efdeportes.com
Una aproximación conceptual y taxonómica a
las actividades físicas en el medio natural

   
Universidad de Almería.
(España)
 
 
Dr. Antonio Granero Gallegos
agranero@ual.es
 

 

 

 

 
Resumen
     El presente trabajo pretende realizar una aproximación conceptual a las actividades físicas en el medio natural y, a pesar de la comprensible dificultad que conlleva la definición de estas prácticas y de las distintos términos utilizados para referirse a las mismas, se ofrece una revisión de los trabajos de distintos autores en este sentido, que unas veces se torna más educativo y otras es tratado más desde la perspectiva recreativa y social. Asimismo, se intenta una aproximación taxonómica a este variado ámbito, pues el creciente número de prácticas físico-deportivas y recreativas, algunas novedosas y otras como adaptación de los deportes tradicionales, ha supuesto que sus denominaciones sean tan variadas y plurales que son numerosos los autores que en los últimos años han confeccionado clasificaciones y taxonomías, así como diferentes aclaraciones terminológicas, para intentar poner orden en este entramado campo. Finalmente, se plantean una serie de cuestiones a modo de reflexión en torno a las actividades físicas en el medio natural como contenido el área de Educación Física y de la acción educativa para un uso social, pero racional, del medio natural, sobre todo en un momento de gran presión y especulación urbanística, que afecta también al entorno natural.
    Palabras clave: Actividades física. Medio natural. Taxonomía.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 12 - N° 107 - Abril de 2007

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Introducción

1. Conceptualización de las actividades físicas en el medio natural

    Resulta comprensible que no sea una tarea sencilla definir las actividades en la naturaleza, siendo necesario, para ello, diferenciar la finalidad perseguida por dichas actividades, bien como práctica social o como práctica educativa. Aunque es evidente que nuestra perspectiva es claramente educativa, no se debe obviar que no están exentas de las influencias circunstanciales provenientes de la práctica social.

    Las actividades físicas en el medio natural como práctica social se caracterizan por la relación que se establece entre la actividad física y el medio natural, en el que éste último adquiere una función más utilitaria y funcional. Así, la actividad física que se da en este tipo de prácticas está enfocada, cada vez más, a la ocupación del tiempo de ocio, al esparcimiento, recreación y ocupación del tiempo libre, aunque también, y de manera más tradicional, al rendimiento, al dominio y al esfuerzo físico.

    Desde el punto de vista educativo, el tipo de actividades físicas en el medio natural que se han de promover en la escuela debe ser un contenido más, susceptible de desarrollarse tanto en un ámbito escolar, como extraescolar. Su característica principal, afirma Santos Pastor (2003), es la estrecha vinculación que existe entre la actividad física y el medio natural, cuya labor, en este caso, es educativa y formativa desde la globalidad. El papel del medio será el de servir de escenario y ofrecer un contexto de aprendizaje singular, mientras que la acción motriz será la que permita acceder al mismo.

    Si entendemos por medio el elemento en el que vive y se desarrolla un ser o conjunto de seres, y por natural todo lo producido por la naturaleza, aquello que se opone a lo artificial, el medio natural es el elemento (en el sentido más amplio) en el que viven los seres que pueblan la tierra y, en un sentido más estricto, el espacio de la naturaleza no alterado por el hombre. Pero como ya prácticamente no quedan espacios de estas características, se considera el medio natural o entorno natural a: los espacios no modificados por el ser humano (la alta montaña); los espacios no modificados excesivamente por el ser humano (la montaña en general); los espacios muy explotados o modificados por el ser humano, en los que ha cesado la actividad humana fundamental (agricultura, ganadería, canteras, minería, etc.) que han sido abandonados.

    A pesar de la dificultad de su conceptualización, se puede decir que por actividades en la naturaleza se entiende, el estudio y desarrollo de todos aquellos movimientos y técnicas necesarias para la utilización del medio natural según los principios pedagógicos. Tierra Orta (1996) hace referencia a las mismas entendiéndolas como un conjunto de actividades de carácter interdisciplinar que se desarrollan en contacto con la naturaleza, con finalidad educativa, recreativa y deportiva, y con cierto grado de incertidumbre en el medio. Se he de tener en cuenta la aportación de Funollet (1989), considerando las actividades en la naturaleza como aquellas que se desarrollan fundamentalmente fuera del lugar de residencia, en el medio poco habitado y poco modificado por el hombre, a pesar de que, a veces, sobre todo en los procesos de aprendizaje de algunas técnicas, se utilicen medios artificiales.

    Por actividades en el medio natural se entiende: "desplazarse por el entorno físico interactuando con sus elementos" (Ascaso et al., 1996, p. 31); "aquellas que promueven y estimulan la vida en la naturaleza" (Bravo Berrocal, 1996, p. 40).

