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La participación de las mujeres en los deportes

   
*Master en Filosofía e Historia de la Educación por la Universidad Estatal
de Campinas (UNICAMP). Actualmente trabaja en la Universidad Estatal
de Maringá. Autora del libro "Mulheres à Venda" (Mujeres a la venta).
**Formada en Educación Física por la Universidad Estatal de Maringá (UEM).
Especialista en Entrenamiento Deportivo (UEM) y en Fisiología Humana (UEM).
 
 
Patrícia Lessa*
mafalda_cat@yahoo.com.br  
Tais Akemi Dellai Oshita**
taisoshita@yahoo.com.br
(Brasil)
 

 

 

 

 
Resumen
     El cuerpo femenino hay sido objeto de estudios en diferentes disciplinas. En educación física es posible notar una tímida producción teórica. Identificamos en un trabajo anterior, los "estudios de género" como fundamento prioritario en la mayoría de las investigaciones, relegando la Epistemología Feminista al plano de acción política. Al historiar la corporación femenina en los deportes, es posible encontrar diferentes representaciones de cuerpo, sin que haya una linealidad en la perspectiva de historia, propuesta por Foucault. Un acontecimiento representativo de presencia de prohibiciones a la participación femenina en los deportes, fue el Decreto ley nº 3199, creado por el extinto CND (Consejo Nacional de Deportes), que gestionó hasta 1975, cuya norma esgrime restricciones a la participación femenina en deportes considerados "masculinos". Partiendo de una perspectiva teórica feminista objetivamos: 1) realizar un levantamiento de la producción teórica sobre las mujeres en los deportes, entre las décadas de 1980 y 1990, en Brasil; 2) destacar las representaciones del cuerpo femenino, presentes en los estudios sobre la participación femenina en los deportes. Esa investigación, bibliográfica y cualitativa, forma parte de un estudio más amplio correspondiente a nuestra participación en el GEFEM (Grupo de Estudios Feministas - UnB - Brasília/DF), y está anclada en la Teoría de Representaciones Sociales en la perspectiva de Denise Jodelet, por privilegiar la lectura de las prácticas discursivas reproductoras y producidas por el consenso social. Entre los resultados encontrados, apuntamos la presencia de un lenguaje heteronormativo, la preocupación con la feminidad y con la masculinización de los cuerpos y comportamientos, presentes en gran cantidad en los artículos investigados, identificando un modelo fijo de identidad de género. El modelo hegemónico del cuerpo, representado por la división sexuada de la sociedad, polarizada en masculino y femenino, refleja una heteronormatividad apuntada por la división binaria de lo social y tematizada en el cuadro conceptual da Epistemología Feminista Contemporánea. Las representaciones del cuerpo femenino están relacionadas con modelos de identidad generificados, no siempre coherentes con los atributos exigidos por el deporte de rendimiento.
    Palabras clave: Estudios feministas. Deportes. Corporación.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 11 - N° 105 - Febrero de 2007

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Introducción

    Con ese texto, pretendemos problematizar las cuestiones referentes a la producción teórica nacional de la Educación Física sobre la participación de las mujeres en los deportes, buscando la proximidad de este debate con las cuestiones planteadas por el feminismo. En esta breve introducción, presentaremos las Teorías Feministas para visualizar su participación en el debate contemporáneo sobre cuerpo, sexualidad e identidad, diferenciándolas de los estudios de género y de los estudios de la mujer, por ser categorías de análisis creadas históricamente y contextualmente por feminismos. Pasamos entonces al análisis de textos que se dividen entre discusiones sobre la historicidad de las mujeres en los deportes; los paradigmas reinantes y sus reflejos en la producción teórica de la educación física; la legislación deportiva. Luego, discutimos sobre los personajes sociales, algunos acontecimientos, fechas y nombres de mujeres que hicieron de los deportes su propia vida, mismo estando fuera del modelo femenino de su época. La utilización de la Revista Brasileña de Ciencias del Deporte y de la Revista Motrivivencia, fue un punto de referencia en la búsqueda de materiales significativos y textos representativos de producción teórica de la Educación Física sobre el tema Mujeres, Cuerpo y Deportes, sin la pretensión de construir una compilación de tesis sobre el tema, pues ya hay trabajos reconocidos con esa finalidad1. La intención no es de cuantificar datos sobre el tema, sino, y solamente, analizar la producción teórica actual en una perspectiva feminista.

