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El estrés y las lesiones deportivas (II).
Estrategias para el control del estrés como
medida preventiva de lesiones en el deportista

   
Licenciado y Profesor en Educación Física.
(España)
 
 
Raúl Gonzalo Prieto
inforaulgonzalo@yahoo.es
 

 

 

 

 
Resumen
     En los últimos años, se ha demostrado que la presencia de niveles elevados de estrés puede provocar que el deportista sea más vulnerable a las lesiones (déficits atencionales, cansancio y agotamiento anticipados, etc.). El presente artículo pretende ofrecer una serie de estrategias para el control del estrés como medida preventiva de lesiones en el deportista.
    Palabras clave: Estrés. Lesiones. Psicología del Deporte.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 111 - Agosto de 2007

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El estrés y las lesiones deportivas (I). El estrés previo a la lesión


Introducción

    La intervención para el control del estrés previo a las lesiones puede realizarse a distintos niveles, teniendo en cuenta siempre que el estrés es una variable que debe ser manipulada convenientemente para conseguir el máximo rendimiento deportivo (a veces eliminándolo, y otras provocándolo, para posteriormente sustituirlo por motivación de logro).


1. ¿Qué es el estrés?

    Podemos definir estrés como aquella situación donde existen varios estímulos que provocan ansiedad (se mantiene activado constantemente). Suele provocar reacciones psicosomáticas. Se diferencia de la ansiedad en que sus ataques no son tan agudos como los de esta, sino que son de carácter más continuado en el tiempo.


2. Estrategias para el control del estrés

2.1. Control directo de las consecuencias perjudiciales del estrés que aumentan la vulnerabilidad de las lesiones

    El trabajo en este sentido, puede ser muy apropiado para reducir el riesgo de lesiones cuando el estrés crónico esté presente. Para ello será adecuado:

  • Reducir el tiempo de entrenamiento para evitar períodos prolongados de cansancio y el entrenamiento del deportista en técnicas para el control del cansancio.

  • Prevenir las situaciones específicas de mayor riesgo de evitación o de escape, proporcionando al mismo tiempo alternativas más apropiadas para controlar el estrés.

  • Utilizar técnicas para controlar conductas incontroladas de riesgo.

  • Regular el tiempo de actividad evitando el abuso del ejercicio y, paralelamente, la utilización de otros procedimientos para controlar el estrés.

  • Disminuir las demandas atencionales en la medida de lo posible.

  • Entrenamiento del deportista en el autocontrol de su atención.

  • Utilizar instrucciones precisas, por parte del entrenador que ayuden al deportista a centrar su atención convenientemente.

  • Elegir ejercicios deportivos, siempre que se pueda, que no exijan movimientos corporales muy complejos, sobre todo en las partes finales de los entrenamientos y en los días de mayor volumen de trabajo.


2.2. Control de las manifestaciones perjudiciales del estrés

    Si no logramos impedir que el estrés aparezca, deberemos centrarnos en controlar las manifestaciones perjudiciales de este. Existen diferentes estrategias:

  • Habilidades de afrontamiento.

  • Procedimientos basados en el condicionamiento clásico.

  • Técnicas cognitivas.

  • etc.


2.3. Fortalecimiento de los apoyos sociales

    Es innegable que el apoyo social es un elemento moderador de la relación entre situaciones estresantes y las lesiones, aunque no todos los tipos de apoyo social resultan beneficiosos. El psicólogo debe decidir que apoyos son necesarios en cada momento concreto, observar cuales están presentes y cuáles ausentes, y actuar en consecuencia. Para ello, se deberá:

  • Fomentar el contacto informal entre todos los miembros del equipo (alternando los compañeros de habitación en los viajes, etc.).

  • Potenciar el apoyo familiar.

  • Orientar a los directivos, al entrenador o entrenadores sobre las conductas de apoyo que son más convenientes.

  • Desarrollar una buena relación entre el deportista y el psicólogo.

  • Promover reuniones formales en las que se consolide el apoyo mutuo para la consecución de objetivos deportivos individuales y del grupo.