    Actividades físicas de aventura en la naturaleza; más relacionadas con el aspecto recreativo, es una denominación de Olivera y Olivera (1995), intentando englobar este tipo de actividades que representan los nuevos valores sociales acordes con la ideología de esta época postmoderna: consumismo, acercamiento a la naturaleza, individualismo y hedonismo. Se han ido incorporando en nuestra sociedad de consumo a través del ocio y del tiempo libre.

    Educación Física al aire libre es el "conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas, técnicas y recursos que permiten desenvolverse o practicar actividades físicas lúdico deportivas en la naturaleza, con seguridad y con el máximo respeto hacia su conservación; disfrutando, compartiendo y educándose en ella" (Pinos, 1997, p. 9).

    Como expone Santos Pastor (2003, p. 53), se distinguen varios niveles de práctica, oscilando desde los más generales hasta los más especializados, pasando por los específicos. Si utilizamos la denominación genérica de Educación Física en el Medio Natural, cabría señalar a su vez: una actividad física general eminentemente educativa, que trata de favorecer el desarrollo integral del individuo (jugar al escondite) a través del contacto e interacción con el medio; una actividad específica y exclusiva del medio con intencionalidad educativa (paseo por el campo), que se distingue de la anterior porque sólo puede desarrollarse en un entorno natural. Sin embargo, en los deportes en el medio natural podrían diferenciarse entre los que utilizan el medio natural para la práctica de cualquier deporte institucionalizado (fútbol, baloncesto, etc.) y aquellos que se centran en la práctica de deportes de aventura -igualmente institucionalizados- considerados como exclusivos de éste (escalada, orientación, etc.), aunque alguno pueda trasladarse a medios artificiales (escalada en rocódromo).


2. Características de las actividades en el medio natural

    En primer lugar, indicar que las actividades físicas y recreativas en la naturaleza presentan una serie de características, que se pueden resumir en las siguientes (Sánchez Igual, 2005):

  1. Son de carácter físico-lúdico, realizándose de forma libre y voluntaria, sin imposiciones ni obligaciones de ningún tipo.

  2. No son practicadas en el seno de competiciones institucionales, no estando sujetas a reglamentación fija ni horarios.

  3. Se desarrollan por medios o esfuerzos naturales (fuerza muscular, viento, agua,…).

  4. Comportan un riesgo conocido y aceptado. En numerosas ocasiones entrañan un "desafío".

  5. Su carácter arriesgado o de compromiso, unido a complejidad técnica precisa un largo proceso progresivo de enseñanza - aprendizaje y entrenamiento físico y técnico, más acentuado cuanto mayor es el grado de exposición al peligro.

  6. Se practican en entornos cambiantes, diversos y complejos, compuesto por muchos tipos de terrenos integrados en ecosistemas sensibles a la presión recreativa.

  7. Su forma de práctica, su intensidad y su ritmo pueden variar a gusto del usuario, realizándose durante el tiempo libre y como práctica de ocio.


3. Clasificación de las actividades en el medio natural

    El creciente número de prácticas físico-deportivas y recreativas, algunas novedosas y otras como adaptación de los deportes tradicionales, ha supuesto que sus denominaciones sean tan variadas y plurales que son numerosos los autores que en los últimos años han confeccionado clasificaciones y taxonomías, así como diferentes aclaraciones terminológicas, para intentar poner orden en este entramado campo. Por un lado, Miranda, Lacasa y Muro (1995), basándose en las aportaciones de diferentes autores confeccionan una clasificación de estas prácticas en función al calificativo aplicado, mientras que Olivera y Olivera (1995) proponen una clasificación taxonómica de las actividades físico-deportivas de aventura en la naturaleza estableciendo dos agrupaciones: según los ámbitos de actuación y según la dimensión corpóreo-emocional.

    Otra propuesta es la realizada por Funollet (1995), que considera que cuando se realizan estas prácticas siempre están presentes, como mínimo, tres elementos: el practicante, el material y el espacio de práctica, clasificándolos en función de los mismos. Canales y Perich (2000) las ordenan según el nivel de accesibilidad, mientras que Guillén, Lapetra y Casterad, (2000) lo hacen según el medio físico y la dificultad o exigencia propia de cada actividad; Acuña (1991) las clasifica según el valor que se persigue con la práctica de estas actividades y Pinos (1997) elabora una clasificación más enfocada a comprender el trabajo en la escuela.

    Veamos a continuación algunas de estas clasificaciones en función de los diferentes criterios empleados.


