Otro enfoque para una Educación Física ¿Gerontológica? | |||
Licenciada en Educación Física, FHYCE - U.N.L.P. Alumna de la Maestría en Educación Corporal, FHYCE - U.N.L.P. Profesora en Educación Física con Orientación Gerontológica. H.P.C- S.A.T.E. M.D.P. |
Débora Paola Di Domizio dedido@hotmail.com (Argentina) |
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Este trabajo ha sido elaborado para cumplimentar con la etapa de evaluación del Seminario Epistemología de las Prácticas Corporales con motivo de mi recorrido académico en la Licenciatura Extraordinaria en Educación Física dependiente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, estudios que he completado con gran afecto hace más de dos años, en el marco de un convenio celebrado entre el Instituto Superior de Formación Docente Nº 84 de la ciudad de Mar del Plata y la Universidad Nacional de La Plata (2002-2004)
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 107 - Abril de 2007 |
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"Pero tanto las propuestas teóricas sobre longevidad, como las relacionadas con el envejecimiento, presentan el alto riesgo de ser vistas
-o presentadas- como verdades absolutas, basadas en concepciones biológicas, a las que no se escapa la idea de la eterna juventud.
Y verdades absolutas o no, de toda suerte refieren sólo una parte del ser humano que es multidimensional y que como plantea Maturana
"es constitutivamente social. No existe lo humano fuera de lo social. Lo genético no determina lo humano, sólo funda lo humanizable.
Para ser humano hay que crecer humano entre lo humano". (Márquez Herrera, A. M: 1998)
Introducción
A través de esta indagación intelectual que supone una búsqueda, una problematización e, incluso, una revisión que apunta a conocer las prácticas corporales en la vejez, la propuesta de este trabajo consiste en la lectura crítica del capitulo 6.8 del texto: "Teoría del Movimiento: Síntesis de una teoría de la motricidad deportiva bajo el aspecto pedagógico", de Kurt Meinel, en colaboración de Gunter Schnabel. (Editorial Stadium, 1987).
El análisis que propongo pretende tanto ampliar ciertas ideas planteadas como reformular otras.
Este texto de Meinel en particular, así como muchos otros que abordan la cuestión de la motricidad en la vejez son consultados por estudiantes del Profesorado en Educación Física, "lo que hace que los estudiantes reciban los conocimientos teóricos como cuerpos estáticos, reedificados, separados de sus lógicas de producción y transmisión, con lo que reciben no solo un conocimiento, sino también una determinada posición respecto del conocimiento"1.
En cuanto al planteo de este texto que examinaré, considero que se trata de un conocimiento acrítico, desactualizado y descontextualizado, sin vigilancia epistemológica, el cual se sustenta en la lógica físico-deportivista inscripta en una perspectiva higienista y, a decir de Foucault, "en un orden de la normalización y medicalización". (Crisorio, 2003: 25)
En este sentido, me preocupa especialmente que se aborde el texto sin una mirada reflexiva y actualizada, ya que este material bibliográfico, que alienta teorías reduccionistas y centradas en el desarrollo "normal" del niño (desde un punto de vista biológico), es consultado por el alumnado en distintas Instituciones de Formación Docente2 y por algunos profesores, quienes suscriben al "paradigma involutivo de la vejez".
En primer lugar, cabe destacar que el autor diferencia distintos períodos en la adultez tomando como referencia la edad cronológica:
"Debido a que en las consideraciones subsiguientes sólo se pretende realizar una caracterización esquemática de la ontogénesis motora, parece apropiado, también desde el punto de vista pedagógico-práctico-deportivo- diferenciar las siguientes etapas:
". (Meinel 1987: 402)
la adultez inicial (aproximadamente de los 18/20 a los 30/35 años de edad),
la adultez media (aproximadamente de los 30/35 a los 45/50 años),
la adultez avanzada (aproximadamente de los 45/50 a los 65/70 años),
la adultez final y la vejez (de los 65/70 años en adelante)
Mediante el análisis del libro mencionado haré especial hincapié en reformular los conceptos acerca de la motricidad en las etapas denominadas por el autor "adultez avanzada" y "adultez final y la vejez".
