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El Ángel cubano de los 400 metros

   
Comisión Técnica Nacional de Atletismo.
(Cuba)
 
 
Dr. C. Ariel Muñiz Sanabria
doctorsanabria001@yahoo.es
 

 

 

 

 
Resumen
     Ángel García, fue un destacado corredor cubano de los 400 metros planos. El hecho más sobresaliente de su trayectoria atlética fue la victoria en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe de 1954, cuando venció al campeón olímpico y recordista mundial de los 400 metros planos, el jamaicano, George Rodhen.
     Atleta destacado, trabajador ejemplar, batallador por su superación, incondicional en el cumplimiento del deber es la esencia de este glorioso exponente del atletismo cubano de las décadas de los años 40 y 50, a quien mantenemos presente y dedicamos este artículo por su dignidad atlética y calidad humana.
    Palabras clave: Ángel García. 400 metros planos. Atletismo.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 110 - Julio de 2007

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Introducción

    El 11 de marzo de 1954, en Ciudad México, durante la celebración de los VII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe se produjo la gran sorpresa para aficionados y entendidos del atletismo; el campeón olímpico y recordista mundial de los 400 metros planos George Rodhen fue derrotado en la carrera final; quien lo relegó al segundo lugar fue un atleta cubano de 34 años, convirtiéndose en el primero de los atletas del caimán caribeño que vencía a un campeón olímpico y recordista mundial en su propia disciplina.

    Ese corredor que desde los 18 años dio sus primeros pasos en el atletismo, tuvo su consagración en el deporte rey en las adversas y desestimulantes situaciones que reinaban en Cuba en aquellos años. Su condición de negro y pobre era el peor de los látigos sobre el talento humano. Su nombre: Ángel García Delgado.

    Nacido en la calle Aguadita del pueblo Viñales en la provincia Pinar del Río, vio la luz por primera vez el 19 de agosto de 1919; pero fue el 10 de Octubre de ese mismo año cuando su padre lo inscribe, quedándose tal fecha como la de su llegada al mundo.

    De humilde familia, primero de los 16 hijos de Ángel García Iglesias y Antonia del Rosario Delgado Cruz tuvo una niñez matizada por la pobreza hogareña y los prejuicios raciales de la época. Fue uno de los tantos niños que en la época prerrevolucionaria no podían desplegar sus emociones con plena satisfacción, pues se imponía el trabajo para contribuir al sustento familiar, de lo cual no escapó por ser el mayor de los hermanos.

    A pesar de todos los inconvenientes pudo estudiar hasta culminar el sexto grado, lo cual era un privilegio para la mayoría de los niños de la época; esto le sirvió para optar por matrícula en la escuela provincial de agricultura "Tranquilino Sandalio de Noda", en el curso de 1937-1938, para formarse como maestro agrícola.

    En esa granja es donde comienza su vínculo con el atletismo, cuando en derroche de espontaneidad, luego de participar como observador en una clase de educación física no puede contenerse e insinuó al profesor que atendía al equipo de atletismo que él era capaz de derrotar a sus discípulos. El profesor ante la provocación del entonces practicante de béisbol asume el reto. ¡Ganó Angelito!

    Así comienza a adentrarse en el deporte rey por intermedio de Joaquín Molina -su guía durante muchos años-, quien desde entonces contó con él para las más importantes competencias provinciales y nacionales.

    En el primer año de práctica en el atletismo, Ángel resultó ganador en la competencia provincial de segunda enseñanza de Pinar del Río concursando en los 100 metros planos. En su primera competencia nacional logró la victoria; era imbatible en la categoría Juvenil en las pruebas de 100 y 200 metros planos, las cuales constituyeron sus primeras distancias competitivas antes de especializarse en la vuelta al óvalo.

    En 1942 hace su primera incursión en los 400 metros planos, arribando a la meta en tercer lugar en una competencia nacional celebrada en el antiguo estadio de Ciudad de La Habana ''La Tropical'', hoy Pedro Marrero.

    La calidad sostenida en sus demostraciones en las pistas le garantizó integrar las delegaciones deportivas cubanas a las más importantes competiciones internacionales desde 1946 hasta 1955.

    La primera incursión olímpica de Ángel fue en Londres, 1948, donde participó en las tres pruebas de la velocidad plana. No resultó finalista en ninguna de ellas, pero ello no fue sorpresa pues no podía esperarse gran resultado de los atletas cubanos quienes no recibían la atención ni el apoyo del gobierno para tan importante compromiso. Tal era la ignorancia y la marginación a los deportistas, que tenían que enfrentar las cargas de entrenamiento luego de la extenuante jornada laboral y sin contar tan siquiera con una prioridad médica, alimenticia, de calzado o vestimenta.

    Los años 50 fueron los de mayores conquistas para su carrera deportiva; además de su participación en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe de Ciudad Guatemala, 1950 y Ciudad México, 1954 (escenario de su gran victoria), participó en los primeros Juegos Deportivos Panamericanos de Buenos Aires, 1951 y en los segundos de Ciudad México, 1955; también asistió a los Juegos Olímpicos de Helsinki, 1952, esta vez en los 200 y 400 metros planos, teniendo mejor participación que en la cita de Londres, 1948, pues arribó a cuartos de final en los 200 metros planos.

    Su quehacer competitivo en los grandes eventos internacionales proporcionó a Cuba cuatro medallas en Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe y una en Juegos Deportivos Panamericanos.

    En los Centroamericanos de Barranquilla, 1946, conquistó medalla plateada en el relevo 4 x 400 metros con tiempo de 3.21.4 minutos. Cuatro años después en la lid regional de Ciudad Guatemala obtiene nuevamente el metal plateado en el relevo 4 x 400 metros con un tiempo de 3.19.0 minutos.