    3.1. Según el elemento implicado

    Tradicionalmente se han clasificado las actividades en la naturaleza según el medio físico implicado en su desarrollo:

  1. Actividades de tierra: bicicleta de montaña, marcha ecuestre, trekking, marchas, campo a través, acampada, montañismo, escalada, espeleología, carrera de orientación, turismo ecuestre...

  2. Actividades de aire: parapente, puenting, benjing, ala delta, paracaidismo, vuelo sin motor, aerostación...

  3. Acuáticas: natación, waterpolo, natación sincronizada, socorrismo, natación con aletas, descenso de barrancos...

  4. Actividades del mundo animal: pesca, caza, equitación.


    3.2. Según el uso que hacemos de la naturaleza

    Como expone Sánchez Igual (2005), esta clasificación es utilizada desde los años setenta y diferenta entre actividades básicas en la naturaleza (desplazamientos y permanencias) y el resto de actividades. Así, se dividen en:

  1. Fundamentales. Aquellas actividades de aire libre sin las cuales no se puede realizar ningún proyecto en el medio ambiente. Son las tradicionales que están en la base de las demás (figura 1).

  2. Complementarias. Aquellas que nutren y amplían el conjunto de lo que son las actividades en la naturaleza. Son las que están cambiando continuamente, adaptadas a las nuevas tendencias de la sociedad (figura 2).


    Las actividades complementarias requieren el dominio de las fundamentales para llevarlas a cabo.

    Conviene realizar algunas aclaraciones en relación con las distintas actividades denominadas complementarias:

  • Las actividades de educación ambiental corresponden a aquellas cuyo objetivo es el conocimiento del medio y entre ellas encontramos los itinerarios ambientales, recorridos por la naturaleza, sendas ecológicas, etc.

  • Entre las actividades utilitarias o de adaptación a de la persona a la naturaleza se encuentran: primeros auxilios, salvamento, socorrismo y seguridad en montaña, juegos, pistas y rastreos.

  • Entre las actividades deportivas cabe distinguir entre deporte de aire libre (nacido en la naturaleza y sólo se practican en ella) y deporte en el aire libre (deportes adaptados para practicarlos en el medio natural). También se han adaptado deportes de aire libre al medio urbano, como la escalada y el piragüismo, acercándolos así a la sociedad. Cabe preguntarse si, dadas las características que están adquiriendo estas actividades deportivas, no faltaría añadir el grupo de deportes de aventura; en posteriores clasificaciones observamos cómo se tiende a la inclusión de este término -aventura- para definir estas actividades en el medio natural.


    3.3. Modelo taxonómico de Acuña (1991)

    Basado en el valor el valor fundamental que se persigue con la práctica de estas actividades. Este modelo supone una visión amplia de las actividades en el medio ambiente natural, destacando la gran riqueza de sensación como principal característica y persiguiendo el desarrollo integral den individuo:

  1. Actividades Promocionales: entrañan una alta participación y/o asistencia a la actividad o convocatoria.

    1. Excursiones: próximas o lejanas, por edades, familiares, de corta o larga duración, etc.

    2. Marchas ecologistas: de carácter más específico, reinvidicativo, de investigación, etc.

    3. Visitas: a parques zoológicos, cinegéticos, jardín botánico, museos de ciencias naturales, arqueológico o antropológicos.

    4. Días especiales: del árbol, del agua, del medio ambiente, de la bicicleta, etc. De carácter más urbano.

    5. Carreras pedestres: campañas para correr de diferentes tipos y modalidades, haciendo el recorrido por senderos situados en parajes naturales.

    6. Audiovisuales y conferencias: películas, ciclos de cine, diaporamas, conferencias o jornadas, que traten sobre la naturaleza.

    7. Ecoturismo: de promoción local, haciendo resaltar las riquezas naturales del entorno.

    8. Otras.


  2. Actividades Libres: entrañan un uso de los recursos naturales y artificiales próximos, facilitando espacios, medios materiales y conocimiento para su desarrollo.

    1. Circuitos vita: circuitos bio-saludables en parques, avenidas, urbanizaciones...

    2. Rutas y circuitos ecológicos: para el paseo y el descanso.

    3. Fuera del entorno urbano: sendas o senderos en espacios naturales.

    4. Dentro del espacio urbano: parques, jardines, etc.

    5. Parques de Robinsones: terrenos de construcciones.

    6. Rocódromos: instalaciones para la práctica de la escalada.

    7. Circuitos de cicloturismo: tanto urbanos como naturales.

    8. Bibliotecas y hemerotecas: específicas del medio natural y sus actividades.

    9. Ludotecas: locales y sitios de reunión en el medio natural para fomentar el asociacionismo en este ámbito.

    10. Senderos de equitación.

    11. Circuitos integrados: de todos o algunos de los componentes integrados.


  3. Actividades Programadas: con la participación inicial, según el proceso pedagógico de la actividad, de un mediador o animador; organizadas, y con continuidad en su desarrollo.

