de McAuley y Courneya (Barrios, 2006; Szabo, 1998).

    Estos instrumentos no han alcanzado el nivel de utilización, difusión y aceptación que tiene el POMS, ni han circulado en nuestro medio. Desde el punto de vista asistencial, se considera provechosa la existencia de escalas negativas, porque en el estado de ánimo existe esa connotación, y con el diagnóstico se buscan los problemas existentes o confirmar su no existencia, por lo que ellas ofrecen información relevante.

    2. Los ítems representan constructos no relacionados con el estado de ánimo (Beedie, 2005). Para este autor, algunos ítems podrían considerarse como "descriptores de estado de ánimo" (ej. deprimido), pero otros podrían concebirse como emociones (enojado), cogniciones (confundido), estados somáticos (fatigado) o descriptores generales (vigoroso). Sin embargo los ítems del POMS, al igual que el "Inventario de Ansiedad Rasgo- Estado" (IDARE), no presentan un estímulo diseñado para elicitar una emoción particular (Smith, 2000).

    3. Los ítems no toman en cuenta distinciones significativas potenciales entre emociones y estados de ánimo (Beedie, 2005). Según este autor, existe una ambigüedad intrínseca en el POMS y en otras escalas similares. Emociones y estados de ánimo son fenómenos psicológicos fuertemente relacionados en tanto ambos son estados afectivos que se experimentan como sentimientos subjetivos de valencia positiva o negativa; ambos parecen servir como un signo para indicar el status subjetivo de la relación con su medio y prioridades; y ambos son experiencias diarias comunes descritas como sentimientos. Sin embargo -plantea Beedie- estados afectivos como la ira y la ansiedad pueden ocurrir como emoción y como estado de ánimo. El elemento cualitativo contextual es quien puede aportar esa distinción (Beedie, 2005. En este contexto se inscribe la experimentación con el uso de metáforas (Ruiz Cerezo, 2005; Hanin, 2004).

    Estas dos últimas críticas toman como base los criterios de autores que buscan diferenciación entre cognición y emociones, y entre emociones y estados de ánimo.

    4. La carencia de una base teórica para fundamentar la relación estado de ánimo-rendimiento. Según Beedie, ella ha conducido a muchas inconsistencias conceptuales y metodológicas. Lane y Terry (2005) han desarrollado un marco conceptual para ayudar a explicar cómo el estado de ánimo influencia el rendimiento deportivo. Ellos identificaron la necesidad de explicar por qué los factores Tensión y Hostilidad en unos estudios se asocian con buen rendimiento y en otros no. Argumentan que el ánimo depresivo determina el impacto funcional de la tensión y la hostilidad sobre el rendimiento. Sin síntomas depresivos, tensión y hostilidad contribuyen a elevar la determinación, mientras que con síntomas depresivos, ellos contribuyen a ofrecer información que confirma que las dificultades de la tarea están más allá de sus habilidades. Posteriores investigaciones de estos autores han apoyado el principio de que "el ánimo depresivo es la más importante dimensión anímica debido a su naturaleza desmotivante" y llegaron a la conclusión de que influencia la intensidad de otras dimensiones anímicas.

    La presente indagación teórica supone asumir una postura ante diversos problemas relacionados con la aplicación del POMS o sus variantes:

  • El perfil iceberg fue desarrollado como un predictor de ejecución atlética antes de la competición (Cockerill, 1991). De esta función nacen muchas de las críticas y la búsqueda de explicaciones para el problema. Aquí en cambio se parte de otra finalidad: la evaluación del proceso de preparación, el conocimiento de los factores anímicos que inciden en su desarrollo y la orientación de la intervención para que el proceso se conduzca de manera adecuada de acuerdo a los fines que se persiguen. El acento es puesto en la evolución y por tanto requiere la evaluación sistemática. Su función es desarrolladora. El rendimiento en la competición es un fenómeno complejo y depende de múltiples variables (González, 2001), dentro de las cuales el estado de ánimo es un elemento a considerar.

  • Las normas de interpretación del test. La norma es un criterio, no una regla rígida. La puntuación individual, comparada con la norma, indica el factor donde se debe profundizar cualitativamente; el posible grado de la repercusión; la urgencia de la intervención; por comparación, la evolución que se ha producido. Si se tienen informaciones complementarias, permite formar un criterio acerca de las condiciones óptimas de funcionamiento del atleta.

  • Se enfatiza la individualización en la interpretación, porque el deporte de alto rendimiento, y en especial las figuras de élite, necesitan de este enfoque en todos los aspectos de la preparación. El uso asistencial de perfiles gráficos permite la comparación evolutiva mediante la superposición de los perfiles medidos.

  • Se ha planteado el posible problema de la falsificación de las respuestas en un instrumento de autorreporte como el POMS (Andrade, 2000). El problema, de naturaleza epistemológica, se entiende como teóricamente posible, pero carece de importancia práctica. El encuadre o status del psicólogo dentro del colectivo técnico y la ética profesional que supone -al menos en las condiciones de nuestro medio- son el principal factor para la confianza en la veracidad de las respuestas. En lo individual, el empleo de otros recursos diagnósticos en especial la entrevista, permite confirmar cualquier duda al respecto.

  • El problema de la capacidad autovalorativa del atleta (Andrade, 2000). De naturaleza metodológica, se despeja cuando se realiza un análisis de la actividad deportiva y de ciertas variables vinculadas al atleta de alto rendimiento: la edad, el nivel escolar y la experiencia en el deporte. Se trata esencialmente de jóvenes que han rebasado la etapa adolescente, y con nivel cultural elevado en las condiciones de nuestro medio. Respecto al tema, se desarrolla el criterio de que el deporte constituye un "entrenamiento auto valorativo", que es inherente al proceso, ya que requiere la utilización intensiva de la retroalimentación para el perfeccionamiento de habilidades motoras, control corporal y emocional y adecuación de acciones de acuerdo a planteamientos tácticos y conductas del contrario, todo lo cual contribuye al desarrollo de la capacidad auto valorativa. Este criterio precisa de demostración mediante investigaciones que están fuera del alcance de ésta.


Conclusiones

    En los planteamientos teóricos y metodológicos sobre la evaluación de los estados de ánimo a través del POMS se han encontrado diversos puntos de vista. Existe el convencimiento de que nuevos desarrollos teóricos y metodológicos contribuirán a la creación de nuevos instrumentos sobre bases diferentes, pero en la actualidad no está disponible ningún otro que ofrezca las ventajas de éste, por lo que se considera provechoso y necesario seguir, entre otras, la línea de su adecuación a las exigencias que impone el trabajo psicológico en el deporte, y complementar los datos que ofrece con recursos cualitativos que contribuyan a captar la dinámica y el contenido específico de los estados de ánimo.

    El POMS, como cualquier otro instrumento, es un medio de aproximación al problema; su información, un "punto de partida". Alcanzar un estado de ánimo adecuado, es parte importante de la preparación psicológica para la competición. La evaluación regular del estado de ánimo puede facilitar la adaptación a las demandas del entrenamiento y de otras exigencias que aparecen en la vida de los deportistas.


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Los estados de ánimo en el deporte: fundamentos para su evaluación (I)

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revista digital · Año 12 · N° 113 | Buenos Aires, Octubre 2007  
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