    La producción teórica conceptual sobre la desnaturalización de los cuerpos, sobre el desempeño de los géneros, sobre la sexualización de las identidades y sobre todo, sobre la biologización de las mujeres fue y aún es un debate feminista de cuño epistemológico, pues está relacionado al aparato conceptual que aprisiona las mujeres a su cuerpo biológico. Estas discusiones se tornan bastante expresivas en áreas del conocimiento como la Historia, la Antropología, la Sociología y otras. En la Biología, en Física y en Química, muchas investigadoras se empeñan en discutir los valores e intereses generados en las ciencias, como Hubbard, Haraway y Harding como ejemplos de teóricas feministas preocupadas con cuestiones epistemológicas. En la área de la Educación Física ese movimiento empieza a ganar forma, y ya es posible hablar de una producción teórica sobre las cuestiones de las mujeres o mismo cuestiones de género, sin embargo, las Teorías Feministas no siempre son consideradas como el fundamento epistemológico que ampara esas discusiones.

    Las discusiones de género fueron incorporadas al debate feminista entre el final de los años '60 e inicio de los años '70. Para Nicholson (2000), el concepto de género fue introducido para reemplazar al de sexo, pues al centrarse en la biología las raíces de las diferencias entre mujeres y hombres, el concepto 'sexo' colaboró con la idea de la inmutabilidad de estas diferencias y con la desesperanza de algunas tentativas de cambio. Ya para Scott (1994), género es caracterizado como una categoría analítica, como organización social de la diferencia sexual, no reflejando diferencias físicas y naturales entre hombres y mujeres, sino un conocimiento que establece significación para las diferencias corpóreas. También rechaza el carácter fijo y permanente de la oposición binaria, enfatizando la importancia de una desconstrucción y de los términos de Derrida. Entonces, el concepto surge con significados variados y es usado, básicamente, de dos formas: como objeto de estudio o como estructura analítica.

    Su surgimiento en el escenario de los Estudios Feministas se debe en gran parte a las críticas hechas a los Estudios de las Mujeres, por constitución de un sujeto universal y consecuente carácter identitario: la mujer, como esencia. Sin embargo, los Estudios de Género nunca podrán sustituir o mismo sobreponerse a las Teorías Feministas, por su incapacidad en comprender los sujetos concretos, y porque soslayan el carácter jerárquico de la construcción de las subjetividades, como si todos fueran construidos de igual manera. Estudia en términos relacionales, con la pretensión de trabajar con simetrías humanas, lo que viene a sacar de la mirada la agenda feminista. Su amplia aceptación en los términos del feminismo, se debe en gran parte, a lo peyorativo y al miedo que la palabra feminismo suscita, como dice Navarro-Swain (2001: 12): "se decreta así, en el sentido común y en el análisis teórico, el fin del feminismo: por fin, ¿los géneros no son igualmente construidos socialmente? Sin embargo, haciendo depender de igual forma de lo social la constitución de lo femenino y de lo masculino, se olvida fácilmente el carácter jerárquico de la generización del ser humano". Mientras los Estudios de Género nivelan la construcción de los cuerpos en lo social, los Estudios de la Mujer fueron ampliamente criticados por la constitución de un sujeto universal, que en alguna medida, camufla las diferencias de clase, raza, etnia y sexualidad entre las mujeres.

    "La Mujer", en el singular, es una ficción, un mito creado para mejor disciplinar, mejor domesticar. Navarro-Swain (1999), al discutir el pensamiento de Beauvoir, evidencia hasta qué punto aquellas ideas están ancladas en los cuadros binarios de división sexual jerarquizada. En el capítulo referente al lesbianismo, Beauvoir confronta ese personaje social a la verdadera mujer. La verdadera mujer, diferente de la lesbiana y de la prostituta, posee los atributos, socialmente construidos, referentes al modelo de femenino. Mientras la lesbiana es relegada a la aberración, la prostituta es mantenida en la orden del discurso. Sus existencias, aún así, son vinculadas a lo masculino y la referencia es el hombre, pues la primera es representada como una imitación del hombre, y, la segunda, vive en función del mismo, "trabaja" para el agrado del mismo.

