FUTBOL Y MODERNIDAD EN BRASIL:
LA GEOGRAFIA HISTORICA DE UNA NOVEDAD
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Gilmar Mascarenhas de Jesús (Brasil)

Profesor Asistente del Departamento de Geografía
de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ)


Resumen
La efectiva introducción del fútbol en la vida urbana brasileña no obedeció al mandato de un polo nacional inductor, pero se dio concomitantemente a través de diferentes puntos del territorio, dada la existencia de una estructura espacial de base para el modelo agro-exportador. El ritmo de evolución, el significado y el alcance del fútbol en cada una de las principales ciudades brasileñas en el inicio del siglo varió según las condiciones locales. Este trabajo pretende profundizar y debatir sobre algunos aspectos geográficos presentes en la aparición del fútbol en Brasil, considerando la base territorial como un factor activo de la dinámica social.
Palabras clave: Modernidad urbana. Estructura territorial. Fútbol Brasileño.

Abstract
The introduction of football in Brazilian urban life did not follow a ideal pattern of hierarchical diffusion. It happened simultaneously through different spots in the national territory, thanks to the spatial structure oriented by the agroexportation model. The rythm of evolution, the significance and the social dimension reached by football in each of the main Brazilian cities in the begining of this century corresponds to local differences. This paper aims at showing and debating some geographical features of the introduction of football in Brazil, considering the territorial framework as having an active role on the social process.
Key words: Urban Modernity. Territorial Structure. Brazilian Soccer.


Introducción
El ascenso de la figura del sportman en la segunda mitad del siglo pasado está vinculada a un contexto más amplio, en el cual uno de los aspectos centrales es la configuración de un ambiente urbano inédito en la historia de las ciudades. Un nuevo modo de vida se va introduciendo abrupta y festivamente en las principales capitales europeas, y Marshall Berman (1986:18) lo definió como marcado en la exacerbación de los placeres mundanos, atmósfera de agitación y turbulencia, desorientación psíquica y embriaguez, expansión de las posibilidades de experiencia y destrucción de barreras morales.

La industrialización y la revolución en los transportes (desarrollado particularmente por la expansión de los rieles del ferrocarril) impulsaron en gran medida el crecimiento de las ciudades. Pero el principal efecto de estos vectores tal vez no sea tanto la tan mentada explosión urbana, reflejada en gráficos dramáticos (para algunos apocalípticos) de curvas exponenciales de crecimiento. Una importante transformación se dio en el plano cualitativo, en la profunda alteración de los modos de existencia en el ámbito de la vida social urbana. En este ámbito propenso en demasía a nuevas experiencias es que los ejercicios corporales en general y los deportes en particular tuvieron su impulso definitivo, imprimiendo a la vida cotidiana ingredientes y marcas indelebles. Tal escenario es definido por muchos autores como modernidad urbana.

No nos vamos a extender sobre un debate amplio y ya tan bien delineado (por caminos diversos) por autores como ELIAS (1985), DUNNING & SHEARD (1979), BARTH (1980), HABSBAWN (1984), entre otros. Lo que nos interesa en este momento es reflexionar sobre la repercusión en los países periféricos de este movimiento oriundo del centro del capitalismo mundial. En Brasil, la fuerte vinculación con el capitalismo industrial y mercantil inglés hizo viable entre nosotros la introducción de substanciales alteraciones conductuales (FREYRE, 1948, GRAHAM, 1973; MANCHESTER, 1973). Entre ellas la adhesión a la formación de clubes para la práctica deportiva, tomada como una de las más importantes contribuciones británicas civilizadoras.

Es evidente que los ingleses introdujeron el fútbol en Brasil a través de las zonas portuarias y de sus empresas aquí instaladas en diversos ramos (comercio, construcción de vías de ferrocarril u otras infraestructuras, industria, etc.). Entre tanto, la presencia inglesa, por sí sola, no explica la adhesión a nuevas formas de comportamiento social. Es preciso que haya un ambiente local abierto y propicio para las transformaciones. El capital inglés se hizo presente en numerosas zonas del territorio brasileño, sin que esto signifique promover simultáneamente el mismo cuadro de efectos. El fútbol, en tanto novedad del mundo llamado civilizado, llegó para la misma época a diversas ciudades brasileñas. Entre tanto, solamente se incorporó efectivamente al cotidiano urbano en los lugares que cumplían con determinados requisitos, que conformaban un ambiente que podemos denominar, a pesar de forzar y simplificar el término, de modernidad urbana.

