LA HINCHADA VIRTUAL; EL FUTURO PAISAJE DEL FUTBOL - John Bale     
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El 'problema' de los espectadores
Es apropiado ahora volver mas explícitamente al rol de la hinchada en todo ésto. En la reciente publicación de editorial Inglesa, de Marc Augé Los No-Lugares (Non-Places), se destaca que 'un lugar que no puede definirse como emparentado, o histórico, o preocupado por la identidad será un no-lugar '(Augé, 1995).

Según las normas deportivas, los espacios de fútbol no deberían concernir con la identidad o preocuparse por la misma, porque la identificación con ellos podría crear ventajas para el equipo local. Si bien el fútbol es ampliamente considerado como una identidad de crianza, local y nacional. El fútbol es un deporte 'representativo'.

El fútbol moderno ha sido conveniente y altamente acomodado, algo para ser comprado y vendido a los consumidores.

Los espectadores/consumidores de los eventos deportivos crean un problema para mi teoría del deporte como un modelo de vacío o 'no lugar', porque, como hice hincapié antes, hasta en el más estéril de los estadios, la muchedumbre actúa como una forma de 'ruido' creando un lugar de la nada. El moderno espectador partidario, en muchos deportes, crea problemas para la noción de 'fair play'. La masa de los equipos deportivos influyen, sin lugar a duda, a la performance; contribuyen enormemente a la 'ventaja del equipo local', incluso en los estadios techados; su carnavalismo al estilo Bakhtin (como Richard Giulianotti ha teorizado sobre el comportamiento de los fanáticos escoceses del fútbol -y no así de los ingleses) puede contribuir más a la topofilia (amor al lugar) que al 'no lugar' (Giulianotti, 1991). Es la muchedumbre la que produce la 'ventaja del campo local' en el más estéril de los ambientes. Esta aserción está apoyada por estudios sobre esta forma de ventaja (injusta?) en los Estados Unidos. Por ejemplo, un estudio típico reveló que las ventajas de ser local fue sentida con más intensidad en los deportes como el basquetbol o el hockey sobre hielo -aquellos con los lugares más artificiales y superficies de juego 'sin lugar'- y fue en el deporte ambientalmente variable del baseball donde las ventajas de jugar local fueron menos evidentes (Schwartz y Barsky, 1977). Se ha demostrado también, que la ventaja de ser local es significativamente más grande, en los juegos de baseball jugados en estadios techados- en la atmósfera de juego donde el ambiente natural ha sido altamente neutralizado (Zeller y Jukovac, 1989). El acrecentamiento de la ventaja del campo local es esas situaciones fue atribuido al acercamiento y participación de la masa.

En los comienzos del deporte moderno los limites fijados, los cuales existen ahora entre espectadores y jugadores, estaban ausentes. La línea blanca explícita que separa a los jugadores de los espectadores, no fue introducida en el fútbol hasta que se reconoció que los espectadores podrían caminar hacia el campo de juego e interferir con el encuentro deportivo. De ahí, aunque se establecieron los parámetros espaciales en 1863, la insistencia en una línea marcada no ocurrió hasta 1882. Los limites comunican la noción de territorialidad, esbozado por Sack (1986), como la imposición del poder encima del espacio.

Por consiguiente, la territorialidad puede ser vista como una manera de resolver el problema de la interferencia del espectador en los deportes. La línea de limite no previene una interferencia auditiva con el juego, sin embargo, ayudaría lógicamente a favorecer al equipo local. Por esta razón un aplauso inicial era dado al equipo visitante acomodándose así con la ética del fair play. Esta conducta 'caballeresca' fue desapareciendo gradualmente con el partidismo enfocado en el lugar de muchos equipos. Lo que podría haber sido espacios deportivos fueron reclamados claramente como lugares significativos para la masa. El lugar donde se realizaban los deportes, no era un espacio donde uno atendía a una 'performance' discriminativamente, pasó a ser un lugar significativo para apoyar a 'nuestro' equipo.