2.4. Modificación de las variables personales relevantes

    Será conveniente modificar estas variables en la dirección más apropiada, de tal forma que el deportista valore como menos estresantes las situaciones amenazantes y perciba que dispone de los suficientes recursos para hacerles frente.


2.5. Disminución o supresión de las situaciones potencialmente estresantes

  • Las situaciones ajenas al entrenamiento y la competición

    • En un primer instante, podemos intervenir en todas aquellas situaciones que en un principio no son manipulables para la mejora del rendimiento deportivo. En ello podemos incluir:

    • Los sucesos vitales de carácter general (problemas con la vivienda, disputas familiares, etc.).

    • Situaciones relacionadas con el exceso de carga general de actividades y el estilo de vida del deportista.

    • Presiones sociales superfluas.

        Posteriormente, se podrá intervenir sobre determinadas situaciones estresantes relacionadas con la actividad deportiva (pasar de ser suplente a titular, etc.). Debe informarse a los responsables de las decisiones (entrenadores y directivos) sobre la conveniencia de realizar cambios paulatinos (nunca bruscos) en el estatus del deportista (por ejemplo, no fue lo más conveniente por parte del Real Madrid, subir a un jovencísimo Raúl González, con 17 años de edad, del tercer equipo (Real Madrid "C" de la Segunda División "B") al primer equipo (Real Madrid de la Primera División) y situarlo de titular indiscutible casi desde un principio.

  • Las demandas del entrenamiento deportivo

        Pueden resultar muy beneficiosas (para incremetar la inmunidad al estrés del deportista), las demandas propias del entrenamiento, siempre y cuando:

    • se planteen lejos de las competiciones más trascendentes.

    • obligue a un esfuerzo físico y mental que pueda ser tolerado por el deportista.

    • esté relacionado con cuestiones concretas que pueden ser controladas por los deportistas si se esfuerzan para ello.

        Todos sabemos que el entrenamiento, entre otras muchas cosas, pretende preparar al individuo para responder, con garantías, a la adversidad (el dolor, el sufrimiento, el cansancio, la frustración, etc.) por lo que se endurece con vistas a la competición, desarrolla más recursos y percibe que puede ser más eficaz controlando dificultades que pueden surgir en la competición. Si eliminamos estas situaciones, el riesgo de lesiones será mayor, pues los deportistas estarían peor preparados para enfrentarse a los estímulos estresantes que inevitablemente rodean a la competición. Será interesante, por lo tanto, incluir situaciones estresantes beneficiosas en el entrenamiento. Deberá tomarse especial cuidado en el momento de aplicación de estas situaciones, pues si no es el correcto, los posibles beneficios del estrés se volverán contra el propio deportista.

        Deberá incluirse en el entrenamiento, períodos de descanso físico y mental que eviten el sobreentrenamiento. Sería interesante incluir ejercicios de relajación (por ejemplo, el entrenamiento autógeno de Schultz) dentro de la sesión de entrenamiento para posibilitar una mejor recuperación física y mental.

  • Las demandas de la competición deportiva

        Si conseguimos que el deportista, asimile mejor el las demandas de la competición, podremos reducir el potencial estresante de estas situaciones.

        Existen varias vías para eliminar, reconducir o aliviar el impacto estresante de la competición:

    • Plantear demandas progresivas a los deportistas, enfrentándoles a exigencias deportivas que aumenten progresivamente su dificultad y trascendencia.

    • Incluir situaciones apropiadas en el entrenamiento para habituar al deportista a las condiciones estresantes de la competición.

    • Manipular, en la medida de lo posible, el grado de trascendencia de la competición. Habitualmente, nos encontramos que padres, directivos o entrenadores, dan mayor importancia de la que realmente tiene a una competición, aumentando, con ello, su potencial estresante. A pesar de esto, quizás sea conveniente, si la competición se encuentra todavía lejos, acentuar la importancia de una competición, pues de este modo, se propiciará el estado más apropiado en el deportista a la hora de afrontar las demandas del entrenamiento. Si por el contrario, la proximidad de la competición es manifiesta, no será aconsejable insistir en la trascendencia de la misma (únicamente si algún deportista se encontrara excesivamente relajado y desmotivado).