No obstante, es importante destacar que no considero conveniente postular una clasificación o caracterización teniendo en cuenta la edad cronológica, pues ésta es definida únicamente de acuerdo con la cantidad de años. Este criterio restrictivo no aporta datos sobre la biología del sujeto (cambios que con el transcurso de los años se van produciendo en los distintos aparatos y sistemas). Esta edad estaría en relación con la edad social. En este sentido el envejecimiento lleva consigo cambios en la posición del sujeto en la sociedad, debido a las responsabilidades y privilegios que dependen de la edad cronológica. "Un concepto asociado a esta es el de adulto mayor"3. De todos modos este concepto, no determina diferencias individuales en los sujetos, tales como los acontecimientos vividos, las condiciones ambientales, las circunstancias económicas y culturales del nacimiento, la valoración de los sucesos propios y ajenos, el tipo de educación recibida, la posibilidad de realizar prácticas corporales a lo largo de su vida o la motivación para acercarse a ellas.
En el prólogo, el autor explica:
"La obra tiene reconocimiento en el campo de las Ciencias del Deporte y en especial de la pedagogía deportiva, de la cual podrán extraerse conceptos para aplicar en otros campos específicos como lo son la educación física escolar, el deporte de alto rendimiento y el deporte recreativo. Siendo una de las obras más citadas en las publicaciones científico-deportivas de los últimos años."
Según mi criterio, la línea académica en la que se inscribe Meinel podría estar asociada, en primer lugar, con la tradición histórica de la Escuela Alemana de Gimnasia, cuyos principales exponentes son Guts Muths y F.L. Jahn, si bien estos dos autores difieren en lo que respecta a sus finalidades, a sus objetivos, a sus técnicas y a sus metodologías4.
En segundo lugar, se asocia con un enfoque empírico positivista, característico del paradigma físico deportivo, desde donde se quiere prescribir a la educación física y al deporte en orden a los estatutos y leyes de la anatomía, la fisiología, la biomecánica, en fin, desde la lógica del entrenamiento deportivo y sus aplicaciones al campo de la prevención de la salud. Consecuentemente la resultante es una Educación Físico Deportiva centrada en la apropiación de técnicas de adiestramiento corporal definidas con arreglo a los principios científicos del entrenamiento físico y técnico, pero de muy dudoso valor educativo, porque busca el logro de una eficiencia motriz específica y se sustenta en el análisis de una práctica deportiva institucionalizada. De acuerdo con Crisorio y cols. "La Educación Física se reduce a un espacio de aplicación, se constituye en la manifestación pedagógica donde el conocimiento científicamente adquirido se aplica técnicamente a la enseñanza"5.
En tercer lugar, el enfoque positivista busca la generalización. Su preocupación por la búsqueda de leyes universales de la conducta humana, al tiempo que su atención exclusiva a comportamientos observables y afán por la precisión y cuantificación de acciones y comportamientos, le llevó a prescindir de todo aquello que no fuese en esa dirección, lo que implicaba la aceptación de los presupuestos mecanicistas, estáticos y ahistóricos propios del paradigma positivista6.
Considerada a partir de los 50 años, "… la adultez avanzada: los años de reducción acentuada del rendimiento motor". También es ilustrativa la siguiente expresión: "…sobre algunas características típicas de la conducta motora y de la conducción de movimientos en la adultez final y la vejez: los años de la involución motora manifiesta." Teniendo en cuenta estas citas, no parece arriesgado afirmar que el posicionamiento en este paradigma resulta una contribución a reforzar la idea de involución motora manifiesta a la que hace referencia el propio autor.
Continuando con el análisis, es pertinente detenerse en las observaciones acerca de las últimas etapas del desarrollo motor del ser humano, de los resultados y en la preocupación por la mejora en la ejecución técnica y en la condición física de las personas7.
Ante este panorama, surgen algunos cuestionamientos; así, es posible preguntarse a quién pertenece esa técnica y en qué sentido puede considerársela eficaz o respecto de quién se considera la reducción del rendimiento motor, pues no serán los mismos resultados si se toma a adultos jóvenes entrenados como término de la comparación o a otro grupo.