    Las negras, las latinas, las lesbianas y las operarias, son algunos de los personajes del feminismo que materializan la imposibilidad de un sujeto universal. Butler (1990) apunta la oposición de las mujeres al feminismo como sugestión de los limites de la política de identidad, dice ella: "Si alguien es una mujer, ese alguien no es solamente eso" (BUTLER, 1990: 20). La política de identidad sola puede ser cuestionada teniendo como fundamento una teoría que combate la división binaria de lo social, así como la construcción de los cuerpos sexuados y la fijación y permanencia de esas representaciones. Herederas del pensamiento foucaultiano, muchas feministas mostrarán que los cuerpos divididos en dos sexos opuestos y jerárquicamente diferenciados en lo social son parte de una construcción histórica.

    El binarismo indica que la identidad femenina depende siempre de su opuesto, creando una representación fundamentada en la dependencia. Como dice Grosz (2000: 49):

Lo más relevante aquí es la correlación y asociación de la oposición mente/cuerpo con la oposición entre macho y hembra, en la cual hombre y mente, mujer y cuerpo, se alinean en las representaciones. Tal correlación no es contingente o accidental, es central al modo por la cual la filosofía se desarrolló históricamente y al modo como ella es vista hasta hoy. (...) La filosofía, como disciplina, excluye subrepticiamente la feminidad, y como consecuencia, la mujer, de sus prácticas, a través de su decodificación usualmente implícita de la feminidad como sinrazón asociada al cuerpo.

    El espacio de articulación de autoras como De Lauretis (1994) y Haraway (1994) les posibilita cuestionar los presupuestos de las Teorías Feministas para colocarlos en movimiento, elaborando nuevos conceptos, revisando sus fundamentos y apuntando hacia nuevas perspectivas políticas, visibilizando la acción de las feministas. Los cuerpos marcados por el sexo y por la sexualidad evidencian la historicidad ilimitada de lo humano y el deporte es un lugar privilegiado para el estudio de esa construcción y reproducción de modelos hegemónicos. Teóricas como De Lauretis, Butler y Navarro-Swain cuestionan la división binaria de la sociedad. La importancia dada al sexo, al aparato genital, en la positividad y en la división social es una creación histórica y social, que modela los cuerpos en dos géneros jerárquicamente distintos, lo que nos lleva a interrogar: ¿Las mujeres siempre fueron vistas como frágiles? El feminismo surge justamente para sacudir las evidencias de esas representaciones, cuestionar la división sexual de la sociedad, oponerse a la jerarquización de los géneros, por eso, sus teorías no pueden ser disociadas de su acción política, pues ambas pasan por diferentes áreas del conocimiento.

    Los miedos que el feminismo despierta llevan el sentido común a distorsiones de sus teorías y a creer en un objetivo único: la destrucción de los hombres y la representación social de la mujer que quiere tomar el lugar de ellos. Podemos constatar en la nota explicativa que el autor emplea para justificar que "los usos del cuerpo" no serán tratados en igual medida para las mujeres y los hombres en el texto, intitulado: "La construcción cultural del cuerpo femenino o el riesgo de transformarse chicas en 'antas'". Daolio (1995: 101), dice:

Esa es justamente la crítica más contundente que el llamado 'feminismo' ha recibido. Al rebelarse contra el poder del 'machismo', algunas militantes del 'feminismo' pasaron a reivindicar los mismos derechos para las mujeres, creyendo en la falsa premisa de que hacer las mismas cosas es condición para la igualdad entre hombres y mujeres.

    La primera cuestión que debemos recordar es que no podemos hablar sobre feminismo como un conjunto homogéneo de ideas, tesis y reivindicaciones, pues su historia es fichada por la pluralidad, diversidad y, principalmente, novedad, ya que muchas de sus marcas todavía están por aparecer en lo social. Muchos son los autores contemporáneos que lo reconocen como hecho histórico que marcó el siglo XX. Hobsbawn, Guattari y Stuart Hall, son algunos de esos ejemplos. Otra cuestión importante a ser recordada es que el reconocimiento de algunas de las conquistas políticas del feminismo no representa el reconocimiento de la amplitud de ese movimiento, ni siquiera la relación de las teorías feministas.

    Las teorías feministas surgieron para cuestionar la evidencia de la naturalización de las mujeres, que asociadas a lo biológico fueron excluidas de actividades consideradas masculinas. La fragilidad, la dulzura, la sumisión, la vulnerabilidad son atributos nada semejantes de aquellos exigidos en el universo de los deportes, que, sin embargo, son presentes en las prácticas discursivas, que imprimen modelos 'no históricos'. ¿O será que en todas las épocas y sociedades las mujeres fueron consideradas frágiles? ¿Siempre fueron constituidas como frágiles cuando asociadas a su sexo?

