LAS CONTRADICCIONES DEL FUTBOL BRASILEÑO
Prof. Dr. Jocimar Daolio (Brasil)

Facultad de Educación Física - Universidade Estadual de Campinas


Tostao, Pelé, Jairzinho. Copa del Mundo 1970 Resumen
El presente trabajo pretende acercar una comprensión del fútbol brasileño a partir de un análisis cultural. De esta manera, el fútbol sería mucho más que una modalidad deportiva con reglas propias, técnicas determinadas y tácticas específicas; no sería sólo la manifestación lúdica del hombre brasileño; ni tampoco el opio del pueblo. Más que todo ésto, el fútbol es una forma que la sociedad brasileña encontró para expresarse. Es una manera que tiene la identidad nacional de expresar características emocionales profundas. En ese sentido, es una forma de ciudadanía. A partir de esta óptica, el articulo pretende analizar algunas aparentes contradicciones del fútbol brasileño, considerando las expresiones de la sociedad.
Palabras clave: Fútbol brasileño. Cultura. Sociedad Brasileña.

Abstract
THE CONTRADICTIONS OF THE BRAZILIAN FOOTBALL/SOCCER

The present work intended to bring together an understanding of the Brazilian football/soccer starting from a cultural analysis. This way, soccer would be much more than a sport modality with its own rules, certain techniques and specific tactics; it would not only be the ludic manifestation of the Brazilian man; neither the opium of the people. More than all that, football/soccer is a form that the Brazilian society found in order to express themselves. It is a way the national identity express emotional deep characteristics. In that sense, it is a form of citizenship. From this point of view, this article intended to analyze some apparent contradictions of the Brazilian football/soccer, considering the expressions of the society.
Key words: Brazilian football. Culture. Brazilian society.

Otra vez nos encontramos frente a una Copa del Mundo de Fútbol y el país se prepara para este evento de una forma más intensa de lo que haría ante cualquier competición de otra modalidad deportiva. En ese momento, podemos afirmar la importancia que el fútbol tiene en el país, ocupando el lugar de deporte número 1, la pasión nacional. Es el llamado deporte bretón que más sacude a las masas, movilizando la energía enfervorizante de cada uno de los brasileños. En época de la Copa del Mundo, el fútbol es lo que termina actualizando y renovando el espíritu de nación, a pesar de que es algo poco practicado últimamente por el sufrido pueblo brasileño.

Ahí surge la pregunta que intriga a todos los estudiosos y simpatizantes de este deporte: cómo fue posible que una modalidad deportiva surgida en Inglaterra, traída a Brasil en 1885, se haya vuelto ya desde los primeros años del siglo XX una práctica extremadamente popular?. Esa popularización es todavía más impresionante cuando recordamos que la divulgación de eventos deportivos era muy limitada, ya que la televisión, que hoy es la gran responsable de la transmisión de los espectáculos deportivos, en aquel momento no existía.

De hecho, el fútbol es el principal deporte nacional, su estilo de juego es una referencia mundial y los principales jugadores brasileños son ídolos en todas los rincones del planeta, siendo solicitados por equipos de distintos países. Ronaldinho quizás sea el principal atleta del mundo en la actualidad. De la misma forma como lo fueron, retrospectivamente Romario, Zico y Pelé.

Como todos sabemos, el fútbol llegó a Brasil por medio de jóvenes de clase alta y los primeros equipos aparecieron en los clubes cuyos socios representaban la élite de la sociedad de la época. Mientras tanto, ya en los primeros años de este siglo, comenzaron a surgir equipos de fútbol no pertenecientes a colegios, fábricas o clubes sociales de élite, tales como Ponte Petra, en 1900, o Corinthians, en 1910, además de otros. Era el inicio de la conquista del fútbol por parte de la población brasileña, no sólo los representantes de la clase alta. En 1923, en Río de Janeiro, el Vasco da Gama logró el campeonato estatal con un equipo integrado por negros y mulatos -pobres-, hecho que incomodó a los dirigentes e hinchas que todavía intentaban sostener el fútbol como un deporte blanco y de élite. Era la victoria de la técnica de los jugadores populares sobre la imposición elitista todavía ligada a la tradición británica. En 1933, fue adoptado el profesionalismo, con gran resistencia por parte de aquellos que todavía pretendían un cierto purismo en el fútbol brasileño.

El fútbol brasileño alcanzaba en esa época un estruendoso suceso nacional, escapando al control de los dirigentes de clubes o directores de escuelas extranjeras o dueños de fábricas, para ser practicado en las playas, potreros, en fin, por todo el país. Ya se veía gran cantidad de público asistiendo a los partidos de fútbol. La tercera Copa del Mundo de Fútbol, realizada en Francia, consagró el estilo de juego brasileño, llevando al país a la tercera ubicación en la competencia, y destacándose jugadores negros como Domingos da Guia y Leonidas da Silva, estrellas principales de ese equipo.