El objetivo de este trabajo es evaluar y calificar en la medida de lo posible, el papel de nuestra base territorial urbana en el proceso de introducción y difusión de una novedad: el fútbol. La literatura académica existente, además de ser muy limitada (aunque actualmente en un período de expansión), olvida completamente el contexto geográfico de este movimiento. Pretendemos demostrar que la base territorial, con su profunda diferenciación interna, condicionó el proceso de introducción y consolidación del fútbol como espectáculo de entretenimiento urbano.

Comparamos, en este sentido, los momentos iniciales del fútbol en algunas de las principales ciudades brasileñas de principios de siglo: Río de Janeiro, Sao Paulo, Salvador, Recife, Porto Alegre, Belo Horizonte y Belén. Cada ciudad, dotada de una dinámica y ritmo propios, imprimió al fútbol sus marcas características. El deporte en sí era el mismo, pero el significado social y la magnitud alcanzada variaron de lugar en lugar, y no por casualidad.

Algunas dimensiones de la Geografía del Fútbol en Brasil
Para apreciar la importancia y omnipresencia que el fútbol alcanzó en Brasil basta recorrer breve y panorámicamente el vasto territorio nacional. En cada aglomeración humana, incluso en las más inhóspitas regiones, hay dos objetos en el paisaje que caracterizan nuestro universo: una pequeña iglesia y una canchita de fútbol. Se acostumbra decir que la iglesia hasta puede faltar (pués habrá siempre alguna otra en el poblado más próximo), pero la canchita, no.

No hay manera de ignorar la presencia impregnante del fútbol en la vida cotidiano de nuestro país. Se ve en los inmensos estadios desparramados por las ciudades de mediana y enorme densidad de población, que se apasionan solidariamente en las tardes de domingo, en las charlas en la mesa de café, pasando por la radio portátil a los oidos del agricultor lejano, y derramándose espaciosamente por las páginas e imágenes de la gran prensa, Brasil respira fútbol. El calendario futbolístico delimita los tiempos y los horizontes de la vidad cotidiana. Y de esta manera la metrópoli se hace efectivamente presente y repercute en cada ondulación discreta del inmenso territorio: ella es el escenario de los grandes clubes e ídolos nacionales (JESUS, 1996).

Obviamente, el poder del fútbol brasileño en cuanto hecho social, es una construcción histórica. La construcción de este enorme escenario es fruto de dos procesos articulados de formación de una nación (y toda su carga simbólica) y de estructuración de un territorio en rápido proceso de urbanización. Inicialmente funcionando apenas como una costumbre importada por los ingleses, práctica restringida a pocos jóvenes de la élite republicana, el fútbol se popularizó rápidamente. Su difusión espacial expresiva permitió que se volviese una poderosa institución nacional (CALDAS, 1990; WITTER & MEIHY, 1979).

A pesar de tan evidente expresión espacial de esta realidad, no existe en Brasil esbozo alguno de una geografía del fútbol. Las pocas referencias existentes no pasan de breves comentarios, aunque muy valiosos, como en SEABRA (1987). Tal omisión adquiere contornos inquietantes cuando se toma en cuenta, por un lado, la pujanza del fútbol en el país, y por otro, la existencia de varias referencias producidas por geógrafos en el exterior (BALE, 1982, 1989, 1993; ROONEY, 1974; AUGUSTIN, 1995 y GASPAR, 1982).

Los vacíos no se limitan al ámbito de la geografía. Mayoritariamente, la historiografía del fútbol brasileño se restringe a escala local. Incluso los autores que proponen operar a nivel nacional (MAZZONI, 1950; y RODRIGUEZ FILHO, 1994, para citar apenas los clásicos), se terminan restringiendo al tradicional eje Río-Sao Paulo. La historia del fútbol en el resto de las ciudades (a excepción de Porto Alegre) permanece poco documentada y sobre todo poco conocida. También Janet Lever (1983), que indudablemente se refiere a un área geográficamente más extensa, deja enormes huecos.

Para destacar la necesidad de fundar un abordaje geográfico, conviene recordar que la difusión del fútbol en Brasil, como cualquier otro movimiento en el interior de una determinada sociedad, no se realiza independientemente de la base territorial. El espacio geográfico no es apenas el escenario pasivo de desarrollo de los hechos históricos. Por el contrario, juega un papel crucial en el devenir de las estructuras sociales. Es, como dice Milton SANTOS (1996: 257), al mismo tiempo, una condición para la acción, una estructura de control, un límite a la acción, una invitación a la acción. Producto de esta premisa es nuestra intención de examinar la configuración territorial de la red urbana brasileña en el proceso de introducción del fútbol en nuestra vida cotidiana.


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Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 3, Nº 10. Buenos Aires. Mayo 1998
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