    Cuestiones importantes surgen cuando pensamos como aparecen las mujeres en el escenario nacional. ¿En el país del fútbol quienes son nuestras "estrellas"? ¿Por qué no tienen la misma notoriedad que los hombres? Cuestiones importantes en la perspectiva epistemológica lanzada por los feminismos.


El cuerpo femenino en los deportes

    Los feminismos despiertan miedos que son vestigios de la representación social de la mujer fea, mal amada, lesbiana, que tuvo relaciones de frustración con los hombres. La construcción de la feminidad esculpida en la imagen de la mujer sumisa, frágil, pasiva que se embellece para atraer los hombres, fue ampliamente trabajada por la máquina médica, jurídica y psiquiátrica con el apoyo del discurso científico. La Educación Física, por largo tiempo, buscó sus fundamentos en las tesis de la "naturalización" de la hembra como ser exclusivamente procreador para desenvolver sus programas de entrenamiento y actividad física para mujeres, utilizándose de la biología y de la medicina deportiva, que exigía moderación. Por ejemplo: "la educación física de la mujer debe ser orientada de acuerdo con su naturaleza específica, y llevando en cuenta las circunstancias de orden moral que urge tener presente, a fin de que esa Educación no sea perjudicial o escandalosa y socialmente nociva" (GOMES, 1958: 94-95).

    Bajo el pretexto de preservar la salud de las mujeres, la institución discursiva de la "naturaleza específica" es utilizada, localizando en el cuerpo las causas de una interdicción. Así, apresadas a su cuerpo, las mujeres hacen sus primeras apariciones reconocidas públicamente, como en el informe pormenorizado, escrito en 1954, por Inezil Penna Marinho, en ocasión de la presentación de gimnasia femenina moderna del equipo austriaco, en el III Congreso Mundial de Educación Física realizado en 2-9 de agosto de 1954, en Turquía. Dice:

Cumple resaltar, sobre todo la feminidad que se siente en cada movimiento, evidenciando que, realmente, esa es la forma de actividad física que mejor interpreta la naturaleza de la mujer, traduciendo en los gestos suaves, llenos de encanto, la sensibilidad, la ascensión de sentimientos, la dulzura de la expresión, la alegría de semblante que hacen de la compañera del hombre el verdadero motivo de su existencia. (MARINHO, s/d, p. 102-103).

    La matriz de sentido que define el tipo de actividad que las mujeres podrán realizar se da en función de un conjunto articulado de saberes biomédicos que hacen el escenario de la maternidad el objetivo central en la vida de cualquiera mujer y, además, crea el estigma de la fragilidad innata y de la vulnerabilidad anatómica derivadas de su capacidad de procrear. En 1882, Rui Barbosa, en su propuesta educativa hace la distinción de como las clases de Educación Física deben ser orientadas para mujeres y para hombres: "Con distinción entre los ejercicios para los alumnos (gimnasia sueca) y para las alumnas (calistenia), de modo que la mujer practicará actividades compatibles con las características de su sexo, la armonía de las formas femeninas y las exigencias de la maternidad futura" (MARINHO, 1975: 164).

    El slogan del higienismo fue la creación del pueblo fuerte, saludable, apto a colaborar con el fortalecimiento de la nación, y fue bajo ese pretexto, las dos primeras publicaciones sobre educación física femenina en el Brasil, analizadas por Goellner (2001), reafirman la obligatoriedad que las mujeres tenían en colaborar con la nación, de acuerdo con la especificidad de su naturaleza, o sea, procreando. Bajo la influencia de ideales corrosivos la prescripción de actividades físicas deberían dedicarse exclusivamente a la preparación física y moral de un cuerpo bello y saludable sin pretensiones competitivas. Los libros "Educação Physica Feminina", de Orlando Rangel Sobrinho de 1930, ambos publicados en Río de Janeiro son analizadas por Goellner como parte de la construcción de una imagen de feminidad, que según la autora hacen parte de la vigilancia sobre el cuerpo y el comportamiento de las mujeres. Dice la autora:

En el contexto de la valorización de la familia, de la higienización de los cuerpos y del fortalecimiento de la raza, ser femenina es ser, también, saludable y bella para cumplir los designios de su sexo: casamiento y procreación. Motivo por lo cual la mujer soltera, aunque no considerada tan anormal como la histérica y la prostituta, por ejemplo, merecen atención y cuidado ya que, al no cumplir su función social, puede también, vivenciar de forma equivocada su sexualidad, ya sea celibataria o excesiva. (GOELLNER, 2001: 45).

