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Del gasto calórico a la multidimensionalidad humana

   
Licenciado en Educación Física.
Especialista en Comunicación-Educación.
Magister en Bioética.
 
 
Ricardo Duarte Bajaña
ridubaco@gmail.com
(Colombia)
 

 

 

 

 
Resumen
     Con base en la revisión de la investigación "nivel de actividad física global en la población adulta de Bogotá (Colombia)" se plantea la necesidad de delimitar los conceptos de salud y de calidad de vida y sus relaciones en el marco de la actividad física. Esta idea conduce al análisis crítico de la tendencia investigativa de centrar la atención de manera prioritaria en la medición de la actividad física a partir de la valoración del gasto calórico. Evidenciándose finalmente la necesidad de realizar análisis multidimensionales en el terreno de la actividad física con el ánimo de hacer un abordaje real de la calidad de vida en nuestro contexto latinoamericano.
    Palabras clave: Actividad física. Calidad de vida. Salud. Investigación.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 112 - Septiembre de 2007

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Introducción

    El objetivo de la investigación "nivel de actividad física global en la población adulta de Bogotá (Colombia)". Prevalencia y factores asociados (Gómez, et. al. 2005) consistió en "determinar la prevalencia de los grados de actividad física global en las personas de 18 a 65 años de la ciudad de Bogotá (Colombia) e identificar los factores asociados con la regularidad en la actividad, para este efecto se realizó una encuesta poblacional, aplicada a 3.000 adultos residentes en la ciudad de Bogotá durante el año 2003, seleccionados de una muestra probabilística multietápica". Los niveles de actividad física fueron determinados por medio de la versión abreviada del IPAQ (Craig, et.al.,2003). "La aplicación de un modelo de regresión logístico permitió identificar los factores asociados con la regularidad en la actividad". Esta investigación expone como resultados que el 36,8% de personas son regularmente activas, las posibilidades de ser regularmente activo son mayores en los varones y en personas con una autopercepción del estado de salud buena o muy buena. Esas posibilidades son menores en las personas de los grupos de edad de 30-49 y 50-65 años y en aquellas cuya principal actividad en los 30 días previos a la aplicación del instrumento, era buscar trabajo o realizar labores del hogar.

    En primer término, resulta valioso decir que la metodología de selección de la muestra en donde se diferencian grupos de edad, utilizada dentro de la investigación de Gómez y cols. puede proporcionar pistas interesantes para otros trabajos, incluido aquí el denominado determinación de los hábitos de actividad física de los residentes de la localidad de Usaquén de Bogotá, D.C. Esto permitirá una mejor categorización de la información y un análisis más organizado de la misma.

    Así mismo, un muy buen ejercicio dentro de la investigación consistió en recolectar información adicional a la planteada en el IPAQ, por ejemplo sexo, estado civil, nivel educativo, nivel socioeconómico, así se pudo ampliar el análisis y hacer una relación entre el tipo de actividad cotidiana desarrollada y el nivel de actividad física realizado.

    Ahora bien, la investigación revisada da pie para plantear la necesidad de delimitar los conceptos de salud y de calidad de vida y sus relaciones en el marco de la actividad física, trabajo prioritario que permitirá un abordaje humano y contextual de la actividad física. Lo anterior conduce al análisis de la tendencia investigativa de centrar la atención de manera prioritaria en la medición de la actividad física a partir de la valoración del gasto calórico.


Actividad física y calidad de vida

    Uno de los planteamientos centrales que justifican la investigación de Gómez y cols. es que "hay evidencias acerca de los beneficios de la actividad física en la capacidad cognitiva, la modulación del afecto, la reducción en la aparición de enfermedades cerebrovasculares y la calidad de vida relacionada con la salud1" (Gómez, et.al. 2005). En efecto varias investigaciones han abordado este tema planteando incluso que para establecer una relación entre actividad física y salud se "deben tener en cuenta las investigaciones epidemiológicas que han demostrado efectos protectores entre la actividad física y riesgos de enfermedades crónicas severas incluyendo enfermedades coronarias, hipertensión, diabetes mellitus no insulinodependiente, osteoporosis, cáncer de colon, ansiedad y depresión" (Pate, et.al.,1995). Además, la evidencia científica demuestra que "el incremento de la actividad física en la adultez esta asociado con un descenso en el riesgo de mortalidad" (Pate, et.al.,1995).

    Sin embargo, y sin el ánimo de rebatir la evidente relación entre actividad física y disminución del riesgo de enfermedades, resulta necesario entender la actividad física dentro de un contexto que supere la dimensión clínica atendiendo a una visión compleja del ser humano, para la cual el aspecto clínico es solo uno de los factores que permiten la vida. En este sentido, es relevante aclarar qué es calidad de vida y qué es salud, cómo se relacionan y cómo opera en esa relación la actividad física.

