Fábio Franzini (Brasil) Maestrando en Historia Social - FFLCH/USP - Becario FAPESP
Resumen
"...en la segunda mitad de los años '10 el fútbol ya estaba diseminado por todo Brasil. De Norte a Sur, prácticamente en todas las grandes ciudades, medias e incluso pequeñas, encontramos registros de su presencia ya significativa. A partir de los años '20, esa tendencia se profundiza de manera avasalladora e irresistible".2 El resultado de esta profundización fue la creación de lazos cada vez más intensos entre los jugadores, los equipos y sus admiradores -los hinchas-, formando fuertes vínculos de identidad local y regional a partir de los clubes. Ya a partir de la evolución de este siglo, la organización de campeonatos entre equipos y, posteriormente, de campeonatos entre selecciones estatales indicaba que la afición de inspiración británica era cosa del pasado. El fútbol, debidamente aportuguesado, movilizaba un número cada vez mayor de personas, en especial en Río de Janeiro y en Sao Paulo, los mayores centros urbanos del país, movilización ésta que hizo de la necesidad de triunfos una cuestión de supervivencia para los clubes: definitivamente, sólo los equipos competitivos atraían público y, por consiguiente, generaban una renta para sus arcas. Para los simpatizantes, importaba también que su equipo presentara un grupo que estuviera en condiciones de vencer3 , lo que a su vez implicaba no imponer barreras económicas, sociales o raciales a los jugadores. El juego se democratizaba, a pesar de la desesperación de la élite blanca, que percibía como los clubes eran llevados a pagar gratificaciones en dinero como forma de atraer buenos jugadores para sus equipos, sin importar si eran pobres o ricos, negros o blancos, mulatos o inmigrantes. Tal hecho ponía en jaque aquello que hasta entonces se consideraba era la característica intrínseca del deporte -el amateurismo- y presentaba la posibilidad de encaminarse a la adopción del profesionalismo en el fútbol en Brasil, siguiendo el ejemplo de lo que acontecía en algunos países europeos, como Italia y España, y vendría a ocurrir en los vecinos Uruguay y Argentina. Al final de la década del '20, los que estaban a favor de tal propuesta la defendían como una forma de regularizar una situación que en la práctica existía, toda vez que buena parte de los atletas no era totalmente amateur, configurando una situación llamada por los periódicos de la época como "falso amateurismo" o "profesionalismo marrón". Por otro lado, el coro de quienes se oponían alegaba sobre el temor de que el salario acabaría con el "romanticismo" de los amateurs, subvirtiendo el "ideal olímpico"; en realidad, la defensa del amateurismo era también la defensa de una posición de clase, ya que mantenerlo significaba mantener al pueblo a una buena distancia de aquello que, según la élite, no le pertenecía.4 Con la polémica instalada, los años '30 van a ser un momento decisivo en la relación entre el fútbol y la sociedad brasileña. En el inicio de la década, muchos jugadores emigraron en busca de reconocimiento profesional a Europa al Río de la Plata; otros buscaron promover la organización de entidades de clase justamente antes de la incierta oficialización del profesionalismo, como lo demuestra un manifiesto publicado en las páginas de la Edición Deportiva del periódico paulistano la Gazeta, en 1932:
"No satisfechos con el sistema de inscripción de jugadores, adoptado por la Apea, los firmantes de la presente lista, luego de un cuidadoso estudio de la cuestión resolvieron, siguiendo el ejemplo de lo que se hace en los principales centros civilizados, unirse para, en forma organizada, defender sus intereses, ya bastante deshonrados por los que se dicen mentores del deporte paulista. Así, queda desde ahora acordado que se pusieron de pie los futbolistas, formando un gremio en defensa de su intereses, con los siguientes principios, a ser llevados a cabo luego de la primer reunión que ya se está proyectando:El texto refleja claramente la confusión de aquel momento: los jugadores luchaban por derechos, como si fuesen profesionales, al mismo tiempo que hacían cuestión de enfatizar su "espíritu amateur". Y aunque el movimiento no haya tenido éxito (a pesar de que para la Gazeta parece ser victorioso, dado el razonable número de jugadores que afirman haber adherido), su comunicado demuestra que los deportistas percibían muy claramente la situación contradictoria que vivían y, principalmente, que no concordaban con ella. Muchos dirigentes cariocas y paulistas tampoco, y terminan por aceptar y oficializar el profesionalismo en sus respectivas entidades, la Liga Carioca de Fúbol (LCF) y la Asociación Paulista de Deportes Atléticos (APEA), en 1933.6 Por la propia complejidad de los intereses en juego, el acuerdo no significó la inmediata solución de las cuestiones que entonces comprendían al fútbol en Brasil, lo que solamente llegaría a ocurrir al final de la década del '30; para los jugadores, en tanto, ahora las disputas entre "amateurs" y "profesionales" ya no tenían más tanta importancia, pues se vuelve legítima la búsqueda por aquellos clubes que les pagaban por entrar a jugar. Se