Integración de alumnos especiales. ¿Utopía o eterna esperanza? |
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Diplomados de Magisterio de Educación Física (UCLM) Estudiantes de 4º de Lic. CCAFD http://juanmanuelgr.blogspot.com (España) |
Juan Manuel Gallardo Rabadán juanmita1984@hotmail.com María de las Cruces Gutiérrez Torres juanmaycruces@yahoo.es |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 11 - N° 104 - Enero de 2007 |
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Se entiende por alumno especial, o por alumno con necesidades educativas especiales, aquel que presenta dificultades mayores que el resto de sus compañeros para acceder a los aprendizajes que se determinan en el currículo que le corresponde por su edad y necesita, para compensar dichas dificultades, adaptaciones de acceso y/o adaptaciones curriculares significativas en varias áreas de ese currículo; pero bien, esa dificultad que presentan y que se ve patente en todo momento, ¿cómo se erradica? o mejor dicho ¿se realizan realmente esas adaptaciones curriculares que se demandan?
Desde mi punto de vista, no sería honrado generalizar y meter todas las áreas en el mismo saco, pero por eso y muy brevemente, quiero acercarles la realidad que hoy en día se vive en las aulas.
Para quien no tenga claro el concepto, una adaptación curricular o en otros casos una adaptación de acceso se define así:
Adaptaciones de acceso: no afectan al currículum. Se pueden considerar adaptaciones de acceso todos los recursos humanos y materiales y ayudas técnicas puestas al servicio del alumno con necesidades educativas especiales (máquinas perforadoras de código Braille, rampas de acceso, ensanche de puertas, intérpretes de lengua de señas e indicadores luminosos para alumnos sordos...). Generalmente las adaptaciones de acceso se engloban incorrectamente bajo el nombre genérico de adaptaciones curriculares, tomando la parte por el todo.
Adaptaciones curriculares: se dividen a su vez en significativas y no significativas dependiendo de la profundidad con que afecten a los elementos del currículum.
Adaptaciones significativas: suponen eliminación de contenidos u objetivos nucleares del currículum. Por tanto se altera el currículum ordinario para ciertos alumnos. La realización de adaptaciones significativas ha de darse siempre de forma colegiada de acuerdo con una valoración psicopedagógica.
Adaptaciones no significativas: son todas aquellas estrategias de apoyo al aprendizaje que afectan a la metodología, tipología de los ejercicios o manera de realizar la evaluación. También pueden suponer pequeñas variaciones en los contenidos, pero sin implicar un desfase curricular de más de un ciclo escolar (dos cursos).
Una vez aclarado el concepto, tampoco sería justo no diferenciar los diferentes casos que se nos pueden presentar en el aula, puesto que se intenta llevar a cabo la integración de niños con discapacidades psíquicas, físicas, sensoriales, afectivo-emocionales…, o con problemas socio-familiares o culturales (de otra cultura o lengua). Pero por todo ello, voy a intentar ser objetivo y hacer un análisis del tratamiento que se le da a una persona con RETRASO MENTAL LEVE y otra que está en SILLA DE RUEDAS (por poner dos ejemplos), en cualquiera de las áreas y en cualquier ciclo de educación primaria.
Si empezamos por asignaturas que no requieren actividad motriz, como puede ser LENGUA, MATEMÁTICAS O CIENCIAS NATURALES (CONOCIMIENTO DEL MEDIO), vemos que mientras que la persona que está en silla de ruedas no posea también una discapacidad intelectual, no se realiza ninguna ACI, lo cual es lógico y comprensible pese a que en los criterios de evaluación vengan determinadas diferentes tareas o ejercicios que requieran de un buen desenvolvimiento motriz por parte de los alumnos. Sin embargo, y como profesional de la educación me duele decirlo, el tratamiento que se le da a un niño con cierto retraso, dista y mucho del que se le debe de dar. En otras palabras; a este tipo de niños, parece ser que con 3 minutos de tiempo en cada una de nuestras clases y con un cuaderno de ejercicios de 2 cursos inferiores al del que está matriculado, le va a servir para que, mas lentamente pero de manera "eficaz", vaya consiguiendo esos objetivos "utópicos" que nos proponemos con ellos antes de comenzar el curso, y por no entrar, claro está, en valorar como variamos nuestros criterios de evaluación, que se basan simple y llanamente en "aprobarlos porque sí" y achacar sus ligerísimos adelantos a su discapacidad.
¿Inhumano o comprensible?