    En el juego de los opuestos, la imagen de la mujer maternal es referencia en la construcción de la imagen de la mujer enfermiza, en esa imagen están representadas las histéricas, las masoquistas, las prostitutas, las frígidas, las lesbianas. Muchos cuidados deberían tomarse con las solteras, pues su amenaza a la "representación dominante de feminidad", es también de orden social, ya que concurre con los hombres en el mercado de trabajo. Para la autora, esa amenaza es combatida con representaciones de estereotipos de la lesbiana, de la mujer fea y de la feminista histérica.

    Su texto hace referencia al feminismo recordando que él fue responsable, en parte, por actitudes que pueden desestabilizar la orden culturalmente construida, como la reivindicación por el voto femenino, la inserción en el mercado de trabajo y otras de las conquistas, parcialmente, reconocidas en lo social.

    La autora muestra que los argumentos científicos de la biología, sirven para orientar los comportamientos femeninos en pro de una imagen de feminidad. Es interesante notar la preocupación con la moderación, cita el ejemplo de danza, de carácter construido como femenino, ella es indicada con objeciones porque a pesar de proporcionar gracia y suavidad de movimientos, puede, por otro lado, despertar pasiones secretas, despertar la lascivia (p. 50). Dice Goellner (2001: 49): "ni 'machonas' ni bellas flores débiles dice la educación física. Ni exceso de competición, ni inactividad física, pero belleza, salud, gracia, armonía de movimientos, suavidad, vigor físico, energía y delicadeza".

    ¿Pero por qué tan poco interés en las prácticas deportivas femeninas? Podemos decir que eso es parte de una tradición de control sobre el cuerpo y el comportamiento de las mujeres, de un imaginario colectivo en el cual la pasividad, el sacrificio, la sumisión y la maternidad serían dádivas privilegiados de las mujeres, dádivas esas que nada combinan con los atributos exigidos para práctica de deportes. Ignorancia aparte, las mujeres se opusieron, pero vino la legislación: en 1941, 10 años después del lanzamiento de los dos libros citados, en el Consejo Nacional de Deportes (CND) fue promulgado el Decreto Ley Nº 3.199, que en el artículo Nº 54 decía que las mujeres no podrían practicar deportes "incompatibles con su naturaleza". En 1965 con la deliberación Nº 7 fueron definidas las reglas para la participación de las mujeres en los deportes, no siendo permitida a las mujeres la práctica del fútbol, del fútbol de salón, del fútbol de playa, del polo, de la fisiocultura, del béisbol y de las luchas de cualquiera naturaleza. Y solamente en 1979, con la deliberación nº 10, la anterior es derogada debido al hecho bastante conocido en el Judo, en el cual Joaquim Mamed, director de la Confederación Brasileña de Judo (CBJ) de aquel periodo, cambió los nombres de cuatro chicas por nombres masculinos garantizando así pasajes para que la Delegación Brasileña pudiera participar de un campeonato sudamericano realizado en Argentina, en 1979. Al volver a Brasil fue convocado por la CND para dar explicaciones y se presentó con las cuatro chicas con las medallas en el pecho. En medio de enormes polémicas, el CND finalmente aprobó la participación de las mujeres en el Judo. En 1980, el judo femenino fue oficializado para competición (SILVA, 1994).

    La participación femenina en los deportes está llena de prohibiciones y obstáculos, pero también, de resistencias y luchas a lo largo de la Historia. En diferentes épocas y culturas encontramos indicios de prácticas deportivas y de entrenamiento para las luchas armadas realizadas por mujeres, como por ejemplo, en la Antigüedad, en Esparta, esas prácticas eran constantes, pero no podemos decir lo mismo de Atenas donde los deportes eran prácticas masculinas. Paul Foucart, cita los juegos de HALOÁ, una especie de Juegos Olímpicos donde solamente las mujeres participaban (NAVARRO-SWAIN, 2000). Incluso, algunas de las primeras Escuelas de Educación Física excluían la participación de las mujeres con el argumento de la fragilidad y vulnerabilidad bio-fisiológica.