Por supuesto que estas objeciones no pretenden negar que exista un enlentecimiento de funciones que se debe a los cambios biológicos que tienen lugar normalmente en el cuerpo humano. Sin embargo, en el caso de los sujetos que me preocupan, es necesario tener en cuenta otros factores relacionados con el entorno histórico-social donde se encuentran inmersos o, incluso, con experiencias vitales particulares. Estos factores y estas experiencias también proporcionan datos que contribuyen a la comprensión tanto de la motricidad del adulto mayor como de las razones por las que no comparte dicha motricidad.
A continuación, serán ampliados factores determinantes formulados por Triado Tur (2001), ya que los mismos son aspectos soslayados en el análisis de Meinel. A saber:
Factores históricos sociales: determinantes bio-socio culturales
Significación que poseen los adultos mayores acerca de la vejez.
Efectos generacionales.
Representaciones culturales acerca del cuerpo como ideal estético.
Prácticas deportivas o gimnásticas que no pueden apropiarse por que están pensadas para una elite.
Creencias o mitos existentes acerca de la actividad física en la vejez.
Cuestiones culturales que asocian el género con ciertas capacidades físicas.
La tradición histórica que vincula la actividad física a una cuestión medica, preventiva, higiénica.
Factores no normativos: determinantes de experiencias vitales particulares
Enfermedades.
Duelos. Divorcios. Accidentes.
Imagen corporal y autoestima.
Experiencias previas de prácticas corporales deportivas o gimnásticas.
Asistencia a actividades estético-expresivas.
Prácticas corporales individuales o de conjunto.
Escolarización y nivel educativo.
Percepción de su estado de salud.
Estilo de vida (mayores o menores recursos económicos).
Todos estos factores son responsables de las diferencias en la motricidad, tanto entre distintas generaciones como entre miembros de una misma generación.
Otros conceptos del texto que merecerían someterse a revisión son los siguientes:
Tomar como punto único de consideración y análisis las características motoras y las capacidades de rendimiento motor.
La búsqueda de rendimientos deportivos altos en la adultez avanzada.
La utilización del concepto "involución motriz".
La relación entre el abandono de la actividad laboral y los fenómenos asociados a ello.
La consideración de que hay una reducción de la calidad en las actividades motoras.
La asociación cuerpo-máquina que se pone de manifiesto en todo el capítulo seleccionado.
Ante estas ideas de las que pretendo distanciarme intelectualmente, me permito volcar algunas reflexiones:
El autor considera como punto de análisis exclusivamente las características motoras y las capacidades de rendimiento motor, limitando la corporeidad del hombre a un sólo aspecto: el físico-deportivo. Las teorías mecanicistas sobre el cuerpo no alcanzan a explicar globalmente un fenómeno tan complejo como el del movimiento humano, el cual incluye factores subjetivos, sociales, afectivos, culturales e, incluso, políticos y económicos. Únicamente enfatiza en las características físicas y biológicas, estrechando la atención en el desarrollo físico-motor, no reparando en procesos histórico-culturales que la condicionan. Entonces, la principal objeción apunta que no concibe al hombre como un sujeto histórico, contextualizado, constitutivamente social.
Por mi parte, considero que el profesor en Educación Física debe escapar al modelo según el cual "Educación Física" es un sinónimo equivalente de "Deporte" y de "Entrenamiento". Esta ecuación reductiva excluye a los adultos mayores, debido a que ellos no encuadran en ese patrón técnico ideal. En ese sentido, crear, buscar y proponer otro tipo de tareas para este grupo puede resultar un verdadero desafío.
Respecto de la obtención de rendimientos deportivos altos en la edad avanzada, el mismo autor pone en duda la utilidad de cargas tan extremas para la salud, dados los riesgos que implican las mismas, especialmente en el sistema músculo-esquelético y articular así como el stress psicológico que conllevan.
El slogan que reza "deporte es salud" está siendo fuertemente cuestionado (para cualquier grupo etáreo) por diversos autores (Vicente Pedraz, Carvalho) debido a que remarca una idea carente de sustento epistemológico, según la postura de un destacado número de investigadores. No obstante, el autor deja entrever su aspiración por la consecución de máximas performances al practicar la "actividad deportiva". Considero que Kurt Meinel no enfatiza situaciones de enseñanza que propicien la consecución de aprendizajes en los sujetos participantes, la recreación, la socialización e integración, tan importantes ya que "este grupo tiene limitadas sus oportunidades de participación social para que puedan seguir ejerciendo roles con compromiso"8.