Creo que mas de lo primero puesto que, como dije antes, objetivamente, la mayoría de los educadores no hacemos todo lo que podríamos hacer por estos niños que lógicamente o no (depende del caso en concreto), se les intenta integrar en un centro ordinario con la idea de que sea todo un acierto. Pero ahora, vayámonos al caso mas sangrante que se suele realizar con este tipo de alumnos, y con el cual, no es que me identifique (ni espero hacerlo) sino que es el que mas acostumbro a ver.
La Educación Física y los alumnos con necesidades específicas
Siguiendo los ejemplos que anteriormente he comentado, voy a hacer una clara diferenciación (que por sí no la es tal) en las que se ve claramente la DESPREOCUPACIÓN que el profesional de la educación física en general, tiene por esta clase de alumnos.
Si nos referimos del niño en con retraso mental leve, es muy probable que el profesor de EF, no lo tenga en cuenta en sus clases (que posee dicho retraso), es decir, que si la discapacidad no es elevada, lo trate como un niño mas, con lo que ello conlleva ya sea positivo o negativo. El problema viene cuando elaboramos sesiones complejas, que requieren de un nivel mínimo de capacidad intelectual y al que nuestro alumno en cuestión "no llega". ¿Qué hacemos? Creo que en estos casos, realizamos actos que NO demuestran que somos educadores en potencia, sino que cualquier persona con "dos dedos de frente" haría lo mismo. ¿A qué me refiero?, pues simplemente a que lo que solemos hacer es, o bien, no tratamos de explicar al alumno en cuestión la actividad, sino que intentamos que el mismo logre asimilarla con su propia visión del ejercicio, o, y aquí viene la parte mas dolorosa, "nos lo quitamos de en medio". Parece duro de oír o creer, pero es la absoluta verdad. Los profesores de educación física, utilizamos "artimañas" con las que quitamos al alumno del "campo de batalla", tales como asignarle una función menos importante, como por ejemplo que sea nuestro "AYUDANTE", o incluso los eliminamos del juego sin mas, achacando mal comportamiento, falta de intensidad en el ejercicio… o cualquier cosa que parezca servirnos para que el niño no nos "estropee" el juego.
¡Triste pero cierto!
Pero vayámonos ahora al segundo caso. Aquel niño en silla de ruedas, para el cual, y se nos llena la boca de decirlo, SI hemos elaborado una ACI por y para él. Pero bien, ¿en qué se basa esa ACI?... Difícil respuesta a la pregunta que se propone. Por propia experiencia, puedo decir que trabajar con niños así es bastante complicado, pero se pueden hacer muchísimas cosas con ellos y eso hay que tenerlo en cuenta.
Propongo un ejemplo… ¿se acuerdan del famoso juego de pasar por el puente?, es aquel en el que el niño, tiene que pasar sobre 3 ó 4 bancos puestos en fila sin caerse; pues bien, una gran ACI que se suele realizar es, que el niño en silla de ruedas, se coloqué a una distancia prudencial con una pelota y se la lance a los compañeros que pasan sobre los bancos, a lo cual me pregunto: si con la clase en general estamos intentando trabajar el "equilibrio", ¿qué conseguimos con aquel niño sentado en su silla con una pelota en las manos?; si por el contrario estuviésemos trabajando los juegos populares o el "juego libre" (desgraciadamente muy utilizado) todo lo que hemos hecho tendría su lógica, pero no será más fácil que en sesiones de "equilibrio" o cualquier otra capacidad, habilidad… que trabajemos, la ACI consista en proponer ejercicios al niño con los cuales, verdaderamente pueda llegar a obtener "frutos", avances lógicos para una persona con su discapacidad, pero beneficiosos para su desarrollo total o integral.
Con todo esto y mirando un poco mas el papel del profesor de educación física, pero sin olvidarme de los demás especialistas, lo que quiero hacer llegar es la importancia que tiene para nosotros y para los propios alumnos, el que podamos llegar a formarlos lo mejor posible sean "especiales" o "normales", altos o bajos, rubios o morenos…; Que no debatamos por qué tenemos que intentar integrar a determinadas personas, y luchemos mas por que las mismas, lleguen a formarse y desarrollarse lo mejor posible cuando de nosotros dependan y, de que sobre todo, no olvidemos fácilmente lo que un día ponemos en el papel, ya sea en la programación anual o en la declaración de buenas intenciones de Navidad, y después en la práctica no queramos ni planteárnoslo, porque ahí radica la diferencia entre el que es un buen profesional y el que es un "simple" diplomado, que por desgracia, es lo que mas abunda.
revista
digital · Año 11 · N° 104 | Buenos Aires,
Enero 2007 |