    La primera Escuela de Educación Física era un espacio exclusivamente masculino acá en el Brasil. Mientras tanto, las escuelas alemanas de Educación Física para Mujeres, en 1930, tenían el siguiente lema: "una chica para cada deporte y un deporte para cada chica", ellas ya competían con las americanas que predicaban el juego por el juego mismo (PFISTER, 1997). Al otro lado del mundo, en Japón, en 1926 ya se realizaba la primera Conferencia de la Kodokan (primera escuela de artes marciales, gimnasio para práctica de judo inaugurado en 1882) de Judo Femenino. Y mucho antes de eso, las mujeres de las familias de samuráis estudiaban el Nagitana (lucha con la espada) y el Kyudo (arco y flecha), bien como mujeres que se desarrollaron en la tradición del Jujitsu (en popular Jiu Jitsu). Podremos incluso, tomar como ejemplo, Rusty Kanokogi, pionera en judo femenino, a cuyo esfuerzo se debe el primer campeonato Mundial de Judo para mujeres en Nova Cork, en 1980. Su historia marca las dificultades que muchas mujeres atletas tuvieron que superar. En 1955, con enorme sacrificio, consiguió entrar a la escuela de artes marciales local y tuvo que entrenarse con 40 hombres, muchos de los cuales cayeron al piso al enfrentarla. Ella ingresó en la historia del judo, entre muchos otros motivos, por participar en campeonatos contra hombres y salir victoriosa. Incansable, Kanokogi demandó judicialmente al Comité Olímpico de los EUA y al USJudo Inc., por excluir a las mujeres del Nacional Sports Festival en 1981, alegando discriminación sexual (SILVA, 1994). La resistencia es la marca mayor de las atletas, como es el caso del fútbol en Brasil.

    A pesar del fanatismo nacional por el fútbol preguntamos: ¿Cuándo podremos tener el privilegio de ver un partido femenino? ¿Solamente en los Juegos Olímpicos? El fútbol es un excelente ejemplo para entablar una discusión sobre las mujeres en los deportes. En 1996 Brasil hizo su debut olímpico en el Fútbol Femenino, lo que impactó en un juego de marketing nada coherente con los atributos exigidos por el deporte. Algunos clubes "famosos", como Fluminense, Gremio y Corinthians siguieron las recomendaciones del proyecto de Marketing del Saad (club de fútbol femenino de Sao Paulo), que decía que, más allá de la competencia técnica es necesario tener belleza para entrar al campo juego (SILVA; COSTA; SALLES, 1997). Como el concepto de belleza es estandarizado, podemos imaginar cual fue el destino de nuestras estrellas negras y todas aquellas que eran lejanas al estándar establecido. En 2004 el Fútbol Femenino conmovió a Brasil al conquistar arduamente una medalla de plata en los JJ.OO. de Atenas. Sin un salario digno, sin patrocinio y sin campeonatos nacionales las atletas entraron en la Historia del Fútbol. Una historia que los feminismos nos tienen enseñado a leer entre líneas o en los silencios (NAVARRO-SWAIN, 2000). Como es el ejemplo de la investigación en marcha sobre la memoria urbana de la ciudad de Pelotas-RS, a través del análisis del periódico deportivo: "Revista de los Deportes" de 1948-1958. Los autores dicen encontrar "señales de un cierto vanguardismo, como es el caso del fútbol femenino". Según los autores:

Un registro que hace alusión al fútbol femenino en la ciudad se encuentra en la Revista de los Deportes (1950, n. 10, p. 12). Ese material trae una fotografía que muestra un grupo de jugadoras del Vila Hilda recibiendo un trofeo de manos del periodista Osmar Flores, presidente de la Asociación de Cronistas Deportivos de Pelotas. El episodio se dio en ocasión del partido disputado el día 8 de julio de 1950, en el estadio del G. E. Brasil, enfrentando Vila Hilda y el Corintians (dos times femeninos de la ciudad). (PARDO; RIGO, 2004: 34).