    Posteriormente en Buenos Aires, 1951, llegó su medalla panamericana en el relevo 4 x 100 metros donde los cubanos cronometraron 41.25 segundos para un segundo lugar, y a la vez válido para la segunda mejor marca mundial de ese año, los restantes miembros del relevo fueron Farrés, Mazorra y la estrella cubana de los 100 metros planos, Rafael Fortún, con quien le unió entrañable amistad.

    En 1954, en los VII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe de México, además de su gran victoria en los 400 metros planos ante el gran favorito el jamaicano George Rodhen, contribuyó valiosamente al tercer lugar del equipo cubano en la prueba 4 x 400 metros que realizó tiempo de 3.17.83 minutos, mejor marca del relevo cubano ese año.

    El tiempo de 47.9 segundos, válido para derrotar al campeón jamaicano, se mantuvo como registro nacional hasta el 28 de junio de 1959, día en que Emigdio Torres cronometrara 47.8 para cesar así el período de 9 años que recogiera a Ángel García como el cuatrocentista más veloz de Cuba.

    Su última participación en grandes eventos fue en los Juegos Deportivos Panamericanos celebrados en México, 1955, donde ya pesaban para desarrollar altas velocidades en la pista su duro bregar en lo social y deportivo, no obstante, en el relevo 4 x 100 metros había que contar con los cubanos, pero una lesión de Rafael Fortún impidió la feliz actuación y finalizaron en séptimo lugar.

    El año 1956 fue sin dudas el más triste en la trayectoria deportiva de este maravilloso atleta, quien con su sonrisa y afabilidad emocionaba a tantos cubanos cuando lo veían desplazarse con gran soltura y coraje sobre las pistas. Ese fue el año del adiós definitivo a su quehacer atlético. Ángel García dejaba las pistas aún cuando su rendimiento de 50.2 segundos lo ubicó como el tercer corredor más veloz del país en la temporada. Con el retiro le correspondía asumir otra etapa, que sería la total consagración al trabajo para seguir siendo ejemplo como en las pistas.

    En 1957 y 1958 se desempeñó como inspector del tabaco en Viñales.

    Llegó el triunfo de la revolución en enero de 1959 y para él la aurora cambiaría su sentido, quedarían atrás las penas y humillaciones para cambiar el triste pensamiento del pasado por la esperanza de una existencia cada vez más plena y feliz.

    Fue el amor a la Patria, su identidad de cubano y la plena identificación con la revolución la que alimentó sus fuerzas para entregarse con sobrada abnegación a las responsabilidades laborales donde el país reclamaba su presencia.

    Desde el año 1959 se desempeñó como jefe del departamento de áreas verdes de su natal municipio Viñales. Posteriormente asumió importantes tareas, entre ellas, el chequeo y control de la campaña de alfabetización, integró los consejos voluntarios deportivos brindando sus experiencias como gran atleta en la avanzada del desarrollo de la Cultura Física en el país. Fue fundador del Instituto Nacional de Deportes y Recreación (INDER). En 1973 se desempeñó como responsable de actividades deportivas y coordinador del deporte en su municipio Viñales.

    En 1980, al reclamo de la provincia de Pinar del Río para que prestase su aporte más directo en la formación de los nuevos campeones, acepta la propuesta de entrenador del área de velocidad de la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético Provincial ?ESPA? Osmani Arenado, donde obtuvo importantes logros.

    Fruto de su desempeño como formador de atletas de alto rendimiento es Jorge Luis Crusellas, quien logró 45.65 segundos, en 1995, para inscribirse entre los más destacados cuatrocentistas del país de todos los tiempos.

    Su valiosa contribución a la formación de las nuevas generaciones de atletas fue incesante; hasta que el 25 de enero de 1996, cuando tenía 76 años de edad le sorprendió la muerte.

    Dejó de existir físicamente Ángel García, pero nunca en la memoria y los corazones de los cubanos el hombre humilde y afable, el campeón digno, el trabajador incansable por defender las conquistas de la revolución, el batallador por su superación quien con más de 60 años de vida obtuvo el título de Profesor de Educación Física.

    Sus éxitos y ejemplar conducta le hicieron merecedor del reconocimiento en 1965 como uno de los veinte atletas cubanos más destacados de todos los tiempos. Recibió en 1974 el diploma Giraldo Córdova Cardín por sus servicios destacados a la patria; también ese año se le acreditó una placa como atleta destacado en el Área Centroamericana. En 1989 le otorgaron la orden al mérito deportivo.

    Además de todos esos reconocimientos, el premio mayor es el lugar en la historia deportiva cubana. Siempre estará aquí en las nuevas generaciones de deportistas guiando con su ejemplo el camino para un atleta de todos los tiempos.

    La historia no lo traicionará. García habrán otros; pero "Ángel de los 400 metros", solo uno, él.

Gracias por tu legado.


Bibliografía

  • Montesinos. Enrique. (1992). Juantorena. Ídolo de Montreal. Madrid, Villaverde Alto.

  • Pedroso Paula, Alexis (1991). ¡Corre Angelito, corre! Trabajo de Diploma. Tutora: Antonia Afre, M. ISCF "Nancy Uranga Ramagoza". Pinar de Río.


Entrevistas

  • Aragó, Raúl. Ex-entrenador de Ángel. (1998). Entrevista efectuada por Ariel Muñiz. La Habana.

  • Fuentes, Basilio. Estadístico de la Federación Cubana de Atletismo. (1998). Entrevista efectuada por Ariel Muñiz. La Habana.

  • García, Eva. Hija de Ángel. (1998). Entrevista efectuada por Ariel Muñiz. La Habana.

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