    Por lo tanto, en el contexto actual los trabajos en el área de la actividad física deben acercarse a un concepto de salud más amplio, entendiéndose como el "desarrollo de las capacidades y las potencialidades del cuerpo humano, (la capacidad respiratoria, la capacidad cardiovascular, la capacidad neuromuscular, la capacidad inmunológica, la capacidad visual, la capacidad digestiva, la capacidad afectiva, la capacidad intelectual, la capacidad sexual, etc.) … de acuerdo con unos valores históricos y sociales determinados. Así mismo la conservación de esas potencialidades y capacidades el mayor tiempo posible en el adulto, gracias a los conocimientos de la sociedad y al desarrollo científico y tecnológico" (Martínez, 1988). Este concepto complejiza la idea de la O.M.S. para quien "la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de infecciones o enfermedades" (O.M.S., 1946). Es en este último concepto en donde se ubica el planteamiento de la investigación que aquí se está revisando, lo cual resulta limitante si se quiere hacer una relación real entre salud, calidad de vida y actividad física.

    Ahora bien, la idea de calidad de vida, que hace parte del argumento de Gómez y cols., ha sido compartida por algunos teóricos para estructurar instrumentos de medición como el Functional Living Index Cancer (FLIC), el Karnofsky, etc. que, según parece, permiten categorizar a los sujetos dependiendo de su calidad de vida. Entre otros criterios que se miden con estos instrumentos se encuentran el nivel de sufrimiento, la movilidad, los reflejos funcionales, la memoria, etc. (Boladeras, 2000). Con estas pruebas se tiende a evaluar la calidad de vida de los sujetos desde el exterior, de una manera positivista, desde la visión que de ellos tenga, frecuentemente, un grupo de profesionales del área de la salud.

    Según estos parámetros, existen unos niveles ideales de bienestar a los cuales todos deben acceder y además, todos deben buscar, hecho que deja de lado un componente primordial: la percepción personal del individuo con respecto a su estado vital interno y también su propia comprensión con respecto a la relación que establece con el contexto en el que se desenvuelve. Es así como, el proyecto World Health Organization Quality of Life definió la calidad de vida como "la percepción del individuo de su situación en la vida y en el contexto de su cultura y el sistema de valores en que vive y en relación a sus objetivos, expectativas, estándares y preocupaciones" (The WHOQOL Group, 1995). Este planteamiento ha permitido entender mejor la calidad de vida y ha sido retomado y profundizado por varios autores (Boladeras, 2000, Maldonado, 2000, Escobar, 2000).

    Articulando lo anterior, los trabajos en torno a la actividad física deben ubicarse en el terreno de las relaciones entre calidad de vida y salud, pero entendiendo la calidad de vida, a partir de lo expuesto anteriormente, como "una construcción multidimensional que representa una satisfacción total de la persona. La salud en relación con la calidad de vida (HRQL-health-related quality of life) incluye las siguientes dimensiones: función cognitiva, social, física y emocional; productividad personal e intimidad. La HRQL requiere de diferentes tipos de mediciones, sin embargo, pocos estudios en actividad física han usado esquemas de mediciones multidimensionales" (General. U.S. Department of Health and Human Services, 1996).

    En este orden de ideas, la medición de los niveles de actividad física implica tener en cuenta factores adicionales al gasto calórico, aspecto poco probable con la aplicación de cuestionarios como el IPAQ, utilizado por Gómez y cols., evidenciándose por tanto, un precario acercamiento a la salud en relación con la calidad de vida (HRQL). Valdría la pena revisar instrumentos con los que además de medir el gasto calórico, se puedan establecer de manera detallada los patrones de actividad teniendo en cuenta diferentes actividades, contextos y relaciones sostenidas por los sujetos. En este marco el análisis cualitativo de los datos puede hacer aportes interesantes.


La necesidad de abordajes multidimensionales

    Curiosamente, Gómez y cols. en la investigación que aquí se está analizando evidencian la problemática mencionada, es decir, el reducido número de trabajos que desarrollan mediciones multidimensionales, es así como una de las investigaciones en las que se fundamenta su pesquisa para evidenciar la relación entre calidad de vida y salud es Endurance exercise and health-related quality of life in 50-65 year-old adults (Stewart, 1993). Esta investigación concluye que muchos estudios previos que plantearon los beneficios del ejercicio se enfocaron solamente en aspectos sicológicos. Expone además que investigaciones futuras deben "incorporar una definición mas comprensiva de calidad de vida que incluya componentes físicos y que provean comparaciones de pre y post tests". Existe, entonces una necesidad de ampliar el foco de visión en torno a la actividad física y su relación con la calidad de vida y la salud, hecho que se soslaya por el mismo diseño de la investigación de Gómez y cols.