    Los argumentos sexistas siempre fueron contradictorios e intentaron excluir a las mujeres en función de una supuesta fragilidad física, intolerancia al dolor y por el don de la procreación, sin pensar que el propio acto de parir envuelve fuerza, coraje y mucho dolor y sin pensar en una perspectiva histórica, pues podemos cuestionar: ¿En otros tiempos y culturas las mujeres eran también vinculadas con la fragilidad física? ¿Existían sociedades en las cuales los deportes eran fundamentales en la cultura femenina? Lo importante era que las mujeres resistieran, tuvieran sus nombres marcados por momentos de gran alegría para quién le gusta los deportes. Además, ¿quién no recuerda al cuarteto que reventó corazones: Marta, Paula, Janete y Hortencia, que incluso recibió el título de reina del baloncesto? En 1994, en el Mundial de Baloncesto de la Australia, ellas nos brindaron la alegría de verlas desfilar en nuestras ciudades brasileñas cargando en el pecho sus medallas de oro. Hortencia, que con mucha garra, disciplina y arduo entrenamiento, permaneció inmune a los manejos de la Institución Deportiva, de dominio, aún, casi exclusivo masculino, recibiendo el título de reina de baloncesto, con reconocimiento mundial y con características atléticas únicas2.

    El mito de fragilidad física cayó cuando explotó la moda de los gimnasios y la musculación. Son muchos los ejemplos de artistas, cantantes y actrices famosas que recurren al trabajo con pesos para mantener un cuerpo delineado, con fuerza muscular y definiciones de las formas. Incluso a lo largo de la Historia encontramos ilustres ejemplos de mujeres que practicaban ejercicios de fuerza para exhibición publica como es el caso de Minerva, una americana que entró para el Libro Guinness de los Records, en 1895, al levantar del suelo una plataforma de madera donde estaban 23 hombres pesando el total de 1.650 kilos. Y el ejemplo de Sandwina, que recibió el título de Iron Queen (reina de las pesas) por el periódico alemán Woven Man Spricht. Ella nació en Viena, en 1884, adquirió popularidad en los primeros años del siglo XX, cuando en un pequeño club en Nueva York venció a Eugene Sandow, en un desafío de levantamiento de pesas, en el cual ella levantó 300 libras (136 kilogramos) arriba de su cabeza, superando a su adversario, que con el mismo peso llegó solamente a la altura del pecho. Su nombre artístico fue dado en función de ese hecho, pues, Sandow ya era popular en Europa y en los Estados Unidos (GOELLNER, 2004).

    Durante algunos años los deportes de fuerza fueron condenados para las mujeres que eran vistas como frágiles y vulnerables en función de su capacidad reproductora. Hoy con los avances de la ciencia, de las ciencias del deporte y, principalmente, por la historia de las mujeres atletas, que fue escrita a costa de mucha resistencia y lucha, encontramos un número cada vez mayor de mujeres que buscan una modalidad deportiva, sean luchas marciales, boxeo, musculación o mismo juegos de gimnasio, como inversión profesional, para suplir sus deseos de belleza, como momento de entretenimiento, o también por prescripción médica o fisioterapéutica.

    En un artículo sobre la corporeidad femenina, Aldeman (1999), aborda la discusión de las mujeres en los deportes, más específicamente, en el voleibol y en el hipismo, utilizando a Bordo y Blutler como referencia en las discusiones de género y cuerpo. El texto es fruto de un trabajo de investigación, cuya hipótesis dice que la participación de las mujeres en los deportes puede presentarse como resistencia al modelo de feminidad, que "puede ser entendida como una 'estética de la limitación'" (ALDEMAN, 1999: 5). Así como puede ser resistencia, la investigación demostró que algunas atletas reproducen el discurso del estereotipo femenino, como en las siguientes palabras de las jugadoras de voleibol:

Muchas de las cuales se empeñaron en defender la 'feminidad' de su actividad deportiva, las compararon con otros deportes practicados en equipo, como el baloncesto, el handbol y el fútbol: 'Nunca me ha gustado el Baloncesto. Para la mujer, pienso que la torna muy masculina. Si usted compara las jugadoras de Baloncesto con las de Voley, verá la diferencia en el físico. Ellas son más musculosas; tienen un modo diferente - ¡A mí no me gusta!'. La misma preocupación con la 'masculinización' del cuerpo de la atleta fue repetida por otra jugadora: 'el Baloncesto es una cosa muy masculina. Juegan con ese short y el cuerpo de ellas es más cuadradón…El Voleibol ya es una cosa más femenina. Tiene más atractivos que el Baloncesto. Y de eso mucha gente habla: nosotras vamos allá, a jugar con aquellas calzas bonitas, shortcitos apretados, ¡llama la atención!'.