    1. Actividades fundamentales en el medio ambiente natural: marcha, acampada, orientación cabuyería, fuegos y hornillos, rastreo y acecho, observación y reconocimiento del medio (fauna, flora, relieve, hidrografía y atmósfera), construcción de refugios, construcciones rústicas variadas (manualidades con barro, madera, mimbre, etc.), preparación de alimentos, técnicas de autosubsistencia en diferentes ecosistemas, juegos en la naturaleza (sensitivos, de observación, de imitación, etc.), campamentos.

    2. Actividades fundamentales en el medio ambiente artificial: parque de robinsones, terreno de aventuras, ludotecas, juegos de adaptación, fundamentos y técnicas de primeros auxilios.

    3. Actividades deportivas en el medio ambiente natural:

      • De agua: natación, waterpolo, canoa, remo, vela, surf, submarinismo, etc.

      • De tierra: escalada, espeleología, esquí, carrera de orientación, raids de montaña, etc.

      • De aire: parapente, paracaidismo, ala-delta, globos, vuelos sin motor, etc.


  4. Actividades de investigación y formación: con relación interdisciplinar con otras materias. Son organizadas, existe un mediador y tienen continuidad en su desarrollo.

    1. Granja-escuela autosuficiente.

    2. Huerto biológico.

    3. Excursiones de estudio: de flora, fauna, topografía, geología, etc.

    4. Colonias ecológicas.


    3.4. Clasificación en función del calificativo aplicado

    Miranda et al. (1995) basándose en las aportaciones de diferentes autores, confeccionan una clasificación de estas prácticas en función al calificativo aplicado.

  1. Deportes salvajes, deportes californianos, nuevos deportes o deportes tecno-ecológicos. Esta denominación se basa en la de Laraña (1986), que expone cómo el hombre, en su afán de poner nombre a todo, ha denominado así a este tipo de actividades, carentes de reglamento, de espacio fijo y de horario. Son actividades de aventura tales como: rafting, ala delta, parapente, hidrospeed, puénting, escalada libre, esquí, etc.

  2. Prácticas deportivas salvajes. Lefevre (1991), citado por estos autores, considera que se basan en la sinergia de dos factores esenciales: el peligro y la espectacularidad ligada a la promoción de la individualidad.

  3. Actividades deslizantes en la naturaleza. Basándose en Depuis (1991) explican cómo estas prácticas han de satisfacer cuatro características: dominio de un instrumento que forma sistema con el sujeto, la búsqueda intensa de emoción, la propulsión externa del sistema cuerpo/aparato y el desarrollo en un entorno cambiante.

  4. "Outdoor adventure recreation". Siguiendo las aportaciones de Ewert (1989), denominan así a las actividades recreativas que tienen lugar en un ambiente natural amplio, mediante prácticas que suponen retos desde el punto de vista emocional y físico y que utilizan situaciones de riesgo aparente o real, cuya culminación, incierta, puede ser influenciada por las acciones del participante y por las circunstancias.

  5. Deporte de aventura. Según el Departamento de Comercio, Consumo y Turismo de la Generalitat de Cataluña, a través de la Dirección General de Política Lingüística las denomina: "actividades de recreo y turísticas de aventura". Son aquéllas que se practican sirviéndose básicamente de los recursos que ofrece la naturaleza en el medio en que se desarrollan y a las que les es inherente el factor riesgo. Características comunes que presenta: no están sujetas a reglamentación fija ni horarios; su forma de práctica, intensidad, modo y ritmo pueden variar a gusto del usuario; son originales, creativas y cambiantes; la mayoría de estas actividades son eclécticas; se basan en la búsqueda del placer sensomotor; el componente de aventura es esencial, no así el de riesgo.


    3.5. Taxonomía de las actividades físico-deportivas de aventura en la naturaleza

    Olivera y Olivera (1995) proponen una clasificación taxonómica de las actividades físico-deportivas de aventura en la naturaleza con el objeto de ordenar el creciente número de prácticas que se han desarrollado en la sociedad postindustrial, estableciendo dos agrupaciones: según los ámbitos de actuación y según la dimensión corpóreo-emocional.