Tal interferencia de la muchedumbre revela los límites espaciales del deporte como umbral. A ese umbral del espacio deportivo se ha referido el antropólogo, Bradd Shaw (1995), quien advierte que en muchos deportes los límites espaciales eran constantemente (y en algunos caso deliberadamente) violados. La participación de la masa, que hace que el origen de los límites en los deportes sea un buen ejemplo del espacio umbral -ni entre el mundo de jugar ni el de mirar-, no está presente en todos los deportes, como tampoco está presente en los deportes donde se lo encuentra a diario. Por ejemplo, un artículo en un programa futbolístico para el encuentro de fútbol del Sheffield United en 1907, alentó la cortesía, la educación, el comportamiento sin dialogo entre los espectadores, llevando la nota : 'el grito continuo con el máximo de voz... afecta los nervios de la gente y saca todo el goce propio del juego' (Mason, 1980). En el caso del tenis, sin embargo, la territorialización no sólo sirvió para confinar a la masa como un cuerpo colectivo a un segmento particular del espacio deportivo; sino también para contener los ruidos en los momentos particulares del un juego.

Aquí la masa se compromete en un cortés intercambio de dar y recibir, educados aplausos son reservados para los períodos donde los jugadores no están participando realmente del juego. EL referí exige silencio cuando es el turno de los jugadores de tomar parte en el juego. La lógica del deporte es ésa, si ésta tiene espectadores, debe asumir el modelo provisto por el tenis- un modelo en donde, parece alguna vez, haber sido asumido por el fútbol. En cambio, las tendencias de hoy en día en el tenis, badminton y otros deportes sugieren que hay un movimiento hacia una interacción mayor entre espectadores y jugadores, indicando un mayor umbral que lo que previamente existió. No se puede negar que en algunos casos la elección del lugar ha sido manejado por negocios y capitales.

Tal vez tenemos un plano isotópico y sintético, tenemos un espacio territorializado, pero debido a la calidad del lugar de fabricación de personas como espectadores deportivos parecería que se ha puesto fuera de su sitio mi énfasis en el 'no lugar'. Lo que parecería existir en cambio, es una tensión constante entre lugar y espacio en una actividad donde la desubicación parecería ser lógicamente superior.

Sin embargo, mi historia no acaba aquí y mientras el 'no-lugar' pueda representar modernidad, es el mundo deportivo del postmodernismo, como se reflejo en los escritos de Jean Baudrillard y Paul Virilio, al que ahora vuelvo.

En The Transparency of Evil (La Transparencia de la Maldad) Baudrillard (1993) consagra varias paginas al desastre de Heysel y a otros aspectos de los estadios de fútbol. En Heysel el fútbol se pervirtió en violencia. En las palabras de Baudrillard, " existe siempre el peligro que esta clase de transición pueda ocurrir, que los espectadores puedan cesar de ser espectadores y resbalarse en el rol de víctimas o asesinos, que el deporte pueda cesar de ser deporte y ser transformado en terrorismo: eso es simplemente el motivo por el que se debe eliminar al publico, para asegurar que el único evento que ocurra sea estrictamente televisivo en naturaleza" (Baudrillard,1993). En el deporte de Baudrillard, sin embargo, la exclusión de espectadores de los estadios sirve además para 'asegurar la conducta objetiva del partido,.... en.... una forma transparente de espacio publico del que los actores han sido sacados' (Baudrillard, 1993, el énfasis fue adherido).

En los estadios británicos se ha puesto en marcha progresivamente el territorialismo de los espectadores durante el transcurso de este siglo. Desde los espacios relativamente abiertos hasta los estadios cerrados, equipados completamente con asientos, el ambiente del fútbol se ha vuelto cada vez más abierto, y es motivo de un incremento de las miradas jerárquicas y disciplinarias. El deporte televisado continúa la tendencia general. La desaparición de los espectadores fomenta la domesticación y el encierro espacial de la experiencia del espectador. En un estadio vacío, el mundo no podría mirar en la tv 'una forma pura del evento en el que la pasión ha sido removida' (Baudrillard, 1993). La forma del futuro es recordada por Baudrillard en su alusión a un partido de fútbol entre Real Madrid y Nápoles- el partido de la Copa Europea en 1987 cuando el juego se llevo a cabo en un estadio vacío como resultado de las medidas disciplinarias tomadas contra el Madrid por lo sucedido en un juego anterior. Este 'partido fantasma de fútbol' es descripto por Baudrillard como