    Esa investigación es muy interesante, en su conclusión muestra la diferencia entre las mujeres practicantes de los dos deportes analizados. Algunas diferencias apuntadas son relacionadas a la cuestión de clase, pues las amazonas generalmente poseen condiciones económicas privilegiadas, su deporte es practicado junto con los hombres y no posee la misma atención de los medios de comunicación que el voleibol. El hipismo, por ser un deporte de alto nivel social, desafía la "noción de fragilidad o inferioridad femeninas" (ALDEMAN, 1999: 10).

    Los textos de Aldeman y Groellner procuran demostrar las prácticas discursivas conciliadoras que encierran las mujeres atletas en una imagen de feminidad muchas veces no coherente con las exigencias de la "performance" deportiva. La producción teórica de la Educación Física sobre las mujeres en los deportes es bastante amplia. Muchas de sus constataciones están presentes en las discusiones femeninas emprendidas por teóricos como, por ejemplo, Bubler, Lauretis, Navarro-Swain, pero, las Teorías Feministas poco aparecen en los textos citados. En muchos textos su presencia sirve para reafirmar el discurso de un movimiento ya superado. Encontramos en Pfister (1997), teórica alemán, la perspectiva feminista apuntada como teoría útil para analizar de la participación femenina en los deportes. Participación que requiere un tratamiento diferenciado de la participación masculina, pues las inversiones son diferentes, las historias no son iguales y su visibilidad y "aceptación" es muy reciente, como constatamos a través de las prohibiciones bio-médicas y jurídicas apuntadas en los textos.

    Por eso, algunas teóricas del feminismo privilegian las discusiones del cuerpo, de la sexualidad e de la identidad. Feminismos con fronteras móviles, sin papeles fijos, pero posiciones móviles y su potencial de transformación en constante movimiento. El Eccentric subject de Lauretis; la Mimesis de Irrigaría, los cuerpos de cyborgs de Haraway, el Nomadismo identitario de Braidotti no piensan en la perspectiva de un sujeto puro, pero sí que consigue criticar, cuestionar el aparato del conocimiento. Conocimiento no es un fin en sí mismo pero, abrir lo nuevo para que las identidades no se fijen como en los comentarios de las jugadoras de voleibol citadas por Aldeman. Y son en esas líneas de fisura que nuevas figuraciones humanas muestran lo social con más colores, sonidos, luces, y al ritmo de la irreverencia bailan la danza de la multiplicidad de las prácticas sociales, que de ningún modo puede ser visto como homogéneo, uniforme y único.


Notas

  1. Ver: ROSEMBERG, F. La educación física, los deportes y las mujeres: balance de la bibliografía brasileña. ROMERO, E. (Org.) Cuerpo, mujer y sociedad. São Paulo: Papirus, 1995.

  2. Dice Simões (2003, p.27): "los estudios de Matsudo definen el sentido dado a las chances de encontrar otras mujeres con el potencial atlético y la capacidad explosivo de la jugadora de baloncesto Hortencia: que es de '0,00000001%' - el mismo ocurriendo con sus características biofísicas entre la población brasileña '0,0000000000072%' (Veja, p. 52)".


Referencias

  • ALDEMAN, Mirian. Mulheres atletas: transformações da corporeidade feminina? In: ANAIS da 23ª Reunião da ANPOCS, Caxambu, 1999.

  • BRAIDOTTI, Rosi. Sujetos nómades: corporización y diferencia sexual en la teoría feminista contemporánea. Buenos Aires: Barcelona: México: Piados, 2000.

  • BUTLER, Judith. Corpos que pesam: sobre os limites discursivos do 'sexo'. In: LOURO, Guacira Lopes (org.). O Corpo educado: pedagogias da sexualidade. Belo Horizonte: Autêntica, 1999.

  • ______. Gender troble: feminism and subversión of identity. Nova York: Routledge, 1990.

  • DAOLIO, Jocimar. A construção cultural do corpo feminino ou o risco de transformar meninas em 'antas'. ROMERO, Elaine (org.). Corpo, mulher e sociedade. Campinas: São Paulo: Papirus, 1995.

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revista digital · Año 11 · N° 105 | Buenos Aires, Febrero 2007  
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