  1. Según los ámbitos de actuación. Forman parte de este grupo las prácticas corporales lúdicas y educativas en función de las áreas profesionales establecidas:

    1. Actividades físicas en la infancia.

    2. Educación física escolar.

    3. Deporte rendimiento (practicante).

    4. Higiénico-estético.

    5. Festivo-recreativo.

    6. Tercera edad.

    7. Actividades físicas para grupos especiales (rehabilitación motriz, deficientes psíquicos, discapacitados, etc.).

        En el ámbito festivo recreativo ubican las actividades físico-deportivas de aventura en la naturaleza, impulsadas por el cambio de mentalidad, el paradigma ecológico, el deseo de experimentar emociones fuertes y placenteras de carácter sensomotriz, la aplicación de la tecnología al mundo de la recreación, etc. Agrupan a un amplio conjunto de actividades en los tres medios conocidos: aéreo, terrestre y acuático. Algunas de estas prácticas han sufrido un fuerte proceso de deportivización, principalmente aquéllas que provienen del tronco de la gimnasia y del ámbito del fitness.

  2. Según la dimensión corpóreo-emocional (predominante). Estos modelos y las prácticas que los integran constituyen, según los autores de la clasificación, uno de los núcleos más genuinos y representativos de la cultura corporal de la postmodernidad.

    1. Modelo ascético (deporte de rendimiento). La práctica del deporte promueve un cuerpo energético, cimentado en el esfuerzo constante y planificado, que proporcione al individuo la máxima perfomance posible con objeto de lograr la victoria. Este modelo corporal se encuentra muy unido a la mercantilización del producto, a la masificación, al consumo por la necesidad de identificarse con mitos, hazañas, espectáculos, etc.

    2. Modelo hedonista (actividades físicas de aventura en la naturaleza). Está fundamentado en el movimiento ecologista y en la democratización del consumo y el hiperindividualismo narcisista que busca la realización personal y el placer. Comprende a toda la variedad de actividades físicas que se desarrollan de manera espontánea en los tres medios naturales (tierra, agua y aire), al margen de las instituciones, regidas por la lógica mercantil y tecnológica, y caracterizadas por una renovación continua de modalidades. Estas experiencias vivenciadas de manera ritual en un marco natural proporcionan a sus practicantes una aventura simbólica, es decir una sensación de vivir unos momentos únicos y excepcionales con riesgos controlados y peligros imaginarios alimentados por la propaganda personal y empresarial, los medios de comunicación social y la propia ritualización de la actividad.

    3. Modelo narcisista (actividad física para todos y calidad de vida -gimnasia de mantenimiento, footing, musculación, etc. promovida por la sanidad estatal). Promociona la realización de prácticas físico-deportivas para todos los sectores poblacionales, persiguiendo la mejora de calidad de vida y contrarrestar los desequilibrios producidos por las condiciones y el ritmo de vida moderna, especialmente en los núcleos urbanos. Las actividades, entre las que destacan las prácticas gimnásticas voluntarias, el deporte para todos y el fitness, se desarrollan en gimnasios, locales específicos preparados para esas prácticas y por rutas urbanas y semiurbanas. En ellas se busca tanto el estar en forma como el placer sensomotriz.

    4. Modelo etnomotriz (juegos populares, deportes tradicionales y fiestas tradicionales ritualizadas). En éste se promueve, por un lado, el restablecimiento de ciertas prácticas lúdicas y competitivas pertenecientes a otras generaciones anteriores y, por otro lado, se procura ajustarlas a los tiempos actuales mediante una elaborada tarea de reorganización, codificación competitiva e institucionalización.

    5. Modelo místico (prácticas de introspección, de concentración, de relajación y de liberación de tensiones). Está fundamentado en la psicología humanista y en el movimiento del potencial humano y se promueve la búsqueda de la naturaleza profunda del ser humano y "su verdad", a través del cuerpo "vivido y sentido" por el propio individuo, al margen del otro cuerpo, aquel en el que convergen las miradas y los juicios de los demás. Este modelo engloba prácticas de interiorización como el tai-chi, la bioenergética, la relajación, el yoga, la eutonía, etc.

    6. Modelo escénico (grandes juegos vivenciados, juegos de rol). Se refiere al carácter de representación teatral y a la identificación que tiene el individuo con un determinado personaje perteneciente a una época histórica, actual o pasada, concreta. Los más extendidos son los que consisten en la simulación de confrontaciones bélicas.


    3.6. Clasificación en función de los elementos que intervienen

    Otra propuesta es la realizada por Funollet (1995), que considera que cuando realizan estas prácticas siempre están presentes, como mínimo, tres elementos: el practicante, el material y el espacio de práctica. Por tanto, cuando se analiza esta realidad siempre debe hacerse desde una perspectiva sistémica que tenga en cuenta, como mínimo, estos tres factores. De esta manera, propone una clasificación de estas actividades que permite ordenarlas en ocho grupos:

  1. Según los determinantes de la actividad deportiva en la naturaleza:

    • Trayectoria: según sea bidimensional (orientación, esquí, cicloturismo, senderismo...) o tridimensional (submarinismo, paracaidismo, ala delta...).

