El Estrés y las Lesiones Deportivas (III). El estrés posterior a la lesión |
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Licenciado y Profesor en Educación Física. (España) |
Raúl Gonzalo Prieto inforaulgonzalo@yahoo.es |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 112 - Septiembre de 2007 |
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El estrés y las lesiones deportivas (I). El estrés previo a la lesión
El estrés y las lesiones deportivas (II). Estrategias para el control del estrés como medida preventiva de lesiones en el deportista
IntroducciónDiferentes estudios han demostrado que durante los grandes períodos de tiempo en los que un deportista permanece lesionado pueden surgir episodios de estrés. El presente artículo pretende profundizar en la relación causa-efecto existente entre la lesión y el estrés que como consecuencia se genera en el deportista.
1. ¿Qué es el estrés?Podemos definir estrés como aquella situación donde existen varios estímulos que provocan ansiedad (se mantienen activados constantemente). Suele provocar reacciones psicosomáticas. Se diferencia de la ansiedad en que sus ataques no son tan agudos como los de esta, sino que son de carácter más continuado en el tiempo.
2. Estrés posterior a las lesiones deportivas2.1. Situaciones estresantes tras la lesión
Es habitual que el nivel de estrés originado a raíz de una lesión sea mayor en el caso de:
lesiones más graves.
lesiones más duraderas.
interrupción o deterioro considerables de las actividades cotidianas.
presencia de otros sucesos vitales estresantes.
Además, también puede aparecer una menor incidencia de estrés coincidiendo con variables como:
buen pronóstico de la lesión.
progreso en la recuperación.
presencia de personas que pueden ofrecer apoyo para la rehabilitación.
acceso a los registros de los médicos respecto al estado actual de la lesión.
deterioro del rendimiento deportivo.
Podemos, por lo tanto resumir, que la gravedad/duración de la lesión, el alcance de sus consecuencias en el funcionamiento normal del deportista, las perspectivas de curación de la lesión y los medios y apoyos disponibles durante el proceso de recuperación, determinan en gran medida el carácter estresante de la lesión. Además la situación puede ser aún más estresante si existen otros focos de estrés sumados a la lesión (otros sucesos vitales estresantes). Puede darse el caso de que la situación sea menos estresante en presencia de otras situaciones. Si, por ejemplo, un deportista está rindiendo muy por debajo del nivel que se esperaba, la lesión "ayudará" al deportista a escapar de la situación estresante con una "buena coartada".
Si tenemos en cuenta las diversas etapas por las que debe o puede pasar un deportista lesionado a raíz de una lesión, podemos concluir momentos propicios para la aparición del estrés los siguientes:
Estrés de la hospitalización y de las intervenciones quirúrgicas
Con frecuencia, un deportista lesionado debe ser intervenido. Habitualmente debe acometer su operación en las horas o días próximos al momento de la lesión (por lo que se sumará otra fuente de estrés a las ya existente), tras un largo período de dudas y pruebas, o tras alguna intervención anterior que no ha resultado satisfactoria. Toda intervención suele ir acompañada de:
incertidumbre e intranquilidad.
miedo a su resultado o a posibles secuelas.
etc.
Frecuentemente, a raíz de la operación, el deportista debe ser hospitalizado durante un determinado período de tiempo, lo que supone:
separación del deportista de su entorno habitual, obligándole a adaptarse a un ambiente en un principio desagradable (camas, camillas, tubos, etc.).
enfermos alrededor con los que hay que compartir habitación.
normas de funcionamiento estrictas.
escenas desagradables alrededor.
situaciones incómodas (mantener la pierna elevada, inyecciones, etc.).
Si tenemos en cuenta todo ello y lo añadimos al estado anímico adverso que de por sí ya tiene el deportista que está hospitalizado, podremos concienciarnos sobre la importancia de la hospitalización y de las intervenciones quirúrgicas como fuente estresante de gran importancia.
Estrés de la rehabilitación de las lesiones
Como consecuencia de la lesión, el deportista suele encontrarse deprimido, enfadado por lo sucedido y con una ansiedad elevada respecto al futuro, lo que influirá en el grado de motivación general del sujeto. La falta de motivación y/o concentración dificultan el proceso de recuperación de la lesión.
También puede ocurrir que el individuo vea aliviada la situación de permanente exigencia deportiva gracias a la lesión, y que se acomode a una situación ausente de responsabilidades, evitando asumir las exigencias que impone el seguimiento apropiado de las tareas de rehabilitación.
Además existen numerosos factores relacionados al proceso rehabilitador, que dificultan el camino de la recuperación del deportista y que pueden ser potencialmente estresantes:
El empeoramiento de la lesión.
El avance más lento de lo que se esperaba o deseaba en la recuperación.
La falta de información respecto al curso de la rehabilitación.
El dolor, la incomodidad y las situaciones adversas que se deben soportar durante la realización de los ejercicios programados en la rehabilitación.
El cumplimiento estricto de la terapia de rehabilitación (asistir a las sesiones prescritas, realizar los ejercicios correspondientes, etc.).
El planteamiento de una nueva exigencia (como es la de la rehabilitación).
La obligación de adaptar el estilo de vida a las demandas de la rehabilitación (asistir al gimnasio a una hora determinada, etc.).
La incertidumbre respecto al rendimiento, el estatus y el rol en el futuro.
La pérdida de destrezas deportivas y de oportunidades de participar en competiciones como consecuencia del período de inactividad).
La disminución en el contacto con personas relevantes como consecuencia de los cambios de vida que supone el proceso rehabilitador.