Es claro que el autor no tiene en cuenta que muchas personas acuden a las prácticas corporales (en particular, de la educación física) por primera vez en sus vidas, por lo que realizan actividades novedosas para ellas, de modo que el rendimiento deportivo y las máximas performances no integran su horizonte de expectativas. De acuerdo con mi experiencia personal -que no pretendo presentar como general-, la mayoría acude por prescripción médica, aunque el deseo de involucrarse en prácticas de aprendizaje, el placer, el ocio y la búsqueda de ampliar el círculo social de pertenencia con nuevas amistades son también motivos que impulsan a iniciar este tipo de actividades.
En el campo de las prácticas corporales: "¿en qué parámetros nos basamos? ¿Contra qué o quiénes se compite? ¿Qué conductas afianzamos? ¿Angustia? ¿Frustración? ¿Cuáles serán los sentimientos de aquellos viejos que quieran sostener preocupados una exigencia que compite con el recuerdo de su juventud?" (Fajn, 1999)
El autor utiliza el concepto de "involución motriz" para referirse a las características motoras de lo que él denomina última etapa. La representación social que recae sobre el término involución motriz, lo asocia también a un estado patológico, de decrepitud, peyorativo, visto como algo cerrado que ya no tiene solución. Discrepo con esta posición, en tanto sostengo que ni el proceso de envejecimiento, ni la vejez como etapa del ciclo vital son enfermedades o procesos involutivos. Por el contrario, se trata de momentos propios en el desarrollo humano (evolutivo) y, como en otras etapas, hay una motricidad con características propias, con ganancias y pérdidas.
Según algunas perspectivas teóricas, el desarrollo motor es inexistente en la vejez ya que describen a esta etapa de la vida en términos de involución en general y, en particular, de involución motora. Utilizar esta terminología crea sentidos, condiciona y prescribe las prácticas de la Educación Física.
Considero necesario, desde nuestra área, adoptar una posición crítica frente a esta visión involutiva de la vejez ya que excluye a las personas mayores de un sinnúmero de prácticas corporales de la Educación Física. Dicha concepción decremental de la vejez, también contribuye a subestimar las posibilidades de aprendizaje motor en el adulto mayor.
Meinel postula una noción de aprendizaje motor vinculada a los procesos de maduración y desarrollo físico, que es el equivalente al de crecimiento corporal, aceptando la edad cronológica como la variable organizadora primordial a lo largo de la vida. De este modo, se ofrece una visión evolutiva (biológica): crecimiento en la niñez y adolescencia y declive en la madurez y senectud. Según este criterio el desarrollo de la conducta se ve afectado principalmente por los procesos internos madurativos. En esta concepción, hay prescindencia de la consideración de factores sociales y culturales, cuando estos son los elementos básicos para entender el desarrollo en todas las etapas del ciclo vital. (Triado Tur: 2001)
Visto que el aprendizaje motor en las personas mayores no comparte parámetros o aspectos generales9 que ocupen el interés de la gran mayoría de las investigaciones realizadas en el campo del aprendizaje, se lo ha excluido de todo estudio, y cuando se lo ha tenido en cuenta, se lo ha enfocado hacia la imposibilidad de adquisición de nuevas destrezas. No debemos relacionar aprendizaje motor con logros máximos en actividades netamente deportivas, porque como los logros, efectivamente, difieren de los de la juventud o adultez, se corre el peligro de homologar vejez y deterioro. Y aquí la práctica corporal sería adecuada únicamente para prevenir, curar o retardar el envejecimiento.
Según Kurt Meinel,
"La disminución del rendimiento motor en este período alcanza por lo general una magnitud tal que se vuelve claramente visible en la motricidad general del individuo, por lo que este período se denomina como la etapa de involución motora manifiesta. Estos fenómenos comienzan o se incentivan frecuentemente al abandonar la actividad laboral, relacionándose causalmente en muchos casos con ese acontecimiento." (1987: 421)
Aquí el autor está aceptando como umbral de vejez la edad que señala la legislación laboral como de abandono de la vida económicamente activa.