Se pueden dar diversas explicaciones a esa popularización del fútbol brasileño. Una de ellas es el alto porcentaje negro en la población nacional y la facilidad de esta raza en una modalidad deportiva que tiene en los pies su principal instrumento de acción. De esta manera, sería propio de los negros una disponibilidad corporal que los llevaría a practicar actividades físicas rítmicas en forma más coordinada. Siguiendo esa línea de pensamiento, se explica también la práctica de la capoeira, de la samba y de otras danzas originarias del continente africano. Los defensores de esa teoría defienden las ventajas atléticas de los negros en competencias deportivas, siendo ejemplo de ésto varios jugadores negros, destacándose en especial, Pelé.

El problema de esa teoría es que se limita a explicar la popularización del fútbol en Brasil a partir del componente biológico de la población negra, como si existiera un gen para el fútbol. La relación entre la población negra y la práctica del fútbol existe, pero obviamente se debe, no a la dimensión congénita, sino al mayor porcentaje de negros y mulatos en los sectores populares. Fue éso lo que se comprobó con el Vasco da Gama, que tuvo que admitir jugadores negros para conquistar el campeonato de Río de Janeiro de 1923. Es ilustrativo aquí el recuerdo que, por esa época, algunos negros tenían que ser blanqueados con polvo de arroz a fin de parecer no tan negros y, de esta manera, ser aceptados por los socios blancos de los clubes.

Otra posible explicación para la popularización del fútbol brasileño sería la facilidad para la práctica de ese deporte, tanto en cuanto a reglas, como en cuanto a espacio y equipamiento. De hecho, las reglas del fútbol son de fácil comprensión en relación a las de los otros deportes. Su práctica se puede llevar a cabo en cualquier lugar -campo, playa, terreno baldío, calle- y la pelota, el único material obligatorio, puede ser reemplazada por una pelota hecha con una media, plástico, lata, chapita, etc. Con vestimenta completa o no, con pelota de cuero o no, en un terreno demarcado o no, todos juegan al fútbol.

Entretanto, esa facilidad para la práctica del fútbol, que puede ser considerada facilitadora para la población, no parece ser absoluta para que podamos comprender la enorme popularidad de este deporte en el país, toda vez que otras modalidades deportivas habrían llegado al país para la misma época que el fútbol, exigiendo también pocos implementos y reglas de fácil comprensión. De todas maneras, no parece satisfactorio explicar el fútbol por lo que lo diferencia de otras modalidades.

Ni la explicación biológica (las ventajas de la raza negra), ni la explicación funcionalista (la facilidad para la práctica del fútbol) alcanzan para dar una explicación. Sin que incursionemos en el mérito de ambas teorías, parece haber existido una combinación entre el código del fútbol y el contexto cultural brasileño. En otras palabras, el fútbol demandaría un estilo de juego, una exigencia técnica y una eficiencia, que se adecuaron a las características culturales del pueblo brasileño. Así, el nuevo deporte que provenía de Inglaterra no ofrecía simplemente momentos lúdicos de diversión a sus practicantes, sino que permitía principalmente la vivencia de una serie de situaciones y emociones típicas del hombre brasileño. Eso explicaría el alto poder simbólico que el fútbol fue adquiriendo a lo largo de este siglo, pasando a representar al ser brasileño, de la misma manera que lo hacen otros fenómenos nacionales, como por ejemplo, el carnaval.

Basta que observemos hasta qué punto el fútbol está presente en nuestras vidas. Cuántas músicas reflejaron al fútbol; cuántas películas, piezas de teatro y novelas tuvieron al fútbol como personaje principal o como escenario para sus argumentos; cuántas horas diarias la prensa televisiva y radiofónica se ocupan del fútbol; cuánto espacio diario del periódico se dedica a este deporte, en detrimento de la cobertura de otros; cuántas emisoras de radio transmiten el mismo partido la tardes de domingo. La final del campeonato brasileño de fútbol de 1997 entre Vasco da Gama y Palmeiras llevó al Maracaná más de 100.000 simpatizantes, además de muchos otros que siguieron el juego por televisión, en vivo o en las transmisiones posteriores. Regularmente muchos hinchas acompañan a su equipo, llegando a viajar para apoya a sus jugadores.

Un dato de la dimensión de los números del fútbol brasileño es la reiterada afirmación de que un estadio con 10.000 espectadores se vería vacío. Sin embargo, en qué otro deporte un conjunto de simpatizantes como éste sería considerado pequeño?. Esa afirmación parece ir de la mano de la dimensión de los estadios de fútbol esparcidos por Brasil, muchos de ellos, de tan inmensos que son, jamás agotan su capacidad.

Es interesante considerar como nuestro lenguaje cotidiano está impregnado de términos futbolísticos, tales como "parar la pelota", "hacer la media cancha", "dar un puntapié", "hacer una zancadilla", "hacer un gol olímpico" y muchos más. Estas expresiones son utilizadas por todos, inclusive por aquellos que no son hinchas fanáticos. El hecho es que esas expresiones fueron incorporadas por la sociedad brasileña, teniendo un preciso significado en la vida cotidiana de todas las personas.


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Lecturas: Educación Física y Deportes.
Año 3, Nº 10. Buenos Aires. Mayo 1998
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