La presencia de acontecimientos diversos en el entorno deportivo al que pertenecía el deportista antes de producirse la lesión (buenos resultados de otros deportistas, cambios en el estilo de juego de un equipo por parte de un entrenador, destitución de un entrenador y llegada de otro nuevo con ideas y planteamientos diferentes, etc.).
Estrés en el regreso a la actividad deportiva habitual
Cuando el deportista ha conseguido la total recuperación de su lesión, debe enfrentarse de nuevo a la vuelta a su actividad deportiva habitual, lo cual a menudo, provocará estrés en el individuo. En la medida que la lesión haya sido más larga, existirá mayor probabilidad en la aparición del estrés. Existen numerosos factores íntimamente relacionados al regreso a la actividad que pueden ser potencialmente estresantes:
En muchas ocasiones el deportista está obligado a reaparecer sin estar en las mismas condiciones físicas que antes de la lesión. Esto obligará al deportista a adaptarse y aceptar sus limitaciones presentes, algo que para muchos deportistas resulta especialmente estresante.
El deportista se plantea unas expectativas de como debe rendir (frecuentemente poco reales) y teme no poder cumplirlas.
El deportista, sobre todo si es muy importante y afamado, deberá enfrentarse a las expectativas de los demás (medios de comunicación, entrenador, público, etc.) respecto a su rendimiento.
Miedo a no alcanzar pronto un determinado rendimiento, pues podría perder la beca, contrato, titularidad, etc.
La necesidad de adaptarse a una nueva situación (diferente esquema de juego por la llegada de otro entrenador, adaptarse a ser suplente, cuando antes de la lesión era titular indiscutible, adaptarse a jugar en otra posición, etc.).
La obligación de volverse a enfrentar de nuevo a las exigencias del entrenamiento y de la competición, que contrasta a menudo con el período de "aparente tranquilidad" del sujeto cuando se encontraba lesionado.
Nuevo cambio en el estilo de vida del deportista, pues deberá abandonar los hábitos adquiridos durante el período de recuperación, y volver a los anteriores a la lesión.
El miedo a lesionarse de nuevo, puede disminuir el rendimiento deportivo en la reaparición.
Incertidumbre respecto al propio rendimiento provocada por la ausencia prolongada de las demandas de la competición.
Existencia de una limitación permanente en la zona afectada por la lesión, por lo que el deportista deberá adaptarse a realizar su actividad con dicha limitación.
Estrés de los deportistas lesionados que deben competir
Habitualmente, las lesiones no son lo suficientemente importantes como para impedir la actividad deportiva habitual, por lo que puede originarse una situación potencialmente estresante por las siguientes razones:
Tendrá miedo a jugar lesionado, por lo que inhibirá su comportamiento deportivo en detrimento de su rendimiento y aumentando el potencial estresante de la situación.
Su rendimiento será irregular (unas veces se encontrará bien y otras mal) lo cual es muy estresante para muchos deportistas, pues ni ellos mismos podrán saber su estado en la próxima competición.
Deberá soportar en muchas ocasiones dolor, sensaciones fisiológicas desagradables, etc.
Se encontrará limitado por lo que podrá repercutir en el rendimiento y por lo tanto desencadenar en posibles críticas de los medios de comunicación, en sensaciones de no estar respondiendo a las expectativas, etc.
Olvidará en ocasiones las restricciones importantes derivadas de su estado, sobre todo en los momentos en los que se encuentre mejor, por lo que correrá un gran riesgo de caer lesionado.
Deberá adaptarse a sus limitaciones, restringiendo su actividad y dosificando su esfuerzo.
No podrá descuidar la atención cotidiana a sus lesiones.
Estrés de los deportistas lesionados que deben retirarse
En muy pocas ocasiones, las lesiones pueden provocar la retirada de los deportistas de la práctica activa, con todo lo que ello implica.
Con la retirada obligada, se esfuman una serie de ilusiones, metas, etc. por lo que su potencialidad estresante queda de manifiesto. Estas situaciones estresantes, tendrán que ver fundamentalmente con:
Las pérdidas, a todos los niveles, que supone el tener que interrumpir la actividad deportiva para siempre.
La necesidad de recuperar la lesión para poder llevar una vida fuera del deporte en las mejores condiciones.
La necesidad de rehacer la vida en ausencia de un elemento, la práctica deportiva, que en muchos casos ha sido tan importante.
Esta persona deberá superar la frustración, desmotivación, débil autoconfianza, falta de recursos, etc. Para ello, será apropiada una intervención psicológica encaminada fundamentalmente a dos aspectos:
el alivio del impacto emocional de la situación.
la búsqueda de alternativas que suplan el déficit que se produce.
2.2. Variables personales estresantes tras la lesiónHay una serie de variables personales que pueden aumentar o amortiguar el carácter estresante de las variables situacionales anteriormente comentadas. Las más importantes son las siguientes:
Edad de los deportistas. Son más propensos al estrés los practicantes más jóvenes (10 a 19 años) y más mayores (40 a 49 años).
Estilo de pensamiento pesimista, relacionados con manifestaciones de estrés post-lesión más acusadas.
Patrón de personalidad "dureza", con sus tres componentes (control, compromiso y reto) asociado a una menor incidencia de alteraciones emocionales post-lesión.
Grado de implicación personal en el deporte, mostrándose más vulnerables al estrés los deportistas de competición que los que hacen deporte como ocio.
Rehabilitación exitosa de lesiones pasadas, contribuyendo a una percepción de la auto-eficacia mayor en el comienzo de la rehabilitación.
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