Esa idea no surge azarosamente sino que es producto del tipo de sociedad capitalista a la que pertenecemos: una sociedad asentada sobre la productividad y el consumo, con enormes adelantos tecnológicos, donde la atención está puesta en aquellos que pertenecen a la rueda productiva. "Un modelo económico reinante que da un lugar particular a su población que deja de ser económicamente activa". (Fajn S: 1999)
Para el análisis resulta significativo contextualizar este libro, pues su producción se enmarca en el período de esplendor de una teoría, que condensaría en parte ese pensamiento, originada ya hace varias décadas, la cual tiene aun vigencia.
La Teoría del Desapego o de la Desvinculación fue desarrollada en 1961 por dos investigadores norteamericanos, Cummings y Henry, de acuerdo con ésta, hay una necesidad del sujeto envejescente a desvincularse, considerando esto como una conducta adaptativa, universal y necesaria (con el objeto de dar respuesta a los problemas derivados de una sociedad de producción capitalista). De esta manera, el sujeto se aparta sistemáticamente de toda interacción social y este proceso es buscado por él, apoyado por el lógico declinar de sus capacidades sensorio-motrices, preparándose para la muerte. Este desapego cumple secundariamente una función social importante al no interferir con un adecuado desarrollo económico de las generaciones más jóvenes. Según Salvarezza, "el argumento de apoyo que sostiene en esta teoría que invoca la involución de sus capacidades sensorio-motrices se está cometiendo el error tan común de juzgar la posibilidad de satisfacción que pueden obtener los viejos en sus actividades con la óptica comparativa de las personas mas jóvenes"10.
En oposición a esta teoría, creo que, luego de la jubilación, muchos adultos mayores emprenden actividades que no pudieron llevar a cabo en su juventud por las diversas obligaciones con las cuales debieron cumplir. Por ello, también retoman entusiastas actividades que alguna vez tuvieron que suspender. Considero importante aquí tener presente el concepto de educación como proceso permanente, que supone aceptar una irrestricta posibilidad de recurrencia a la educación cada vez que se desee o necesite a lo largo de la vida, por períodos de variada duración y con dedicación total o parcial. Y, por otra parte, se refiere a la posibilidad de alternancia entre el quehacer educativo y otros quehaceres (trabajo o cualquier otro tipo de actividad o experiencia)11.
Sostengo que no hay una reducción en la calidad de las actividades motoras. Pienso, en cambio, que hay muchas calidades de ejecución motriz, debido a la heterogeneidad de los participantes que concurren a las prácticas se debe tener en cuenta el envejecimiento como un proceso diferencial individual y social.
Y, como hablamos de personas, de seres humanos, no se puede olvidar que "la vejez no es una sola, las maneras de envejecer son tantas como diferentes personalidades hay. A esto cabría agregarle que hay tantos tipos de vejez como posibilidades se hayan tenido en la vida, como ambientes se hayan podido disfrutar o se hayan tenido que padecer, etc."12
Para finalizar el texto, el autor ejemplifica con un dicho muy popular que es utilizado en Alemania: "…lo que no se mueve se oxida... y lo mismo se comprueba especialmente en las personas ancianas, por ello es que se debe procurar no abandonar de ningún modo la actividad deportiva". (1987: 422)
La mención de esta metáfora pone en evidencia y enfatiza el marco teórico que sostuvo el autor sobre su concepción acerca del sujeto adulto mayor, así como las líneas generales en las que se traduce su propuesta de una motricidad en la vejez.
La metáfora del "cuerpo máquina" representa al dualismo, concepción filosófica que considera al cuerpo como un instrumento de acción, un objeto a considerar a partir de una funcionalidad que lo trasciende.