    • Elemento: en función de si el elemento sobre el que se desarrolla es estable (permite soportar nuestro peso) o inestable (no aguanta nuestro peso y dificulta el movimiento).

    • Contacto: este puede ser directo o indirecto (cuando utilizamos algún aparato para mejorar el rendimiento).

    • Desplazamiento: el practicante puede hacerlo caminando, rodando, deslizándose, cabalgando, nadando, flotando, escalando, rapelando, sumergiéndose o volando.


  2. Según los determinantes didácticos de la actividad deportiva en el medio natural:

    • Energía: el material (asociado a la utilización de tecnología que permite realizar un trabajo y rentabilizar energías) y el equipamiento (protege de los cambios que se producen en los espacios de práctica y de los factores meteorológicos) permiten la adaptación a la diversidad de espacios y a sus cambios. Los determinantes energéticos permiten clasificar estas actividades en siete grupos, delimitados en función de la tecnología de soporte utilizada. Es la generada (aparte de la autogenerada por el propio practicante) por: animal, entorno, gravitacional, hidráulica, eólica, solar y motor.

    • Acción: la interrelación de acciones de los practicantes determina tres tipos: individual, imbricada (en grupo muy reducido) y en equipo (en grupo).

    • Ecosistema: los más susceptibles de ser alterados por la práctica deportiva son: pelágico (el mar), fluvial (el río y sus márgenes), lacustre (los lagos), embalse, ciénaga (acuíferos, zonas pantanosas y áreas de influencia), rupícola (en rocas), cavernícola (cuevas y cavernas), forestal (en bosques), arbustivo (espacios con arbustos), praderativo, agrícola, desierto árido, desierto frío (suelo cubierto de nieve), alta montaña (a partir de 3000 metros de altura) y urbanizado.


    3.7. Según el nivel de accesibilidad

    Canales y Perich (2000), más recientemente, las clasifican según el nivel de accesibilidad:

  1. Actividades de difícil accesibilidad: prácticas que llevan implícitas alguno de los siguientes componentes: tecnología, buena condición física y/o menor arraigo entre la población. Dentro de éstas se incluirían las que se conocen como deportes de aventura propiamente dichos, entre los cuales estarían: alpinismo o montañismo, barranquismo o descenso de cañones, espeleología, carreras de orientación, bicicleta de todo terreno, deportes aéreos,...

  2. Actividades de fácil accesibilidad: son aquéllas en las que o bien, la tecnología no es tan necesaria para llevarlas a la práctica, o bien no es necesaria una gran condición física y a su vez, son un tipo de prácticas extendidas y arraigadas en la cultura popular entre la gran mayoría de la población. Se engloban, no sólo alguno de los llamados deportes de aventura, sino también actividades deportivas de ocio y de recreo con potencial incidencia sobre el medio natural y que pueden estar ligadas al medio natural en general (paseos por el monte, excursionismo...), o bien a alguno de sus elementos (montaña, agua y/o aire). Por ello, estas autoras creen que son susceptibles de esta clasificación actividades como: acampadas, paseos por el monte, rutas sobre équidos (paseos realizados en caballo, burro...), rutas eco-turísticas (observación de la flora y la fauna, recogida de plantas, setas, piedras...), caza, pesca, bicicleta de montaña (en su vertiente más suave y recreativa), excursionismo y esquí.


    3.8. Según el tipo de acciones

    Las actividades en el medio natural, añaden Guillén et al. (2000), también se pueden agrupar según el tipo de acciones que realiza la persona o personas que las practican:

  1. Actividades en la naturaleza individuales: aquellas que una persona puede realizar sola y en ningún momento necesita el apoyo o colaboración de otras personas. No obstante, incluso los propios autores desaconsejan la práctica de estas actividades en solitario, dado, por un lado el gran número de factores imprevisibles que pueden surgir y sorprender al practicante y que individualmente resultan difíciles de afrontar y resolver y, por otro lado, estas actividades desarrolladas en grupo implican interacciones cooperativas y valores de tipo socio-afectivos que hacen mucho más interesante su práctica.

  2. Actividades en la naturaleza imbricadas: aquellas en la que la actividad la realiza una persona sola pero necesita la ayuda de otras personas en momentos determinados.

  3. Actividades en la naturaleza colectivas: son las que necesitan la presencia de varias personas colaborando en todo momento.