    • Aumentar la seguridad del deportista y su percepción del apoyo social, con el fin de eliminar los que quizás sean los aspectos más estresantes de la competición: las amenazas de perder y de no responder a las expectativas de los demás y de uno mismo.

    • Discriminar el resultado deportivo en la competición del valor como persona del deportista que compite. Por ello sería muy conveniente asesorar a los compañeros, directivos, entrenadores, padres, y otras personas relacionadas con el club, sobre el tipo de comentarios que deben y no deben hacer y el tipo de conducta que deben y no deben tener.

    • Realizar (las personas encargadas de ello: entrenadores, directivos, etc.) una evaluación lo más objetiva y menos amenazante posible del rendimiento del deportista. Para ello, deberá evaluarse únicamente la actuación del propio deportista, diferenciándolo del resultado de éste. Si pretendiéramos evaluar el rendimiento de un jugador de balonmano en cuanto a sus decisiones de lanzar o no lanzar sobre la portería, y se realizase en función de si se consigue gol o no, crearíamos una situación problemática, pues habría decisiones apropiadas (como la oportunidad del lanzamiento, distancia de los rivales, posición en el campo, etc.) que no serían culminados con un tanto, y sin embargo, otras incorrectas, que sí serían trasformadas en gol.


  • Las situaciones asociadas a lesiones anteriores

        En muchísimas ocasiones, el haber padecido una lesión provoca que en situaciones asociadas a las lesiones anteriores aparezcan los síntomas del estrés (por ejemplo, a la hora de disputar un balón ante un rival en una situación parecida a la de la última lesión). Es muy frecuente la aparición de ansiedad en situaciones como esta, por lo que el enfoque atencional queda reducido, tendiéndose a evitar las situaciones temidas

  • Apariciones en público y medios de comunicación

        El aumento de las apariciones en público y de las entrevistas en los medios de comunicación es bastante frecuente en ciertos deportistas ante la proximidad de competiciones importantes. Esto puede suponer un elevado estrés en el sujeto, pues podría añadir más responsabilidad a la ya existente o introducir cuestiones inoportunas de carácter estresante. Sería muy conveniente el limitar y situar estratégicamente las entrevistas y apariciones de tal modo que interfieran lo menos posible en la tranquilidad que debe reinar en los momentos anteriores a una competición deportiva. La buena planificación de horarios para entrevistas y apariciones en público facilitará que los deportistas profesionales puedan atender a sus obligaciones "sociales" sin que le resulten tan estresantes y sin que perturben su plan de trabajo.


2.6. Modificación de creencias y actitudes relevantes

    Existen casos en los que la intervención debe enfocarse hacia la modificación de creencias y actitudes que pueden afectar a la valoración de las situaciones potencialmente estresantes. En un principio, es fundamental que el psicólogo gane la confianza del deportista, para posteriormente poder llegar a las experiencias mentales más privadas de este. Además, es conveniente informar al sujeto sobre que creencias y actitudes pueden resultar perjudiciales y animarle a reflexionar sobre su presencia y a que busquen otras alternativas nuevas. A la hora de prevenir las lesiones puede resultar interesante que el deportista modifique sus creencias y actitudes relacionadas con el miedo a lesionarse o con conductas de riesgo que puedan aumentar su vulnerabilidad. A menudo escuchamos frases como: "en cuanto me toquen un poco, me vuelvo a lesionar", etc.

    Por lo tanto, podemos decir que la modificación de creencias y actitudes que pueden afectar a la valoración de las experiencias estresantes y de los recursos propios para hacerles frente, puede ser de gran ayuda para el control del estrés, la mejora del rendimiento y la prevención de lesiones. Pero debe tenerse en cuenta que es un campo de actuación considerablemente delicado, por lo que deberá elegirse cuidadosamente la forma y el momento adecuados de iniciar y profundizar este tipo de intervención.


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