Esta metáfora en relación con el movimiento es la noción del cuerpo como instrumento de acción motriz. El movimiento del cuerpo humano se equipara, entonces, al de cualquier otro objeto que se mueve y, como tal, puede ser medido, controlado y analizado cuantitativamente. Por esto, es una concepción utilitarista porque el movimiento y su resultado son definidos y valorados siempre, exclusivamente, en función de su propósito, con lo que la eficacia o eficiencia -determinadas por el análisis cinemático, biomecánico, kinesiológico o fisiológico- se convierten en finalidades inherentes a la acción motriz.
Distintos autores coinciden en que la "metáfora del cuerpo máquina", al subrayar los aspectos funcionales del cuerpo humano, más que ilustrar contribuye a dar sentido al concepto de corporeidad en una doble dirección. En primer lugar, al destacarse únicamente sus componentes mecánicos, indirectamente se marginan otros aspectos menos objetivables del movimiento. En segundo lugar, la comparación entre el ser humano y la máquina contribuye a configurar una visión racionalista y tecnocrática de la motricidad.
El énfasis en la comprensión puramente anátomo-fisiológica, en la eficacia y la eficiencia motriz, en la medición de resultados y la preocupación por la mejora en la ejecución técnica y en la condición física son algunos de los principios en los que se basa el autor para implementar su propuesta.
Para terminar, me interesa señalar que es reciente el debate sobre la motricidad en la vejez. Según Mariano Giraldes, la motricidad humana es un fenómeno mucho más amplio que la mera motricidad deportiva o gimnástica13.
Es menester que la Educación Física tenga en cuenta el proceso de envejecimiento como un camino de crecimiento, estructurado en torno al tiempo, marcado por cambios. Lo social lo influye y lo determina en el más importante grado y forma parte de lo multifactorial del desarrollo humano.
Los profesores en Educación Física debemos desterrar estereotipos, representaciones negativas acerca de la vejez, desmitificarla como improductiva luego de la jubilación, la pasividad o la involución como algo normal.
Licenciada Cristina Hernández. Profesora en Educación Física.
Agradecimientos
Profesor Francisco Aiello. Licenciado en Letras.
Crisorio R. y Furlán A. / GEPDEF (2004) Informe Final del Proyecto de Investigación: distintas pedagogías en la formación docente (2000-2003) La Plata. Inédito.
Institutos Superiores de Formación Docente No universitarios: carrera en Educación Física, Profesorados universitarios en Educación Física, otros.
Huenchuan Navarro, S. (1998-1999) Vejez, Género y Etnia. Acercamiento a un enfoque de las diferencias sociales. Revista de Educación y Humanidades Nº 78. Universidad de la Frontera. Temuco. Chile.
La información fue proporcionada por la Profesora Cristina Hernández -Licenciada en Educación Física. ISFD Nº 84. MDP.
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Un ejemplo que me interesa destacar son los tests propuestos por la literatura del área/ disciplina para evaluar la condición física funcional de los adultos mayores. En la mayoría de los casos, estos buscan evaluar solamente la capacidad de rendimiento motor y están diseñados teniendo en cuenta características físicas y funcionales de personas jóvenes (ideales) por lo que aplicarlos, reproducirlos con sujetos de la tercera edad, resulta inapropiado, de difícil ejecución e inseguros para muchos adultos mayores.
Fajn S., (1999) La actividad en la vejez: Sobre las teorías del envejecimiento. Revista Gymnos Nº 1.
Es menester hacer referencia aquí a La Teoría Madurativa de A. Gesell. El autor estudió a un gran número de niños y estableció generalizaciones en base a parámetros de desarrollo normal, utilizando un criterio madurativo según edades. ¡Pero..., es necesario que los modelos de cambio evolutivos sean más comprensivos y nos permitan trascender las limitaciones restrictivas establecidas por los biólogos y asumidas por muchos especialistas en el desarrollo infantil, ya que en esta concepción también hay prescindencia de la consideración de factores sociales y culturales!
Op. Cit.
Romero Brest, Gilda L. (1972) "Lifelong education: an alternative strategy for educational planning". Centro de investigaciones en Ciencias de la Educación. Instituto Di Tella. Buenos Aires.
Op. Cit.
Giraldes M., Brizzi H., Madueño J.A., (1994) Didáctica de una cultura de lo corporal. Ediciones del Autor. Buenos Aires.
Notas
Bibliografía
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