4. Criterios de clasificación de las actividades físicas y deportivas en el medio natural

    A la vista del gran número de clasificaciones, resulta evidente la dificultad que entraña ordenar y clasificar estas actividades, por ello, parece interesante añadir en este apartado algunos criterios de clasificación de las actividades físicas y deportivas en el medio natural que exponen Guillén et al. (2000), con el fin de facilitar la selección, organización y programación de las actividades físicas en el medio natural. Los autores tratan de puntualizar las características de las distintas prácticas estableciendo en cada uno de ellos una escala que marca la dificultad o exigencia propia de cada actividad.

  1. Características espaciales: referido a las condiciones de espacio de cada actividad.

    • Espacios accesibles y/o próximos a nuestra localidad.

    • Espacios no accesibles y/o lejanos a nuestra localidad.


  2. Característica del entorno: referido a las características que tiene el lugar de la práctica.

    • Artificial (rocódromo o un parque acuático recreativo, por ejemplo).

    • Acondicionado: natural con elementos artificiales (un barranco equipado, un sendero, etc.)

    • Semisalvaje: natural limitado o balizado (estación invernal de esquí)

    • Salvaje: natural abierto o sin límites (cicloturismo o travesía de montaña).


  3. Características temporales: referido a las condiciones temporales que exige la práctica real de cada actividad.

    • Actividades que requieren la estancia de uno o varios días fuera del entorno habitual (una travesía, por ejemplo).

    • Actividades que pueden realizarse de forma puntual a modo de sesión de 1 a 3 horas (escalada deportiva).


  4. Características según la frecuencia de práctica: este criterio marca el grado de experiencia, dominio o conocimiento que el practicante tiene de la actividad.

    • Actividades habituales: realizadas bastantes veces por el practicante o practicadas asiduamente.

    • Actividades ocasionales: realizadas por primera o segunda vez, o practicadas muy pocas veces.


  5. Características materiales: referido a los materiales necesarios para realizar un desplazamiento por el entorno o actividades físicas y deportivas en el medio natural. Debido a la tecnología actual estos materiales, herramientas, instrumentos o artefactos han experimentado un gran avance, dando lugar a diversas manifestaciones de actividades en la naturaleza. Este tipo de clasificación identifica el mínimo material específico y necesario para abordar una actividad.

    • Actividades que exigen gran cantidad de material y/o éste es de coste elevado (esquí acuático).

    • Actividades que requieren poco material y/o éste es de coste asequible (senderismo).


  6. Características cognitivo-motrices: referido a las exigencias de tipo cognitivo-motriz que se le plantean a la persona que practica cuando realiza una actividad de este tipo (se entienden por exigencias cognitivo-motrices los procedimientos, conocimientos, experiencias y estrategias que, a efectos de aprendizaje, requiere la práctica de una actividad en el medio natural concreta, tanto de tipo mental o motriz -habilidad o técnica-.

    • Actividades que exigen un aprendizaje difícil a nivel cognitivo-motriz (parapente).

    • Actividades que exigen un aprendizaje fácil a nivel cognitivo-motriz (senderismo).


  7. Características según los recursos humanos: referido al conjunto de personas expertas o responsables técnicos que hacen falta para el desarrollo óptimo de la actividad.

    • Actividades que requieren la presencia de varias personas responsables-expertos (espeleología).

    • Actividades que requieren la presencia de una sola persona responsables (bicicleta de montaña).


5. El medio natural

    Se considera natural todo lo producido por la naturaleza; aquello que se opone a lo artificial.

    El medio natural es el elemento (en su sentido más amplio) en el que viven los seres que pueblan la tierra, y en el sentido más estricto sería el espacio de la naturaleza no alterado por el hombre.

    Pero como ya no quedan espacios de estas características, consideramos como medio natural o entorno natural:

  • Los espacios no modificados por el hombre (la alta montaña)

  • Los espacios no modificados excesivamente por el hombre (la montaña en general)

  • Los espacios muy explotados o modificados por el hombre, en los que ha cesado la actividad humana fundamental (agricultura, ganadería, minería, etc.) que han sido abandonados y crece matojo o bosque.

    El medio natural es el elemento básico que nos permite poder desarrollar adecuadamente nuestras actividades. Sin el medio nos tenemos nada, perdemos fuerza e hipotecamos el futuro de nuestras generaciones venideras. Necesitamos defender y proteger este medio.


    5.1. Clasificación del medio natural

  1. Medio físico.

        Es el medio natural puro formado por factores naturales (clima, relieve, etc.) y factores ecológicos (comunidad de organismos que habitan la tierra). El medio físico no es puro en su totalidad, sufre deterioros por la acción del hombre.