    Es más, aunque dentro de su misma fundamentación teórica, se expone el conocimiento de la problemática aquí mencionada, la reducen y desvían al sostener que si bien "la medición periódica de los niveles de actividad física de una población es un componente fundamental de la vigilancia en salud pública" (Gómez, et.al. 2005), para realizar esa medición "se pueden identificar 3 abordajes básicos: El primero está dirigido a determinar los grados de actividad física en función de los equivalentes metabólicos (MET) consumidos en un período. Con otro enfoque se obtiene el grado de regulares activos teniendo en cuenta las recomendaciones básicas para la población general. Por último, hay un tercer abordaje que combina los 2 métodos". (Gómez, et.al. 2005). Evidentemente estos tres abordajes desconocen la salud en relación a la calidad de vida (HRQL), minimizan la evidencia que sostiene la prioridad de hacer mediciones multidimensionales y los dos últimos abordajes desconocen la percepción de los sujetos en el marco de su calidad de vida. En este sentido, un hecho plausible dentro de su investigación es que no centraron los resultados en la cuantificación del gasto calórico sino en los niveles de actividad física (regular, irregular, inactivo) realizada por los sujetos. Aunque, al final estos dos enfoques pueden considerarse como lo mismo.

    Finalmente, resulta muy llamativo el hecho de que dentro en esta investigación "no se evidenciaran asociaciones con respecto al nivel educativo y al estrato socioeconómico, variables que han sido identificadas como predictoras de actividad física en diversos estudios poblacionales" (Gómez, et.al. 2005). Y es llamativo por dos razones, primero porque "en diversos estudios realizados en centros urbanos de países desarrollados se han identificado asociaciones entre las variables sociodemográficas y los grados de actividad física" (Gómez, et. al. 2005), y segundo, porque pocos de esos estudios que asocian variables sociodemográficas y grados de actividad física han sido publicados en América Latina (Gómez, et. al. 2005).


A manera de cierre

    América Latina y Colombia en particular requieren fundamentalmente esos resultados, esas asociaciones como un paso dentro del transito hacia la calidad de vida, hacia la multidimensionalidad. Siendo así, cuantificaciones de los niveles de actividad física desenlazados de variables sociodemográficas, entre otras variables, son datos vacíos dentro de un contexto ávido por re-conocerse.


Nota

  1. Los textos que se encuentran subrayados dentro de este documento son autoría del autor del presente artículo.


Referencias bibliográficas

  • Boladeras, Margarita. Calidad de vida y principios Bioéticos, En: BOLADERAS, Margarita y otros. Bioética y calidad de vida, Ediciones El Bosque, colección Bios y Ethos, volumen 15, Santa fe de Bogotá, Colombia. 2000. 224 pp. 21-54.

  • Constitución de la Organización Mundial de la Salud. Nueva York: 22 de julio de 1946.

  • Craig CL, Marshal AL, Sjostrom M, Bauman AE, Booth ML, Ainsworth BE, et al. International physical activity questionnaire: 12-country reliability and validity. Med Sci Sports Exerc. 2003;35:1381-95.

  • Escobar, Jaime. Comprensión sistémica de la salud y calidad de vida En: Bioética y Calidad de vida, Bogotá: Ediciones en Bosque, colección Bios y Ethos, número 15. 2000. p. 55-75.

  • General. U.S. Department of Health and Human Services. Physical Activity and Health: A Report of the Surgeon General. Atlanta, GA: U.S. Department of Health and Human Services, Centers for Disease Control and Prevention, National Center for Chronic Disease Prevention and Health Promotion, 1996.

  • Gómez, L. F., Duperly, J., Lucumí, D. I., Gámez, R., Venegas, A. S., et al. Nivel de actividad física global en la población adulta de Bogotá (Colombia). Prevalencia y factores asociados. Gaceta Sanitaria. 2005; 19(3):206-13.

  • Maldonado, Carlos. Fundamentos para la comprensión del problema de la calidad de vida, En: Bioética, la calidad de vida en el siglo XXI, Santafé de Bogotá: Ediciones El Bosque, colección Bios y Ethos, volumen 1. 2000.

  • Martínez, Félix. Aportes a la Discusión sobre el concepto de Salud y Enfermedad. Revista Facultad de Salud Pública, Universidad de Antioquia, Medellín, Volumen 11, No. 1 Junio 1988.

  • Pate, R., Pratt, M., Blair, S., Haskell, W., et al. Physical activity and public health: A recommendation from the Centers for Disease Control and Prevention and the American College of Sports Medicine. JAMA. Chicago: Feb 1, 1995. Vol. 273, Iss. 5; p. 402.

  • Stewart, A., King, A., Haskell, W. Endurance exercise and health-related quality of life in 50-65 year-old adults. The Gerontologist; Dec 1993; 33, 6; Health & Medical Complete. pg. 782

  • The WHOQOL group: The World Health Organization Quality of Life assessment (The WHOQOL): position paper from the World Health Organization. Soc Sci Med 1995, 41:1403-1409.

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