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Fósil Manchado

Vuelve la sangre desde el cretácico
a manchar las arenas neuquinas,
absurda y docente
como un marca de tiza
escrita sobre el polvo del suelo.

Los dinosaurios que aún quedan
gobernando la miseria del presente
insisten, insisten.

Ordenan sus matanzas,
entrenan a las bestias,
alimentan su carroña
y su armamento
creyendo
que la obediencia debida,
la impunidad de la manada,
y el dominio de nuestra paciencia
asegurará el uso de sus feudos de caza.

Cerebros pequeños
en grandes cuerpos animales
gobernando aún las arenas
del Neuquén.

No han evolucionado,
no han aprendido, nada.

Saurios dirigentes,
últimos tiranos mostrando su extinción
en la voraz hambruna del petróleo
que ellos mismos algún día formarán.

(ni siquiera eso aprendieron...)

Ocupando el poder
que les hemos dado los pequeños,
los mamíferos aterrados.
los que que aprendimos
la química de nuestros profesores
ocultos en las cuevas de la pobreza,
y en las bardas de los ríos.

Los padres temerosos protegiendo
a nuestros hijos
de la vista de los monstruos,
para asegurarles,
con la letra prolija y clara de un docente,
su inconfundible futuro cenozoico.

Fuentealba y su alquimia a la pobreza
nos deja entre los dedos
las valencias y el enlace,
sale de la cueva,
muestra con la tiza
el camino contra el feudo
orbitando su derecho
a la enseñanza de las crías
y el castigo a los culpables.

Deja con la marca de su sangre en las arenas
un fósil permanente
para que,
como mamíferos pequeños,
temerosos e indolentes
iniciemos entre todos
el fin
de la era
de las bestias.

Alfredo Rosso
(Holoceno) Abril 2007

En memoria
del Profesor Carlos Fuentealba asesinado
en el Neuquén

(Enviado por Rolando Schnaidler)

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revista digital · Año 11 · N° 107 | Buenos Aires, Abril 2007   © 1997-2007 Derechos reservados