consideraba en cierta manera que para la mayoría de ellos buscar la profesionalización no se trataba de una mera preferencia, sino de una necesidad; el fútbol permitía la sobrevivencia inmediata y, quien sabe, la realización del sueño de ascenso social para muchos de los excluídos y explotados por la lógica del capital, que en su afán expansionista alcanzara también a Brasil. Aunque ese sueño se transformara en frustración, buscar realizarlo era algo tentador para quien no tenía nada que perder. Conforme la bella frase de Anatol Rosenfel, "dar puntapiés a una pelota era un acto de emancipación"7 Se abría, de esta manera, una nueva perspectiva para sectores históricamente marginados de la sociedad brasileña, perspectiva que era potenciada por los medios de comunicación, empezando por la prensa: el número de publicaciones dedicadas al deporte alcanza un crecimiento fabuloso, pasando de cinco, en 1912, a 58, en 1930.8 Un buen ejemplo de toda esta atención dedicada es el de la mencionada Gazeta, que lanza en 1928 su "Edición Deportiva" semanal; poco a poco, este semanario terminó por englobar su propio origen: a fines de los años '30, circula tres veces por semana, ya rebautizada como A Gazeta Esportiva; en 1947, se volvió diario; en 1979, la Gazeta matriz pasó a circular como un "suplemento" de Esportiva, que se mantiene firme hasta hoy. Aunque cubre la más variada gama de prácticas deportivas, desde su inicio este periódico se dedicó mucho más al fútbol, que cabe remarcar, también reinaba en la mayoría de la páginas deportivas de los demás periódicos de la época; la Gazeta, mientras tanto, se diferenciaba de estos por dedicarse no solamente al fútbol "oficial", institucionalizado, pero también al llamado "potrero" y a las ligas y asociaciones sectoriales. Por eso tal vez no sea exagerado afirmar que la "Esportiva"; surgió en función del fútbol y para el fútbol. Comparando el periódico en cual trabajaba, con respecto a otros, extranjeros, las observaciones del periodista Thomaz Mazzoni (que fue, además, uno de los primeros en preocuparse por la historiografía del fútbol en nuestro país), dan bien la medida de las proporciones adquiridas por el fútbol en Brasil en los años 30:
"Citaremos los periódicos 'L'auto' de París, 'La Gazzetta dello Sport', 'Il Littoriale' de Italia, 'El Imparcial' de Montevideo, 'Crítica' de Buenos Aires, 'Os Sports' de Lisboa, 'Nemtzi Sport' de Budapest entre los mejores de los colegas extranjeros. A veces, varios de ellos, en un solo día, no dedican al fútbol anónimo el espacio que dedicamos en la 'Gazeta' y nótese que nosotros limitamos nuestro noticiario a la actividad ciudadana, o cuanto mucho regional y no nacional. Imaginen si nosotros nos ocupásemos del fútbol de potrero del país entero... Sería necesario dos ediciones especiales por día..."9 Toda esa dedicación de la Gazeta al "fútbol anónimo" ciertamento no dejaba de lado el gran potencial de un mercado de lectores abierto al deporte, lo que no niega, sólo confirma, la gran popularidad que éste tenía. Más bien está claro que su atención, tal como la de los periódicos en general, contribuía en mucho a la difusión y una mayor expansión el interés por la pelota, lo que no escapó a la percepción de Thomaz Mazzoni:
"Esos comentarios nos fueron inspirados al encontrarnos, en un periódico europeo, con un artículo de su redactor en el que, abordando el estado actual del fútbol profesional y del amateur de los clubes modestos, llega a la conclusión de que se debe prestar mayor atención a los cuadros chicos. Y nuestro colega extranjero, augurando tal hecho lleva tan en serio esa idea, que nos da la impresión, a través de su artículo, que en su periódico nunca publicó una noticia de humildes gremios arrabaleros. Eso nos lleva a la conclusión que en materia de publicidad, de prensa, de los clubes anónimos, Sao Paulo, Río, etc., son un paraíso... El resultado de esa acción es lo que vemos: la gran difusión y desarrollo de pequeños núcleos de fútbol en esta ciudad".10 En los años '30 el fútbol ganaría para su divulgación un aliado todavía más importante que la prensa: la radio. Introducido en Brasil en 1922, es en la década siguiente que ésta vive el momento de expansión y consolidación como medio no sólo de comunicación, sino también de entretenimiento. En Sao Paulo, por ejemplo, fue la PRAR, Radio Record, cuyas transmisiones se iniciaron en 1931, que tuvo un papel fundamental en la popularización de la radio: sintonizada con la dinámica de la ciudad, la PRAR se transformó en un moderno medio de comunicación de masas. Al contrario de acompañar el tono solemne y formal imperante en la radiodifusión de la época, sus locutores se aproximaban al lenguaje cotidiano, del hombre común, del "amigo oyente".11 Y aproximarse a lo cotidiano del hombre común significaba aproximarse a las manifestaciones como la música popular y el fútbol. A tal punto que el mismo año de su estreno la emisora ya incusionaba por las canchas con el programa "Record nos Esportes", producido en acuerdo, como no podía dejar de ser, con el equipo de la edición deportiva de la Gazeta.12
Año 3, Nº 10. Buenos Aires. Mayo 1998 http://www.efdeportes.com |