...un mundo donde este evento 'real' ocurrió en un vacío, despojando su contexto y siendo visible sólo desde lejos, televisivamente. Aquí tenemos una clase de adelanto quirúrgicamente exacto de eventos de nuestro futuro: eventos tan mínimos que pueden no aparecer en absoluto -junto con su máximo agrandamiento en las pantallas. Nadie habrá experimentado directamente el curso real de tales acontecimientos, pero todo el mundo habrá recibido una imagen de ellos. Un evento puro, es en otras palabras, desprovisto de cualquier referencia a la naturaleza y listo a ser susceptiblemente reemplazado por imágenes sintéticas. (Baudrillard, 1993)

El deporte televisivo produce un paisaje deportivo de igualdad. Recurriendo sobre lo escritos de Virilio (quien, en su momento bosquejo sobre los escritos de Marcel Pagnol) podemos notar la diferencia entre ser espectador en un evento deportivo y mirarlo en la televisión (Virilio 1991). En un partido de fútbol dos personas no ven el mismo evento (porque no hay dos personas que puedan ocupar exactamente el mismo lugar) considerando que el juego en la tv es exactamente lo que la cámara vio. Los espectadores ven ésto donde quiera que se sienten. La televisión re-ubica a los espectadores. Más significativamente, sin embargo, a Virilio y Baudrillard , les llamó la atención (y proporciona la solución a uno de los problemas del paisaje deportivo ya aludido en este capitulo) - que la intrusión de los espectadores transforma lo que debería ser un espacio deportivo en un lugar deportivo- algunas veces un lugar deportivo de diversión. Virilio (1991) nota que el potencial existe por la desubicación deportiva de tornarse literal - los estadios pueden ser abolidos y las actuaciones en vivo pueden ser reemplazadas por imágenes televisivas que son mostradas en un video-estadio, sin que estén los jugadores, para consumo del telespectador. A cierta magnitud ésto ya existe: la presencia de gigantes pantallas electrónicas de vídeo adentro de los estadios, que repiten en cámara lenta las jugadas y los finos detalles de la acción , pasó a ser la realidad definitiva para muchos fanáticos deportivos - una condición postmoderna donde la imagen es superior a la realidad. Está también misteriosamente predicho en el reciente anuncio televisivo de Adidas, la firma de ropa deportiva, donde se muestra un futuro paisaje del fútbol, en donde el juego es 'jugado' en una caja de concreto cerrada herméticamente, donde se simulan espectadores, programados, presumiblemente, para aplaudir la habilidad pero que están carentes de cualquier sentimiento partidario. Esto nos recuerda también, los comerciales del deporte moderno en donde los lugares limpios y seguros, combinados con un medio ambiente sintético, deberían estar en lo posible 'sin climas'. No sería totalmente inapropiado describir los escenarios a los que he subrayado como el 'maleficio' del fútbol.

Una cosa que Baudrillard y Virilio no reconocen (o no hacen explícito) es que tales escenarios podrían satisfacer también las normas del deporte alcanzado - el espacio 'quirúrgico' en donde los eventos se llevan a cabo prevén el 'no lugar' ambiental en vez del logro y de las normas deportivas del fair play. La regla de Virilio en que la arquitectura de los lugares deportivos 'no debería ser más que el andamio para un ambiente artificial, cuya dimensiones físicas tengan información optoelectrónica instantánea (Virilio 1991), es el entorno antiutópico pero uno que está predicho por mi modelo geografico-deportivo.

Tres puntos de vista sobre el mismo juego y una conclusión optimista
Paradójicamente, sin embargo, el lugar puede ser recuperado desde el nivel plano de tal antiutopía televisiva. Permítanme ilustrar la continua controversia del ideal, el espacio-puro de los deportes normativos por una alusión empírica a los ambientes del Campeonato Europeo del 1992, en la final entre Dinamarca y Alemania, que fue jugada en la ciudad sueca de Gothernburg. El juego fue realmente jugado - y rejugado- en tres diferentes lugares, en cada uno de ellos hubo un diferente ambiente de espectadores.