  2. Medio humano.

        El medio humano es la variación del paisaje producida por la acción del hombre. Lo clasificamos según el daño que éste haya hecho en el ambiente. Así, encontramos:

        Medio natural artificial: aquél en que se ha transformado el medio natural dándole un nuevo aspecto, seleccionando la fauna, la flora, o ambas a la vez. Dentro de él encontramos los parques y jardines; vamos a plantear que este va a ser mi aula, mi gimnasio para poder ser utilizado periódicamente.
        Dos tipos de parques, según el barrio en que esté enclavado:

    • Barrios nuevos: parques amplios, artificiales, y con grandes zonas de juegos de niños. Con grandes zonas verdes.

    • Barrios viejos: parques cerrados, pequeños y de uso, primordialmente, por las personas mayores; zonas de paseo, reposo...

    • Podríamos distinguir entre:
    • Parque tipo francés: Parque ordenado con setos y en el que el césped no se puede pisar; todo bien pensado y ordenado (Ej. Retiro de Madrid).

    • Parque tipo inglés: Se aprovechan los desniveles, vaguadas, árboles grandes y pequeños, arbustos, etc., que dar la impresión de bosque y desorden (ej. Parque del Oeste de Madrid).

        Hay que observar y conocer el parque para su posterior uso y planificación. Hemos de observar los vegetales, las construcciones, zonas de juego...

        Medio artificial puro: aquel que el ser humano ha variado profundamente desgarrando todo rastro de naturaleza.


    5.2. Funciones y usos del medio

  1. Uso o función productiva: es la utilización del medio bajo aspectos agrícolas, ganaderos, etc.

  2. Educativa: se pretende establecer programas educativos con los siguientes objetivos:

    • Conocimiento del medio ambiente.

    • Conocimiento de técnicas del aire libre.

    • Conocimiento de deportes de aire libre.

    • Desarrollo humano.


  3. Recreativo-turístico: se usa el medio como espacio para el tiempo libre; para ello debe ofrecer una participación activa, que deje un sentimiento de descanso, de relajación, y que sea libre, aceptada cualquier actividad que allí se haga.

  4. Urbanístico: utilización del medio para fines urbanísticos.


6. A modo de reflexión

    Aunque algunos autores diferencian claramente los dos campos expuestos -social y educativo-, creo que no debemos olvidar las características de la sociedad actual y la dimensión que el tiempo libre y el ocio han ido adquiriendo en la misma; más aún teniendo en cuenta la importancia que actualmente ostentan el conjunto de actividades físicas en el medio natural como práctica recreativa y turística, vinculada, además, con paradigmas de autorrealización y salud psicológica. Por ello, se ha de educar hacia un horizonte cuya perspectiva muestra en nuestra óptica un desarrollo de actividades físico-deportivas y recreativas en el medio natural como práctica social y teniendo en cuenta que estas actividades constituyen un objetivo más dentro de la Educación Física, si lo que se pretende es crear hábitos saludables y de práctica de ejercicio físico, en la naturaleza, en este caso.

    El medio natural es el elemento básico que permite poder desarrollar adecuadamente nuestras actividades. Sin el medio no tenemos nada, perdemos fuerza e hipotecamos el futuro de las generaciones venideras. Por ello, es necesario defender y proteger este medio, así como concienciar a los que desarrollan sus actividades en él, independientemente del carácter de las mismas. He aquí la importancia de la acción educativa para un adecuado uso social del medio natural y por lo que, en mi opinión, deben de concebirse cada vez más unidos, constituyendo uno (campo educativo) la referencia del otro (campo social).

    Finalmente, plantear una reflexión ya propuesta (Granero, 2006, p. 93) y relacionada con el desarrollo urbanístico y la especulación inmobiliaria, que casi siempre suponen una amenaza para el entorno natural. Cada vez más, se buscan espacios naturales como reclamo para convertirlos en centros turísticos masivos. Esto, aparentemente paradójico, supone un peligro para unos entornos cuya invalorable riqueza ha sido modelada por el lento paso de los siglos y sobrevivido a numerosas y diferentes civilizaciones, pero que la llegada del recién estrenado siglo XXI, y de un desmesurado interés económico, pone en "jaque". Como amantes de la naturaleza y de las prácticas físico-deportivas que en ella podemos plantear y realizar, estas agresiones y acometidas que sufre la misma han de sensibilizarnos y ponernos alerta. Cada vez son menos los espacios que nos quedan para alejarnos del asfalto y experimentar sensaciones de libertad practicando nuestra actividad favorita, pues el cemento, del que a veces buscamos apartarnos, parece pisarnos los talones.


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  • Ley 4/1989 de 27 de marzo, de conservación de Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestre, en BOE nº 74, de 28 de marzo de 1989.

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revista digital · Año 12 · N° 107 | Buenos Aires, Abril 2007  
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