El primero fue el juego 'real', siendo jugado en Gothenburg. Muchos miles de fanáticos fueron testigos del juego en vivo desde la individualizada, enumerada y vigilada celda en el Estadio de Nya Ullevi. Aunque el estadio es un bowl concreto de alta tecnología, no hay lugar a duda sobre el fuerte sentido del lugar obtenido por el gran contingente dinamarqués que cruzo el Oresund desde Copenhague. ¿Quién dice que la gran masa de 'vikingos' no influyo en la ejecución (de hecho, la victoria) del equipo dinamarqués, que la neutralidad del gran número de espectadores suecos desapareció temporariamente cuando apoyaron a sus vecinos nórdicos?. Aunque el espacio del estadio era igual que cualquier otro, la masa de gente lo transformó a éste en un lugar de poder, pasión y de significado nacional.

El segundo ambiente en el que el juego fue (re)jugado fue en las casas de millones de televidentes europeos que lo miraron. Para esta enorme audiencia la televisión provee un contexto social, una forma de unión a la masa. Adams se refiere a la televisión como un lugar de reunión, los fans deportivos confinados domésticamente 'lo habitan experimentalmente y se relacionan con otras personas a través de éste o con éste'. Indudablemente construye significativas experiencias humanas, nos 'tira adentro', dejándonos cruzar limites experimentales. Pero la audiencia televisiva no puede (aún) influenciar el resultado del evento que está mirando. Además esta confinada en un espacio domestico donde su comportamiento es restringido tan rígidamente -si no más - como aquellos que se suceden en el estadio en donde el juego es 'realmente' llevado a cabo. No puede ser fácilmente interpretada como una forma de resistencia mirar el deporte en una situación domestica - de hecho, parecería todo lo contrario. Así lo señala Adams, 'tirar un ladrillo a la pantalla de la TV no tiene efectos en lo que es visto en otras pantallas' (Adams, 1992), deja que siga el curso del juego que esta siendo televisado. Ni , en un contexto doméstico, podría esa resistencia tener efecto alguno fuera de la celda doméstica.

El tercer ambiente en el que el juego se llevó a cabo fue conceptualmente ( y geográficamente) entre el estadio y el hogar. En Copenhague, cerca del estadio nacional de fútbol descansa un gran área de espacio abierto conocido como Fælled. Este área fue una vez una tierra de pastoreo de la comuna y fue el terreno original del fútbol dinamarqués.

Hoy en día es un gran área parquizada, otorgada al juego, de un nivel club, de fútbol. Este sitio tienen un cierto significado para los daneses, siendo el 'hogar' de sus tradiciones futboleras. En la noche del juego de Dinamarca-Alemania, una enorme pantalla de tv fue erigida en el espacio abierto del Fælled. Este no era un espacio televisivo de un hogar en el sentido de una caja pequeña que está en el rincón de un living. Estaba abierto, no cerrado y no tenía asientos. Tampoco estaba allí los controladores obvios de las ventas y de la consumición de alcohol.. Una inmensa muchedumbre estaba asistiendo al juego. Fue mediado por la televisión pero la muchedumbre podía, por la noche, celebrar en un espacio abierto. Era una forma de carnaval con entusiastas ebrios que celebraban la victoria de su pequeña nación sobre la "maquina" alemana. Quién va a decir que la experiencia del Fælled es cualquier cosa menos la experiencia deportiva óptima para la tardía modernidad- miles mirando en espacios abiertos sin poder influir en el juego, pero están allí en oposición al encierro abierto que conlleva el estadio moderno. Era una incongruente yuxtaposición de las ultimas modernas tradiciones folklóricas. En cierto modo, esta clase de situación satisface las normas de realización deportiva y también el deseo de los fanáticos. No es ni cerca el 'no lugar'. Ejemplifica una tensión entre la necesidad aparentemente lógica para un ambiente predecible y la ubicación potencial de la hinchada. También ilustra la tensión entre el determinado mundo del 'científico' y el ambiguo mundo del 'humano'- o del 'duro' y 'blando' mundo del fútbol.


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Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 3, Nº 10. Buenos Aires. Mayo 1998
http://www.efdeportes.com